Jueves a las 00:00 horas
Para la mí la palabra inmigración,
aun cuando el diccionario de sinónimos no lo expresa,
significa dolor.
Nadie abandona
el lugar en el que ha vivido toda su vida
y en el que ha vivido su familia con alegría.
Es preferible ser pobre
y no andar en tierra ajena.
La muerte de Lucrecia fue la crónica de una muerte anunciada
porque no era Lucrecia que iba a morir, es cualquiera.
Al emigrante no le quiere nadie en ningún país.
O sea, el emigrante lo ideal sería que...
Que pudiera trabajar y después desapareciera.
Cada familia podría escribir un libro
y el libro sería dramático.
Empecé a buscarme trabajo en un vertedero primero de basura
recogiendo cartones, bidones de plástico...
Aquello era una peste.
Nos echaron y ya me pregunto: "Si uno le echan donde está trabajando,
en un vertedero...".
-De basuras. -¿Dónde va a ir?
¿Dónde va a ir?
Hablaba de las conductas racistas y me decían que era un exagerado.
"Pero si en España no hay racismo".
A mí lo que me dolía
es que nosotros fuéramos tan déspotas con los inmigrantes
cuando nosotros lo habíamos sido.
Hoy será una España gris, casposa.
Teníamos un retraso con respecto al resto de Europa,
sobre todo a Centroeuropa, obviamente, pues muy considerable,
muy grande.
Sin embargo, había...
Hasta que empezó la crisis de los años 60, había muy poco paro
en comparación con lo que hay hoy en día, ¿no?
"Los países preferidos por nuestros emigrantes
fueron primero Cuba y México,
y, posteriormente, Argentina, Brasil y Venezuela".
Mi familia era una familia pobre, una familia obrera.
En España teníamos la contraparte en Venezuela
que creíamos que eran ricos y que nadaban en la abundancia
y que vivían en un lugar tremendo y que iban...
Vivían en un paraíso donde los frutos salían de los árboles, ¿no?
Había un mito y cuando...
Yo de pequeño recuerdo cuando venía mi tía, que venía de Venezuela,
con su acento venezolano de culebrón entonces,
dando besos con un tono muy melodramático
frente a lo austeros que éramos nosotros aquí.
Los emigrantes trajeron la España moderna,
trajeron El Corte Inglés y Galerías Preciados, por ejemplo,
que son obras de dos indianos, de dos inmigrantes asturianos
que primero en Cuba montaron los almacenes El Encanto
y luego llegan aquí.
O sea, traen el capitalismo moderno, traen todo.
La historia de España de la segunda mitad del siglo XX
no se entiende sin todos esos viajes de ida y vuelta,
y todo...
La influencia cultural que hay de los inmigrantes,
sobre todo, fundamentalmente del norte, ¿no?
Gallegos y asturianos, y de casi todas las comunidades.
Para mí la palabra inmigración,
aun cuando el diccionario de sinónimos no lo expresa,
significa dolor.
Esa morriña que como inmigrantes llevamos adentro,
ese dolor de inmigrante
que nos obliga a unir,
a unirnos
manteniendo en alto
nuestra bandera y nuestro folclore
porque de esa manera el dolor de ser emigrante
se mitiga de alguna manera.
Ese mito esconde muchas historias de fracaso,
esconde muchas historias de gente que no consiguió nada,
que lo pasó muy mal y que se consuelan pensando:
"Yo algún día,
como hizo Areces, montaré El Corte Inglés.
Yo triunfaré como triunfaron ellos".
Pero claro, triunfan muy poquitos en realidad numéricamente.
La inmensa mayoría son historias tristes de desarraigo,
duras, cuyas heridas tardan generaciones en cerrarse, ¿no?
"La inmigración continental se centró durante el período 1962-1970
de manera especial en tres países: Francia, Alemania y Suiza.
Entre los tres absorbieron más del 90%
de la emigración total española.
El resto se distribuyó entre diversas naciones europeas,
sobre todo Holanda, Gran Bretaña y Bélgica".
"Lo que usted conoce de los otros españoles,
¿cómo se lo pasan?".
"Pues en realidad he visto a muchos españoles
y matrimonios y viven mal".
"¿Cuestión de vivienda sobre todo?".
"De vivienda, de comida, exceso de trabajo, de todo.
En realidad, de todo".
"A mí, si quieres que diga la verdad, me gusta.
Lo único que no puedo comprender es el idioma".
Mi padre salió ganando de Pegaso 1.300 pesetas al mes
y entró en Suiza haciendo el mismo trabajo
ganando 13.000 pesetas.
Encontró dos posibles trabajos en menos de 12 horas.
"Así se inicia uno de tantos viajes que realiza una línea de autobuses
entre España y Alemania".
A mí me cuesta llorar.
No sé por qué, si soy tonto o que tengo los sentimientos así.
Entonces yo me pongo de acuerdo con mi familia.
Pedí que no vinieran a despedirme porque es un drama.
España está muy mal.
Además, a los jóvenes no les dan oportunidades ninguna.
Me dice el jefe: "Rafael, ¿te irías a España por un año?".
"¿Por qué no?".
Vas a un trabajo y te piden experiencia.
¿Qué experiencia vas a tener si acabas de salir de estudiar
o de la mili?
