Lunes a viernes a las 16.30 horas
El doctor Salazar quiere tener una entrevista contigo
antes de decidir si participas en el ensayo.
-He hablado con Cifuentes, Voy mañana mismo a Milán.
Ya soy, oficialmente, paciente del doctor Salazar.
Me han aceptado en el ensayo clínico.
-¿Qué coño haces?
¿A ti qué se te pasa por la cabeza, tío?
-¿No te has dado cuenta de lo que siento?
-Lárgate de aquí, anda. -No, vamos a hablarlo.
-No vamos a hablar nada. Te largas ahora mismo.
Ahí tienes, tu finiquito. -No te he traicionado.
-Claro. Crees que, si me gustaran los tíos,
¿iba a elegir a un viejo alcohólico y chiflado como tú?
¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a pegar?
-Yo no sé si esto de la meditación va mucho conmigo, Paty.
-A ver, te estoy proponiendo esto porque creo que te vendría bien.
Además, así entenderías la experiencia que estoy viviendo.
-¿Y cuándo sería? -Esta tarde, si te apetece.
-Bienvenida. Me alegra que hayas podido venir.
-Gracias por invitarme.
-Tu amiga Paty estaba deseando compartir esto contigo.
Es una alumna aventajada. -Sí, ella ha sido muy persuasiva
y yo tenía curiosidad por saber qué hacéis aquí.
-Si tantas chorradas y tonterías te piensas que es esto,
¿por qué me has acompañado? -No te ves.
Cuando el tío habla, no sabes cómo le miras.
No sé qué relación piensas que tienes con él,
pero no es sana. -¿Sabes qué pienso?
Que la única relación tóxica que hay es la que tengo contigo.
-Se llama, en realidad, Andrés Gascón.
-¿Está usando un nombre falso? -Efectivamente.
He buscado y he encontrado dos denuncias a su nombre.
-Lo sabía, sabía que esto me olía a secta.
¿Y cómo le han dejado libre, si ha vuelto a las andadas?
-Las denuncias se desestimaron. Son adultos y hacen lo que quieren.
Estaban diciendo que seguían a este vendemotos
porque les apetecía.
-Quería darte esto, Iago, para el nuevo centro.
-Gracias, Miriam. Miriam me ha hecho una aportación.
Sabes que aspiro a crear una sala más grande
donde atender a más alumnas. -No debe cobrar mucho más que yo.
-Sus padres le han dado el dinero, pero eso no es asunto mío.
-Si se lo puedo pedir a mi madre. -No.
Paty, no te metas en líos con tu madre y menos por mi causa.
Me basta con tenerte como alumna. -Ella no va a poner pegas.
-España quejándose de que la justicia es lenta
y me adelantan el juicio. No vuelvo a la cárcel.
Mis planes se han precipitado, voy a necesitar antes los papeles.
¿Cuándo tendrás el pasaporte?
-En 48 horas. -Que sean 24.
Aquí tienes el doble de lo que pedías más 100 por la botella.
Gallardo me ha dicho que nos deja. Está alcoholizado, es imprevisible.
Cuanto más lejos esté de nosotros y de nuestros negocios, mejor.
-¿Qué sabes, exactamente? No te preocupes por la pasta,
si la información es buena, te daré un buen dinero, sí.
Sergio Mayoral planea fugarse de España en cuestión de horas.
Ya le demostré con lo de Quintero que tengo soplones por todas partes.
Yo la hacía a usted más inteligente. Hay que ver lo engañada que la tiene.
-¿Qué más sabes? -Anoche cené con Sergio
y después, con unas copas de más,
me contó lo que realmente siente por usted: asco.
Pero mamá, si eso quería yo ayer.
Me dijo que la única relación tóxica que tiene es la que tiene conmigo.
Ah, bueno, y no te lo pierdas,
que le tengo envidia porque ella es muy feliz.
A mí esa historia me recuerda a la de Justo Ramírez,
el curandero que quiso engañar a mi amigo Mateo
y le convenció para dejar el tratamiento sobre el cáncer
y sabéis con qué resultado.
-Ya, bueno, papá, pero esto no es lo mismo.
Quiero decir, Paty no se va a morir por ir a meditación
ni por hacer un cursillo de "reiki".
-Ya lo sé, pero ese tipejo lo que hace es apartar a la gente
que se interesa o se preocupa por tu amiga Paty
por si acaso le abre los ojos.
Mi amigo Mateo me mandó a freír espárragos
cuando intenté convencerle
de que le intentaba estafar ese curandero.
Tenía un velo sobre los ojos,
no había manera de hacerle reflexionar.
-¿Tú qué crees, mamá? ¿Crees que podrías intervenir?
Está ciega. -Me extraña, la verdad,
que Paty, una chica tan espabilada, se deje engatusar por ese.
Otra cosa era Mateo, que estaba en una situación desesperada
y ahora lo entiendo mejor que nunca, claro.
Cuando estás en esa situación, te agarras a cualquier esperanza,
por remota que sea, ¿pero Paty? -Ya, si eso mismo le dije yo ayer.
La verdad es que ahora, pensándolo, la entiendo.
Sí, mamá, porque, al final, hace poco de lo de Jairo
y encima, ahora, la marcha de David.
