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La España real celebra su Copa del Mundo

  • El escenario montado en Príncipe Pío culmina la celebración del Mundial
  • Decenas de miles de personas de toda España acuden a celebrarlo

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La afición en Puente del Rey, Príncipe Pío, Madrid
Un aficionado hace sonar una vuvuzela junto al Manzanares.

Sevilla; 23.55 horas del domingo 11 de julio. Valencia; 01.00 horas del lunes 12 de julio. Badajoz; 15.30 horas del jueves 8 de julio. Gijón; minuto 112 de la prórroga de la final del Mundial, gol de Iniesta. "¿A que no hay a irnos a Madrid a celebrarlo con la selección?" "¿Que no hay?" "Que no hay" "Buah, va que si"...

Y va que sí. Coche a coche, vagón de tren a vagón de tren, cada uno con su historia particular, miles de españoles se conjuraron para componer la nutrida representación de aficionados venidos de toda España que se sumaron a los madrileños y convertirse así en una ingente muchedumbre que llenó este lunes la explanada de Puente del Rey, en Príncipe Pío.

Para algunos de ellos han sido más de ocho horas de espera sobre el polvo y bajo un sol que sólo los generosos manguerazos de los bomberos han logrado aliviar.

A las 15.30, varios centenares de personas se agolpaban junto a las vallas que, entrada la tarde, impedirían al público caer en el río Manzanares. La mayoría, adolescentes. Esos mismos que hacen cola para ver la última de Crepúsculo o el concierto de Tokio Hotel.

A medida que la tarde fue avanzando, el perfil se universalizó: padres con sus hijos (y carritos), parejas más talluditas, grupos de amigos y amigotes, universitarios, trabajadores ya en jornada continua, parados que olvidan durante estos días la crisis...

La 'ventaja' de estar en el paro

"Estar en el paro tiene alguna ventaja hoy", lo decían Felipe y Carlos, que llegaron de Castellón sin compañía porque sus amigos trabajaban. "De la fuente hasta aquí venimos directos", aseguraban, y luego a coger habitación en un hostal para poder disfrutar de la fiesta hasta el último minuto.

Una fiesta que ha sido un popurrí en toda regla. Un popurrí de sensibilidades regionales, como lo es la misma selección; un popurrí de clases sociales, unificadas todas bajo un mismo color, el rojo; un popurrí de edades, de formas de ganarse la vida, de países... Un popurrí de estilos musicales, desde La Unión hasta Manolo Escobar, pasando por Carlos Jean, Nacho Cano y Toom Pak.

Ese cóctel, como el de la misma fiesta sobre el escenario (a caballo entre gala de Nochevieja, escena de Gran Hermano, capítulo de Friends, episodio de Cine de Barrio o programa de los Morancos), tenía algo de aspiración a síntesis del casticismo español (o casi). Sólo faltaba José Ángel de la Casa cantando los goles a Malta.

Carlos Latre fue el encargado de hacer de maestro de ceremonias del sarao. Y dada la dificultad de la empresa, hay que reconocerle tablas. Teniendo en cuenta que la expedición de la selección llegaba con un retraso de dos horas, llenar ese tiempo sin provocar sopor o dentera tiene mucho mérito.

Aunque también es cierto que el público estaba entregado (sólo a última hora, con Carlos Jean en el escenario, se oyó corear varias veces el "hasta los huevos, estamos hasta los huevos").

Dijo que estaba malo, no fue a trabajar y está celebrándolo

Entre los no residentes en Madrid, predominaron los aficionados del Sur y Levante

Entre ese público, y haciendo una rápida toma de temperatura de los lugares de origen de los no residentes en Madrid, predominaron los aficionados procedentes del Sur y el Levante.

"Le he dicho a mi jefe que estoy indispuesto", confesaba un seguidor valenciano cuyo nombre no revelaremos. Habían salido en coche desde la capital del Turia a las 9.15 horas de la mañana, más de una hora después de lo previsto. La resaca de la fiesta nocturna, ya se sabe.