Nos habían cerrado un poco las fronteras a la exportación
por tener al dictador, a Franco.
Entonces el producto español apenas tenía salida.
Llevo en este país 20 años.
Todo me va de maravilla,
de maravilla desde que dejé mi tierra y yo
lo que yo pienso y yo creo es que nunca más
volveré a mi tierra,
a no ser que cambie a un Régimen nuevo
porque yo quiero libertad en mi España.
Porque España...
Yo quiero libertad.
No quiero que las personas vayan con la cabeza agachada.
La quiero con todos mis cinco sentidos.
Mire, llevo aquí al rey de España en mi bolsillo.
Daban un incentivo para que la gente se fuera voluntariamente.
Mi padre y otros cinco amigos se liaron la manta a la cabeza
y, sin tener ningún trabajo fijo,
tan solo la dirección de un pueblo donde había una fábrica
que posiblemente los necesitara,
pues se fueron para allá.
¿Por dónde pasan los que tienen permiso de trabajo?
Si queréis pasar como turistas,
tenéis que mostrar un mínimo...
Bueno, sí. Traemos...
Yo traigo 15.000 y este trae 20.000 que nos han dado...
Coño, eso es suficiente.
Corría entre los españoles que había que hacerse pasar por turista
y la policía hacía la vista gorda en la frontera.
Hay una anécdota muy bonita que me cuenta mi padre.
Me dijo que delante de ellos en la aduana,
en ese aduana que yo saco en "Un franco, 14 pesetas",
pues había un hombre con una cara de pueblo que no podía más
y cuando le preguntó el policía: "¿A qué viene usted a Suiza?",
entonces saca el hombre...
Era pleno agosto.
Saca el hombre de la americana
un gorro de lana, se lo pone y dice: "Vengo a esquiar".
Entonces el policía te puedes imaginar.
Se descojonó.
Graciano...
De Castro.
Luis García.
¿Está?
Venga, señor.
Está, venga.
García, por favor.
Por Suiza pasaron en 15 años
700.000 españoles
teniendo ellos una población de apenas 5.300.000 habitantes.
Era mano de obra,
alguna cualificada y otra no cualificada
porque, la verdad, es que fue mucho peonaje.
Muchos de ellos me contaron
que no sabían hacer...
Cuando llegaron a Suiza no sabían hacer la "O" con un canuto
y que fue Suiza la que les enseñó un oficio muy bien enseñado
que después les ha valido incluso para trabajar en su propio país.
Venimos aquí a vivir porque tenemos que economizar un poco.
Es la única forma aquí en Suiza de hacer un poco de dinero.
Yo soy de Burgos,
de Quintanar de la Sierra.
Vine aquí por la situación de que no hay trabajo.
Al no haber trabajo, hay que venir para acá, ¿no?
Aquí llevo cuatro temporadas.
Yo vine aquí.
Tengo mi familia allá en casa,
en España.
Soy gallego.
Y cuando hablamos de...
De emigraciones
tenemos que tener muy presente el sufrimiento de que...
Que lleva acarreada una decisión que muchas veces se toma porque...
Nadie abandona
el lugar en el que ha vivido toda su vida
y en el que ha vivido su familia
con alegría.
Salimos a nuestro encuentro
con vosotros.
Nos gusta que nuestras costumbres,
muchos de esos hábitos adquiridos aquí en España,
no se hayan perdido y los sigáis teniendo presentes.
La mayoría de la emigración, diríamos, en Londres
y en Inglaterra en general
es de Galicia.
¡Qué viva España!
Es cosa nuestra.
Este local. Míralo.
Muchos de ellos están saliendo de la edad media
y se han saltado los siglos intermedios,
y han acabado en el siglo XX,
en un siglo XX rutilante y próspero
cuando salen de pueblos donde no había tractores,
donde había una agricultura de subsistencia,
donde realmente se vivía
con las tradiciones y los ritos
exactamente iguales que hace 400 años.
Venimos aquí, no nos engañemos,
porque ya le he dicho por lo del trabajo,
porque nos llevamos una peseta también.
Cuando lleguemos allí no sabemos lo que nos espera
y el paro
u otro expediente o lo que nos tenga porque España está muy mal.
Es muy bonito llegar a España y poderte gastar 20.000 duros
con facilidad.
¿Que estamos sacrificados?
De acuerdo, pero tenemos esa recompensa.
Jamón.
Tiene mucha agua.
Y picante.
¿Qué hacéis, comida vasca o americana?
Es vasca.
Comida vasca.
Americana no sabemos hacer, pues no somos americanos.
Nosotros comemos jamón, huevos, patatas fritas,
patatas con vaina
y así, según lo que viene.
Cocido de vez en cuando,
paella, arroz.
Así es.
Después del trabajo, como pueden ver,
también hay derecho a divertirse algo, por tanto, venimos
a este grupo, a esta bolera asturiana,
que, como ven, los asturianos siempre estamos haciendo cosas
para no olvidar la patria o la región, como queramos decir.
Esto me gusta. Es tranquilo.
Es más, estoy con mi marido aquí más que en España
porque en España las veces que hemos ido
que si quieren tomar vinos, que si cena en la sociedad,
que si al campo de fútbol, que si el frontón...
Todo es antes que la mujer.
La mujer es lo último, la que se queda en casa
y cuando vienen: "Olé, mis partidos".