Sí, lo estaba, empezó con mucha fuerza,
pero, no sé, ahora ve que se le está haciendo cuesta arriba
y le vienen las inseguridades.
Antes, al menos, tenía a David, que le echaba una mano.
Lo peor es que, al principio, le iba muy bien, en serio.
Ahora, de repente, ese tipo se ha convertido
en una especie de Dios para ella y no se da cuenta
de lo que le está haciendo perderse.
Yo no sé cómo.
Voy a conseguir abrirle los ojos, me cueste lo que me cueste.
-Ten cuidado. Quizá no es buen momento tras una bronca.
Igual es peor el remedio que la enfermedad.
-Ya. Lo mismo no debería pasarme hoy por La Parra.
¡Si se me ha hecho tardísimo! Aunque, según Iago:
"La noción del tiempo es subjetiva".
(SUSPIRA)
-Que me lo digan a mí, yo también voy a tener que prepararme
para mi último día en la consulta.
Sí. Quiero despedirme como es debido, haciendo las cosas bien.
Tengo que hablar con algunos compañeros
sobre algún paciente y preparar los papeles para mi baja.
¿Se van a apañar sin ti durante tanto tiempo?
Gracias, María.
-Perdona, María. Llego tarde, lo sé, perdón.
-Nada, no te preocupes. ¿Qué pasa? ¿Se te han pegado las sábanas?
-No, he madrugado para mi sesión de meditación matutina.
-Ah, no sabía que ahora madrugabas para meditar.
-Pues sí. Me va superbién, la verdad.
Me siento como que puedo afrontar el día
con más positividad, estoy más centrada,
llena de energía...
-Mujer, centrada, centrada tampoco te veo yo.
Si es que has llegado media hora tarde.
-Porque estaba tan relajada y concentrada en la meditación
que se me ha ido el día. -Ah.
Yo pensaba que, a lo mejor, no habías dormido
por la bronca de ayer con Olga, pero veo que no te ha afectado.
-Hombre, María, claro que me afecta,
lo que pasa es que la ira no aporta nada bueno.
Hay que dejarla fluir.
A veces es doloroso, al principio, sobre todo,
pero, una vez que el dolor pasa, lo que queda es la enseñanza.
-Ya veo que lo has consultado con Iago.
-Pues sí, lo he consultado con Iago
y me ha reconfortado mucho, la verdad,
porque me ha hecho ver el lado bueno de esta discusión.
-Ah, que pelearte así con tu amiga tiene un lado bueno.
-Sí, darme cuenta de que Olga no es tan buena amiga
como pretende ser porque, si de verdad lo fuera,
se alegraría porque por fin he encontrado algo que me llena,
pero, en cambio, solo ataca a Iago. Parece que le dé rabia verme feliz.
-¿No te has parado a pensar que es al contrario?
¿Que Iago te está alejando de los que te quieren, como Olga?
-Es una chorrada, María.
Iago nunca ha intentado que discutiese con Olga,
más bien todo lo contrario.
Si hasta la invitó a una sesión de meditación con nosotros
por ver si conseguíamos unirnos.
-O por ver si conseguía a otra incauta para su secta, ¿no?
-¿Qué secta? ¿Qué dices, María, por Dios?
-Mira, Paty, te lo voy a decir, a ver si de una vez abres los ojos.
Ese Iago no es la persona que tú crees que es.
Para empezar, no se llama Iago Narbona,
se llama Andrés Gascón.
¿Y sabes por qué usa un nombre falso?
Porque los padres de dos de sus supuestos alumnos
lo denunciaron por captar a esos jóvenes para su secta.
-Hay que ver las cosas que te inventas, ¿eh, María?
-Más quisiera yo, pero no, Paty. Lo han descubierto Elías y Fede.
-¿Qué? ¿Has metido a la policía en esto?
Qué me estás contando, María.
¿Has pedido a la policía que investigue a Iago?
-No se llama Iago, se llama Andrés, Paty.
-No entiendo por qué me estás haciendo esto, ¿eh?
-Porque me preocupo por ti. No ves que no eres la misma persona.
-Parece que a todos os jode que esté pensando en mi felicidad
en vez de en la vuestra. ¿Eso es ser egoísta?
¿Es ser egoísta? Pues mira, soy una egoísta
porque no pienso dejarlo.
-¿Se puede saber adónde vas? -A cualquier otra parte
donde no me estén comiendo la oreja. No me apetece.
-Tómate el día libre y digiérelo porque es la verdad.
¿Nuria?
Hola, bonica. No te preocupes, que no es nada urgente,
pero sí que te quería hablar de una cosa de Paty.
Inspectora jefe Miralles, estaba deseando conocerla.
Sí, por supuesto.
Me puse a revisar las llamadas que se hicieron
desde el número de teléfono del primer detenido.
En un principio, nada llamativo, todo eran llamadas personales
o estaba dirigidas a sus compinches. Pero había una llamada de un número
que no estaba guardado en la agenda, así que llamé.
Estaba apagado. Insistí varias veces.
Sí, así es, pero no quise dejar ningún cabo suelto.
La llamada duró varios minutos, así que realicé una búsqueda
de ese número en la base de datos conjunta
y tuve suerte. Encontré una correspondencia
con otro caso que había llevado la Guardia Civil.
