2015-2017
Esa mujer ha muerto por mi culpa.
-No saquemos conclusiones precipitadas.
-¿Es que no se da cuenta? Este asesinato es
la respuesta la carta que escribí en el periódico.
Él sabía que era una trampa y me la jugó.
-Aún no lo sabemos. -¡Qué arrogante y estúpida fui!
Tendría que haberle hecho caso y no escribir ese artículo nunca.
-Puede que sea una coincidencia. -¡No!
Esa mujer murió por mi culpa.
-Dame el arma.
¡Dámela! Así terminaré con él y terminarán tus pro...
Baja el arma. Baja el arma.
que no estás descansando?
Pero nos espera una jornada larguísima.
Deberías reposar.
con la reina.
No, Blanca. El ágape es la parte más importante del día.
Es donde estará la prensa.
No. Pero no nos queda otra.
Usted limítese a ser amable, correcta,
elegante, como siempre.
-Desde que Puri nos visitó, Carolina está peor de los nervios.
Ya sabes lo delicada que es. -Bonito eufemismo.
Ya sabes lo que opino. -Ha cambiado.
-No sé quién es peor, si Puri o Carolina.
Sales de un problema y te metes en otro.
-Voy a ver si hablo con Purificación hoy mismo
y consigo que entre en razón.
-Te has acostumbrado a lo que te doy y te gusta.
Así que, si quieres seguir disfrutando de ello,
serás mi hombre y el de nadie más.
-Es vital que ella vaya a la fiesta alemana
a la que están invitados. Allí la espera un político,
un político alemán que no está muy conforme con su país
y quiere ayudarnos. -No me hace ni pizca de gracia
que Diana exponga su vida de esa manera.
¿Qué les parece si disfrutamos de un coñac excelente
que han traído de las Bodegas de Tarón.
Acompáñenme, por favor.
Por ahí.
Haced lo que tengáis que hacer, pero rápido.
Solo les podré entretener
cinco minutos. -Gracias.
-He venido a verte. -Pues yo no puedo verte.
Tu padre y yo estamos haciendo negocios.
-Está haciendo negocios él solo.
Te he visto la cara de sopor desde lejos.
-Eso qué más da. Nadie nos puede ver charlando juntos.
-¿Y eso por qué? -Porque si alguien conocido nos ve,
se lo puede contar a Sofía.
-Casi todo el mundo sabe que somos amigos.
Si te comportaras con más naturalidad,
nadie se fijaría en nosotros.
-¿Qué pasa? ¿He dicho algo inconveniente?
¿La medalla?
Sí. Es muy normal. Fácilmente, se encuentra
en cualquier joyería.
-¡Ay, señorita, la que se le viene encima!
-No me asustes. ¿Les ha pasado algo
a alguna de mis hermanas? -No.
A la que le pasará algo, es a usted,
como don Carlos y doña Sofía la vean tan recuperada.
-¿Están aquí? -En el pasillo.
Quieren saber cómo se encuentra.
Doña Sofía ha insistido mucho en entrar,
pero menos mal que la convencí para que esperase.
¿Qué hago? -No se marcharán sin verme.
Y yo no pienso volver a ponerme el camisón y meterme en la cama,
después de estar arreglada. -¡Ja!
-¿Qué te pasa ahora? -No. A mí, nada.
-Suéltalo. Di que esto me pasa por mentir
y que ya me lo advertiste, pero no te hice caso.
-¿Para qué gastar saliva, si ya lo dice usted todo?
-Anda, diles que pasen.
-Elisa. -Sofía. Carlos.
-¿Qué haces levantada? Pensaba que te encontraría peor.
-Y lo estaba. Pero resulta que he pasado una noche mejor
de lo que esperaba.
¿No te parece, Carlos? -No. No sé.
-Carlos llegó a las tantas de la fiesta de los alemanes,
por eso está un poco dormido.
-Debió estar muy entretenido para llegar tan tarde.
-Ocupado. No me dejaron en paz. Los negocios.
-Bueno, pero tú estás radiante.
No hay nada como un sueño reparador
para que desaparezca el malestar.
-Sí. Ya te digo que pasé muy buena noche.
-Bueno, yo, con su permiso, voy a arreglar la habitación.
Si no, se me echa la mañana encima.
-Sofía, siento haber estropeado tus planes de ayer.
-No, tranquila. No nos perdimos nada.
Según Carlos, fue un completo aburrimiento.
-¿Aburrimiento? ¿Y no hubo nada que mejorara
la noche, Carlos? -Bueno, hubo momentos
en los que saludé a personas y... ¿Bajamos al salón
y así charlamos más cómodos? -Me parece buena idea.
Pero antes, necesito ir al baño. -¿Al baño?
Merceditas te acompañará. -No hace falta. Sé dónde está.
-Si la señora sabe... -Insisto, de verdad.
Así, si necesitas cualquier cosa, ella te lo podrá dar.
Merceditas, antes de volver, quiero que prepares bollos y café.
-Como mande la señorita.
-Vamos a ir bajando al salón y esperamos a Sofía.
-¿Dónde vas con tanta prisa? ¿Es que me intentas evitar?
