Domingos a las 23:00 horas
Pues...
Mira, por un lado, yo, como actor, me siento orgulloso
de haber hecho esta peli, ¿sabes?
Y la puedo ver con mucho gusto, da mucha esperanza, ¿no?
(ASIENTE)
Da... Te deja en un sitio que es bonito.
-Sí, porque además el...
No sé, quiero decir que cada uno tenemos nuestro personaje,
pero yo creo que la columna vertebral es el personaje de Bárbara, ¿no?
Y esta mujer tan capulla que aparece al principio,
se ha manchado, se ha bajado al lodo, y es otra persona diferente.
Además, aparte de esa transformación tan bonita,
nos invita a conocer a todos esos personajes...
-Ella lleva al espectador de la mano, yo creo.
Ella se va paseando por ese camping,
y está relacionándose con esas personas,
al mismo tiempo que lo hace el espectador.
Entonces, es lo bonito de Bárbara, también, ¿no?
Sí.
(ASIENTEN)
Uy, tiene buena pinta.
-Esté tranquila, que aquí somos todos amigos.
Está rica, ¿eh?
A mí me parece que madura, porque creo que es una mujer muy inmadura
cuando empieza la película.
Una mujer que ha empezado muchas cosas,
y que nada ha terminado, una mujer mimada.
También hay que ver que su madre la recoge,
ella se va... con su madre, pero se va diferente.
Yo creo que como madre que es también, ha sido muy inmadura,
no se ha ocupado de su hija, no se ha ocupado realmente
de lo que ella cree que le gusta.
Ella está diciendo: "Un restaurante, una galería de arte...".
Ha estado jugando a vivir, y jugando a ser profesional.
Yo creo que sale de ahí como una mujer ya asentada,
y teniendo un poco claro que hay que currárselo.
No solo en el trabajo, hay que currárselo desde los sentimientos,
desde el corazón.
(LLORA) ¿Por qué todo me sale como el culo?
-Bueno, a mí cuando todo me sale como el culo
es cuando más necesito estar con la gente.
Creo que es el hombre que le ha abierto las puertas de su casa,
y le ofrece una vida diferente, desde el corazón, desde los sentimientos.
Es lo que le da a ella, y cierta seguridad también.
Cuidado. ¿Dónde aprendiste a conducir?
-No aprendí.
Yo creo que frente a Bárbara, que está en la carrera,
está en la pelea, está viendo lo que tú dices,
poniendo el huevo en diferentes sitios,
a ver si en algún sitio encaja...
Luego, con lo de la moda, a ver cómo...
Está en la pelea, está en la carrera, y este hombre,
yo creo que en este grupo, en este ramillete de perdedores
que muestra la historia, hay unos reconciliados con su posición,
con su estatus, los churreros, por ejemplo.
Y otros que también siguen en la pelea, intentan salir del barro,
porque todo habla de perdedores, ¿no?
Y otros personajes, como el mío, que yo creo que están reconciliados,
que se han retirado. No digo que esté en un sitio de calma y de sosiego,
porque yo creo que mi personaje, Andrés,
es un tipo que viene dañado, que ha sufrido,
que no lo ha pasado bien, ha sufrido, y probablemente sufra.
Y entonces, ha decidido retirarse de eso, y está en un sitio...
Él lo dice explícitamente: "Yo no quiero competir,
no sé cómo se hace eso, no quiero competir".
Con Enrique, incluso, hablábamos de qué podía haber sido este tipo,
por sus referencias cuando hablaba,
y hablábamos de que probablemente hubiera sido un actor, ¿no?
-¡Coño!
-Finalmente decidió dejar todo eso, y seguir una vida de anacoreta.
Frente al personaje de Bárbara, yo creo que es las antípodas.
-Si uno quiere ser algo en la vida, debe arriesgarse a perder.
-Si para ser algo tengo que dejar de ser alguien,
yo cedo mi puesto en la manada.
Yo también lo pienso, viendo la película ahora...
-Yo también lo creo. -"¿Por qué ha llegado este punto?".
¿Qué le ha llevado...?
-Y esa obsesión de encontrar la pieza en el puzle,
es muy simbólico, ¿no? -Sí.
-Yo no sé si hablaría de calma, porque creo que el personaje...
Hay algo, cuando de repente entra en contacto con Bárbara,
ahí hay algo que le atrae mucho, pero ve también...
