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Baloncesto | NBA

Stephen Curry contra LeBron James, y otras claves de la final de la NBA

  • Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers disputan la final de la NBA
  • Las estrellas, Stephen Curry y LeBron James, personifican una final soñada
  • Dos técnicos novatos en la liga, Kerr y Blatt, dirigen a los contendientes

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Los jugadores Stephen Curry (izquierda) y LeBron James (derecha) se verán las caras en la final de la NBA.
Los jugadores Stephen Curry (izquierda) y LeBron James (derecha) se verán las caras en la final de la NBA.

Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers protagonizan desde esta madrugada una final inédita de la NBA, en una serie al mejor de siete encuentros que arranca en el ORACLE Arena de Oakland.

En muchos aspectos, es la final soñada, personificada en las respectivas estrellas de sus equipos, Stephen Curry (Warriors), actual MVP de la liga, y LeBron James (Cavaliers), el mejor jugador en activo. Pero, además del enfrentamiento individual, hay varias claves para seguir una de las series finales más atractivas de los últimos años.

Curry vs. LeBron

Es imposible no focalizar la serie en las estrellas de sus respectivos equipos. Stephen Curry (1988) y LeBron James (1984) nacieron curiosamente en la misma ciudad, Akron (Ohio), pero sus vidas no pueden ser más diferentes. El base de los Warriors, hijo de un exjugador de la NBA, Dell Curry, tuvo una infancia acomodada y desde niño fue trabajando su espectacular mecánica de tiro. No llegó a la NBA como una estrella pero pronto se convirtió en un favorito de los aficionados, hasta consagrarse esta temporada como MVP.

Mientras, LeBron James es el chico de familia humilde con infancia triste a quien el baloncesto convirtió en una estrella de instituto, lo que propició su salto prematuro a la NBA. Lejos de asustarse por la responsabilidad, el alero ha disfrutado con ella y ha liderado a los equipos en los que ha militado.

Curry y LeBron, ambos en el quinteto ideal de la temporada, han completado una gran campaña pero, además, han elevado sus prestaciones en playoffs, lo que dice mucho de su liderazgo. En sus manos estarán las canastas ganadoras de la serie.

Sin favorito

Sin duda, esta es una final justa. Los Warriors han sido el mejor conjunto de la temporada regular, con 67 victorias y 15 derrotas, especialmente sólidos en su cancha, donde solo han cedido tres victorias. Y los Cavaliers, que iniciaron la temporada titubeantes, concluyeron la campaña con 14 victorias menos que su rival, pero con la sensación de que llegan a la final en su mejor momento.

Es muy arriesgado hablar de favoritismos ya que ambos equipos han mostrado una enorme solidez en sus eliminatorias de playoffs. Golden State barrió (4-0) a New Orleans en la primera ronda; sufrió, pero supo sobreponerse (4-2), ante los Grizzlies de Marc Gasol; y eliminó con contundencia (4-1) a unos desdibujados Houston Rockets, que apenas tuvieron opciones. En el otro lado del cuadro, Cleveland arrasó a Boston Celtics (4-0); levantó un resultado adverso frente a los Bulls de Pau (4-2) y no dio opciones a Atlanta (4-0) pese a que no pudo contar en toda las postemporada con uno de sus fichajes estrella, el ala-pívot Kevin Love.

Final inédita

Nunca en los casi 70 años de historia de la NBA estos dos equipos se habían enfrentado en una final. Los Warriors tienen tres anillos de campeones, aunque dos de ellos los lograron cuando la franquicia estaba ubicada en Philadelphia (1947 y 1956). Ya instalados en la bahía de San Francisco, el equipo logró el campeonato en 1975, liderados por Brent Barry, y esa fue, hasta ahora, su última presencia en una final.

Los Cavaliers solo la han disputado en una ocasión en sus 45 años de historia: fue en 2007, en la primera etapa de LeBron James, pero los Spurs de Duncan, Parker y Ginobili les barrieron por un incontestable 4-0.

El regreso del hijo pródigo

Cuando en 2010 LeBron James decidió dejar Cleveland con destino a Miami Heat se convirtió en el hombre más odiado del estado de Ohio. En los Heat, ‘King’ James jugó cuatro finales y se enfundó dos anillos pero era consciente de que tenía una deuda pendiente con el equipo de su tierra: volver a jugar la final de la NBA y, en esta ocasión, ganarla.

