Sábado a las 12.00 horas
Sí, creada por un emprendedor social que se llama Dan Acher,
que se fija en el problema del aislamiento en las ciudades
y de cómo en los barrios cada vez nos aislamos más
y cada vez son menos las oportunidades que tenemos
de iniciar una conversación con un desconocido.
Hablar y conocer a alguien que vive cerca y que no sabemos quién es.
Dan Acher de joven da la vuelta al mundo.
Antes de entrar a la universidad,
visita países asiáticos,
preguntándose constantemente qué es lo que hace
que nos sintamos que pertenecemos a un lugar.
Crea varias iniciativas en estos lugares.
Por ejemplo, crea en diferentes países
una iniciativa que se llama Critical Mass
para que se evidencie la necesidad de las bicicletas,
de poder utilizar en la ciudad,
y se da cuenta de que tiene un cierto poder de convocatoria
para hacer estas iniciativas en el espacio público.
Y cuando vuelve a su ciudad, a Ginebra,
la ciudad le pide que organice una de estas fiestas de final de año.
Y él, en lugar de centrarse en música y bebida, lo clásico,
hace un experimento comunitario para, digamos,
estimular a los vecinos,
que hagan cosas conjuntamente en los barrios para conocerse más.
En particular, instalaciones artísticas.
En base a este modelo, que se vuelve muy exitoso,
empieza a organizar más
y ahora Happy City Lab es un poco el modelo que explota esta idea.
La idea es barrios
donde la cultura no tiene mucha visibilidad o mucha presencia,
crear iniciativas en la calle donde vecinos que no se conocen
crean juntos instalaciones artísticas
dándose cuenta que pueden lograr cosas conjuntamente
y después tienen la responsabilidad de cuidar de esta pieza
y mantienen, a través de esto,
una relación y una continuidad de lazos.
De esta manera, hay personas que antes no se conocían,
se conocen, hacen algo juntas y crean algo juntas.
Son iniciativas maravillosas, como podemos ver,
cosas muy creativas y muy locas
que realmente tienen un efecto en el tejido de la ciudad.
Happy City Lab.
Vamos a una unidad de medida aún más pequeña, la escalera.
La iniciativa es de una emprendedora social, Rosa Jiménez,
que ha trabajado en el área de cuidados durante mucho tiempo
y que es de Sevilla. Venía de una escalera
que era de una clase, digamos, relativamente modesta esa escalera
y todo el mundo se ayudaba.
Hoy limpio la escalera, mañana la limpias tú,
tú no puedes subirte la compra, te la subo yo.
Y llega a Madrid y, en cierto modo,
observa cómo nuestros comportamientos con nuestros vecinos
son muy aislantes, evitamos al vecino.
Intentamos ralentizar para no subir con él en el ascensor.
o incluso, lo único que nos une a ese vecino
son los golpes que damos en la pared
cuando oímos que otra persona está siendo...
Donde a veces nos estrangulamos.
Realmente, las reuniones de la comunidad
no son lugares de lazos y de unirse, precisamente.
Y crea una iniciativa de planteamiento muy sencillo
que se llama "La escalera",
y es un cartel y una serie de pegatinas que puedes utilizar
para hacerles saber a tus vecinos, a tu comunidad,
a la gente de tu escalera,
que estás dispuesto a compartir unas cosas.
¿Compartimos Wi-Fi? ¿Te subo la compra?
¿Me riegas las plantas? ¿Nos tomamos un café?
Pequeñas cosas, pequeñas pegatinas.
La cosa tiene cierto éxito.
Hay 2000 descargas de estos materiales.
Unas 30 escaleras que hacen el experimento,
donde suceden cosas del tipo: "Yo te doy la lavadora",
te da a usar, "y tú me das el detergente y el suavizante".
O...
Tú y yo nos damos cuenta que somos los únicos que vivimos en esta casa,
este piso es nuestro, lo usamos nosotros.
Todo lo demás son pisos turísticos. Por tanto, tenemos cosas que decir.