Encima de estar en casa, lo único que le interesa es el partido.
Yo me llamo Eladio Judas.
Me encuentro aquí en Suiza desde el año 1964.
En España yo no ganaba para vivir como he ganado aquí.
Ahora con lo poco que he ganado aquí,
no es que se gane mucho,
me he encontrado que podría hacer una pequeña casa.
Me he encontrado que podría hacer una pequeña casa,
pequeña o grande, eso ya lo veremos algún día.
Lo veréis vosotros.
-Los compañeros, los emigrantes. -Una casa. ¿Qué casa es?
-¿Esta de aquí? -Esa de allá.
-Televisión española. -Aquella casa verde.
Pero ahora como he tomado la droga, comido la droga,
tomado la droga, como quiera decirse,
pues yo a Suiza le quiero porque gano el dinero.
Es lo único que puedo decir a la televisión española.
Los españoles y tal que no habían visto un supermercado
en su vida...
Conocían el mercado tradicional donde había un mostrador
y era imposible robar porque había un tío delante, ¿no?
Pero cuando vieron aquella opulencia, que había de todo, de quesos,
de chocolates,
de todo, de todo, de todo,
y que además creían que los suizos eran tontos,
pues entonces se cometían una cantidad
de pequeños hurtos increíbles.
Este tío que se ha empeñado en que he cogido no sé qué.
En la puta vida he robado yo nada.
Que no he cogido nada. No he robado.
(HABLA EN ALEMÁN)
Al parecer, te van a meter en ese cuarto y te van a registrar.
Si lo tienes encima, tíralo.
No seas gilipollas.
Si te lo pillan, te pondrían de patitas en la frontera
y no volverías a entrar en este país.
Voy a intentar entretenerle.
Tíralo.
(HABLAN EN ALEMÁN)
Cuidado, que estaba muy sancionado.
Te podían sellar el pasaporte, te ponían de patitas en la frontera
y no volvías a entrar en el país,
pero era difícil que te pillaran porque como nadie sospechaba.
(HABLAN EN ALEMÁN)
¿No se te cae la cara de vergüenza?
Es que nunca había visto tanto de todo.
Los emigrantes de la España rural
de los años 60
que viajan a Europa,
fundamentalmente a Alemania, pero también a Suiza,
a Francia también mucho,
realmente no están haciendo un viaje solo en el espacio,
lo están haciendo en el tiempo.
En lo que dura un viaje de tren
tienen que adaptarse a una vida radicalmente nueva
que les provoca también mucho sufrimiento y desarraigo.
Ese desarraigo no se lo quitaron nunca.
Aunque estuvieran toda la vida viviendo en el extranjero
y no volvieran,
realmente nunca se llegaron a integrar
y a la vez tampoco pudieron otra vez sentirse
pertenecientes al mundo del que venían.
Es gente que se quedaron en un limbo.
Somos una familia europea.
Podemos decir que somos auténticamente europeos.
Somos españoles, alemanes y franceses.
Aquí nos encontramos.
Señor Montero, ¿cree usted que el principal problema
que tienen estos chavales es el de identidad, que no son
ni españoles ni franceses?
Ni son españoles ni son franceses.
(HABLAN EN FRANCÉS)
¿Eres española?
Bueno, he nacido aquí, pero mis padres son españoles.
¿De dónde te consideras?
Ninguno de los dos.
Ellos se sienten perfectamente parte de esa nueva sociedad,
pero la nueva sociedad no les considera parte de ella,
con lo cual culpan en cierta forma a sus padres
porque los padres sí que han podido elegir.
Dijeron: "Bueno, yo me fui de mi pueblo y tomé la decisión,
y estoy en este limbo por voluntad propia".
"Pero es que yo nací aquí.
Yo no he podido elegir".
Me llamo Jeanette y he nacido en Ginebra.
Mis padres no.
Ellos nacieron en España
y llegamos aquí
y no somos suizos, ¿no?
No soy suiza.
Y llego allí y tampoco soy española.
O sea que hay un problema también de no saber en qué país
se encuentra uno, ¿no?
Me llamo Pascual
y personalmente me gusta más España que Francia
porque aquí no me siento bien
y tengo una ilusión que es de volver a España.
Ni pertenecían al mundo del que habían salido
ni llegaban...
Ni se sentían admitidos porque no lo eran
en el mundo nuevo
porque allí eran ciudadanos de segunda, de tercera o de cuarta,
y en su pueblo tampoco eran ya nada.
No estoy bien integrado en la sociedad francesa.
-¿Por qué? -Porque...
No me gusta este modo de vivir que tienen los franceses.
Aquí la gente se conoce poco
y es difícil salir por la noche y...
¿Te sientes extranjero?
Sí, me siento extranjero aquí.
Ese limbo creo que ha marcado la vida de millones de españoles
y ha marcado también la relación con sus hijos.
¿De dónde venías exactamente=
-¿De qué parte de España? -De Barcelona.
¿Ahora te encuentras totalmente integrada
ya en la sociedad francesa de París?
Sí.
¿No tienes ningún problema para encontrar amigos,
para jugar, para divertirte?
Un poco porque hay muchos que no quieren salir con nosotros
porque, no sé, le dará vergüenza.
Yo no comprendo.