"La hora clave fue la 1.00 de la mañana", señalaba uno de los líderes del grupo, ataviado con un sombrero a lo Cocodrilo Dundee y con el torso al aire (qué gran ocasión la de este lunes para lucir pectoral y calzoncillo Calvin Klein). "Fue entonces cuando decidimos venir". Una vez en la capital de España, se han juntado con otros aficionados, éstos sevillanos.

De Toledo o Albacete también hubo numerosos grupos, algunos de ellos ataviados llamativamente. Como un grupo de chicas vestidas de faralaes, pero con minifalda, llegadas de Añover de Tajo en tren. "Estábamos de vacaciones en Benidorm la semana pasada y lo decidimos", revelaba Mónica.

Del también toledano Polán llegaba otro grupo, en dos coches que dejaron en Villaverde. "Desde allí cogimos el metro y aquí estamos, para apoyar", decía. "Cuando metió el gol Iniesta, dijimos, venga, vamos pa'llá", afirmaba orgulloso Iván, que reconocía que también se habían rapado a modo de promesa por la conquista de la Copa.

David Muñoz es dueño de un local de noche en Badajoz. En la celebración de la victoria se dislocó un hombro, pero con hombro dislocado y después de toda una noche de trabajo, vino a Madrid con su novia -ella condujo, claro-.

Pero no todo era sur. No pasaron desapercibidas las azulísimas banderas, más de dos y más de tres, del Principado de Asturias. El Guaje Villa ha puesto de moda su patria chica en la selección.

Hasta las 19.00 horas, que comenzó la música y los cánticos deportivos liderados por Latre, los aficionados fueron pasando el rato con la baraja de cartas, haciendo de imitadores de Reina ("¡Camarero, una de champiñones...!"), rememorando los mejores momentos del Mundial o entablando relación con otros grupos de seguidores.

Belén Esteban, abucheada con una sola garganta

Una vez comenzada la fiesta, por el escenario desfilaron grupos como Pignoise, Seguridad Social o Siempre así, Amaia Montero, David Bustamante, Edurne, Soraya...

El clímax friqui de la tarde lo puso la aparición de Belén Esteban en el escenario, que fue unánimemente abucheada, aunque posiblemente no le llegase el rechazo debido a -y ese fue uno de los puntos negros de la celebración- la enorme distancia, todo un río, entre escenario y público.

El Manzanares no es el Amazonas, pero la distancia de orilla a orilla debió enfriar el fervor que les llegó a los jugadores cuando pusieron el pie en el escenario.

Poco después de las 23.00, y cuando ya empezaba a hacer mella el cansancio, el autobús con la expedición de los campeones atravesaba el Puente de Segovia. Se podía pensar que la muchedumbre ya había empleado todas sus fuerzas en amenizar la previa con cánticos y celebraciones, pero la presencia de los ganadores de Eurocopa y Mundial desató algo parecido a un rugido.

A partir de ahí, una hora de agradecimientos, bailes, canciones, apariciones estelares y, por supuesto, el show de Pepe Reina.

Pepe Reina ha vuelto a ser el alma de la fiesta de la selección española y sacó su lado más divertido para entretener a los miles de aficionados que asistieron a celebrarlo con los héroes.

Una vez finalizado el espectáculo, la explanada del Puente del Rey no ha tardado demasiado en ser evacuada. Detrás, ha quedado una papilla de barro, botellas vacías, latas, plásticos y banderas.

Y si Reina agradecía al Cuerpo Nacional de Policía su trabajo, los madrileños tendrán que agradecer a los empleados municipales de la limpieza el trabajo que tendrán que realizar para dejar la ciudad en perfecto estado de revista. Desde Gran Vía a Príncipe Pío pasando por Plaza de España, la basura se acumulaba por las calles.

Panem et circenses, claro que sí. Hasta todo un Debate sobre el Estado de la Nación habría aguantado la  masa fiel si supiese que  después celebrarían junto a los chicos de La Roja su  triunfo en el escenario allí colocado. Si este lunes soportaron según  qué espectáculos musicales, por qué no soportar un discurso del  hemiciclo...