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NBA | All-Star Game 2012

De los 42 puntos de Chamberlain a la emotiva despedida de Jordan: historias de los All-Star

  • La primera edición tuvo lugar en 1951, en Boston, por iniciativa de un publicista
  • En 1962 Will Chamberlain y Bob Pettit lograron el record de puntos y rebotes
  • La llegada en los 80 de Jordan, 'Magic' y Bird dio un nuevo impulso al partido
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Michael Jordan realiza un mate durante el All-Star de 1988
Michael Jordan realiza un mate durante el All-Star de 1988, cuando logró su primer MVP

El All-Star Game de la NBA es la fiesta del baloncesto por excelencia. A lo largo de sus 60 ediciones, los partidos de las estrellas nos han dejado momentos mágicos, canastas imposibles y actuaciones individuales dignas de pasar a la historia.

Porque, no nos engañemos, el All-Star es, sobre todo, un marco para el lucimiento individual. Aunque a lo largo de estas seis décadas ha habido muchos ejemplos de partidos disputados y finales de infarto, lo cierto es que, por encima de todo, en estos encuentros han brillado las estrellas.

No hay más que echar un vistazo a la lista de los MVP (mejor jugador del partido) para comprobar que prácticamente todos los mitos del baloncesto estadounidense, desde George Mikan hasta Lebron James, han destacado en este partido de las estrellas.

Y, aunque no es más que un amistoso, el honor de ser seleccionado para jugar este encuentro brilla de por vida en el currículum de sus participantes. No digamos nada si, además, logra ser elegido mejor jugador.

Idea de un publicista

La primera edición del All-Star Game tuvo lugar en Boston en 1951, cuando la liga de la Nacional Basketball Association apenas tenía cinco años de vida y únicamente 11 equipos participantes, frente a los 30 actuales.

La idea fue del publicista Haskell Cohen, quien encontró el apoyo de los Boston Celtics, en cuyo pabellón se disputó la primera edición. La Conferencia Este venció al Oeste por 111-94, iniciando un dominio que se mantiene hasta hoy (36-24 para el Este).

Además, los integrantes del equipo ganador se embolsaron 100 dólares de recompensa. El jugador de los Celtics ‘Easy’ Ed Macauley fue el primer MVP de un All-Star gracias a sus 20 puntos.

George Mikan, Bob Cousy y Bob Pettit brillaron en las primeras ediciones

Los siguientes años permitieron consolidar la disputa de este encuentro y vieron brillar a las grandes figuras del momento como George Mikan (Minneapolis Lakers), Bob Cousy (Boston Celtics) y, sobre todo, Bob Pettit (Sant Louis Hawks), quien entre 1956 y 1962 fue elegido cuatro veces MVP, algo que solo ha logrado hasta la fecha otro jugador, Kobe Bryant.

De aquellos años es digna de recordar la canasta desde 20 metros del jugador de Boston Bill Sharman en la edición de 1957, la de mayor distancia en la historia de los All-Star. Curiosamente, solo valió dos puntos ya que en aquellas fechas no existían los tiros de tres.

Chamberlain y Pettit logran records de puntos y rebotes en 1962

En los 60 vemos la llegada de una nueva generación de jugadores y asistimos a los duelos entre dos de los pivots más dominadores de la historia, Will Chamberlain y Bill Russell. Chamberlain tuvo un impresionante debut en 1960, firmando 23 puntos y 25 rebotes en el único MVP de su carrera.

Pero quizá la actuación más destacada de Chamberlain tuvo lugar en 1962, cuando logró 42 puntos -y sin tiros de tres-, marca que aún sigue siendo record de anotación en un partido de las estrellas. La hazaña no le valió para lograr el MVP, que recayó de nuevo en Bob Pettit gracias a sus 25 puntos y 27 rebotes, que también suponen el techo reboteador en un All-Star.

En 1972 fue el primer año en el que los aficionados pudieron elegir los quintetos iniciales –hasta entonces era labor de los periodistas-. Aquella edición, celebrada en Los Angeles, se recuerda por la canasta en carrera sobre la bocina de Jerry West –el hombre cuya silueta es el logo de la NBA- que valió la victoria del Oeste (112-110) en uno de los partidos más emocionantes.

Igual de ajustada estuvo la victoria del Oeste en 1977, en Milwakee, (125-124), con dos canastas y un robo de balón de Paul Westphal (Phoenix Suns) en los últimos minutos.