-¿Yo? No.
-Entonces, ¿por qué no aprovechamos el tiempo que tenemos a solas?
-Elisa, por favor, basta. Basta de este jueguecito
que te traes entre manos. -No estoy jugando a nada.
Pero si quieres que pare, tendrás que escucharme.
-Está bien. Habla. (SOFÍA) ¿Elisa? ¿Carlos?
-¡Sí, seguimos aquí! -Quiero hablarte a solas.
Sobre lo de anoche. -Esta tarde, cuando salga
de trabajar, si quieres,
nos vemos en el Ambigú. Ahora, compórtate.
-¿Qué hacéis aquí todavía? -Ay, Sofía.
Te estábamos esperando. ¿Vamos?
-Pues mira.
Eso fue lo que el agregado comercial pudo decirme
sobre las maniobras alemanas
para conseguir la participación de España en la guerra.
-Nos resultará muy útil. -Y todavía hay más.
Aunque no pudo explayarse demasiado.
Me resultó muy difícil quedarme
a solas con él. Apenas unos minutos.
-¿A quién le debes esos minutos?
Porque no ha oído mi nombre por ningún lado.
-Así que su marido le ha ayudado.
-Y mucho. -Un poco.
¿Qué más da quien lo consiguiera?
Lo importante es que tenemos la información.
-Solo pretendía que mi participación quedara clara.
-Sí. Me ha quedado claro.
¿Podemos continuar con el informe? -Por favor.
-Los alemanes, en colaboración con el káiser...
Espere.
Anoté su nombre en un papel para no olvidarme.
-¿No es un poco arriesgado que una espía
ande anotando cosas en papelitos?
-Sí, es verdad. Es imprudente.
(LEE EN ALEMÁN)
¿Qué ocurre con ello? -Están desarrollando
un sistema para extraer gaseoso a través de unos cilindros.
Supongo que para atacar a las trincheras enemigas.
-Es una pésima noticia. Nuestras tropas no están preparadas
para un ataque de este tipo.
No tienen materiales ni preparación.
-Su próximo objetivo va a ser frente a Langemarck,
al Norte de Ypres, Bélgica.
Un pequeño detalle que Diana ha olvidado mencionar.
-Se lo iba a decir ahora. -¿Seguro?
-Claro. ¿Por qué me hablas en ese tono?
-No sé. Como no lo anotaste en ningún papel.
-¿No decía que el espionaje
era un trabajo para hacer en solitario?
No lo suficiente. -Por favor.
Se trata de un asunto serio.
La vida de nuestras tropas peligra.
-No quería dar la impresión de que no me importa.
Es un juego que tengo con mi mujer.
-Pues déjalo para cuando estemos a solas, mi amor.
-Tengo que irme a informar a mis superiores.
-Todavía hay más.
Los alemanes están intentando aumentar
el efecto mortífero del cloro. Como si lo que tuvieran,
no les pareciese suficiente.
-Dígame que aún no lo han conseguido.
-Todavía no. Pero el agregado cree que no van a tardar.
Están trabajando con un científico que está experimentando
con fosgeno. -¿Cómo se llama?
-Lo siento, pero no pude retener el nombre.
Justo nos interrumpieron
en ese momento. -Fritz Haber.
Fui yo quien les interrumpió.
En mis años de juventud en París, tuve un compañero de correrías
con el mismo apellido. Además, hay muchos alemanes
que se llaman Fritz. No ha sido difícil recordarlo.
-Gracias. -De nada.
Hacemos un buen equipo. ¿No cree?
-Sí.
Aunque la noticia de Fritz Haber y su colaboración
es mala noticia.
Es un genio.
He de irme. -Le acompaño a la puerta.
-Sí. Pronto recibirá noticias de su próxima misión.
Muchas gracias. No todo el mundo dejaría que su esposa
arriesgase su vida.
-Yo no le voy a dejar.
-¿Qué dice?
-No voy a dejar que siga colaborando con ustedes.
Salvo que acepte mis condiciones. -¿Qué condiciones?
-¿De qué estáis hablando?
Aquí tiene. Buen provecho.
-Antonia. -Hombre, Germán. ¿Cómo tú por aquí?
-He salido a dar una vuelta y he pensado en ver a mi hermana.
-Eso está muy bien, hermano.
-Quería hablar contigo del tema del bautizo.
-Bueno. Lo contento que se puso Enrique
cuando le conté que seré la madrina.
Y eso que a él no le habéis hecho padrino.
Da igual. El pobre, igual, no puede ni venir.
-De eso quería hablarte. Adela y yo no comentamos
detalles de la celebración y se montó un lío.
-Lío ninguno. No pasa nada. Enrique no es rencoroso.
Otra cosa hubiera sido que me lo hubierais hecho a mí.
Ya sabes el carácter que tengo. -Necesito explicártelo,
porque te afecta. -No pasa nada.
Salvador y yo somos los padrinos y ya está.
Eso sí. El faldón de cristianar corre de mi cuenta.
Será el mismo que llevabas tú.
Ya se lo di a la modista para que lo arregle.