U otras iniciativas del tipo "todos los vecinos en un wasap".
Que parece una cosa pequeña y superficial,
pero es el inicio de algo.
Exactamente.
O niños que dejan mensajes
del tipo "Quiero ayudar a las personas mayores".
Y así, poco a poco, nos damos cuenta...
Porque no son solo intercambios económicos.
No son solo compartir Wi-Fi para ahorrar dinero. No.
Son pequeños medios para volver a crear lazos.
Y, obviamente, este modelo
es muy interesante y Rosa se pregunta cuál es el siguiente paso.
Por ejemplo, ¿qué sucedería si, como dices tú,
las comunidades de vecinos, en lugar de hacer reuniones
donde nos estrangulamos y nos peleamos por cuestiones de dinero,
fueran realmente reuniones donde los vecinos pudieran darse cuenta
de cómo ayudarse más.
¿Qué sucedería si nosotros a una persona mayor y sola,
que está en un centro de día, le dijéramos:
"Organiza una escalera en tu escalera.
Y vuelve a crear alrededor de ti una serie de lazos
que hacen innecesario ir a un centro de día"?
¿Qué podía pasar si viéramos la escalera por lo que es?
Es bueno pensar en lo que podemos hacer entre todos.
Sí, porque no se trata de grandes inversiones económicas.
Es más un clic en la mentalidad.
¿Qué pasaría si cada escalera fuera de nuevo un lugar donde nos cuidamos?
Merece la pena ese proyecto. Y ella es fantástica.
Rosa Jiménez de esta pequeña iniciativa
está haciendo crecer esta idea
y yo creo que Madrid puede ser mucho más justa y solidaria
si podemos hacer eso.
Muchas gracias.
Bueno, podríamos definirlos
como aquellos actos que van más allá del sujeto,
es decir, que tienen una impronta, dejan una huella
más allá del momento y de la persona que las realiza.
Por tanto, son actos que siempre tienen que beneficiar de algún modo
a otras personas.
Bueno, pues la neurociencia actual ha hecho muchísimos descubrimientos
sobre el hecho de que las personas,
cuando hacen pequeños actos en el día a día
que son desinteresados,
son actos que no esperan ninguna contrapartida
para el sujeto que las realiza,
produce un...
Eso, un bienestar interior, un gozo inmaterial, que le llamo yo,
por el hecho de que el sujeto sabe
que realmente lo está haciendo de forma filantrópica.
Entonces, eso puede ir desde cuestiones tan pequeñas
como hacer un favor a un vecino,
como se decía en este programa,
o bien cosas más importantes, más difíciles,
como contribuir a una causa benéfica.
Sí.
Se trata de intentar buscar un tipo de experiencias
en la vida cotidiana
que, al mismo tiempo que nos procuren felicidad,
que nos procuren una satisfacción con nuestra existencia, nuestra vida,
produzcan también goce.
Un gozo, un deleite, un placer.
El problema de los placeres materiales
o simplemente cutáneos, corporales,
es que son momentáneos, son fugaces.
Y en el momento en que no existe ya
el objeto que nos produce placer, desaparece.
Sin embargo, el realizar actos bellos, actos sublimes,
que, de alguna forma, replican en nosotros
esa huella de infinito, de universalidad que hay en el sujeto,
hace que tengamos esa sensación de bienestar, por tanto, de felicidad,
al mismo tiempo de pasarlo bien.
Porque uno, cuando hace algo bueno,
que se siente satisfecho con lo que ha hecho,
siente ese placer.
Creo que es uno de los datos que uno tiene de forma más directa
y más inmediata porque simplemente es ver
la alegría o la satisfacción en otras personas.
De nuevo, la neurociencia no hace mucho ha descubierto
que nosotros tenemos esas famosas neuronas,
llamadas neuronas espejo, que hacen que repliquemos,
reproduzcamos en nosotros las emociones
que otras personas sienten.
