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Valverde ya tiene la Vuelta al 100%

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Resumen de la 20ª etapa

Del 70%, al 90% y desde esta tarde, al 99% o, para redondear, al 100%. Alejandro Valverde se proclamó en Toledo virtual vencedor de la Vuelta a España, a los 29 años su primera grande, tras la contrarreloj de 27,8 kilómetros en la que se impuso el británico David Millar por delante de Samuel Sánchez, quien retuvo el segundo escalón del podio y el australiano Cadel Evans desalojó al italiano Ivan Basso del tercero.

 "Tenía que llegar y ha llegado", dijo el campeón de la Vuelta, quien había ocupado todos los puestos del segundo al quinto en la ronda española. Le faltaba el lugar de oro y ya lo tiene. Ya disfruta del premio grande, lo que persiguió en siete años de profesional. Con una cómoda renta de inicio, le bastó con un séptimo puesto para levantar los brazos en la meta de la Ciudad imperial.

Cumplió con la parte cantada de la etapa. Retener para siempre el maillot oro no tuvo complicación. La emoción se repartió entre los aspirantes a las plazas secundarias del podio. Ahí cumplió como un titán el campeón olímpico Samuel Sánchez (Euskaltel), que bordeó el triunfo en la etapa, a cinco segundos de Millar, y también en la general, que mantuvo a raya a Evans, quien acabó en la posición de bronce en la contrarreloj y en la general. La foto final quedó definida junto al Tajo.

La victoria parcial fue para el escocés David Millar. Se llevó la espada toledana, como símbolo de su reencuentro con el éxito. Llevaba dos años con el palmarés en barbecho, pero despertó con una exhibición de las de antaño y marcó el mejor tiempo: 35.53  minutos. Su tercera etapa en la Vuelta para un corredor que también triunfo 3 veces en el Tour. A sus 32 años volvió Millar, ciclista que pagó con dos años sus errores con el dopaje.

Una carrera ganada desde la regularidad

Valverde ratificará su estreno en la Vuelta, junto a La Cibeles. "No ha sido el mejor, sino el más regular", señaló hace unos días su director, Eusebio Unzue. Lo cierto es que se llevará la Vuelta con una diferencia de 55 segundos sobre Samuel Sánchez y 1.32 minutos respecto a Evans. Un líder sin victorias de etapa, un calco de lo que sucedió en la Volta a Catalunya, Vuelta a Burgos y Dauphiné, otras de sus victorias en 2009.

"Me siento muy contento y liberado. Tenía ganas de ganar una grande. Sabía que podía vencer. He estado concentrado, no he gastado en momentos innecesarios y los he podido conseguir. Puedo disputar un Tour, pero poco a poco y concentrado creo que puedo optar al podio y por qué no ganar, aunque Alberto (Contador) es muy fuerte", fueron las primeras palabras de Valverde.

Una liberación de un corredor que ha competido con la espada de Damocles encima de su cabeza, que ha sabido abstraerse a la presión de la sanción del CONI italiano, historia aún no cerrada con la decisión pendiente del TAS y de la UCI para saber si la sanción por su presunta implicación en la Operación Puerto se universaliza.

Samuel Sánchez, un escalón más arriba

Por su parte, Samuel Sánchez subió un escalón con la camiseta del Euskaltel. Fue tercero en 2007 y ahora ha tapado "muchas bocas", aquellas a las que se refería el asturiano y que, al parecer, no confiaban en el medallista de oro en Pekín. "En la carretera somos rivales a muerte, pero me alegro por él. Ha ganado el que menos ha fallado", dijo el jefe de filas del equipo naranja.

Al final se cayó del reparto el italiano Ivan Baso. El ciclista del Liquigas no pudo defender 14 segundos ante Evans, el hombre de la mala suerte, con aquel pinchazo fatal en Monachil, en pleno ascenso. Medalla de chocolate para el varesino, que sueña con dar su auténtico nivel la próxima temporada.

Ezequiel Mosquera (Xacobeo) se perdió en la etapa. Cedó más de tres minutos, pero al menos se agarró al "top five", resultado meritorio para el líder de la regularidad en materia de caídas. Entre los diez primeros van a terminar Joaquím Rodríguez (Caisse D'Epargne), séptimo y Juanjo Cobo (Fuji), décimo.

La Vuelta quedó perfilada en la Ciudad de las tres culturas, en la villa "levantada, en alto", que citaba el historiador romano Tito Livio. Allí cogió Valverde la espada imperial para pedir paso entre los grandes. A golpe de bonificaciones y de regularidad, pero su esfuerzo hizo diana. Ahora a apuntar al Tour.