Me hace tanta ilusión. No sabéis lo feliz
que me habéis hecho Adela y tú. ¿Qué ibas a contarme?
No disimules. Desde que empezaste a hablarme
del bautizo, tienes la cara hasta el suelo. Es por el dinero.
-Sí. El dinero me afecta. -No le has contado nada a Adela
de tu situación económica. Y ella está organizando
un bautizo por todo lo alto,
creyendo que nadáis en la abundancia.
-No empieces con tus sermones.
-¿Cuándo se lo vas a contar?
El mismo día del bautizo, para arruinarle el día.
-Salvador me echará una mano.
Como es el padrino, pagará la celebración.
-Yo soy la madrina. ¿Qué pretende, quedar por encima?
No, no. -No lo hace por eso.
Es una tradición de los Montaner. El padrino paga el bautizo.
-Me da igual la tradición. Esa niña lleva mi apellido.
No. A mí no me ningunea nadie.
-¿Y qué quieres? ¿Que rechace su ayuda por tu orgullo?
-Por supuesto que no. Compartimos los gastos a medias.
Que no digan que los Rivera no cumplimos como es debido.
-No digas tonterías. ¿De dónde sacarás el dinero?
-Se lo pido a Gabriel. Que no pondrá pegas.
-Ya me ayudaste bastante. El dinero de Gabriel
lo necesitas para ti. -Que no.
No se hable más. Vamos a medias.
No todos los días una es madrina.
Voy a ser la mejor del mundo.
Prueba el queso, verás qué rico. -Por la madrina.
-Sea.
¿Estás loco? No pienso compartir ninguna misión contigo.
-¿Por qué? ¿Acaso no lo hice bien ayer?
-Es cierto. -No. No lo es.
Disculpe un momento, señor Green. Salvador.
No te lo tomes a mal. Como esposo, eres maravilloso.
Pero en esto del espionaje, me sacas de quicio.
-Te podría servir de ayuda.
-Hasta ahora, me las arreglé sin ella.
-Tuviste suerte. Pero no quiere decir que se te acabe.
-Tú me ayudas un día y como tienes un golpe de suerte,
ya te crees un espía consumado.
-Puede que no tenga experiencia como espía,
pero tengo otras cualidades que nos podrían ayudar.
-¿Sí? ¿Como por ejemplo? -Por ejemplo, sé alemán.
Y soy hombre. -Sabía que dirías algo así.
-No lo digo por paternalismo, sino por cuestión práctica.
¿Serías capaz de infiltrarte entre militares alemanes
sin levantar sospechas, como hice yo ayer?
No. Igual que yo no podría acceder
a sitios a los que tú sí puedes.
¿Ves cómo sí hacemos buen equipo?
-No me engañes. Lo que quieres, es tenerme controlada.
-Disculpen. Aunque sean estas sus motivaciones,
su marido tiene razón.
-¿Qué? -Salvador nos ha demostrado
que puede ser útil en las misiones.
Y no debemos rechazar su ayuda cuando la necesitamos.
-¿Y yo no tengo nada que decir al respecto?
-Luchamos todos por el bien mayor.
Nuestras preferencias personales no cuentan.
Bienvenido al equipo. "Welcome".
-"Thank you". -¿Así de fácil?
-Así de fácil. Les dejo con sus discusiones.
-Te advierto una cosa. Tú eres el director de la fábrica,
pero en esto del espionaje, mando yo. ¿De acuerdo?
-A sus órdenes, mi comandante.
¿Qué hace usted aquí? -Lo siento, señorita.
He venido a verla. Llamé. Y como no me contestaba nadie,
pensé que tal vez le hubiera pasado algo y entré.
-La cerradura no está forzada y que yo recuerde,
nunca le he dado un juego de llaves.
-Recuerde que soy policía y de los buenos.
Sé cómo abrir una cerradura.
Y esta se la monté yo y sé cómo funciona.
¿Por qué va vestida de luto?
-Porque ayer fui al funeral de Isabel Muñiz.
Ya le dije que iría. Me quedé a dormir en casa
de mis hermanas, así que aún no pude cambiarme.
-Yo se lo desaconsejé. -Y ahora entiendo por qué.
-Les dijo quién era, ¿no?
-Y ellos me dijeron lo que pensaban de mí.
-Y no fueron muy agradables. -No.
Y no solo por la opinión que tenga esa familia de mí,
que me la merezco, después del artículo, sino...
Porque la culpa por la muerte de esa chica me perseguirá siempre.
Ya tiene bastantes problemas sobre sus hombros
como para cargar con una culpa que no es suya.
Pues es como me siento.
Por eso necesitaba quedarme
a dormir en casa de mis hermanas.
Necesitaba estar rodeada de la gente que me quiere
y desahogarme.
Espero que le haya servido para recomponer su espíritu.
Mucho.
Aunque me temo que a costa de perturbar a Francisca.
¿Qué quiere decir?
Cuando llegué estaba muy hundida.
Así que se lo conté todo, aunque usted me lo prohibió.
No pasa nada,
la prensa enseguida se hará eco de la noticia.
¿Han averiguado algo sobre el asesino?
