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Paquito Fernández Ochoa, el héroe español de la nieve

  • Se cumplen 39 años de la medalla de oro de Paco Fernández Ochoa
  • Los Juegos Olímpicos de Sapporo' 72 (Japón) coronaron al esquiador español
  • Aún hoy es el único título para España en unos Juegos de Invierno
  • Sigue los mundiales de esquí alpino en Teledeporte y RTVE.es

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Así narró el NO-DO la victoria de Paquito

Han pasado 39 años. Blanca Fernández Ochoa tenía solo 8 y todavía hoy se emociona cuando recuerda la hazaña que su hermano Francisco realizó el 13 de febrero de 1972. Cuando recuerda como, al otro lado del mundo, Paquito conseguía la medalla de oro en el eslalon especial de los Juegos Olímpicos de Sapporo. Fue uno de los más bellos y sorprendentes triunfos del deporte español, logrado en las faldas del japonés monte Teine.

Como no recordar aquella imagen de Fernández Ochoa, con su capa española camino del podio. Era la primera medalla olímpica de oro a título individual. Habían pasado 44 años desde que el equipo de hípica subiera a lo más alto en Amsterdam- 1928 y 72 años desde que España lograra la primera medalla de oro en pelota vasca, en París- 1900.

El chaval de Cercedilla

Francisco Fernández Ochoa había nacido en Cercedilla (Madrid) el 25 de febrero de 1950. Estaba a punto de cumplir los 22 años y había realizado una magnífica temporada, que lo situaba muy arriba en el escalafón.

Aquella era la última jornada en la cita olímpica japonesa y Paquito encontró una mañana de ventisca fría y nieve rápida en la pista de competición. Los grandes favoritos eran los esquiadores austriacos y franceses, países de tradición en el esquí y que además no habían logrado vencer en las pruebas anteriores.

La primera manga

A Paco le correspondió salir en segunda posición en la primera manga. Sin referencias, el español se lanzó para bajar las 71 puertas de recorrido con su mejor cualidad por bastones: el coraje. Audaz, preciso y anticipando movimientos, Paquito asombraba a propios y extraños.

55 segundos y 36 segundos, que se convertían en el mejor registro de la primera manga, con 41 centésimas de ventaja sobre el francés Jean Noel Augert y 56 sobre su compatriota Henri Duvillard. Más atrás quedaban los italianos Schmalz y Rolando y Gustavo Thoeni, que son primos hermanos.

El tiempo que pasó entre una manga y otra fue tenso. De gran concentración y nerviosismo para el esquiador del Puerto de Navacerrada y de enorme ansiedad para los pocos privilegiados que tuvieron ocasión de seguir de cerca la hazaña.

El momento decisivo

En la segunda manga 75 puertas, que eran 75 puertas abiertas a la gloria o 75 abismos hacia la decepción mas completa. Empezaron a bajar los máximos rivales y sus registros hacían prever lo peor para Paquito.

El español, volvía a deslizarse por la pendiente con una inusitada seguridad y marcaba un tiempo de 53 segundos y 91 centésimas, que suponía la segunda mejor marca de esa bajada. Mas de uno de los que allí estaban tuvo que frotarse los ojos para creer lo que eso significaba. ¡ Paquito Fernández Ochoa era campeón olímpico !

Al acabar, declaraba a la prensa con ingenua espontaneidad: "La verdad es que había poco que estudiar. Se sabe desde el principio lo que hay que hacer: correr mucho y no equivocarse en las puertas". Tan sencillo y tan difícil a la vez.

Horas más tarde, nuestro Paquito recibía su medalla en la pista de hielo de Makomanai, que a continuación era el escenario de la ceremonia de clausura de los Juegos. En presencia del, entonces, príncipe heredero Akihito de Japón y de la princesa Michiko, Paquito entraba en el olimpo de los campeones.

Cuando lo supieron en su casa lloraron, locos de alegría. Veinte años después, la propia Blanca estuvo a punto de emular a su añorado hermano, que nos dejó el 6 de noviembre de 2006. Paquito tenía 56 años.

Blanca rozó el oro en Calgary- 1988, pero una caida se lo impidó. Cuatro años después, en Albertville lograba un bronce que a ella le supo a platino. Una medalla de la que en breve habrán pasado 19 años.

Con el paso de los años, cobra más valor la hazaña de Paquito, ya que aún hoy es la única medalla de oro de un español en unos Juegos Olímpicos de Invierno.