Yo creo que le asusta mucho la desesperación de esta mujer,
de querer agarrarse a él como a un clavo ardiendo,
y él precisamente, creo que viene de un sitio
de no quiero tener ninguna relación con alguien
que me pueda comprometer, no quiero.
Y entonces, él pasa por ese conflicto, le atrae,
incluso acaban acostándose, tienen una relación ahí,
pero hay algo como de distancia respecto a eso.
-Un poco agua y aceite, todo el rato.
-Sí, pero más agua y aceite por la posibilidad
de que pueda ser algo serio, ¿no?,
y él yo creo que huye de eso.
Por eso te digo que no es un personaje completamente saneado,
yo creo que de alguna manera se ha retirado,
y ha encontrado un momento de calma, pero no es una cosa...
No está en un estado zen duradero, cualquier cosa lo desestabilizaría.
No te vayas.
Y ella te ofrece cambiarte, no es una mujer que al final te diga:
"Vamos a vivir juntos, y yo me vengo a aquí".
O: "Vamos a vivir juntos, o no juntos, pero sí en la relación,
y cada uno en su lugar".
Ella dice: "Vente conmigo, cambia de vida".
(ASIENTE)
Él no puede aceptar eso.
Es todo lo contrario.
¿Es tuyo el BMW? -Sí, ¿qué tiene?
-¿Que qué tiene?
Un comprador que paga al contado. ¿Cuánto pides?
Es a la conclusión que llegué para interpretarlo,
porque no puedes juzgar a un personaje.
Cuando te lees un personaje como Fede, dices:
"Ah, bueno, qué buen personaje", pero este señor de entrada
te parece un poco lo peor. Dices: "A ver a qué punto llego,
para poder entenderlo". Y llegué a esa conclusión que has dicho tú,
sí, por supuesto, él quiere mejorar de vida,
quiere lo mejor para su chica... Pero claro,
todo lo que hace para conseguirlo... Todo en marcha, mi amor.
-Hola.
-Esa mujer, aguantando a ese señor todos los días, es que...
Está maravillosa. -Y fue espectacular rodar con ella,
porque las dos escenas que tenemos en la roulotte,
bueno, las dos discusiones...
Eso, hay que meterse ahí para rodar...
-Además es muy bonito, perdona,
el hecho de que en esa misma relación,
que está claro que esos dos personajes se quieren...
Pero ella es como la toma a tierra,
la que está en el puesto de quesos, currando, pim, pam,
como una hormiguita, con los pies en la tierra,
y él es la cigarra, que está con los cantos de sirena: "Esto, lo otro".
Además, por los otros personajes que vamos conociendo,
no es algo nuevo.
Si hay algo que Federico Galindo no admite, es la ingratitud,
tú deberías saberlo. -Te voy a decir una cosa,
Federico Galindo: ¡No quiero más movidas, no las quiero!
-Yo paseo mucho por Madrid,
porque creo que en Madrid hay referentes de todo.
-De todo. -Y hay muchos Fedes.
Ves a gente... (RÍE) -Hay muchos Fedes.
-Sí, hay muchos Fedes. (RÍE) -Sí, sí.
-Federicos y Federicas, hay algo en los...
Por supuesto, en el rollo de ser supervivientes,
pero también en el movimiento, en la cosa, ¿no? En eso.
Y cuando tienes un personaje así, hay que usar mucho la imaginación.
¿Sabes?
¿Como serías tú si te fueras a una roulotte con dos euros?
¿Qué hacemos?
-Ella misma cruza la cámara y se sitúa del otro lado.
-Me acerco un poquito nada más.
-Por corrección, y por educación... -Un poquito.
-Hombre, como te diga el cuerpo. -Un poquito.
Él es muy buen director de actores y actrices,
te lleva siempre a otro lugar, ¿verdad?
No te pide lo que a ti te resulta más fácil,
si lo haces, te dice: "Dale otra vuelta,
no te sientas tan cómoda en eso, busca por otro lado".
Él es un gran director de actores, yo conseguí el papel con una prueba,
él me llamó para la prueba después de ver "La mala educación",
yo hacía un personaje sin mucho que ver con Federico.
En fin, no me quiero enrollar.
Yo dije: "Qué bien, tenemos a un director que es capaz de ver...".