Sí, la víctima y sus hermanas también recibieron las cartas
que recibieron usted y las otras víctimas.
¿Y no avisaron a la policía?
Pensaron que era la broma de algún gracioso.
Y ahora esa pobre mujer está muerta.
Como voy a desearlo estar yo
si no doy pronto con el asesino.
No exagere. -Ni lo más mínimo.
La prensa critica a mi padre y él se descarga en mí.
Quiere al culpable y lo quiere ya.
Dice que mi torpeza está arruinando su reputación,
que nunca debería haber confiado en mí.
Su padre es muy injusto.
Atrapar a un asesino que actúa al azar
y sin motivo aparente es prácticamente imposible.
Y usted no es la única persona en el caso.
Pero soy el único que lleva su apellido.
Es una deshonra para él.
Evítele por un tiempo, así vivirá más tranquilo.
Ojalá pudiera, pero esta tarde es la fiesta de aniversario
de mis padres y tengo que ir.
Mírelo por el lado bueno, delante de tanta gente
dudo mucho que se atreva a reprocharle nada.
Usted no le conoce. Lo hará.
Por esto y por presentarme solo
sin tener una mujer con la que sentar la cabeza.
Ese es el otro tema
con el que le encanta torturarme.
Y ya empiezo a estar un poco harto.
No parece que le espere un día muy feliz.
Lo mejor de él es ver que usted está bien.
Algo es algo.
Aguarde un momento,
puede que se me haya ocurrido una idea.
¿El qué?
Quizá no sea la única buena noticia del día.
Espéreme un momento.
Pasa.
Francisca, yo...
siento lo que pasó anoche.
Normal.
Normal, sé que otras veces me he comportado como un idiota
pero lo de ayer se llevó la palma.
Hiciste muy bien en detenerme.
No sé hasta dónde habría llegado,
estaba muy borracho.
Bueno, ya me he deshecho de ella.
No, te lo juro.
Francisca, sabía que lo entenderías.
¿Y a qué punto te refieres?
Ya te he dicho que anoche se me fue la mano
con el alcohol, nada más.
No sé a qué te refieres.
Mis sentimientos son los mismos que antes.
Esto no es verdad. ¿Quieres que te lo demuestre?
Dime y te lo demuestro.
Francisca, no me rechaces.
¿Pero qué estás diciendo?
¿Se puede saber qué está haciendo tras esas cortinas?
No se impaciente, enseguida lo verá.
Lo que esté buscando me lo puede dar en otro momento.
Tengo prisa, me tengo que ir. -Espere, ya salgo.
Ya puede darse prisa,
porque mi padre me va a matar si llego tarde.
¿Qué le parece?
Está preciosa, sí.
¿Pero todo esto era para ver cómo le queda ese vestido?
No pretenderá que vaya de luto
a la fiesta de aniversario de sus padres.
¿Qué?
¿Me va a acompañar?
Puedo fingir ser su novia. Así no tendrá que aguantar
reproches ni preguntas sobre su vida.
¿Haría eso por mí de verdad?
Sólo si usted quiere.
Sí, sí, por supuesto que sí.
Es que me ha dejado sin palabras.
No sé cómo agradecérselo.
No hace falta.
Simplemente prométame una velada interesante.
Lo será.
Sin duda... lo será.
(RÍE)
Esto es cosa de Luis, ¿verdad?
Él te ha obligado a hacerlo.
¿Qué decisión, Francisca? ¿Dejarme?
¿Ahora, después de todo lo que hemos pasado
y ahora que por fin lo tenemos tan cerca?
Te juro que no te entiendo.
Esto es lo que has querido desde que volviste.
Por eso te negaste a huir conmigo.
Cualquiera antes que yo.
¿Que no es justo?
Lo tuyo tampoco, así que no busques más excusas.
Tienes razón, no soy tu dueño.
Así que si no quieres estar conmigo, vete.
¿La realidad?
No.
Llama a las cosas por su nombre.
¡Si esto se acaba aquí
es porque tú decides que aquí acabe!
"La neutral dama de la reina". Bonito titular.
Era previsible dada la repercusión
de sus declaraciones.
No, ¿por qué dice eso? No, estuvo usted estupenda.
(LEE) "Yo soy como España, neutral.
Todos los países son hermanos
y abogo por la paz en el mundo."
Brillante. Su majestad se rió muchísimo
al leer sus declaraciones.
le parece una gran manera de resolver la situación.
Ojalá ella pudiera mostrarse tan diplomática.
Y la más apreciada.
Aunque ella no podrá apoyarla públicamente
dado que es escocesa.
Pero opina de un modo bastante parecido a usted.
Al menos no los sumamos al bando alemán.
Y es muy beneficioso para España.
La neutralidad evitará la pérdida de muchas vidas.
Les ha dado que hablar a los periodistas.
Y no ha ido muy bien, así desvía la atención
de la vida privada de sus majestades.
Yo más bien diría "qué no ocurre".
A veces una carga demasiado pesada de llevar.
No se preocupe, la han sacado muy guapa en la foto.
Nadie diría que apenas se habla con su marido.