Por tanto, si vemos que esa sensación, esa emoción
es de alegría y de regocijo y de satisfacción en otras personas,
tenemos muy claro que hemos hecho algo
para que esas personas sientan mayor bienestar.
Justamente la perspectiva que yo aporto en este libro
es una perspectiva filosófica, por tanto, diferente
al tipo de bibliografía que tú estás anotando.
Es decir, buscar aquellos actos,
aquellas experiencias que replican en nosotros
lo infinito, podríamos decir,
lo infinito como aquello que no depende del espacio
ni del tiempo.
¿Qué es lo que es infinito en nosotros?
¿Qué es lo que va más allá del sujeto, de mi propia persona?
Aquello que pertenece a la especie humana.
La especie como tal.
Por tanto, podríamos decir que hoy en día justamente
es por vez primera, podemos decir, que se puede saber,
se puede conocer exactamente qué es la filantropía,
el amor por la propia especie porque hoy en día
es cuando a través de la exploración del genoma humano
sabemos que solamente hay una raza, solamente hay especie humana.
Entonces realmente los actos bellos, los actos que producen
esa experiencia de lo sublime en nosotros
son aquellos que son éticos, es decir, son siempre...
Procuran el beneficio, el bienestar de otras personas
sin espera de contrapartidas.
Bien, se trata precisamente de, a través de nuestra actuación,
intentar sortear o superar los momentos de dolor
porque sabemos que la felicidad justamente
se distingue de la alegría o de otros tipos
de emociones positivas por el hecho de que está en la base
de todas nuestras emociones. Entonces, uno puede ser feliz
incluso en momentos de dificultad, en momentos de adversidad.
¿Qué es lo que hace que uno se sienta feliz
incluso con el dolor? Cuando se da cuenta
de que hay algo en sí mismo que va más allá de ese dolor,
hay algo que va a perdurar, que va a beneficiar al entorno,
al medio, a otras personas o incluso a su propia persona
en otro emplazamiento espacial y temporal.
Por tanto, la felicidad realmente es el modo
de poder sobrellevar mejor también las adversidades.
es decir, es siempre en cualquier situación,
en cualquier problema, en cualquier decisión que uno quiera tomar,
saber aunar, saber llegar a una conjunción
entre lo que es propiamente físico, material, biológico,
y lo que va más allá de lo meramente material.
Por tanto, podríamos llamarle espiritual,
podríamos llamarle, pues yo qué sé, supramaterial,
podríamos llamarle del modo que quisiéramos,
pero es una vez más, apunta a ir más allá
de la propia, digamos, realidad biológica del propio sujeto.
Entonces estar en esa frontera, el no creerse ni más allá
de lo humano, por tanto, no creerse dioses y todopoderosos,
ni tampoco caer en la materialidad y en la animalidad biológica
que nos caracteriza, en todo momento mantenerse en esa franja fronteriza,
que es el gran reto del ser humano, es lo que también nos va ayudar
a conseguir la felicidad.
Desgraciadamente hoy en día sería como una "rara avis",
sería como una cosa muy... Una experiencia muy singular
y muy extraña si nos encontramos con alguna actuación política
que nos reproduzca esa idea de belleza o de sublimidad.
Digamos, la actuación política bella o sublime por antonomasia,
por excelencia, sería aquella que fuera generosa,
que fuera enormemente generosa, es decir, que realmente renunciara
a presupuestos e intereses propios, ya sea si fuera un partido político
o un colectivo, en pos de la colectividad.
Justamente esa sería, digamos, la definición más genuina
de la política, pero la que hoy en día
brilla por su ausencia.
El paso que ha habido de una situación crítica,
con una llamada internacional y una preocupación muy, muy grave
a nivel mundial a esta situación, donde tenemos más de 500 ejemplares.
Hemos recuperado la distribución histórica en Portugal, Extremadura,
Castilla-La Mancha, tenemos población en Andújar...
Se están comunicando entre sí, ya hay intercambio ellos, magnífico.
