Pasiones que son más que simplemente fútbol

El Sardinero es el nombre de una playa y de un estadio. En Santander primero apareció el futbol, luego hicieron las porterías y el campo
de ese vínculo emocional que se establece en tantos lugares entre la ciudad y su club. Una emoción y una forma de entender el futbol y la vida, plagada de símbolos.

Manolo Preciado, jugador y entrenador representó como pocos el espíritu de ese Racing y de esa tierra, el honor y el compromiso, la cabeza y la pasión. Él es uno de los nombres propios de una historia llena de personas anónimas, todas las que crecieron yendo a un estadio al que nunca han dejado de acudir aunque vinieran mal dadas y de eso va esta historia, de las pasiones que nos explican pero no se pueden explicar. Llámenlas Recre, Hércules, Logroñes o Racing de Santander.