¿Ah, no? ¿De qué se trata?
Eso me parece que no hay diplomático en el mundo
que lo pueda conseguir.
¿La neutral dama de la reina? Tienes que hacer algo.
Oblígales a que rectifiquen.
Madre, no puedo inmiscuirme
más veces en el trabajo de los periodistas.
¿Vas a permanecer impasible?
¿Qué crees que dirán tus compañeros de partido
y los alemanes cuando lean la noticia?
Por eso Blanca parecía tan relajada en la fiesta.
Lo tenía todo pensado para no molestar a la reina.
Veo que te resulta divertido.
Reconozca que esta vez Blanca nos ha ganado la partida.
Ha estado muy lista. -Demasiado, diría yo.
Se merece que le des un escarmiento.
¿Qué quiere que haga?
Cumplir lo que hasta ahora sólo ha sido una amenaza.
Llamas a la policía y que la traigan de vuelta
aunque sea a rastras. -Así entenderá
que no puede manipularte sin sufrir las consecuencias.
Madre, la frase que dijo Blanca
no es la que esperaban los alemanes.
Pero tampoco se pueden ofender tanto.
Y yo estaba allí apoyándoles.
Sobreviviremos a esto, tranquila.
Estoy hablando de meter en cintura a tu mujer.
Madre, montar un escándalo con la policía arrastrándola
de vuelta a casa sólo me perjudicaría a mí.
Asúmalo, Blanca le ha ganado esta vez.
¿Le vas a permitir que siga burlándose de ti?
Ha estado a punto de destruir nuestra alianza
con los alemanes. -Pero no lo ha hecho.
Y mientras sepa compaginar sus intereses con los nuestros
no hay ningún problema.
Hijo mío, siento decirlo, pero eres un calzonazos.
Madre, no me insulte, por favor.
¿Acaso no tengo razón? Estás a merced de una esposa
que además de no quererte
te maneja como si fueses un títere.
Este calzonazos, como usted me llama,
ha sido capaz de llevar el apellido Loygorri
al Parlamento, y por la puerta de los Leones.
Y gracias a nuestro socios alemanes, que no se te olvide.
¿Y quién consiguió el trato?
¿Entonces por qué desperdicias tu talento rebajándote
a aceptar los caprichos de esa adúltera?
Madre, mida sus palabras.
No le queda mucha gente que la quiera,
no vaya a perderla.
¿Ahora estás amenazando a tu madre?
No, sólo la prevengo
para que no acabe sola y amargada.
Si fueses tan duro con tu esposa
como lo eres conmigo no estaríamos en esta situación.
¿Por qué le cuesta tanto admitir que Blanca
ha salido airosa de una encerrona
y sin molestar a nadie?
¡Me ha molestado a mí!
Mi carrera política no depende de usted.
Y esto de Blanca, mire, no me viene tan mal.
¿A qué te refieres?
Uno nunca sabe cómo va a acabar una guerra.
Y que mi esposa apoye a mi contrincante
es cubrirme las espaldas.
Ten cuidado, hijo, jugar en los dos bandos
puede ser muy peligroso.
No sea tan agorera, madre, y aprenda de Blanca.
Ella sí que sabe jugar a dos bandas.
¿Qué aprenda yo de esa descarriada?
¡Pero bueno, habrase visto,
es lo último que me faltaba por oír!
Qué bien me ha sentado la siesta después del paseo.
¿Algo interesante en el periódico de la tarde?
Tu hermana le está cogiendo gusto
a esto de salir en el periódico.
Está muy favorecida.
Ese es el poder de la prensa.
Eres una mujer muy previsora.
¿Y por qué no contratamos a cuatro y a un malabarista
para que los entretenga?
¿Lo dices en serio?
Si no lo digo sólo por el fotógrafo,
lo digo por la celebración.
¿No crees que se nos está yendo de las manos?
Está bien, como tú quieras.
Sí, eso será más complicado.
Lo he intentado, pero estaba tan ilusionada
que no me dejaba hablar.
Lo siento.
¿No podríamos dejar que Antonia sea la madrina?
Últimamente no ha tenido muchas alegrías la pobre.
El bautizo se está haciendo como tú quieres.
Concédeme esto, no te pido más.
Gracias.
Eso seguro, sí.
No pienses eso.
Trae mala suerte.
¿Qué es lo más importante para educar a un hijo?
Si nos pasara algo, que no nos va a pasar,
estará en las mejores manos.
No te preocupes por eso.
¿Te marchas ya?
¿Tan pronto?
Me he tomado la tarde libre.
Puede que tú seas la jefa en esto del espionaje,
pero aquí mando yo.
Muy gracioso.
Adela me ha llamado
para que la acompañe a pasear al bebé.
Germán está muy cansado y no puede ir con ella.
¿Sigues enfadada por lo de antes?
¿Qué haces? Déjame pasar.
Sé que piensas que intento fastidiarte,
pero sólo quiero vivir esta aventura contigo.
Hacía tiempo que no me sentía tan lleno de energía.
Y ha sido contigo.
¿Me quieres dejar pasar? -¿Vas a darme un bofetón?