Nacha, ¿qué haces aquí?
Nada, estoy recogiendo mis cosas. Ya no pinto nada acá.
-No digas eso, que esta es tu casa. -Bueno, ya no.
-Así que sigues con esa absurda idea de dimitir.
Piénsalo bien. Cuando se aclare
quién mató al indeseable ese, volverás al servicio.
Eres muy necesaria aquí.
No, aquí solo necesitáis buenos policías.
-Y tú lo eres. -Espe, déjalo ya.
Sé que tienes muy buena intención con todo esto,
pero de verdad que no estoy de humor, lo siento.
No me apetece seguir hablando de esto.
-¿No me puedes regalar cinco minutos? -¿Para qué, Espe?
Estoy cansada y quiero acabar con todo esto de una vez.
-Venga, vamos a hablar, por favor.
-Deje de decirme que está ocupado. Quiero que me atienda ya.
He detectado un movimiento anómalo en una de mis cuentas.
Sí, tome nota. Sofía Collantes.
Y más le vale devolverme la llamada rapidito
o va a perder a una de sus mejores clientas. ¡Dígaselo!
¡Inútiles!
¿Qué pasa ahora?
-Perdóneme, pero el comisario Bremón quiere verla.
-Está bien,. Hágale pasar.
Estoy muy ocupada, pero para atender a la policía siempre tengo tiempo.
¿Qué sucede?
¿Otra vez?
Ya le dije todo lo que sabía sobre él.
Vino a solicitar el puesto de jefe de seguridad
y yo le rechacé, fin de la historia.
Yo no he dicho eso.
¿Adónde quiere ir a parar, comisario?
Yo no veo nada raro.
En Colombia aprendí que las formas españolas de hacer las cosas
suelen levantar ampollas.
Preferí no rechazarle personalmente la primera vez.
Le dije que lo pensaría, simple cortesía,
pero ese hombre era bastante perseverante.
Tiene usted mucha imaginación, señor comisario, cualquiera lo diría.
¿Está sugiriendo que yo le mandé matar
por temor a una represalia?
Cholo Trejo era un profesional
y aceptó mi negativa con deportividad,
que es lo mismo que debería hacer usted
con respecto a esa subalterna suya, aceptar que ella lo mató.
Vengar el asesinato de unos padres parece un móvil más que suficiente.
Por supuesto, de todo lo que pueda afectarme.
¿Es eso también sospechoso?
Deje de buscar donde no hay, señor comisario,
y contemple la posibilidad de que esa mujer sea la asesina.
Y ahora, si me disculpa, tengo mucho trabajo que hacer
¿Sí? ¡Por fin!
Déjese de excusas y explíqueme de una vez
a qué se debe ese movimiento sin autorización
en una de mis cuentas.
-A ver, que sí, que tu actuación
persiguiendo al Cholo fue una cagada, sí,
pero eso no puede borrar todo el trabajo
que sí que has hecho bien antes.
¿Sabes a cuántas personas has ayudado?
¿Cuántas personas pueden seguir con su vida normal gracias a ti?
Pero tía, que casi pierdes la vista. ¿Por qué? ¿Por salvar a un inocente?
Que te metiste tú sola en la reyerta esa
con los matones de discoteca.
No sé, a mí no me parece que esa sea la actuación de una mala policía.
-Puede que tengas razón, pero ¿sabes qué pasa?
¿Sabes cuál es el problema?
Que me estás contando todo esto y yo ya no me reconozco ahí.
Mi actuación con Trejo marcó un antes y un después.
No puedo cometer un error
y seguir para adelante como si nada.
Yo ya no siento que sea la misma persona.
Siento que, ahora, soy un pésimo ser humano.
-Es normal, pero solo te pido que te tomes tu tiempo.
En unas semanas, todo será diferente.
Elías está investigando y no va a parar
y seguro que alguien ha visto algo. No sé, cuando se resuelva el caso
y encontremos al que asesinó a Cholo Trejo,
te vas a arrepentir de haber dimitido.
-No, no lo creo.
Los errores se pagan y eso lo que estoy haciendo.
Mi dimisión es firme.
-No, no lo es. -¿Por qué dices eso?
-Porque, según tengo entendido, Bremón aún no la ha tramitado.
-¿Cómo lo sabes? -Lo sé
porque él tiene esperanza en que recapacites
cuando todo esto se solucione. -Sí.
Seguro que esto es una cosa de Elías, ¿no?
-No, ha sido cosa de Bremón y Miralles lo apoya, ¿sabes por qué?
Porque nadie quiere que te vayas. Nadie.
-Me parece muy bien todo lo que queráis y penséis,
pero aquí lo importante es lo que siento yo.
Y lo que siento es que no voy a ser la misma policía que fui
y eso no va a cambiar.
Pero ¿no iban a soltarme?
Qué gustazo cuando ha empezado a contarlo todo.
Gracias, pero yo aún me veo bastante inútil, la verdad.
No me veo capaz de llevar un interrogatorio yo solo.
Me veo muy verde. ¿Tú cómo lo haces para que no se te note lo que haces,
lo que sabes y lo que no?
Nosotros, en Requena, somos más de truc.
Mi madre y mi tía han ganado varios torneos.
Si le digo que quiero aprender, la hago feliz.
¿Fue en un acto de servicio?
