Sinopsis
Casi siempre llenos hasta finales de los 80, hoy se encuentran a menos del 10% de su capacidad y, salvo milagro meteorológico, no parece que esta situación vaya a revertirse pronto. “Donde estamos ahora era agua. Aquí había una playa, y un embarcadero”, nos comenta apenado Jesús Martínez, vecino de la urbanización Las Brisas de Sacedón, el pueblo más cercano al embalse de Entrepeñas; “ahora el panorama es dantesco”, remacha. Y su opinión no es única. Son muchos los vecinos de la zona que se acercan para ver con sus propios ojos el pantano casi vacío.
Las escasas lluvias de este año han agudizado una situación que ya era de por sí preocupante, puesto que el Tajo hace tiempo que no goza de demasiada buena salud en su tramo inicial y también en el medio. Alejandro Cano, de la Plataforma salvemos el Tajo de Toledo lo define así: “desde que se hacen trasvases del Tajo al río Segura en Murcia, el Tajo baja con muy poco caudal y es incapaz de asimilar toda la contaminación que llega de Madrid con el río Jarama. Así que el Tajo por Toledo es una cloaca a cielo abierto”.
Desde Murcia, sin embargo, no creen que se les pueda achacar a ellos la responsabilidad. Nos lo argumenta Francisco Jódar, consejero de agua del Gobierno de la Región de Murcia: “Somos los más interesados en que el Tajo goce de buena salud. Su agua sirve para mantener los empleos en nuestra agricultura. Nos va la vida en ello”.
El asunto no tiene fácil solución, pero el Tajo las necesita con urgencia. Un paseo en piragua por Talavera de la Reina con un campeón del Mundo como Rodrigo Cubelos, nos muestra que el Tajo está lleno de algas, suciedad, sin caudal y contaminado. “El Tajo nos está dando un ultimátum”, sentencia.