De momento todo el mundo en Cleveland parece haber olvidado la ofensa de antaño y ha vuelto a confiar en James para poder tocar la gloria por primera vez.

Técnicos novatos

Los entrenadores de los conjuntos más exitosos de la temporada son, curiosamente, novatos en la NBA. Los Warriors, en una decisión arriesgada, dieron las riendas del equipo a Steve Kerr, un escolta tirador que, como jugador, ganó cinco anillos porque supo estar en el lugar adecuado en el momento preciso: es decir, los Chicago Bulls de Michael Jordan y los San Antonio Spurs de Tim Duncan. En su primer año como técnico titular las cosas no han podido ir mejor, con unos Warriors que, además de ganar, han exhibido un juego espectacular.

Las cosas no han sido tan fáciles para David Blatt, técnico de los Cavs. Nacido y formado en Estados Unidos, su carrera como jugador y como técnico se había desarrollado hasta esta temporada en Europa, donde dirigió a la Rusia campeona de Europa en 2007 y al Maccabi que conquistó la Euroliga en 2004.

Fue elegido para comandar a los nuevos Cavaliers tras el regreso de LeBron y al principio las cosas no fueron nada bien. Tanto que se empezó a especular con un relevo en el banquillo. Pero en los últimos meses las tornas han cambiado, el equipo ha empezado a funcionar y, con su presencia en la final de la NBA, nadie duda ya de la valía de Blatt.

Secundarios de lujo

Aunque Curry y LeBron acaparan los focos, sería absurdo pensar que ellos solos se han bastado para llevar a sus equipos hasta lo más alto. Golden State tiene una plantilla de lujo, empezando por Klay Thomson, un escolta capacitado para liderar cualquier equipo y que, junto a Curry, forma una pareja letal conocida como los ‘Splash brothers’.

Además, sobresalen el pívot australiano Andrew Bogut, la base del juego interior del equipo; el ala-pívot Draymond Green, trabajador infatigable en ataque y en defensa; o el alero Andre Iguodala que, saliendo desde el banquillo, aporta veteranía en los momentos clave. Harrison Barnes, Leandro Barbosa, Shaun Livingston o Festus Ezeli son los hombres utilizados asiduamente por Kerr.

En los Cavaliers es esencial el trabajo del base Kyrie Irving, que llega lastrado por las lesiones, lo que puede suponer un revés para su equipo. Como también lo son los puntos del escolta J.R. Smith, que parece haber encontrado en la capital de Ohio la estabilidad personal y profesional que le ha faltado a lo largo de su carrera. Tristan Thompson, Matthew Dellavedova, Timofey Mozgov, James Jones o Iman Shumpert completan la rotación habitual de Blatt.

Los Cavs, con la enfermería llena

Mientras la enfermería de los Cavaliers está a reventar esta temporada, los de San Francisco apenas han sufrido complicaciones en esta materia. De momento, Blatt no podrá contar con uno de sus mejores hombres, el ala-pívot Kevin Love que, si bien no ha rendido como se esperaba de él, hubiera dado nuevas opciones a su equipo con su tiro exterior. Tampoco estará el brasileño Anderson Varejao, que se rompió el tendón de Aquiles en diciembre, aunque algunas fuentes apuntan a que Blatt podría forzar su regreso. Además, Kyrie Irving sufre una tendinitis que le impide estar al cien por cien, aunque es casi seguro que jugará.

Los Warriors, por el contrario, llegan con todos sus efectivos disponibles, incluido Klay Thompson, que sufrió un duro golpe en la cabeza en el quinto partido contra Houston Rockets pero que ya tiene el alta médica.

Cleveland y su experiencia en finales

Media plantilla de los Cavs sabe lo que es jugar –y la mayoría de ellos ganar- una final de la NBA mientras que en los Warriors ninguno de sus hombres ha disputado un partido de estas características. LeBron James (cinco finales, dos anillos), James Jones (cuatro finales, dos anillos), Mike Miller (tres finales, dos anillos), Brendan Haywood (una final, un anillo), Kendrick Perkins (tres finales, un anillo), Shawn Marion (una final, un anillo) y Anderson Varejao (una final, ningún anillo). Si la experiencia es un grado, los jugadores de Cleveland parten en este caso con una clara ventaja.