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Fútbol | Real Madrid

Benítez, sangre blanca y trabajo metódico para el Real Madrid

  • El entrenador madrileño traerá un nuevo estilo al Real Madrid
  • Hombre de club, triunfó en el Valencia y en el Liverpool
  • Inició su carrera en las categorías inferiores del equipo blanco

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El entrenador madrileño, Rafa Benítez.
El entrenador madrileño, Rafa Benítez.

La crónica más que anunciada de la llegada de Rafael Benítez al banquillo del Real Madrid traerá un nuevo estilo a un cargo que Carlo Ancelotti ejerció con caballerosidad y títulos, dos conceptos que fueron de la mano del italiano, y que el nuevo entrenador del conjunto blanco cambiará por una disciplina basada en el trabajo metódico sin límite hasta buscar la perfección.

Ese es el ADN Benítez. Es el cambio que busca Florentino Pérez para volver a dominar el panorama futbolístico en España y en Europa después de perder un cetro que ahora tiene el Barcelona, a un paso del triplete para reinar con mano de hierro en el continente.

La paciencia del presidente blanco se agotó con Ancelotti tras firmar una temporada vacía de títulos importantes. El italiano no pudo conquistar ni la Liga, ni la Liga de Campeones ni la Copa. La Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes no tuvieron la suficiente consistencia para Florentino Pérez, que olvidó que hace algo más de un año el italiano trajo la "Décima" a las vitrinas madridistas.

Tal vez hace falta algo más de mano dura en una plantilla que nunca quiso despedirse de su amado Ancelotti. Muchos jugadores, alguno de peso como Sergio Ramos o Cristiano, pidieron abiertamente su continuidad. Sin embargo, Florentino no cedió y ha buscado a otro hombre para gobernar el barco.

Un hombre de club

El nombre elegido conoce el club a la perfección. Benítez es sobre todo eso, un hombre de club. Y mucho más del Real Madrid, donde inició su carrera dirigiendo a las categorías inferiores del club hasta ser el ayudante de Vicente del Bosque en el primer equipo.

Antes, en 1986, una lesión de rodilla le retiró de la práctica del fútbol. Pasó por las categorías inferiores del Real Madrid, por el Linares y el Parla. El Real Madrid, siempre el Real Madrid, estuvo presente en su vida. En sus inicios como jugador y en sus inicios como entrenador. Y, ahora, veinte años después, regresa a la que él siempre consideró su casa.

Pero su camino de vuelta ha sido largo, con muchos éxitos y con algún fracaso. El último, no clasificar al Nápoles para la Liga de Campeones tras fallar ante el Lazio en el último partido. Tampoco triunfó en el Valladolid, su primer club (temporada 1995/96) y del que fue cesado a mitad de curso. Lo iba a dirigir en Segunda División, pero un descenso administrativo le ascendió a Primera con un grupo joven preparado para una categoría inferior.

Los resultados no fueron buenos y Benítez fichó por Osasuna. Tampoco cuajó. Le acusaron de ser un técnico demasiado joven para ascender al club navarro y tuvo que marcharse. En esta ocasión, fue el Extremadura la entidad que le acogió y con la que logró su primer éxito: un ascenso de categoría.

Su gusto por ascender equipos continuó un año después, en esta ocasión con el Tenerife, al que devolvió a la máxima categoría del fútbol español para dar el salto, con 41 años, al Valencia, al que encumbró con un título de Liga en 2002 que no lograba desde 1971. Lo repitió en 2004 y adornó sus espectaculares resultados con la Copa de la UEFA esa misma campaña.

El Liverpool, su segundo gran amor

Fue el primer técnico español en dar el salto a la Premier League y el Liverpool se convirtió en su segundo gran amor. Su relación con el club inglés fue especialmente emotiva, como demostraron sus lágrimas cuando un familiar de un fallecido en la tragedia de Heysel le citó durante un acto conmemorativo en Anfield.

Esa comunión con la afición del Liverpool no solo se forjó con su personalidad. La Liga de Campeones que ganó al Milán en 2005 con una remontada épica después de que su equipo perdiera 3-0 y la final que perdió en 2007 ante el mismo equipo, fueron sus mayores logros en un club que finalmente abandonó en 2010 para irse al Inter de Milán.

José Mourinho dejó el listón muy alto y nunca cuajó en la entidad italiana. La abandonó a mitad de temporada y después de dos años sin entrenar, se marchó al Chelsea para sustituir a Roberto Di Matteo a mitad de curso. Tampoco fue muy querido por la afición, pero se las arregló para ganar la Liga Europa.

En el Nápoles pudo volver a ser Benítez. Pudo coger a un equipo desde el principio, pensar su proyecto, participar en los fichajes, equivocarse o acertar o, lo que es lo mismo, aplicar su método a fondo. Trabajo, trabajo y más trabajo fue su credo, y consiguió ganar una Copa de Italia aunque no acabó con la hegemonía del Juventus en la Liga.

Tras dos cursos al frente del Nápoles, el adiós de Ancelotti le ha devuelto a la arena más mediática posible. Benítez intentará aplicar sus obsesiones futbolísticas de trabajo a un grupo que nunca contó con un técnico tan metódico. Rafael Benítez Maudes vuelve a su casa para dejar huella.