Los hijos de estos inmigrantes
han pasado buena parte de su vida adulta intentando entender
el desarraigo de sus padres,
intentando entender porque también es parte del suyo,
de esas identidades cruzadas que no se terminan de explicar, ¿no?
Al estar en contacto con los suizos
pues queremos estar a la misma altura,
tener las mismas libertades, las mismas posibilidades.
Eso crea algunas veces conflictos entre los padres que quieren guardar
la mentalidad española y nosotros queremos vivir
al estilo suizo.
Es verdad que ya no perteneces a ningún sitio
porque cuando estoy en Suiza tampoco es que yo me sienta de allí,
obviamente, ¿no?
Además, si yo soy
un emigrante de lujo porque era hijo de emigrante.
No me he tenido que levantar a las 6:00
y coger mi bicicleta con un metro de nieve.
Yo me cogía un trineo maravilloso
y me pasaba todo el día jugando, ¿no?
Mi padre era el que curraba.
-¡Adiós! -¡Buen viaje!
Cuidaos mucho.
-Hasta siempre, familia. -Te escribo, María.
-¡Adiós! -¡Tomaos una paella!
¡Recuerdos para España y contadnos!
Te has criado en esos paisajes que conocemos hoy en día todos, ¿no?
Bosques, montañas, ríos,
donde no se ve un plástico, donde no se ve un papel
y llegas al barrio de San Blas,
un barrio para mí muy triste en aquella época.
Hoy cuando vas a San Blas digo: "Joer, qué maravilla",
pero en aquel momento eran bloques de casas en medio de descampados.
Me acuerdo que había un árbol, un solo árbol,
en la zona donde vivían mis abuelos,
que fue el primer sitio donde aterrizamos al llegar.
Ese árbol, que debía de tener unos siete u ocho años,
estaba tronchado por la mitad.
Estaba partido.
Era como el único ser vivo en ese descampado
y lo habían destrozado, ¿no?
Y yo estaba loco por volver.
-Parecéis muertos. -Papá...
¿Por qué hemos venido a un sitio tan feo?
No lo sé, hijo.
No lo sé.
No es feo.
Lo que pasa es que hace mucho calor y no estás acostumbrado.
Si has vivido como hijo de un inmigrante español en Suiza,
pongamos por caso,
realmente eres un español, pero no eres un español.
Has crecido en una cultura suiza,
pero en tu casa tienes otra cultura,
una cultura que pertenece...
Ni siquiera pertenece a España.
Pertenece a una España de otra época y de otro tiempo.
Es una España inventada, ficticia, que es la que se montan
los inmigrantes en su cabeza.
No soy de las que digo que no quiero volver.
Estoy loca por volver.
En cuanto mi hijo este año termine sus estudios,
lo mismo que friego aquí váteres, me voy a fregarlos allí
porque España por muy chiquitita que sea,
cualquier rinconcito que sea,
somos los ricos del mundo entero.
Es lo más bonito que existe en el mundo.
Te pasas toda la vida comparando y es un poco también
lo que me ha pasado a mí como crío que se ha quedado allí, ¿no?
Creo que lo que llaman los alemanes, que es una palabra que lo define
muy bien, "heimweh",
es el dolor
por lo que has dejado, por tu sitio de origen, ¿no?
El "heimweh" que en castellano no existe...
A lo mejor los gallegos tienen algo similar.
Con lo cual tienen esa relación dual
de la España imaginada
a la que la sociedad en la que tú vives
dice que perteneces
y esa...
Y esa sociedad a la que perteneces, esa Suiza,
esa Alemania, esa Francia
en la que tú has crecido y de la que tú eres parte,
pero que no te termina todavía de aceptar.
Para ellos eres un español.
Mi padre se pasó toda su vida comparando
cómo se trabajaba en Suiza o qué facilidades tenía
y la dificultad que tenía en su propio país incluso al volver.
Arroyo uno para arroyo dos.
Adelante para arroyo dos.
Oye, mira, hay por el 54
se te van colando dos musulmanes.
Recibido.
Lo que sucede en los 80 es que el país en ese momento sufre
una transformación o está a punto de sufrir una transformación enorme.
De pasar de ser el país que emite los emigrantes
a pasar a ser el país que los recibe.
Uno de los temas tiene como escenario la comarca de El Maresme.
Desde 1978 esta comarca barcelonesa
registra una afluencia progresiva de jóvenes africanos.
La mayoría proceden de Gambia y Gabón.
Algunos de los mismos son de una raza, la mandinga,
que vivió en sus carnes la más dura de las esclavitudes.
Nosotros cuando veníamos ya
muchos estaban en El Maresme,
que era entonces el lugar más poblado
de inmigración negra
y marroquí que allí donde nos afincábamos
porque había mucho campo para trabajar
hasta que se descubrió que en Almería también hay ya otros lugares,
los invernaderos.
La mayoría que venían cruzando el Estrecho
se quedaban allí
y hasta ahora muchos están allí trabajando en el campo.
A mí me parece que es un trabajo digno
porque el campo siempre es el que da la vida.
Empecé a buscarme trabajo en un vertedero primero de basura
recogiendo cartones, bidones de plástico
y vender.
Aquello era una peste, pero si no tienes trabajo
y allí te puedes permitir el lujo de conseguir dinero,
pues allí es donde me aferré.