Debemos tener cerca quizá de 250 convenios,
equivalen a cerca de 500 000 ha a nuestra disposición
para hacer trabajos de conservación. Eso nos ha facilitado tremendamente
todo lo que es el trabajo de recuperación
de las poblaciones de conejos y por ende, del lince también,
que es el factor que limita ahora mismo el crecimiento del lince,
las poblaciones de conejos y las enfermedades que tiene.
Liberaban en este cercado durante 15 o 20 días,
estaban dentro de él para aclimatarse a la zona.
Una vez que ha pasado ese periodo de aclimatación,
se abrían ya las puertas de ese cercado
y se liberaban al medio natural.
De ese sistema hemos pasado ya a un sistema de sueltas duras.
Las sueltas duras es simplemente soltar a los ejemplares
desde la jaula en la que vienen y no pasar por este cercado
de aclimatación. El hecho de hacer las sueltas duras
es porque ya tenemos ejemplares territoriales en la zona
y nos permite hacer sueltas en territorios anexos,
en territorios aledaños, que van a provocar
que se queden en esos territorios cercanos,
porque hay presencia del lince ya en la zona.
vamos, la caza menor ha crecido muchísimo.
Hay muchas más perdices, hay muchísimo más conejo
y hay menos carnívoros, se nota que el lince está arriba
en una pirámide y que desplaza a otros carnívoros,
a otros competidores, como es el zorro y el meloncillo.
Que antes sí que había superpoblación, seguro,
y ahora pues está todo muchísimo más equilibrado.
Intentando que haya alimento para ellos,
que el conejo se sienta cómodo aquí, que sea su hábitat.
Eso lo hemos hecho en Cabañeros, parque nacional,
lo hemos hecho en Doñana, Marismillas, parque nacional
porque son zonas de transición dentro del programa,
donde nuestro sueño es que se puedan reproducir de forma natural,
que no haya que reintroducirlos, y que puedan poco a poco
estar de forma, criar allí de forma natural.
Queremos seguir trabajando en estabilizar la población de lince
en nuestro país y por eso vamos a organizar,
junto con la junta de Andalucía, que es la que va a coordinar
el proyecto el año próximo, un nuevo Iberlince,
para facilitar corredores entre los lugares
en los que ya se ha estabilizado la población del lince,
donde ya está presente el lince. Esos corredores van a conectar
esos espacios de tal manera que el lince pueda distribuirse
por más territorio.
Una oportunidad muy importante
para hacer divulgación ambiental en la Región de Murcia,
con una especie que ha estado en Murcia,
aunque no mucha gente lo sabe, hasta no hace mucho tiempo.
Hola, buenas tardes.
Pues de su vida se podrían contar muchas anécdotas,
pero yo me voy a centrar en una, que tiene que ver con nosotros,
y es como a la edad de 27 años, en 1936,
porque ella fue muy precoz, tuvo una vida muy breve,
murió a los 34 años, imagínate, dejando una obra ingente.
Pues bien, en 1936 ella dice que leyendo la prensa
de todo lo que estaba sucediendo en España,
se daba cuenta de que se alegraba con la victoria de una parte
y se alegraba con la derrota de otra y que por lo tanto,
de alguna manera había tomado partido.
Y en su coherencia estaba el que si había tomado partido,
tenía que tomar partido efectivamente.
Así que, en agosto del 36 decidió venir a España a luchar.
Eligió con quién, porque ella tenía mucha admiración por los anarquistas,
le parecía que era la gente que más claro tenía
que la revolución tenía que cambiar las relaciones de poder,
no era solamente que los de arriba fueran a abajo
y los de abajo, a arriba, sino que había algo en las relaciones humanas,
en las relaciones de poder, que tenía que cambiar,
fundamentalmente, lo que tiene que ver con la humillación,
la existencia de los humillados
y la posibilidad de dar dignidad a los humillados.
y la posibilidad de dar dignidad a los humillados.
Y a ella le parecía que los anarquistas
esto es lo que tenían en su programa.