Ve a un actor haciendo un trabajo, y aunque el trabajo que le ofrece
no tenga nada que ver, se da cuenta de si puede o no puede hacerlo.
Odio que vea con estos dientes y este careto, usted tiene la culpa.
Cuando empezamos a hacer la primera escena, con Enrique,
yo dije: "Esto lo tengo que conseguir, a mí este tío me alucina,
es un gran director de actores".
En la prueba me llevó por un sitio que dices:
"Me lo estás poniendo a huevo para que lo haga bien,
a ver si soy capaz, pero lo pones fácil".
-Y es muy tranquilo, ¿verdad? Porque fue un rodaje difícil,
fue un rodaje difícil, fue un rodaje...
-Difícil es un eufemismo.
Sí, exprésate.
-Un rodaje con problemas de producción,
se paró la película, parar una película es muy difícil siempre,
te quedas como mal sabor...
Todos, los técnicos, los actores, las actrices, todos.
Y pasó mucho tiempo, se retomó, Alicia había tenido el niño,
él estaba en otra cosa...
-Yo tenía barba, ¿te acuerdas? -Sí.
-A mí me tuvieron que poner una para justificarlo.
Teníamos una escena en la noria en la que, claro,
yo tenía barba y no me la podía quitar.
Entonces, se le ocurrió al gran Enrique, al director,
coger una barba en la churrería, ponérmela aquí
y los dos nos poníamos una barba, nos subíamos en la noria,
mi barba permanecía, ella se la quitaba
y ahí bebíamos y tal. Fue la manera de solucionarlo.
Fue duro el proceso en ese sentido, ¿no?
Pero yo creo que como las cosas que cuestan mucho,
finalmente ves la película y dices: "Mereció la pena".
Luego recuerdo que la estrenamos en la Seminci
y también la acogida del público fue maravillosa.
Es una historia que te habla al corazón,
tiene toda esta parte poética que yo creo que es muy poderosa, ¿no?
-No puedo más.
¿Me quieres decir dónde vamos a ir a vivir?
¡Has vendido nuestra casa! -¡Que no me grites!
-Me cago en la puta, que lo hice por ti.
No has parado de romperme las pelotas con lo del piso, joder.
Que la señora es muy fina para vivir en una caravana, ¿eh?
-Las escenas que tengo con Laura son en una roulotte
que eran un poco del tamaño de una baldosa, ¿sabes?
Esa bronca que tenemos...
Eso era en una roulotte pequeñísima, en lo que estuvimos, un día entero,
gritándonos a saco, con el cámara, Enrique y ya está.
-Eso es maravilloso, perdona.
-Eso te pone en un sitio muy alucinante.
-Hay muchas veces que por algo práctico,
por pragmatismo, se utilizan espacios mucho más grandes
de lo que verdaderamente son, porque, claro,
el equipo técnico, todo es tan aparatoso...
Pero yo le agradezco mucho a Enrique que fuera fiel
a lo que estábamos contando.
Porque en nuestra caravana, ¿también te acuerdas?
Era imposible casi movernos.
Allí estaba el operador, el foquista, el tal, el de sonido,
y todos a disposición de ese espacio, que lo que contaba es una ratonera.
Y eso para...
Tú como actor te sientes muy... cómodo en ese sitio
porque verdaderamente imaginas, ¿no?
-Repitamos 15 veces en voz alta, inspirando profundamente:
"Quiero ser feliz y voy a serlo".
Con esa pareja que, aparentemente, no hay casi ni comunicación
y luego al final descubres lo unidos que están, ¿no?
A mí me gusta mucho el plano de cuando ella está en la camita.
-Sí, es maravilloso.
-Y él la mira, y se miran los dos y se dicen todo, ¿no?
-Sí. -No hay que pedir perdón por nada.
Tanto para amar...
Y tan poco tiempo.
-La película finalmente, por resumirla en este sentido
porque es muy amplia en muchas cosas,
pero yo creo que habla de las diferentes caras,
cómo diferentes personas se enfrentan a la adversidad, al fracaso,
a los perdedores.
Este hombre fue un dramaturgo que en su momento tuvo
cierto renombre y presencia y tal, y cayó en el olvido por completo.
Entonces, vive cocinándose en su propia amargura.
Yo creo que finalmente el tema este de: "¿Qué pasa...?"