Lo siento mucho, no tenía ni idea.
Hoy me está molestando otra vez. No se cura del todo.
¿Ahora?
(HABLA EN FRANCÉS)
-Buenos días.
-Dichosos los ojos. -¿Cómo estás? ¿Mejor?
¿Se te pasó el dolor de cabeza? Anoche te eché de menos.
-Estoy perfectamente,
pero me encanta que te preocupes por mí.
-Por supuesto. Somos un equipo. Te necesito en plena forma.
¿Seguro que estás bien -Sí.
Es solo que el comisario Bremón ha vuelto a molestarme
preguntándome de nuevo por Cholo Trejo.
-Con razón te noto preocupada. -No, solo estoy un poco molesta,
pero no pienso permitir que me amargue el día.
Al fin y al cabo, no tenemos nada que ver con su muerte.
-¿El comisario tiene sospechas sobre nosotros?
-Están dando palos de ciego buscando otro culpable.
-De todas formas, no nos conviene tener a la policía por aquí,
el cargamento mexicano llegará pronto.
-Estoy tranquila, todo va a salir bien.
¿Y sabes por qué estoy tan segura?
Porque tú estás conmigo.
Juntos somos imparables, intocables.
-Tampoco hay que confiarse, ¿eh?
Ahí es donde empiezan los errores.
-Tienes razón, hay que mantener la cabeza bien fría.
Pero solo en el trabajo, tenemos que rendir cuentas tú y yo.
No pienso pasar ni una noche más sola.
-Ni yo.
¿Qué decíamos de mantener la cabeza fría?
-Quédate tranquilo, que sé que tienes trabajo.
Nos vemos esta noche.
-Esta noche.
-Hola.
¿Puede hablar o estás ocupado? Si estás ocupado, vuelvo más tarde.
-No, tranquila, Paty, tú nunca molestas.
Estaba organizando los horarios de las sesiones del mes que viene.
-Que estás a tope, ¿no?
Me he pasado antes y me ha dicho Carlos que estabas en Guadalajara
porque vas a montar un grupo. -Eso parece.
Hay un mínimo de personas interesadas, así que ya veremos.
-Pero no nos vas a abandonar aquí. -No, por supuesto que no.
Te noto un poco agitada, ¿ha pasado algo?
-Sí y de verdad que estoy intentando quitármelo de la cabeza,
he hecho todos los ejercicios de meditación,
las enseñanzas que nos has dado, pero...
(RESOPLA)
-Paty. -Esto es demasiado gordo.
Necesito enfrentarlo.
-Sea lo que sea, sácalo fuera, fuera, ¿vale?
Escucha tu voz interior.
-Mi jefa me ha contado cosas horribles sobre ti.
Ha lanzado un montón de acusaciones absurdas que yo sé que son falsas,
pero, que aun así, pues... -Ya, han sembrado la duda, ¿no?
¿Qué clase de acusaciones?
-María dice que, en realidad, tu nombre es Andrés Gascón.
Que unos padres de unos antiguos alumnos tuyos
te denunciaron por haberlos metido en una secta
y que, por eso, te has cambiado el nombre.
-¿De dónde ha sacado eso tu jefa?
-Le ha ido con el cuento a un policía amigo suyo
y ha estado investigando, pero vamos, que no me creo nada.
Y no entiendo por qué están malmetiendo
de esta manera contra ti, no lo entiendo.
-¿Quieres un té?
-No te habrás enfadado, ¿no?
Te prometo que no tenía ni idea de que María estaba...
-Tranquila, Paty, no estoy enfadado contigo.
Lo que te han contado es verdad, me llamo Andrés Gascón
y los padres de esos chicos me denunciaron.
-El diagnóstico es correcto.
Si te duele más que ayer es porque no has seguido las recomendaciones.
-Solo me quité la tobillera para dormir.
-Ya. Seguro que mi colega te dijo que debías guardar reposo
y no has pedido la baja. -Entiéndame, doctor.
No me parecía serio coger la baja por una torcedura de tobillo
el primer día de prácticas. -Ya, te entiendo.
A mi mujer le pasa igual,
muy mal tiene que estar para no ir a trabajar.
-Ah, ¿que su mujer es compañera?
-Es tu jefa, la inspectora jefe, Claudia Miralles.
-Ah, la he conocido hoy.
Todos hablan maravillas de su mujer. Se nota que es muy querida.
-No me extraña, lleva muchos años dejándose la piel
por los policías de este distrito. -Tal y como hablan de ella,
parece que la comisaría no puede funcionar sin ella.
-Y recíprocamente.
Ella tampoco funciona muy bien si tiene que dejar de trabajar.
Pero bueno, por muy vocacional que sea este trabajo,
ese tobillo necesita reposo. Pide unos días de trabajo en oficina.
-Si no hay más remedio...
-Ya tendrás tiempo de patear la calle.
-Eso espero.
¿Sabe? Al principio me daba un poco de respeto el barrio.
Había visto titulares y estadísticas de operaciones policiales
y yo qué sé, pensaba que esto era... -Kabul, sí. Se llamaba así antes.
Pero gracias a los hombres y mujeres y a Claudia y a esa comisaría,
todo ha cambiado mucho. -Eso parece.