Adelante, pongo la mejilla como buen cristiano.
Dale.
Dale.
¿Y eso?
¿No puedo darte un beso?
Puedes darme todos los que quieras.
Pero pensaba que estabas enfadada.
Y yo pensé que sólo querías controlarme.
Por fin te has dado cuenta de que no es así.
De eso y de que soy muy afortunada de tener
un marido tan comprensivo.
Otros hombres no habrían reaccionado como tú
si se enteran que su mujer se convierte en una espía.
Eso no quiere decir que no me preocupe por ti.
Pero cuando me casé contigo ya sabía que no eras
una chica como las demás.
Tú tampoco eres un chico como los demás.
Sabes, la vida contigo es mucho más divertida.
¿A pesar de mis enfados y las peleas?
Con todo ello.
No cambiaría nada de lo que tenemos.
Ser espía te sienta muy bien.
¿Ah, sí? -Sí.
Lo he hecho por ti.
Pero, Diana, te tengo que pedir algo.
Lo que quieras.
Cuando acabe la guerra quiero que continuemos
con nuestros planes.
Lo de vender la fábrica y comprar ese hotelito
con las viñas no era un capricho.
Quiero empezar una nueva vida contigo.
¿De acuerdo?
De acuerdo.
Yo también quiero empezar esa nueva vida.
Bien.
Contigo.
¿Qué le ocurre?
¿Por qué no canta?
No he sido yo la que he insistido
en dar la clase, sino su marido.
Me limito a cumplir órdenes.
Tiene algunos conciertos cerrados
para un par de semanas después del parto.
No querrá tener la voz desentrenada.
Sí, sí, está bien.
Si prefiere descansar por mí no hay problema.
No le diré nada a su marido.
Será nuestro secreto.
No pretendía ofenderla.
Ya le dije que no hiciera caso de los rumores,
la gente es malediciente y solo quiere hacerle daño.
Hay una explicación para esto.
No quiere a su marido.
Sí, será mejor así.
Hoy está muy alterada, quizá mañana podríamos hablar...
Luis no lo va a consentir.
¿Ocurre algo, señora?
-Señora, tranquilícese, se lo ruego.
Esto no le hace ningún bien ni a usted ni a su bebé.
Espero que no tenga que arrepentirse
cuando don Luis se entere de lo sucedido.
No creo que don Luis sienta amor por esa mujer,
en realidad no creo que sienta amor ya...
Por nadie.
-Lo que me faltaba, tener que ir a las casas a tomar medidas.
-Si queremos ser la mejor tienda de Madrid,
tenemos que ofrecer servicios exclusivos
a las mejores clientas. -Antes lo éramos.
Y las clientas venían aquí.
Les daba prestigio que las viesen comprando aquí.
-Pero ahora lo de ir a las casas lo hacen todas
y tenemos que adaptarnos. Así que márchate tranquila,
me quedo en la tienda. -Sí, vuelvo enseguida.
-Espera un momento, ven aquí.
(SILBA)
Eh, ¿qué...?
¿Qué estás haciendo aquí?
-No esperaba un recibimiento así por tu parte.
-Eso te pasa por meter a mis amigos
en asuntos privados. ¿O qué esperabas?
¿Que no sabría de tu charla con Salvador?
-Estuvo mal, pero estaba desesperada.
Lo siento si te molesté. -No quiero tus disculpas,
quiero que no lo hagas.
Nuestros problemas son asunto nuestro.
-No vine aquí para discutir. -¿Y para qué viniste?
Lo que me interesa de ti es saber que...
Que no me vas a poner problemas para obtener la nulidad.
-Antes quiero que veas algo que tengo para ti.
-¿Para mí? ¿El qué? -Abre el sobre y lo verás.
-¿Son de las niñas? -Te echan mucho de menos,
preguntan a todas horas por ti. Te necesitan a su lado.
-Y y también las necesito.
Es una pena que no lo pensaras cuando me abandonaste.
-¿No quieres recuperar el tiempo perdido?
-¡Claro que quiero!
Cuando intentaba verlas me ponías problemas.
-No podía permitir que se confundieran.
-¿Que se confundieran? -Al principio ni te las llevaste,
tuve que cuidarlas solo. -Hasta que supe del error
y vine a por ellas. Y ahora vengo a por ti.
-Nuestro matrimonio está acabado.
-¿Quieres que crean que no las quieres?
¿Que cuando sean mayores te guarden rencor por abandonarlas?
-No las abandoné, soy su padre.
-Actúa en consecuencia y vuelve con tu familia.
-Quiero estar con mis hijas.
Pero también quiero casarme con Carolina.
-Las dos cosas son incompatibles: O la nulidad o tus hijas.
-Qué bonita, parece un angelito. (RÍEN)
Claro.
Debe ser muy fatigoso cuidar del bebé y de Germán.
Por cierto, ¿cómo se encuentra?
No te preocupes, lo importante es que se recupere.
Con el lío de estos días no te he comentado nada, pero,
de momento, no vamos a venderla.
Nos lo queremos tomar con más calma.
Esperar a dejarlo todo bien cerrado.
