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El Barça se gripa si desaparece Messi

  • El último gol del argentino fue el 17 de marzo contra el Arsenal
  • Desde ese día, acumulan dos derrotas y un empate en Liga
  • El Barça pierde en el Calderón la posibilidad de reeditar el triplete

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Messi se lamenta tras el gol de Mikel Oyarzabal
Messi se lamenta tras el gol de Mikel Oyarzabal

El Madrigal fue el primer campo en el que saltaron las alarmas, el 21 de marzo. Neymar transformaba a lo 'panenka' un penalti que servía al Barça para meterse en el vestuario con 0-2. Algo debió pasar en ese vestuario porque el Barcelona empezó a perder las sensaciones que le llevaban irremediablemente a repetir el triplete. El Villarreal acabó empatando.

Messi había dejado de marcar, su última diana la hizo en los octavos de final contra el Arsenal, poniendo un pie en el gol 500, que se ha quedado enquistado. Ese 17 de marzo, en el Camp Nou, marcaba cada uno de los integrantes de la Messi- Suárez- Neymar para cerrar un 3-1 contra los londinenses.

El argentino, como pieza principal del tridente blaugrana, no es que no haya sido decisivo desde ese momento, es que no ha aparecido, y el Barça se ha visto inmerso en una dináminca negativa.

Messi no apareció en el clásico

Messi siempre ha dejado sus esencias en los enfrentamientos contra el Real Madrid. Resarcirse del empate en Villarreal con un Madrid renqueante en el Camp Nou parecía la ocasión propicia para homenajear a Cruyff, dar la puntilla a los blancos y marcar el gol 500 ante su máximo rival en la supremacía mundial, Cristiano Ronaldo.

Pero Messi no apareció, el gol que abría el marcador lo hizo Piqué, y a partir de ahí el Barça fue en declive hasta que Cristiano ponía el 1-2 definitivo para llevarse el clásico.

Luis Enrique, que aún mantenia un colchón de seis puntos en la Liga sobre el Atlético y siete sobre el equipo de Zidane, se apresuró a establecer un cortafuegos, para que las sensaciones no se trasladasen a la Champions League, donde debía enfrentar a un complicado rival, quizá el peor del bombo para su juego, el Atlético de Madrid.

Victoria contra el Atleti insuficiente

La eliminatoria de octavos de final de la Champions exigía ponerse firmes ante un equipo en brazos del 'cholismo'. La MSN debía ser decisiva y Messi esencial para abrir la lata en el Camp Nou. Pero el argentino no dio señales de su liderazgo.

Suárez tuvo que poner sus goles al servicio de la causa, en un partido enrevesado con 45 minutos de asedio blaugrana. El resultado final 2-1 engañaba, porque le daba una victoria envenenada tras jugar 60 minutos contra 10 jugadores.

En medio de la vorágine por el arbitraje de Brych en Champions llegaba la Liga para cambiar de tercio. Pero la cita era Anoeta, un campo en el que el FC Barcelona no gana desde el año 2007. Luis Enrique dosificó a su equipo para no tener sorpresas en el Calderón, pero mantuvo a Neymar y Messi entre los titulares, con la baja de Suárez por sanción.

Messi naufraga en Anoeta

En el campo de la Real Sociedad, con una noche desapacible, el Barça no entraba en calor. Los donostiarras les castigaban al contraataque y gestionaban un gol de Oyarzabal en el minuto 5. Los blaugranas no encontraban el camino y el partido acabó en derrota. Las alarmas no se podían disimular ya, aunque Luis Enrique tratase de quitarle dramatismo: el Barcelona era el único equipo vivo en las tres competiciones con la mejor perspectiva, primeros en Liga, finalistas en Copa y con la eliminatoria encarrilada en Champions.

Así llegó el día del Calderón, y Simeone había hecho los deberes: emboscada a la espera de la oportunidad. Pero al Atlético le salían las cuentas desde el principio, el tridente estaba desaparecido, Messi apenas tocó un balón y solo se le vio compitiendo en una carrera defensiva con Carrasco.

Griezmann marcó y el partido ya no dejaba espacio para la especulación, un género además que el Barça no conoce. Iniesta tiraba del Barcelona como lo hizo en Anoeta, en solitario. El tridente no daba señales, paralizado en un marca estratosférica de 83 goles en 92 partidos, casi la misma que un mes antes, cuando el Barça miraba de frente al triplete.