Porque hay algo que produce urticaria, miedo, rechazo,
la gente que fracasa, ¿no? Este es un grupo de fracasados.
Y ya cuando la madre de Bárbara va allí y ve aquello,
casi hasta da asco tocarlo,
la misma reacción que ella tiene, ¿no?
-¿A qué has venido? ¿Qué quieres?
-¿Vives aquí? -Sí.
-El fracaso es... Como esa frase tan mítica:
"El fracaso es huérfano y el éxito tiene mil padres".
Nadie quiere entrar en contacto con eso.
Y esos personajes que están metidos ahí en el hoyo lo están sufriendo.
Unos lo viven mejor, como los churreros,
que viven completamente reconciliados,
otros están sufriendo esas circunstancias.
-Aquí no hay luz.
Pero la gente es buena y se ayuda cuando hace falta.
-Me gustaría hablar del personaje de Asunción.
Me parece tan bonito lo que dice...
-Los árboles son los seres vivos más generosos y agradecidos
de la naturaleza. Nos dan todo lo que tienen.
¿Y ellos qué piden a cambio?
Un poco de luz, un poco de agua y que los dejen vivir en paz.
Eso es sabiduría.
Mm...
Yo creo que me iría... con...
Yo me iría, creo, con Alicia Borrachero.
Y de "no me han llevado nunca al Escorial".
-Cómo está.
Esa mujer... -"Ni me han regalado flores..."
Cómo está, por favor. -Qué maravilla. O con el tiqui-tiqui,
siempre con el tiqui-tiqui de la máquina.
Cuando le dice a Ángela Molina.
-Todas las noches igual, con la dichosa maquinita:
tiqui-tiqui-tiqui.
-Estoy trabajando, señora.
Si le molesta, póngase tapones en los oídos.
-¡Póntelos tú en el coño!
-Alicia hace un trabajo tan bonito,
tan... minucioso, ¿no?
Porque hay unas miradas de ella que es como buscar la fortaleza
del personaje, de aguantar el tirón,
pero a la vez ves toda esa debilidad, estoy agotada.
Exacto. La mentira.
Cómo miente. Es maravilloso verla mentir todo el rato
en la esta de depilación.
"No, cariño. Mi marido se ha comprado una roulotte
porque le gusta la naturaleza, pero nosotros vivimos en Sotobello".
Y tú vas viendo cómo va mintiendo.
-"¿Y tu hija qué estudia?" "Medicina".
-Y la ves cruzar ese paisaje para ir al camping,
que es un plano estremecedor. -Maravilloso.
-Maravilloso. -Cómo define al personaje, ¿no?
-Sí, cómo define a todos, ¿no?
Porque te imaginas, ya acaba la civilización,
tienen que meterse por esos caminos, saltar una valla,
meterse por esos caminos y llegar a ese lugar,
apartado de toda civilización, ¿no? Que simboliza muy bien el sitio
en el que están ellos existencialmente, vitalmente, ¿no?
(LLORA) -Por qué nunca nadie ha tenido una atención conmigo,
ni un ramito de flores por mi santo ni una caja de bombones ni nada?
Ni me han llevado de viaje ni a Ibiza, ni al Escorial,
ni a ningún lado.
-Yo decía a Alicia,
porque yo a Alicia tendría preguntas que hacerle.
Yo me iría a vivir con ella
porque tendría cinco días hablando con ella de:
"Pero ¿y tú esto de la peluquería cómo lo llevas?"
-No te contestaría. -Bueno, ya...
Bueno, a lo mejor sí.
Ya me encargaría yo de que me contestara.
(RÍEN)
-Tu personaje y el suyo os odiáis así fervientemente.
-Es que hay un momento...
Uno de los momentos favoritos de la película en los que aparezco yo
es cuando estoy en la furgoneta con Alicia aquí
y Raúl Jiménez aquí, que no tengo una frase,
o sea, no digo palabra.
Pero como sé que entre ellos dos tienen un rollito complicado,
yo estoy ahí disfrutando.
Yo disfruté tanto ese día de rodaje porque decía:
"Tiqui-tiqui-tiqui", y Raúl la odiaba y yo aquí...
¿Sabes? Como de... Gozando.
Ese momento, ese plano siempre que lo veo, dices:
"Qué maravilla. Cómo me gusta".
-¿Qué pitas, hombre? ¿Qué pitas? ¿No ves que esto es un paso de cebra?