Ella entró por Barcelona y en Barcelona supongo que contactó
y al final acabó en la Columna de Urruti.
Y en su diario consta que estuvo en Pina del Ebro,
una población cercana a Zaragoza donde, efectivamente,
estaba luchando la Columna de Urruti, al que ella vio.
Entonces estuvo allí durante un mes y al mes tuvo un accidente
y la desplazaron al hospital de Sitges.
El accidente fue un accidente estúpido, si se quiere,
porque metió los pies en una sartén con aceite hirviendo
y entonces tuvieron que llevarla a la unidad de quemados de Sitges.
Pero el caso, Marta, es que no quiso regresar
y eso es algo curioso porque ella hubiera,
si aquello, la experiencia, le hubiera gustado,
ella hubiera vuelto a la Columna, pero no, ya se fue de España,
por lo tanto, estuvo solamente un mes, un mes y pico.
Y ya no volvió. Entonces, claro, para los filósofos,
para Simone Weil, sobre todo, las experiencias
que ella tuvo en su vida siempre son ocasión de reflexión,
y esta también lo fue.
Un año después publicó un artículo, que fíjate cómo se llama,
"Reflexiones para disgustar".
Si lo dice así es porque lo que está pensando
es que va a disgustar a los suyos,
o sea, al lado, digamos, de la izquierda,
a quienes estaban luchando contra Franco,
y ella sabe que esa reflexión tiene que ver con la experiencia
que ella vivió y que puede disgustar a sus amigos, por así decirlo.
Allí cuenta que lo que ella
vivió en la Columna de Urruti
no es que le horrorice por los muertos,
ella sabía perfectamente que venía a la guerra
y, además, hay una fotografía suya en la que va con un fusil,
por tanto, no sé si dispararía o no dispararía,
además, era bastante cegata, o sea que no sé muy bien qué haría,
pero el caso es que ella tenía un fusil.
Entonces en esa reflexión ella dice que no son los muertos
lo que le echaron para atrás, no es es tipo de...
No es tampoco la violencia
porque la violencia forma parte de la guerra,
es el hecho de que nadie de los que estaban conmigo
demostraran repulsión ante la violencia.
Es decir, mataban, y mataban casi embriagados,
casi contentos de lo que estaban haciendo,
se jactaban de lo que habían hecho, no mostraban...
No mostraban ninguna especie de pliegue moral, de reflexión,
si tenían que ajusticiar, ajusticiaban,
y todo eso, en un clima en el que incluso llega a decir:
"si alguien tenía algún motivo por el cual la situación
no le gustaba, ese tipo de ajusticiamiento
o ese tipo de participación en la violencia,
lo ocultaba porque justamente le parecía poco viril".
No, no, viril.
Viril. Es decir, que esa jactancia en la muerte,
ese "¿A cuántos has 'matao' tú?",
"¿A cuántos fascistas te has 'cargao'?", "¿A cuántos...?",
yo que sé, todas las palabrotas que nos podamos imaginar,
era un elemento entre ellos en el que ella no podía,
no podía estar de acuerdo, no podía sentirse a gusto.
Le pareció, además, que entonces había algo
de lo que ella se había imaginado que no se estaba llevando a cabo.
Pues yo creo que hay una reflexión que quizá,
si hubiera vivido más tiempo, si hubiera tenido más tiempo
para desarrollarla, pero ella sí que la escribe en algún momento
y es que... Porque ella se consideraba revolucionaria,
y revolucionaria que quiere cambiar el mundo
y quiere cambiar las relaciones de poder,
como decía al principio.
Entonces, lo que llega a pensar es que quizá
la guerra y la revolución
no son dos componentes que puedan ir juntos,
y que la guerra enturbia la revolución,
la hace incluso aparecer como lo contrario
de lo que tendría que ser. Ella dice, por ejemplo,
es que cuando un sector de la población va armado
y otro sector de la población va desarmado,
entonces los que van armados son condescendientes
con los que no van armados, humillan.
Gracias a vosotros.
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