Cuando estaba trabajando en el vertedero.
-¿El vertedero de basura? -Sí.
Nos echaron y, bueno, ya me pregunto: "Si a uno le echan donde trabaja...".
-En un vertedero. -De basuras.
-¿Dónde va a ir? -¿Dónde va a ir?
¿A dónde vas a trabajar sin que te echen?
Había alternativas laborales muy penosas,
muy esclavistas, muy dolorosas,
o sea, vergonzosas para el ser humano.
¿Por qué son ilegales estos trabajadores?
(HABLAN EN FRANCÉS)
Vengo como turismo.
Luego me gusta España y para eso estoy aquí trabajando.
¿Cómo te enteras de que aquí se puede venir a trabajar?
-¿Quién te lo dice? -Nadie.
Vengo para salir de mi país y así para conocer un poco el mundo.
Luego he visto en España que me gusta más que muchos países.
Por eso estoy aquí trabajando.
Yo recuerdo
como una vuelta atrás en las relaciones laborales
como lo que antes se llama "el pistolerismo",
que era la contratación a dedo, ¿no?
Venga, por favor.
A ver, tú.
Yo también.
-Yo también. -Tú.
Llegaban a las 5:00, a las 6:00,
y venían con furgonetas,
y entonces los capataces decían: "Tú, tú, tú y tú",
porque les veían fuertes y se los llevaban al campo.
España empieza a ser una población muy envejecida.
Empieza a haber una gran masa de españoles que han trabajado bien
en España, bien fuera, pero que ya están jubilados
y que se adivina, ya se ve, que van a ser la gran masa social.
La masa...
Eso desequilibra mucho la balanza.
Quienes van a trabajar, quienes van a sostener todo el tinglado,
al menos durante los años 90,
van a ser los que van a venir de otros países
a hacer lo mismo que habían hecho ellos.
Yo me sentía feliz cuando empezaba a ver en los hoteles
personas que eran
de varias nacionalidades
porque los emigrantes se repartieron los trabajos.
Las dominicanas era el trabajo en el hogar,
pero luego los peruanos
eran en cocina, eran hoteles
y cuando iba a un hotel
o a un "restaurant" y yo veía gente diferente...
"Ay, qué bueno que empieza a llegar gente para que me acompañen".
Nosotros cogimos un subtítulo que decía: "A los mayores
que una dominicana cuida
duran 90 y pico años".
¿Por qué?
Porque le transmitían mucha alegría,
le decían papito, papá, abuelo, lo que fuera,
y lo peinaban, le hablaban.
Siempre estaban dando una psicoterapia.
Esas mujeres tienen mucha fuerza
y hay que tenerla para poder dejar a tu país y a tu familia
pasando hambre.
Entonces la gente empezaron a buscar con la mafia que les engaña
y vas: "Papá, quiero irme.
Me han dicho que si pago tanto, puedo ir".
Entonces ya la gente han empezado
a hacer lo que es
la travesía de los desiertos, la travesía del Atlántico
o del Estrecho.
Les proporcionaban cayucos fatales
que cuando pisas un poquillo,
se abre un boquete y el agua entra.
Solamente se cuentan los que han llegado,
pero nunca se cuentan los que han fallecido en el océano.
-¿Tú caíste al mar? -Sí.
¿Y sigues vivo?
Yo sigo vivo.
No morir fácil.
Tragar mucha agua, pero nadar fuerte
y alcanzar la costa.
Ahora por aquí.
No sabes cuánto me alegro de volver a verte.
A mí también.
-¿Qué haces aquí? -Buscando trabajo.
Vamos a contar la historia de una versión masculina
de la Cenicienta,
un hombre que pasaba hasta hace muy poco
las estrecheces propias de la emigración africana
que ha llegado a España en los últimos años
y que de golpe y porrazo ha saltado a la popularidad del cine.
Un buen día
llego a casa y me dice mi primo: "Oye, mira,
ha venido un señor
que es un director de cine conocido que quiere hacer un documental
de los inmigrantes que están en España.
A ver si te apetece".
Digo: "Sí, encantado".
Me invitaron a comer
y justo antes de comer bajan y me dicen: "Enhorabuena".
Digo: "¿Qué pasa?".
Dicen: "Vas a ser el protagonista de la película".
Me empezaron a temblar las piernas.
No pude terminar el emperador a la plancha.
No olvidaré nunca qué pedí para comer.
No lo pude terminar.
Fuimos al festival de cine de San Sebastián
hasta que el sábado por la mañana
había gente, un tumulto abajo.
Yo estaba en la habitación tranquilamente.
La gente buscándome y no me veían.
Me llama Primitivo Álvaro.
Me dice: "Oye, baja. Tenemos buenas noticias".
Dije: "Bien".
Ya estaba pensando en la película, que seguramente ha tenido
un buen premio.
Dice: "Tenemos la Concha de Oro a la mejor película".
Yo gritando: "¡Bien, bien, bien!".
Y me dice Eulalio Ramón: "¿Y tú?".
Digo: "¿Yo qué?".
"¿No lo sabes?".
"¿Qué voy a saber? Dime".
Me dice: "Concha al mejor actor".
Digo: "¿Qué?".
Me agarré, me bajé debajo de sus sobacos
y empecé a llorar de alegría.