Pero aquella edición fue especial sobre todo por la masiva presencia de jugadores procedentes de la ABA, la liga que hizo competencia en los primeros 70 a la NBA, con la que se acabó fusionando.

Julius Erving fue uno de los pocos MVP que jugó en el equipo perdedor

Entre ellos destacó especialmente Julius ‘Dr. J’ Erving (Philadelphia 76rs), que aquella noche se alzó con el MVP a pesar de jugar en el equipo perdedor, algo que solo han logrado otros dos jugadores en la historia, el mítico Bob Pettit en 1958 y ‘Magic’ Johnson en 1990.

Llegan los 80, la época dorada

Los 80 fueron, seguramente, la etapa dorada de los All-Star. Durante aquella década fueron llegando a la liga nombres hoy míticos que dieron una enorme popularidad a la NBA y que firmaron noches de leyenda en los partidos de las estrellas: el propio ‘Magic’ Johnson (Los Angeles Lakers), que en 1984 logró 22 asistencias, record en una edición; su eterno rival, Larry Bird (Boston Celtics), que consiguió el primer triple en un partido de las estrellas en 1980; y, sobre todo, Michael Jordan (Chicago Bulls), que en 1988 tuvo una actuación asombrosa, logrando 40 puntos y el primero de sus tres MVP.

De aquellos años destaca la edición de 1987 en Seattle, cuando el jugador local Tom Chambers hizo realidad el ‘sueño americano’. Fue elegido a última hora para sustituir al lesionado Ralph Sampson y se convirtió en MVP con 34 puntos, liderando al Oeste a la victoria cuando perdían de 12 a falta de cinco minutos. Chambers, hasta entonces un buen jugador sin más, se convirtió en una estrella de la liga gracias a aquella soberbia actuación.

El All-Star Game de Orlando en 1992 será recordado como uno de los más emotivos de la historia. Pocos meses antes el base de los Lakers Earving ‘Magic’ Johnson anunció que era portador del virus del SIDA. Aunque dejó de jugar, su equipo lo mantuvo en la lista de lesionados, por lo que los aficionados le votaron como titular. ‘Magic’ no defraudó y se convirtió en MVP de la noche al lograr 25 puntos, 9 asistencias y 5 rebotes.

En 1992, 'Magic' jugó tras anunciar que era portador del virus del SIDA y fue MVP

La retirada temporal de Jordan debido al asesinato de su padre –regresó en 1996 y volvió a dominar- y la marcha de ‘Magic’ y de otros mitos de esta época como Kareem Abdul-Jabbar, Isiah Tomas o Larry Bird cerró una etapa, quizá la más brillante de la NBA.

El hueco que dejaron fue muy grande aunque el espíritu de las grandes noches se mantuvo con actuaciones estelares como las de la pareja de Utah, John Stockton y Karl Malone, en 1993; el compañero de Jordan en los Bulls Scottie Pippen en 1994 e incluso hombres como Mitch Ritchmond (1995) o Glenn Rice (1997) que nunca llegaron a alcanzar el estatus de estrellas pero que aprovecharon sus momentos de gloria en estas citas.

Una nueva generación

El primer All-Star del siglo XXI celebrado en Oakland en 2000 –después de que el año antes no se pudiera disputar el partido por el cierre patronal- vio el nacimiento de una nueva generación de estrellas como Tim Duncan, Kevin Garnett, Allen Iverson o Kobe Bryant, que serían los protagonistas de la liga durante los años sucesivos.

Duncan, que disputaba su primer All-Star, compartió aquel año el MVP con un Shaquille O’Neal que ya era un jugador con experiencia en la liga pero que en estos años alcanzaría su mejor nivel.

En la edición de 2003, celebrada en Atlanta, Michael Jordan –que había regresado a la competición por segunda vez el año anterior, en las filas de los Washington Wizards- jugó con 40 años su último partido de las estrellas, logrando 20 puntos que le permitían superar a Kareem Abdul-Jabbar como máximo anotador de un All-Star, con 262 puntos en 13 participaciones.

Las últimas ediciones están protagonizadas ya por las actuales estrellas del baloncesto profesional estadounidense: Dwyane Wade, Lebron James y, sobre todo, Kobe Bryant, están acaparando los últimos MVP con actuaciones soberbias. Ellos son historia viva del baloncesto NBA y están en condiciones de igualar e incluso superar a todas las leyendas que, a lo largo de estos más de 60 años, han hecho del All-Star Game el más espectacular de los partidos de baloncesto.