¿Dispendio? ¿Qué está organizando?
¿No estás exagerando un poco? Voy a parecer una madrina de boda.
¿Qué ocurre?
¿No me vas a invitar?
¿Germán se lo ha pedido?
Claro. ¿Y qué vais a hacer?
(RÍEN)
No pasa nada, lo entiendo.
Haremos una cosa: Dejaremos que Antonia figure
como la madrina en el bautizo y en las fotos,
pero el resto del tiempo, en secreto, la madrina seré yo.
te lo aseguro.
¿Sí?
(RÍEN)
-¿Tendremos listo el nuevo pedido a tiempo?
-Vamos con retraso, perolos obreros echarán
las horas necesarias para que salga en fecha.
-Apunte las horas extra para pagarlas como es debido.
Se las cargaremos a los alemanes. Si tienen prisa, que paguen.
-Sí. Están tan contentos con que no se venda la fábrica
que lo harían gratis. -No tenían que preocuparse,
su trabajo estaba garantizado.
-Ustedes no iban a estar y no todos los patrones
son tan justos. -Se lo agradezco,
pero no pensarán así cuando sepan que la venta se pospuso,
pero no se ha anulado.
-No les va a gustar mucho pero es su decisión.
-Dejemos ese tema. Volvamos al trabajo.
-Sí, ¿tiene un momento? -Sí, dígame.
-Los alemanes han llamado en su ausencia.
-¿Y qué quieren? -Aparte de las telas,
un cargamento de cloro mayor.
-No pueden pedirnos eso cuando quieran,
no aparece en el contrato y no es nuestra obligación.
-Nos amenazan con rescindir el contrato si no cumplimos.
¿Qué hago? ¿Llamo a los proveedores?
-No saldrán más cloro hasta nueva orden.
Si llaman, me pasa la llamada. -¿Y si cumplen su amenaza?
-Contratos hay muchos, pero vida una.
No pondré en riesgo la vida de más personas.
Ahora sí, volvamos al trabajo. -Vale.
-Llegas tarde. -Estuve a punto de no venir.
-¿Les tomo nota ya o esperarán a doña Sofía?
-No, no puede venir hoy.
-Ajá. -Tráenos dos licores de café.
-Perdón si me meto donde nadie me llama,
¿pero no es usted un poco joven para un licor?
-Hace meses que hice mi puesta de largo.
Pero, si no estás conforme, hablaré con tu jefa
o con Merceditas. -No, yo le traigo el licor ahora.
-¿Qué quieres, Elisa?
-¿No prefieres esperar al licor? -No.
Debo llegar pronto a casa o Sofía me hará preguntas
a las que no sabrá contestar.
A diferencia de ti, no se me da bien mentir.
-No sé si tomarme eso como una ofensa o un cumplido.
-¿De qué se trata? -¿De qué se va a tratar?
-Elisa, soy un hombre casado y estoy muy feliz con Sofía.
-Y hacéis muy buena pareja, si yo eso no lo discuto.
-Pero, a veces...
A veces el amor y la pasión no tienen por qué ir de la mano.
-Si pretendes que abandone a mi mujer por ti...
-¿Cómo voy a pretender eso?
¡De verdad que tienes unas cosas!
Sofía es mi amiga y yo...
Yo no soy celosa.
No me importa compartirte.
-¿Cómo? -Sus licores.
¿Se encuentra usted bien? -Sí.
Está algo impresionado por lo que acabo de contarle,
pero se le pasará.
-Sí. -Eso espero.
-Elisa, ¿se puede saber qué tontería acabas de decir?
-No es ninguna tontería, hablo completamente en serio.
-¿Pero te estás ofreciendo a ser...?
-Tu amante. Sí.
Todos los hombres acaban teniendo una tarde o temprano.
Carlos...
¿No quieres seguir con tu matrimonio y...?
¿Y, a la vez, poder disfrutar de mí cuando te plazca?
-¿Tú te has vuelto loca?
-Me dices eso, pero tus ojos dicen otra cosa.
Pero, bueno, si no estás muy seguro,
puedes probar conmigo una noche y...
Y luego ya decides. -Pero, vamos a ver, Elisa,
que tú eres mi amiga. -¡Precisamente!
-¿Y qué pasa con tu virtud?
-Lo he estado pensando y eres el hombre perfecto.
¿Qué?
¿Vas a atreverte
o vas a pasar el resto de tu vida amargado
pensando cómo habría sido?
¡Abre la puerta o la echo abajo!
a mi secretaria echándola?
la relación entre los tres.
Si no me trataras como a un desconocido, nada habría pasado.
No me desafíes.
Te lo advierto.
¿Qué insinúas?
Yo también le vi la cara a Gabriel y me he aguantado.
Hiciste cosas peores.
¡Ni hablar! Tenemos un trato
y lo vamos a cumplir.
Ella me da lo que tú me niegas,
¿o vas a cumplir con tus deberes como esposa?
¿De cualquier cosa?
¿Cómo he estado? ¿Podría dedicarme al mundo de la actuación?
-¡Y tanto! Mi padre se ha quedado encantado.