Viene a recogerla el actor Mulie Jarju.
"Las cartas de Alou".
Gracias. Un aplauso para él.
Mulie Jarju, es su primera película.
No es actor, es escayolista.
Su oficio es escayolista
y ha hecho una película de Montxo Armendáriz.
Yo empecé a buscarme la documentación
en el 85 cuando salió la primera vez con Felipe González
de que había que regularizar a la gente.
Cuando vas a buscar trabajo
no te pueden contratar porque no tienes tarjeta
tarjeta de residencia.
Cuando vienes a buscar una tarjeta de residencia
te dicen que no, que no te van a dar la tarjeta de residencia
hasta que no encuentres un contrato.
Así estuvimos hasta el 89, cuando rodé la película
y tuve mi primera tarjeta de residencia de tres meses.
¿Cuánto tiempo llevas en España?
Desde el seis de junio.
¿Por qué viniste?
A trabajar, a buscar trabajo.
-¿De dónde eres? -Del Perú.
-¿Te ha resultado difícil? -Sí.
-¿Has encontrado trabajo? -Hasta ahora no.
Es sumamente difícil hasta ahora.
¿A qué te dedicas entonces este tiempo?
Buscando trabajo.
Tiene que haber algo.
Si en Perú hubieras conocido la dificultad de trabajo...
-¿Hubieras venido igualmente? -No.
-¿Es duro? -Sumamente duro.
-¿Dónde vas a dormir esta noche? -No lo sé.
-¿No tienes sitio? -No, hoy ya no.
Muchos que hemos venido son intelectuales
que tienen sus carreras,
pero al no ser de una colonia española,
si no tienes la nacionalidad para poder homologarlo,
no puedes.
Entonces te ves obligado a trabajar en lo que te surja.
Me llamas extranjero porque me trajo un camino,
porque nací en otro pueblo,
porque conozco otros mares y un día zarpé de otro puerto.
Si siempre quedan iguales en el adiós los pañuelos
y las pupilas borrosas de los que dejamos lejos.
Los amigos que nos nombran y son iguales los rezos
y el amor de la que sueña con el día del regreso.
No me llames extranjero.
Siendo nieto de españoles...
Mis abuelos han estado 40 años en Argentina sin papeles
porque ellos decían que eran españoles
y el gobierno argentino nunca les exigió nada.
Los que dividen y matan,
los que roban, los que mienten,
los que venden nuestros sueños,
ellos son los que inventaron esta palabra,
extranjero.
A finales de los 80, principios de los 90,
ya había una gran propaganda xenófoba,
racista, es decir, los laboratorios del odio estaban funcionando a tope
y era un problema inventado.
Está claro que el hombre blanco es superior a ellos, pero que...
Mientras se queden en su país, a mí me da lo mismo.
Me jode que estén aquí.
Están haciendo lo que les da la gana por la calle y...
Y no se puede permitir eso.
Si la policía no hace nada, alguien tiene que limpiar la mierda.
Ellos son quienes se la han buscado.
Ellos son los que han venido aquí.
Ellos son los que quitan puestos de trabajo y ya no es eso,
los que violan a mujeres españolas y no tienen por qué.
Es una lástima, ¿no?
Creo que es el combate de...
De ciertas personas, ciertos críos, ¿no?
Con...
Creo que con poca inteligencia, ¿no?
Me siento inquieto.
Miedo no tengo porque me niego a tener miedo,
pero sí que estoy preocupado.
Siempre ha habido campañas contra la inmigración hasta hoy
vinculando a problemas de prostitución, drogas,
demonizando a las inmigrantes, ¿no?
Y empezaron a protestar y había actividad organizada
de la ultraderecha racista y xenófoba.
Había carteles: "Los españoles primero.
Alto a la invasión".
Cuando se acercaba el 20 de noviembre los inmigrantes se tenían
que esconder porque fue cuando se murió Franco.
Y ahí salía toda aquella gente que quería resucitar a Franco
y matar al diferente.
Era una cosa curiosa y era como un terror
andar en la calle esos días.
Y España para los españoles y tal y cual.
La muerte de Lucrecia fue la crónica de una muerte anunciada
porque no era Lucrecia que iba a morir, era cualquiera
y se quedó en una.
Podían haber muerto más.
Cada domingo íbamos a la plaza de Aravaca a protegerla, digamos,
de alguna manera
porque ya sabíamos que iba a pasar algo.
El acoso policial era muy grande.
Entonces, aparte de eso, los titulares: "Las piojosas
llenan la plaza de Aravaca...".
"La tal hace tal cosa allí".
Vino la policía.
Cogió mujeres embarazadas.
Por los cabellos las metían en las furgonetas
y cogieron los dominicanos y se las quitaron.
Se la quitaban así directamente a la policía.
Eso fue un ambiente tremendo de piedras y todo.
Hubo de todo.
Y los medios de comunicación cayeron en el error de complementar
esa agitación.
La comunidad dominicana se porta como malos ciudadanos.
O sea, no es un problema de blancos y de negros.
Es un problema de una rebeldía civil de la comunidad dominicana.
Ni hay alarma entre los vecinos,
ni hay amenazas de cierres de comercios,
ni hay nada de nada.
Todos convivimos.
Sabemos que están aquí.
De hecho, toda esta gente trabaja en casas de personas españolas
como yo.