Eh, ¿es que no miras o qué? Será niñata.
-Yo jugaba a conducir, pero yo no tengo carnet,
y llevaba ese descapotable plateado, que aprendí muy bien, muy bien.
Y paraba en marca y todo.
Y me acuerdo que un día digo: "Lo llevo a marca yo".
Te acuerdas que la seguía hacia adelante
y la cabaña quedaba detrás.
Lo pongo en marca y me voy para atrás, para atrás.
Y veo a todo el equipo.
Y yo: "Sí, voy muy bien, voy muy bien".
"¡Para!"
Casi me llevo la cabaña que daba a una especie de precipicio pequeño.
Y yo tan tranquila.
Puedo cometer todos los errores conduciendo, pero muy tranquila.
Entonces, yo para atrás, para atrás.
Llegó uno corriendo: "¡Ana!"
Y cuando miro, digo:
"Uy, que... que caigo, que la cabaña, que..."
-Pero ¿qué había detrás, un precipicio?
-La cabaña... Sí, sí. -Madre mía.
-La cabaña estaba sobre un montículo grande
que daba al borde, al borde, y era una cabaña muy chiquita
que se había hecho para la película. Pues yo muy tranquila.
Es maravilloso.
Se llamaba así además. Pues era un poco él.
Él había sido cantante también y actor de variedades.
Y yo creo que para mí es el más poético.
Los momentos que él tiene en soledad, cómo se recrea en lo que fue,
esa relación que tiene con su perro...
Y cómo llega...
El ejemplo de lo que es la vida, ¿no?
Lo que puedas hacer hoy, hazlo,
porque al final ella descubre que ha muerto
y ese disco se perdió.
Y ya se perdió su voz, que era con lo que él soñaba.
-Sí, porque además es un personaje, yo creo que vive en otra realidad.
Como lo que se dice así vulgarmente, una vieja gloria, ¿no?
Pero él está encantado y no tiene la contradicción de lo que fue
con respecto a lo que es, ¿no?
Vive en aquel momento
y por eso yo creo que resulta entrañable,
pero a la vez también su manera de beber, su soledad, ¿no?
Pero en todos los personajes.
Ey, Bobby.
-Qué manera tan fantástica de contar que Bárbara,
por fin, se va a hacer responsable de algo,
hacer que recojas al perro. -Sí.
-Porque yo al verla, siempre que la veo pienso lo mismo.
"Ay, el perro..." Porque a mí los perros...
Bueno, siento pasión por los animales,
por sus derechos y por...
Y el perro es un personaje más.
Y, de repente, muere su dueño y dices:
"¿Y ahora qué pasa con el perro?"
Es un gusto ver cómo tú lo recoges,
porque es una manera de contar
que por fin te vas a hacer responsable de algo
y vas a coger las riendas de tu vida.
-Y lo que le ha podido dar ese camping va con ella.
-Claro.
-En ella este ser no va a desaparecer del todo
porque ella lo seguirá recordando, ¿no?
Pues, mira, la mayor dificultad quizá fue...
Mi personaje, lo más bonito, lo más interesante, el filón,
me parece esa parte que no se cuenta del personaje.
Deja ese espacio al espectador para que diga:
"¿Dónde se va este tipo dos días? ¿De dónde viene?
¿Por qué le pasa esto?" Eso era lo que más me gustaba.
Y luego una cosa mucho más pedestre, que yo no me la esperaba,
pero así fue, que es lo que tiene el cine,
de las cosas que más me costó fue cuando tuvimos la escena
de que yo te invito a comer. ¿Tú te acuerdas de aquello?
-Ay, es que fue... -Yo lo pasé...
-Eran unas sardinas así de grandes y unas espinas...
-Acabé odiando las sardinas.
No he vuelto a probar sardina asada desde entonces
porque les tengo aversión.
O sea, yo empecé... -Es que fue muy fuerte esa escena.
-Solo era escena durante el día.
Empezamos comiendo sardinas, calentitas, pero...
-Él, yo no. -Ella no comía, claro.
-Después de comer, por la tarde, yo tenía que seguir comiendo.
Comía sardinas como si no hubiera comido en una semana.
Y ya llegó un momento que ya estaba comiendo sardinas
y decían: "Corten". Y hacía...
Y las echaba todas fuera porque ya no podía con las sardinas.
