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Mourinho saca plaza en el Bernabéu

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Mourinho, tras el partido, pasa por el logo de la final de Madrid.
Mourinho, tras el partido, pasa por el logo de la final de Madrid.

Florentino ya tiene un motivo más para fichar a José Mourinho con la proclamación del Inter de Milán como nuevo campeón de Europa. El presidente del Real Madrid presenció en el Bernabéu la actuación del  técnico y su equipo 'neroazzurro', que ganó por 2-0 al Bayern en la final de la Champions.

'Mou' enseñó cómo se las gasta, dirigiendo un equipo sobrio, bien agrupado y que responde sumiso a sus dotes de mando. El de Setúbal ha exprimido a su 'once',  sacando el máximo partido de cada uno de sus jugadores. El técnico dedica todos sus esfuerzos a alcanzar la victoria, aunque para ello tenga que retrasar un delantero como Eto'o al lateral derecho, como hizo ante el Bayern para cubrir posibles internadas de Robben, mayor peligro de los bávaros. 

Con decisiones como ésta, el portugués deja bien claro que no tienen problemas en sacrificar el buen juego en aras de la eficacia y la consecución de títulos, algo que busca desesperadamente el Madrid tras su segunda temporada en blanco. 

El hasta ahora técnico interista, que cierra su segunda temporada en Milán, le ganó la batalla a Van Gaal, con el que coincidió en el banquillo del Barcelona cuando el holandés dirigía la escuadra azulgrana y él estaba como segundo entrenador. "Es un maravilloso entrenador, nunca pensé que llegaría tan lejos", reconoció el míster del Bayern en rueda de prensa, antes de caer derrotado en la final.

Al contrario que su homólogo, hierático los noventa minutos,'Mou' no dejó de moverse durante todo el partido, brincando constantemente por el área técnica y llegando a pisar la línea del terreno de juego. Controló el tempo del partido en todo momento e incluso se permitió acercarse a jugadores del Bayern como Robben.

A la media hora de juego, el incisivo atacante salió por la línea de banda y el portugués se acercó a él, medio saludándolo, medio intimidándolo. El encontronazo surgió efecto, como si de un mal de ojo se tratara. Apenas cinco minutos después, Milito marcaba el primero gol. El extremo holandés, que había sido el acicate alemán, se iría apagando.

El equipo interista aguantó los embates bávaros y en ningún momento se descompuso. Mourinho lo dirigió sin titubeos desde la banda. Su estrategia, aparentemente ofensiva al situar a Eto'o y Pandev con Milito en la delantera, pasó por cerrar todos los huecos al rival, situando dos líneas de jugadores infranqueables. Sólo el bigoleador argentino y, en ocasiones, Sneijder, que jugaba de enganche, tenían permiso para liberarse en ataque. El resto, bajaban raudos a taponar espacios, con dos volantes defensivos como Cambiasso y Zanetti que impedían ninguna sorpresa.

En un partido de máxima tensión, Mourinho no descuidó ningún detalle.  Ya con el encuentro decidido, el técnico cambió a la estrella del partido, Diego Milito, para brindarle un merecido homenaje. Fue un bonito gesto con un delantero que el entrenador ha rehabilitado y ha convertido en ariete de primerísimo nivel.

Ya en la celebración, el portugués saludó uno por uno a sus jugadores. Para haber ganado una final se mostró algo frío, como si se estuviera despidiendo de los suyos. El portugués se detuvo por largo tiempo en un lateral de la grada, ensimisado y con la mirada perdida. A continuación, se paseó por el fondo norte con una camiseta de Portugal y el balón del partido, saludando a los 'tifosi'.

Un técnico joven y muy laureado

Pese a tener sólo 47 años, Mourinho ya atesora una hoja de servicios envidiable. El portugés, todo un trotamundos políglota que ha entrenado en Portugal, España, Inglaterra e Italia, suma con este título continental su segunda Liga de Campeones.

Como entrenador, atesora una Copa de la UEFA (2003), dos Ligas de Portugal (2003 y 2004) y una Champions League (2004) conquistadas con el Oporto, club en el que logró fama mundial. Ya en Inglaterra, con el Chelsea, consiguió dos Premier League (2005 y 2006) y una Copa inglesa (2007). Tras un periodo en l Reino Unido aciago en títulos, al fichar por el Inter prolongó su fama de técnico ganador, obteniendo dos campeonatos del Calcio (2009 y 2010) una Copa (2010) y la citada Liga de Campeones (2010).

Su carácter ganador es precisamente lo que está buscando el Madrid. Habrá que ver si el portugués es la pieza que necesitan los blancos para volver a saborear las mieles del triunfo.