Les irá mejor o peor, pero no hay ningún conflicto real.
Esta gente plantea problemas
porque no respetan y no nos ha respetado los parques,
la limpieza, el orden...
Lo que es una convivencia sana y pacífica entre cualquier raza.
No se tiene nada contra las razas.
Se tiene algo en contra del barrio, contra los desórdenes
y la inquietud que están creando.
No se creó una atmósfera muy favorable
para todo ello.
Un grupo de ellos, de la Plaza de los Cubos,
decidió ir a limpiar de inmigrantes
y de negros España,
y empezar por Aravaca.
Pero el ambiente era irrespirable.
Todo el mundo sabía que iba a pasar algo muy gordo.
Y se armaron y fue una acción de comando armada.
Se acercaron a la discoteca, vieron una patada en la puerta.
No había luz.
Era por la noche.
Ellos estaban con velas.
Los inmigrantes...
Las dominicanas estaban tomándose una sopita a la luz de la vela
y se liaron a disparar a bocajarro a diestro y siniestro.
Cuando la quisimos sacar ya estaba...
Estaba muerta porque tenía un balazo en el corazón.
Fueron al cuarto y nos dispararon.
Si la bala no se cae cuando yo me tiré, ¿me entiendes?
Nos matan a todos ahí a la claridad así.
Ya usted sabe, cuando a uno le pasa un fracaso así fuera de su país,
esto es muy duro.
Es preferible ser pobre y no andar en tierra ajena.
Vino aquí a España en el 92
con la ilusión de...
De trabajar, de...
Pero lamentablemente no tuvo...
No duró ni un mes aquí
y no cumplió su sueño aunque ella quiso cumplirlo.
Su deseo era que su hija estudiara
en la universidad.
A eso vino y a los 33 días pues se encontró con el asesinato,
pero aquel, digamos, fue un bolazo
porque España se descubrió a sí misma.
¿Hacía falta que cayera Lucrecia
para decir: "Hay xenofobia"?
¿Hacía falta que cayera Lucrecia
para decir que hay racismo?
¿Hacía falta que cayera
Lucrecia para decir que las fuerzas del fascismo
están cobrando energía y se están estructurando
y organizándose?
La muerte de Lucrecia se brindó y todo con...
Se brindó en una plaza de aquí, en la Plaza del Cubo.
Yo tenía seis años cuando pasó el caso de mi madre.
tengo una foto también que estamos los tres,
que estoy yo con el vestido blanco y siempre con una coleta.
Nunca lo olvidaré.
Kenia es como una hija.
Yo la quiero muchísimo.
La he ido a ver cada Navidad que he ido allá.
Y pasó y...
Y cuando las cosas pasan ya, tú le puedes poner un parche,
pero el daño queda.
A mí, por ejemplo, me dejó muy marcada
porque siempre he creído mucho en el diálogo,
en que puedo hacer algo siempre con la palabra
y hablar con todo el mundo
y dejar que pasara esto...
Yo a Kenia la tengo en el alma siempre.
Me duele casi hablar de ella porque debe ser muy difícil
criarse en un lugar y mira lo valiente que es.
(A LA VEZ) Se nota, se siente, Lucrecia está presente.
Una de las movilizaciones más grandes que yo he visto.
Movilizamos a todo el mundo.
Eso no puede pasar en España.
Esa fue la respuesta.
Esta manifestación demuestra hasta qué punto en España
hay un rechazo frontal de la xenofobia y el racismo
debido seguramente a que tenemos, entre otras cosas, muy cerca
experiencias muy dramáticas en las que ciudadanos nuestros
han tenido que salir de España para buscar trabajo
y para mejorar en su calidad de vida.
Desde ese momento creo que se tomó conciencia
de que este problema existía.
La lástima es esperar a que haya una tragedia
y que no hicieran caso antes para tener medidas preventivas
para que ni ahí ni en Aravaca
ni en muchos otros sitios pudiera suceder.
Prefiero no pensar en esa persona.
Prefiero centrarme en cosas positivas,
en cosas que me aporten para mí, para...
Para mi salud, vamos a decir, para mi bebé.
Prefiero convertir el odio en otra cosa más que sea
algo bonito como ayudar a la víctima,
acompañar a la víctima, que no se encuentre sola
como mi padre y yo nos encontra...
Estuvimos solos.
A Kenia le dieron una pensión.
Tenía seis años.
Le dieron una pensión miserable.
Al no tener dinero ya, yo decidí venir
para tra...
Igual como mi madre, para buscar un...
Para tener una buena economía, ayudar a mi padre que está enfermo...
Hablaba de las conductas racistas y a mí me decían que era...
"En fin, eres un exagerado.
Siempre estás con lo mismo.
Si en España no hay racismo".
Yo decía: "Racismo con los gitanos, racismo con cantidad de colectivos.
¿Cómo que no hay conductas racistas?
Hay conductas".
Otra cosa es que no haya doctrinas, que no haya un partido racista,
pero hay conductas y puede haber racismos
y puede haber gente y colectivos tremendamente
e insultantemente racistas,
pero la sociedad española en su conjunto creo
que socialmente el racismo no está bien considerado.
Echamos una cosa en falta muy sencilla que es
educar para la tolerancia.
Esto es un mandato de la Unesco.