Todo un día comiendo sardinas.
Empezaron calientes, acabaron frías y eso fue...
-Sí, y cómo se las comía. -Te juro que al final me costó, ¿eh?
-Siento como si me hubieras tendido una trampa.
-La casa está vacía, tú no tienes dónde ir.
Es una simple cuestión de sentido común.
-El sentido común es una trampa.
Pues creo que el hacer una pija que no fuera un estereotipo, ¿no?
Intentar hacer una chica bien, así que...
A mí, como ya he dicho antes, no me caía muy bien al principio,
pero que luego me enamoró y que disfruté muchísimo haciéndola.
Que fuera una pija,
pero sin que rozara la caricatura en ningún momento, ¿no?
-Perfecto, perfecto.
Y a mí que me parta un rayo, ¿no?
-Eso es... A ti que te parta un rayo...
-¿Pues sabes qué te digo? ¿Sabes qué te digo?
¡Que tú no te vas, que tú no te vas! ¡Que me voy yo!
Para mí lo más difícil es lo que comentaba antes
de no juzgar a un personaje que hace cosas así,
que a priori dices: "Pero tú eres un... Lo peor".
Una vez superado eso,
y llegando a la conclusión que tú antes apuntabas,
ya disfruté mucho.
Porque disfruto mucho dejándome la piel
para que un director se muestre feliz con el trabajo.
Me parece apasionante la relación que se crea
entre un director y un actor.
Y, además, me parece apasionante la relación que se crea
entre un actor y una actriz o un actor y otro actor.
A la hora de crear juntos, y eso aquí también se dio,
sobre todo con Laura, con Laura Domínguez,
que es con quien tengo todo lo gordo, ¿no?
Había una cosa ahí de confiar el uno en el otro
y que pasara lo que Dios quiera, o Enrique quisiera,
que fue alucinante.
-Yo solo quería ganar dinero para comprarte un piso
y darte una sorpresa, Cristi.
-Me la has dado.
-¿Me crees, mi amor?
Me crees, ¿verdad?
-Anda, vístete, que nos están esperando.
Pues, mira, acabo de rodar una serie con Calparsoro.
Lo produce Globomedia y DirecTV,
que se estrena después del Mundial de fútbol,
por ahí fuera por lo menos, a España no sé cuándo llegará.
Y ahora también estoy...
O sea, la serie de Enrique Urbizu, la de "Gigantes",
que es la segunda temporada.
Y preparando una cosa de teatro maravillosa
que se llama "Casa de muñecas. Parte 2",
que la dirige Andrés Lima, la produce Pedro Larrañaga
con mi querida Aitana Sánchez Gijón,
con María Isabel Díaz, con Elena Rivero...
Y ahí estoy, con todo eso a la vez.
Estoy con un unipersonal
que se llama "El lunar de Lady Chatterley",
que además me he metido a producir yo.
Estamos por ahí de gira.
Y estoy con un montaje que ha dirigido Raúl Tejón,
una versión de "Las tres hermanas" de Chéjov.
Yo estoy un poco nervioso porque el día 10 de junio, o sea,...
Estrenamos en el Fernán Gómez una función
que se llama "Placeres íntimos", que dirige José Mantret,
que es un director con el que vuelvo a trabajar.
-Después de haber hecho "Macbeth".
El reparto somos Cristina Alcázar, Toni Acosta, Javi Coll y yo,
y yo tengo la sensación de que es lo más difícil
que he hecho en mi vida.
Estoy muy contento por eso, ¿eh? -Es que es muy difícil.
-Es como el retazo para mí.
Pues vamos a estar a partir del 13 de junio hasta el 17
en un avance de temporada
y luego vendremos a Madrid más adelante.
Y queremos petar el Fernán Gómez, chicos.
Venid a verlo.
Yo lo recomiendo. Iré a verlo otra vez.
Un gustazo. -Muchísimas gracias.
-Muchas gracias.
Acción.
Sí, sí, vale. Bueno, sí.
En el coloquio, moderado por Cayetana Guillén Cuervo participan los actores Ana Fernández, Roberto Enríquez y Fran Boira, tres de los intérpretes de un reparto en el que figuran también Ángela Molina, Asunción Balaguer, Maite Blasco, Txema Blasco, Alicia Borrachero, o Laura Domínguez, entre otros.
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