Yo vengo de un pueblo de Valencia y esto se me queda grande aún.
Supongo que terminaré acostumbrándome.
-Claro que sí, hombre. Al final esto es un pueblo grande.
Acabas conociendo a todo el mundo. Yo también lo voy a echar de menos.
-¿Se va? -Sí.
Este es mi último día en esta consulta.
Espero volver pronto, dentro de unos meses.
-Por eso en Admisión me han dicho que se me asignará un médico distinto
cuando ocupe su plaza. -Exacto.
Pero hazme caso, porque me voy a enterar,
nada de caminar en un par de días.
Ten el pie en alto, ponte frío siempre que puedas
y échate la crema que te recomendó mi colega.
-Gracias, doctor. Y no se preocupe, que le haré caso.
-Suerte, chaval.
-Eran mis mejores alumnos por aquella época.
Todos los días tengo un pensamiento sobre ellos.
A pesar de su juventud, habían pasado por complicaciones en su vida,
sobre todo Ángela, y por eso vinieron a mí
en busca de equilibrio y de paz. Cuando llegaron, estaban destrozados
y, en unas semanas, se les veía plenos,
con felicidad o en el camino de la felicidad.
-¿Y ellos no lo veían así? -No.
Según sus familiares, les estaba robando a los hijos,
les estaba apartando de ellos, pero fueron Ángela y Diego
los que hicieron apartarse a sus familiares.
Descubrieron que ellos eran la fuente de su infelicidad,
tenían traumas infantiles. -¿Y por eso te denunciaron?
-Los familiares no querían asumir su responsabilidad,
es más fácil culpar a otro.
-¿Y qué pasó? ¿Te llevaron a juicio? -No. Me investigaron a fondo.
Me tomaron declaración a mí y al resto de la comunidad.
Desestimaron las denuncias
porque yo no he hecho nada ilegal, Paty, nada.
Ángela y Diego me siguieron porque querían,
como tú, como el resto de la comunidad.
Ambos eran mayores de edad, así que desestimaron las denuncias,
pero no bastó para que sus familiares se diesen por vencidos.
-¿Qué podían hacer? -¿Legalmente? Nada.
Pero no me dejaron en paz, me siguieron acosando
y tuve que cerrar aquel local que tenía.
-¿No les denunciaste por acoso? -Es que yo no soy así.
No quiero alimentar una negatividad que no me lleva a nada.
Además, había sido agradable y cuando hay calumnias, injurias,
al final todo eso queda en la mácula. No.
Finalmente, disolví el grupo.
Una debilidad imperdonable, aún me arrepiento.
-¿Por qué?
-Poco después me enteré de que Ángela había entrado en una depresión
y estaba entrando y saliendo de un sanatorio.
Sí, seguro que, con mis enseñanzas, ahora sería feliz,
pero les di la espalda. -Debiste de pasarlo fatal.
-Ahora entenderás por qué cuando reuní las fuerzas
para abrir un grupo y dar cursillos, lo hice bajo otro nombre.
No quería que sus familiares me encontrasen
y empezasen a atacarme. No.
-Claro que lo entiendo, lo entiendo perfectamente.
No te preocupes, no se lo contaré al resto.
Bastante has sufrido ya. -No, Paty.
Todos pasamos por penalidades en la vida,
lo importante es cómo las afrontamos.
Yo tengo muy claro que no voy a volver a equivocarme.
No pienso abandonar esta comunidad.
-Menos mal porque ya me veía siguiéndote a Guadalajara.
-No, tengo muy claro
que mi destino es impartir mis enseñanzas
al mayor número de personas.
Pero, por muchos grupos que abra, este siempre será especial para mí.
-¿Por qué?
-Porque, gracias a este grupo, he podido conocerte a ti,
a la mejor alumna que he tenido.
-Hola, Nuria, guapa, qué alegría verte.
-Lo mismo digo, bonita. ¿Paty no está?
-No, hoy tiene su día libre, por eso te he llamado,
para poder hablar tranquilamente de tu hija.
-Sí, me has dejado preocupada.
-No, a ver, ¿tú cómo la ves últimamente?
-Pues hombre, la verdad es que no nos vemos mucho,
lo que hacemos es llamarnos cada dos días o así.
Me contó que está muy motivada con los estudios
y que ha encontrado una técnica nueva para estudiar o algo así.
-Sí, una técnica nueva...
-¿Qué pasa, María? Me estás preocupando.
-No, tranquila, si... ¿A ti te ha hablado de un tal Iago Narbona?
-El caso es que me suena ese nombre, sí.
¿Es un profesor de una academia a la que se ha apuntado o...?
-Pues no, no exactamente, pero vamos, sí podríamos decir
que es una persona que influye en Paty últimamente.
Mira, Fede te lo va a explicar mejor.
-Hola, María. Nuria, ¿verdad? La madre de Paty.
-Sí, hola. -¿Te acuerdas de mí?
-¿Cómo estás? Perfectamente.
Me ayudó a lo del caso de la chica que me timó.
-Supongo que María te habrá puesto en sobre aviso
del problema de Paty, ¿no? -¿Qué es lo que le pasa a mi hija?
-Estamos preocupados por Paty, la verdad.
-¿Preocupados? ¿En qué lío se ha metido mi hija
para que tenga que venir un policía a contármelo?