Vienen en busca de trabajo y con sueños en su cabeza
que quieren realizar,
una buena casa, trabajo,
comida,
algo mejor para sus hijos,
la felicidad...
Los barrios han dejado de ser unos lugares tristísimos,
monocromos y aburridísimos
para convertirse en lugares de mezcla, de encuentro,
lugares donde se puede encontrar
y se puede explicar qué es lo que ha pasado
en España en estos últimos 20 años.
Son gente supermaja con unos valores que los occidentales
los hemos perdido totalmente.
España es un país multicultural,
multirracial actualmente.
Hay toda clase de gente, de personas, de todos los cinco continentes
del mundo.
Que se abra.
Que España se abra.
Compro la carne en esta carnicería que es de moros.
Como son pakistaníes hacen comidas raras,
pero no molestan a nadie.
Normal, normal.
A veces son peores los españoles que los extranjeros
porque echan la culpa a los extranjeros
y son los españoles.
Al emigrante no le quiere nadie en ningún país.
O sea, el emigrante lo ideal sería que pudiera trabajar
y después desapareciera, que no estuviera
en los colegios, en los hospitales...
Eso en Alemania, en España y en cualquier país.
Yo también soy emigrado.
Yo soy del sur.
Soy de Córdoba, de Montilla, ¿me entiendes?
O sea, soy casi moro
en el sentido ese despectivo que quieran darle.
Me siento confraternal con ellos.
La mayoría que emigramos es porque lo necesitamos
o porque queremos una mejor economía ya que en nuestro país
no podemos conseguirlo.
Son invasores los que llegan a nuestro país
y somos invasores todos los unos que pasamos
por Centroeuropa en los años 60 que fuimos solo españoles.
Fueron cuatro millones.
Te puedes imaginar, ¿no?
Fueron tantas carreras que España hizo desde que yo llegué acá...
Fueron apasionantes sinceramente
porque ese sin tregua,
sin punto, solamente coma.
Y sigo, sigo, sigo.
Desde que llegó el primer inmigrante a este país
hasta este momento, pues la verdad es que se ha avanzado muchísimo.
Nos hemos acostumbrado.
Ya no percibimos en absoluto el color de la piel como un síntoma
de cercanía o distancia con respeto a los otros.
Hace falta ser muy marginal
y estar muy fuera de la sociedad
para que te condicione la visión de una persona
en el color de piel que tenga.
Creo que es, en fin, propio de gente que...
Que está completamente fuera del mundo.
O quiero creerlo así.
Yo me encuentro tremendamente orgullosa de ser
medio española.
(CANTA EN SU IDIOMA)
Que la paz sea con todo el mundo,
que yo ya he empezado a viajar.
Estoy pidiendo a mi familia que he dejado atrás,
mi padre y mi madre,
que me ayude con bendecirme
para que mi camino sea ligero
y que vaya con Dios, y que vaya con paz.
(CANTA EN SU IDIOMA)
La Guardia Civil entra en estos momentos en el Congreso
de los Diputados.
Hay un teniente coronel que con una pistola sube
hacia la tribuna...
Se han levantado los militares o no sé qué de la ETA.
Miré al cementerio: "Pues yo ya estoy bien aquí".
Todos los militares en el Congreso de los Diputados.
Digo: "Madre mía".
Me escondí en casa de un amigo y ahí me tiré por lo menos diez días.
Miraba el cuentakilómetros y a Valencia bajaríamos
a unos 80 por hora.
Del cuartel de Bétera a Valencia pudimos tardar...
No llegó a media hora.
Mi madre, que había vivido la guerra de niña,
me cogió del brazo y me dijo: "No vas a ninguna parte".
Había también un guardia civil con el tricornio puesto cortando
jamón, lonchas de jamón.
Aquello siempre lo comparo con la fiesta de los "Gremlins".
Habían saqueado el bar.
Es un guardia civil el que está apuntando con la pistola.
Entran más policías.
Cuidado, la policía.
No podemos emitir más porque nos están apuntando...
En los años ochenta se produjo un cambio de tendencia en los flujos migratorios que habían marcado la vida social y económica de los españoles desde principios del siglo XX: Por primera vez en su historia contemporánea España dejaba de enviar emigrantes al extranjero y se convertía en país de acogida. Este fenómeno, pocas veces tratado en profundidad, es el núcleo de esta nueva entrega de 'Ochéntame otra vez', que cuenta con los testimonios del director de cine y actor Carlos Iglesias, la médico dominicana Bernarda Jiménez, el actor y educador Mulie Jarju, el escritor y periodista Sergio del Molino, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia Esteban Ibarra, y Kenia Pérez, hija de Lucrecia Pérez, empleada doméstica dominicana asesinada en Aravaca en 1992.
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Como siempre, aprendo algo con cada programa de lo que pasó durante esa década. Igual, creo que ya en la 2º mitad de los años 70, España empezó a recibir muchos emigrantes, sobre todo de países latinoamericanos bajo dictaduras militares. Argentina, desde donde escribo, que recibió muchos inmigrantes españoles, casi siempre los tuvo de algunos países vecinos (Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile), pero en los 90 recibió muchos peruanos y ahora hay muchos venezolanos y colombianos (e inclusos algunos africanos) por aquí. Nada más. Hasta la próxima.