Me ha preguntado, en una parte, que cuando nos casábamos.
-No bromee. -No, no, se lo digo.
Me ha dicho textualmente: "No puedes dejar escapar
a una muchacha como esa". (RÍE)
-No sé cómo ha conseguido ganárselo, pero es verdad.
-No ha sido difícil, su familia es encantadora,
incluso su padre. -Con las visitas pero algo es algo.
Al menos no preguntó por el Asesino del Talión.
-Me alegra haberle ayudado. -Lo malo es que me voy a pasar
las próximas celebraciones familiares explicando
por qué lo nuestro no ha salido bien.
-Por eso no se preocupe,
fingiré ser su novia cuando necesite.
-Por un momento, en la fiesta,
mientras estábamos fingiendo ser novios...
-¿Qué iba a decir?
-Es usted preciosa.
Tan... Tan dulce y tan...
Tan inteligente.
Si una mujer pudiese gustarme,
sin duda, sería usted.
-Es usted muy galán.
-¿Qué le ha parecido?
-¿Quiere la verdad?
No he sentido nada.
-Yo tampoco.
(RÍEN) -Es una auténtica pena,
porque mi vida sería tan fácil si la tuviera a usted a mi lado.
-Sí, pero sería una vida de mentira.
-He ganado y perdido una novia en el mismo día, eso es velocidad.
(RÍEN) -Puede que haya perdido una novia,
pero ha ganado una amiga para siempre.
-Lo sé. Y aquí tiene usted a un amigo.
-Ese beso sí lo he notado. ¿Y usted?
-¿Tengo que preguntarle qué ha ocurrido
o me lo cuentan sin más?
-Los alemanes quieren que les enviemos más cloro
con el próximo pedido de telas.
-¿Y cuándo sale ese pedido?
-En cinco días.
-Por si había alguna duda sobre para qué lo quieren utilizar.
-Ese envío no puede hacerse.
-Pero han amenazado con romper el contrato
si no enviamos ese cloro. -Aún así.
-Si rompemos el acuerdo con ellos, sería el final para la fábrica.
-¿Qué les preocupa? -Tiene que ver con acontecimientos
recientes relacionados con la reina y mi esposa.
Seguro que sabe de lo que le hablo.
-Puedo figurármelo.
-El asunto es si la Casa Real
utilizó a mi esposa con fines políticos.
Blanca Silva.
Una mujer bellísima.
Ya estoy al corriente de su relación con ella.
No se inquiete, conmigo su secreto está a salvo.
-¿Dónde celebró su puesta de largo?
-En mi casa.
-¿Y sus hermanas? -¿Qué importancia tiene eso?
-¿Dónde celebraron sus hermanas su puesta de largo?
-No le contaré nada hasta que no me diga
a qué viene tanto misterio.
-Lo que voy a decirte...
Te va a doler y te costará entenderlo.
-¿De qué me estás hablando, Bernardo?
-Yo necesito tener a mis hijas conmigo,
bueno, esto sí puedes entenderlo.
-Sí, claro, y podrán venir a vivir con nosotros.
-No, eso es imposible, Purificación...
Nunca lo permitiría.
-¿Qué me estás queriendo decir con esto?
-Parece que se ha quedado una mañana estupenda.
-Elisa, si vas a hablar del tiempo no podré decirte
lo que te tengo que decir. -Ya.
¿Eso quiere decir que ya tienes una respuesta a lo que te ofrecí?
-Sí.
-¿Y bien? ¿Vas a pasar una noche conmigo?
-Si no enviamos el cloro, tendremos un problema con Ricardo
y otro más grave con los alemanes, porque él les hará saber
que, si no enviamos ese cloro, es porque no nos da la gana.
-Y, si lo enviamos, tendremos un problema
con el Sr. Green y con los ingleses.
-Y ya sabemos que tendremos parte de culpa
de lo que le hagan los alemanes. No será teñir telas.
-¿Empezamos? -No. No será necesario.
-Pero tenemos varios asuntos pendientes.
-No hará falta que te encargues de ellos.
-¿Por qué? -Estás despedida.
-Ah, ¿despedida?
-Tenías toda la razón.
No tiene ningún sentido mantenerla como concubina cuando
mi esposa está dispuesta a satisfacer todos mis deseos.
Porque eso es lo que tú me prometiste ayer.
-¡Dios mío! -¿Los ha encontrado?
-No.
-¿Y por qué se le ha quedado esa cara?
-Merceditas, mejor que vuelvas a tus tareas,
aquí no está el libro.
Teresa descubre que Humildad ha sufrido una crisis e informa a Mauro. Trini había preparado un plan sorpresa para Ramón, pero él no aparece en todo el día. Ramón se entera por Ginés de que Clemente es prestamista. Rosina se encuentra a Casilda en el portal y exige que la echen del edificio. Pablo y Leonor se niegan y Cayetana no le hace caso, por lo que Casilda se queda en el altillo. El asunto aleja a Rosina de Pablo y de Leonor.
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LLevo dias sin poder verla por que se para todo el tiempo
Los comentarios al pié del video corresponden a la novela Acacias 38.