-Tranquila, verás como, entre todos, le ponemos solución al problema.
-¿Solución a qué?
¿Quién es ese hombre y qué le ha hecho a mi hija?
-¿Estás bien? -Estoy mejor que bien.
Hacía mucho que no me sentía así. Estoy como en una nube.
No sé, me siento capaz de todo. -Ha sido maravilloso.
Ya sabes que me encantaría proclamarlo a los cuatro vientos.
-Pero no debemos, ya lo sé.
Perjudicaría la dinámica del grupo, ¿no?
-Sí. -Sí.
-Es asombroso lo que has evolucionado en poco tiempo.
¿Te das cuenta?
-Lo noto aquí y aquí.
Tú y tu enseñanzas son lo más importante que tengo ahora.
De hecho, empiezo a pensar
que el resto de cosas son superficiales.
Lo único que me preocupa un poco es el bar.
Yo no sé cómo voy a poder aguantar ahí tantas horas
sabiendo que María me ha intentado poner en tu contra.
-Tienes que pensar en tu bienestar material.
No puedes dejar el bar, sin más, ¿de qué vivirías?
-No sé, algo encontraré.
-No sé, Paty, me siento responsable por esto.
No pudo permitir que tomes una decisión tan arriesgada.
A no ser que... Bah.
-A no ser que, ¿qué? ¿Se te ha ocurrido algo?
-No, bueno, pensamiento utópico.
-Oye, cuéntamelo.
-Estaba pensando que sería genial que trabajases aquí, conmigo,
que me ayudases con las clases, con los horarios,
con el crecimiento de la comunidad. -¿En serio?
Me encantaría. -Y a mí también.
Pero la comunidad no genera tanto dinero como para un sueldo,
ni siquiera me da para el mío.
Si tuviese recursos económicos, te contrataría hoy mismo.
-Jo.
El dinero siempre frenando todos nuestros sueños, ¿eh?
¿Por qué este mundo tiene que ser tan materialista?
-Es el mundo que nos ha tocado vivir,
pero desde la comunidad podemos hacer grandes cambios.
-Eso es verdad.
-Estaba pensando en tu madre.
¿Pudiste hablar con ella para que te hiciese una aportación?
-No, pero ¿sabes qué?
La voy a llamar. -¿Sí?
-Sí.
-No me puedo creer
que mi hija se haya dejado embaucar por alguien así.
-La verdad es que, aunque cueste creerlo,
si la vieras, está irreconocible.
Fíjate, ni se inmutó cuando le dije que Elías lo iba a investigar.
-Espera, ¿le has dicho que Elías le está investigando?
-Sí, a ver si le abría ya los ojos.
-No sé si ha sido una buena idea. Ella, ahora mismo, es un títere
en manos de este tío. Si sabe que vamos detrás de él, pues...
-Ay, Fede, que he metido la pata, pero mucho.
-Un poquitín. -Pero vamos a ver, digo yo.
Si este hombre ha montado una secta, la policía podrá intervenir.
-Pero es que no hay indicio de delito.
Estamos atados de pies y manos. Lo que hace es legal.
-Creo que, ahora, la manera de ayudar a Paty
es que alguien le pueda abrir los ojos
y esa persona yo creo que eres tú.
(RESOPLA)
-Es Paty.
-No le digas que has hablado con nosotros.
-Hola, cariño, ¿cómo estás? -"Muy bien, ¿y tú?".
Oye, ¿qué tal te pillo? ¿Estás en casa?
-Sí, bueno, estoy llegando.
Mira, Paty, yo sé que estás muy ocupada estudiando, últimamente,
entonces tampoco quería molestarte, pero tendremos que ponernos al día
en algún momento, ¿no? -Ya sé que te tengo abandonadilla,
pero por eso te llamo, tengo muchas novedades que contarte.
¿Puedes quedar? -"¿Novedades?".
¿No me quieres contar nada más?
Eso suena como, no sé, que has conocido a alguien.
-Anda, no me sonsaques que prefiero contártelo en persona.
¿Mañana te va bien?
-Bien, tengo ya algunas citas pactadas para los pisos,
pero si quieres hago un hueco y me acerco a La Parra a verte.
-Me parece genial. Tengo muchísimas ganas de verte.
-Y yo a ti, mi amor. Hasta mañana.
-¿Qué te ha dicho?
-Que quiere contarme las novedades de su vida.
Nos veremos aquí mañana.
-Mira, si ha salido de ella mucho mejor
porque así será menos violento el encuentro.
-Parecía muy feliz.
Hola, preciosa. Oye, lo siento mucho, ya sé que habíamos quedado,
pero no me encuentro nada bien. Tengo el estómago superrevuelto.
Debe haber sido algo que he comido hoy, no sé
y no voy a salir de casa.
Me voy a meter en la cama y a ver si mañana amanezco mejor.
Lo siento, ¿eh?
Bueno, dulces sueños.
Hola, buenas noches.
Quería comprar un billete para el próximo vuelo a Tailandia.
Sí, el horario no me importa. El precio tampoco es un problema.
Un momento, por favor.
Sofía, te acabo de dejar un mensaje.
¿Me das un segundo?
Perdone, ahora no puedo atenderle. Mañana terminamos la conversación.
-¿Con quién hablabas?
-Con un cliente de Transportes Quintero
por un tema de un envío que va con algo de retraso.
-¿Y tratas así a nuestros clientes? ¿No crees que has sido brusco?
-Sí, tienes razón, es... Mañana le llamo y me disculpo.
No tengo el cuerpo para tonterías, ¿no has oído mi mensaje?
-Sí, subiendo en el ascensor.
-Pues ya lo siento que hayas venido para nada.
Te tenía que haber avisado antes.
-¿Tan mal estás?
Pareces enfermo, tal vez un poco pálido.
-Yo me encuentro fatal. Me voy a meter en la cama
y mañana a ver si amanezco mejor.
-Deja que me quede y te cuide.
-Gracias, pero no hace falta, de verdad, Solo necesito dormir.
-Ya que he llegado aquí, me quedo contigo
y así se te hace más llevadero. -Sofía, es que me encuentro mal.
y yo, cuando estoy así, soy de los que prefieren estar solos.
-¿Qué pasa, Sergio?
Parece que estuvieras deseando librarte de mí.
¿Es que tienes algún otro plan para esta noche?
-No empieces con tus ideas raras, por favor. ¿Qué planes?
-Perdóname, es que, cuando me rechazas,
se me dispara la imaginación.
Fíjate que me ha dado por pensar
que pensabas largarte al extranjero
con el dinero que has desviado de mi cuenta en Panamá
a otra en un banco suizo.
¿Qué pasa? ¿Creías que no me iba a enterar?
-Quieta ahí.
-Entonces es cierto.
Pensabas largarte con mi dinero. -No te quejes,
solo cogí una mísera parte de la fortuna de Alejandro.
Es mi justo pago por los servicios prestados.
Debería haber cogido mucho más
después de lo que he aguantado con tu exmarido y contigo.
-¿Por qué quieres conformarte solo con una parte
cuando yo estaba dispuesta a compartirlo todo contigo?
-¿Compartir? No seas cínica.
Nunca me has tratado como a un igual, digas lo que digas.
Jamás me has dado opción, Sofía.
Me has tratado como a un esclavo en la cama y en la empresa.
Estoy harto.
No soporto ni una noche más a tu lado. Me das asco, Sofía.
-Te vas a tragar tus palabras. No me merezco que me hables así.
-Cállate, Sofía. No quiero escucharte más.
Siéntate ahí. Ahora soy yo el que manda.
-Mañana le explicaré a mi madre
lo importante que es para mí apoyarte económicamente en este proyecto.
Además, lo podemos considerar una inversión
porque si el nuevo centro me da trabajo...
-Pese a lo que responda, te agradezco el esfuerzo.
Eres mi luz.
-Debería irme ya, se ha hecho tardísimo.
-Nunca es tarde para una sesión de meditación.
Ha sido un día lleno de emociones y nos vendría bien a los dos.
-Hombre, yo iba a hacerlo antes de acostarme sola,
pero si es contigo, mucho mejor.
-Espera, que te quiero dar una cosa.
-Pero esas no son como las otras. -No, estas son unos activos vegetales
que ayudan a las conexiones neuronales.
-¿Son naturales? -Por supuesto.
Y no creas que se las doy a todos los alumnos,
solo a los que han alcanzado una maduración
y un conocimiento personal.
-A mí ya me va bien con las pastillas que me estoy tomando.
-Ya. Puede que me haya precipitado
y que no estés preparada, así que da igual.
-No, espera, espera. ¿Qué me van a hacer sentir?
-Van a fomentar tus sentidos para potenciar la meditación,
conectar mejor con el aquí y el ahora,
profundizar en tu espíritu y puede que alcanzar la iluminación.
¿Qué pasa? ¿No te sientes segura o no confías en mí?
-Por supuesto que confío en ti.
-Tienes suerte de que no sea un asesino,
a pesar de lo que opine la policía.
Si lo fuera, te hubiera metido un tiro entre ceja y ceja,
que te lo mereces. Pero ¿sabes qué?
Me divierte más saber que te dejo atrás, jodida y sola.
Las corbatas te las puedes quedar, allí donde voy no las necesito.
A ver cuánto dura tu negocio sin mí, la reina de Cali.
Apuesto a que, muy pronto, estás presa o muerta.
No sé si será la policía, el CNI o tus enemigos,
pero el día que caigas me alegraré muchísimo.
Eso sí, yo estaré a miles de kilómetros de distancia.
Hasta nunca, Sofía.
-No hagas ninguna tontería y tira para dentro.
Vaya, vaya, ¿iba a algún sitio, señor Martínez?
-¿Qué haces tú aquí?
-Ya lo ves, estropear tu estupendo plan.
Eres demasiado arrogante para creer
que yo sea capaz de arruinarte el chiringuito.
¿Quién te crees que avisó a la señora de que le estabas haciendo la cama?
Es una pena que tu estupendo plan se esfume.
-Espera, Tote, no lo rompas, por favor.
-Porque tú lo digas.
-Puedo compartir contigo todo lo que he robado. Es mucha pasta.
-Ya no necesito tus limosnas.
Ahora yo voy a ser el lugarteniente de la señora.
Dígaselo usted, jefa.
-¿Qué tal sienta cuando te traicionan, Sergio?
-Me humillaste, me insultaste, te burlaste de mí
y ahora lo vas a pagar.
-Lo siento, Tote.
Sé que reaccioné fatal. Yo no quería herirte.
He sido un bruto, pero suelta...
-Me abrí a ti como nunca me había abierto a nadie
y tú me despreciaste como a un perro.
-Podemos huir juntos.
Cogemos el dinero y nos largamos, tío.
(SE QUEJA)
-No todo se arregla con dinero, cabrón.
-¿Qué tal, cariño? ¿Qué tal el día?
Bueno, dímelo a mí. Ha sido muy frustrante
tener que dejar a muchos pacientes a mitad de tratamiento.
En fin... Cuando cerré la puerta de la consulta,
reconozco que se me cayeron unas lágrimas.
Hoy he conocido al nuevo, a Miguel Flores.
Hemos estado hablando largo y tendido del barrio y de ti.
Estaba impresionado por haberte conocido.
Eres toda una institución.
Pero la verdad es que, cuando estuve hablando con él,
me di cuenta de una cosa.
Eso por supuesto, pero estoy hablando en serio.
Creo que debo irme solo a Milán.
Tu sitio está aquí, en comisaría.
Si vienes conmigo, te aburrirás.
Tu sitio está aquí, con tus agentes, en la comisaría.
Eres vital para ellos
y, por extensión, para los vecinos del barrio.
Se van a quedar sin un médico estupendo,
¿vas a hacer que prescindan de tus servicios?
Ya me cuidará el equipo del doctor Salazar,
poco podrás hacer tú.
pero vas a poder ir a verme todos los fines de semana
y podrás llamarme por teléfono a diario
para contarme tu vida en la comisaría.
Tú también necesitas apoyo, Claudia, y aquí lo vas a tener a raudales.
Claro que podrás porque eres la persona más fuerte que conozco.
Tu sitio está aquí, al lado de Olga.
¿Por qué no me abrazas y dejas que sea yo quien decida, por una vez?
Por eso, ya está decidido, me voy solo a Milán.
-Señora,
parece que el bello durmiente ya se ha despertado.
-En menos de lo que canta un gallo se iba a acabar mi reinado.
Nunca te salen los planes, ¿verdad?
Pobrecito mío, tienes muy mala suerte.
¿Ves lo que pasa cuando te burlas de los sentimientos de los demás?
Tranquilízate, Sergio.
Vamos a pasar mucho tiempo en esta habitación.
Gallardo, cuelga el cartel de "no molestar".
-Como usted mande, jefa.
-Trágatela.
Solo espero que te mueras atragantado
porque lo que tengo pensado para ti es mucho más lento y doloroso.
Vamos, trágatela.
¿No querías irte de viaje? Pues ya lo has conseguido.
Vete al infierno.
¡Traga!
Yo no sé quién mató a ese fulano.
Va a ser que sí.
Ya lo hemos hablado, te lo pido por favor.
No quiero discutir más de esto. Me voy a ir solo a Milán.
Os pido que comprendáis mi decisión.
¿Te estás riendo de mí?
Vale que no me quieras prestar el dinero,
pero de ahí a llamarme tonta, mamá... -No te llamo tonta.
Te estás poniendo como me puse yo
cuando viniste a abrirme los ojos con Mike.
-Lo de Mike era una estafa. Mike no era real, no existía.
-Iago Narbona tampoco existe.
Se llama Andrés no sé qué y es un timador.
-Tienes la capacidad de iluminar, tienes luz interior.
Puedes abrirle los ojos. Si tu madre quiere darte lo mejor,
hazle entender que lo correcto es darte el dinero.
-Lo siento, de verdad, pero no puedo.
-No sé, Paty, me decepcionas.
Pensé que tu compromiso con esta comunidad era más férrea.
-¿Te ha pedido dinero para Iago?
-Sí, el tío se lo ha vendido como una inversión
y le ha prometido un trabajo, ¿os lo creéis?
-La cosa va a peor. -Este es un lugar de armonía.
-Y yo te recuerdo que me debes 3000 euros
y necesito que me los devuelvas. -No es lugar ni momento de hablarlo.
-Me ha llamado el doctor Salazar.
Quieren empezar mañana a primera hora.
-Toma. Te ayudará a la meditación.
Tienes que estar alerta, Paty. Tus convicciones ahora son firmes,
pero es difícil superar el juicio de los que te rodena.
Has nacido como una esclava, como todos.
Ahora estás en el camino del conocimiento,
pero puede que algún día te tiente darte media vuelta.
Tienes que estar alerta.
¿Sabes cuánta energía y esfuerzo he invertido en ti?
Tienes un compromiso conmigo. No puedes abandonar la comunidad así.
-Sí, soy libre de hacer lo que quiera.
No pienso volver a tu sala de meditación en la vida.
-Muy bien, pues debes pagar una multa.
Son 3000 euros, si no, hablaré con el resto de discípulos.
-Hablar, ¿de qué? -Les diré que nos has traicionado.
La inspectora jefe Miralles es la policía más veterana de la comisaría del Distrito Sur. La inspectora Alicia Ocaña se incorpora a la comisaría. Ambas son el eje en torno al que gira la vida personal y profesional de sus compañeros y los casos policiales que afectan al barrio.