Jueves a las 00:00 horas
Os vamos a presentar a un artista muy popular en España.
Se habla muy a menudo de las mujeres de la copla.
Parece que la copla es una cosa de mujeres y no es verdad.
-Creo que la canción española es del pueblo, es racial, es de raza.
El papel del hombre en el mundo de la copla
ha sido más difícil, ¿no?
Porque el hombre cuenta con una voz y unas canciones.
La canción española, la canción andaluza o la copla
no tiene absolutamente nada que ver con el franquismo.
-La copla no es el folk, el pop o el rock.
Corresponde a unos creadores y a una época.
El primer recuerdo que yo tengo asociado a la copla
es en la habitación de mis padres,
que era donde residía el tocadiscos.
Me apropiaría de alguna canción de Valderrama
y la llevaría a mi terreno.
"La bien pagá" fue un poco el estandarte de Miguel de Molina.
Era un gran seductor y pagó por ser un gran seductor en esa época.
La copla es una historia contada en tres minutos.
Tiene una exposición, un nudo y un desenlace.
La tragedia, la pérdida, la nostalgia, muy visceral, ¿no?
La copla es una mezcla de nostalgia,
de revivir épocas pasadas, de historias de amor y desamor.
Viene del folklore, de todas las regiones españolas.
Viene del pueblo.
Es una canción con nos acompaña en nuestras penas, nuestras alegrías,
que siempre ha formado parte de nuestro origen.
Es una canción que es arma y recompensa a la vez.
El papel del hombre en la copla es fundamental,
es la esencia de Manuel Quiroga, Rafael de León,
el maestro Solano, Valverde.
Eso son los pilares fundamentales en lo literario y en lo musical
para que luego el intérprete, mujer u hombre, le dé vida.
-El grito quejumbroso y largo, muy largo, de Antonio Molina
llenó los cielos de España en una pugna descarada
al no va más de la largura.
Tú antes de dedicarte a cantar, ¿qué hacías?
-Antes de dedicarme a cantar fui lechero.
Estuve en un bar, tapicero, he hecho de todo.
Antonio Molina es, ha sido
además de una de las más bellas personas
que ha pisado la Tierra,
un hombre bondadoso, amoroso.
Ha sido un artista extraordinario, bueno y a veces un tanto ingenuo.
Cuando llegaste a Madrid, ¿qué fue lo mejor que te ocurrió?
-Pues lo mejor que me ocurrió a mí fue conocer a mi mujer,
que es lo que más quiero y tener ocho hijos maravillosos.
-Mi padre es un hombre sencillo, muy honesto.
Es una persona que se ha dado en cuerpo y alma a la canción
y ha hecho de la canción su vida.
-Antonio Molina fue un producto de la posguerra.
El caballero blanco de la copla, ¿no?
Él hizo una serie de repertorios más blancos
como, por ejemplo, "Soy minero", el famoso "Soy minero".
La copla más emblemática.
Lo primero que se me viene de Antonio Molina a la cabeza
es su tesitura, esa facilidad para cantar.
Una facilidad pasmosa, parece que puede hacer todo cantando.
Hacía falta una figura que fuera más genuinamente coplera.
Entonces, aparece esa figura que aunaba
una especie de virtuosismo vocal.
Esa capacidad de mantener las notas hasta prácticamente el mareo.
Antonio Molina tenía un gusto sensacional.
Era el gusto cantando algunas canciones,
era el peor actor del mundo, pero tan malo que era hasta bueno
de lo malo que era. Era adorable.
Aportó un aire fresco, una manera de interpretar la copla
muy distinta por lo cercano a lo zarzuelístico u opereta
que no se había visto hasta el momento
en las figuras masculinas de la copla.
Espectacular en el aguante, en alargar los tercios.
En aquella época también a las mujeres las volvía locas,
porque era un galán, era guapo,
y tenía unas facultades impresionantes.
Nosotros nacemos con gritos largos,
vivimos con gritos largos, queremos con gritos largos,
odiamos con gritos largos y morimos con gritos largos.
Como fiel reflejo de esta largura de nuestros cantares,
yo os voy a presentar hoy la historia de una vida larga
dedicada al mundo del cante. La historia de Juanito Valderrama.
Juanito Valderrama fue un completísimo intérprete de flamenco
y para ganar más dinero, así lo ha confesado siempre,
a mí me lo dijo, se dedicó a cantar coplas,
a componer canciones como "El emigrante",
que ya son historia de la memoria popular.
-Juan es un maestro, maestro reconocido por los grandes maestros.
-Me fascina.
Juanito Valderrama es una orquestra, es una sinfonía,
es la exquisitez, es el paladar, es el gusto,
es el carisma también como intérprete.
Es la delicia, ¿no?
Al oído, a los sentidos. Es uno de mis favoritos.
Juan, además, era un gran cancionero.
Fíjate tú que la letra de la canción dice:
"Me voy a hacer un rosario con tus dientes de marfil".
Es el fetichismo más grande para él, fetichismo patológico.
Tú imagínate al emigrante en Baden-Baden o en Frankfurt
y a la novia desdentada en Peñarroya
y el otro con el collar de los dientes de la novia en el cuello
trabajando en la Volkswagen. Es una situación impresionante.
Juan, tú naces en esta casa, ¿no?
-Sí, en esta casa nací hace muchos años.
-¿Qué recuerdos guardas tú de tu niñez en este pueblo?
-A los 7-8 años empecé a cantar.
Ya cantaba por aquí, me daban todos los premios de saeta,
iba a Torredonjimeno, a Jaén, a Martos,
a los pueblecitos de por aquí.
Mi padre y mi hermano labraban un cortijo, los mayores,
un cortijo aquí que se llamaba la Sierrezuela.
Esos fueron mis primeros pasos.
Yo no quería ir a la escuela
y para que me dejara el maestro que me marchara le decía:
"Te canto un fandango y me voy".
Es una figura que en sus primeros momentos
le cuesta arrancar por varias razones.
Primero porque él era republicano.
Como muchos otros, tiene que camuflarse por la cuenta que le trae.
Hizo que en la gente calara de una forma muy particular
y la gente estaba hambrienta de esa otra copla
que ya casi habían olvidado,
que tenía mucho de reivindicación social.
Yo creo que hasta Juanito Valderrama no había habido
autores que hubiesen compuesto sus propias coplas.
Juan, a ti Dios te dotó de una gran voz,
pero en cambio, no se volcó contigo en belleza.
Eso es evidente.
¿A ti te hubiera gustado ser más apuesto y peor artista?
-No, eso no, porque yo creo que la belleza de las personas
está en el alma, en el espíritu, y la mía va por dentro.
La prueba evidente es que tengo grandes amigos
y yo calo humanamente en el pueblo y en la gente.
-Érase una vez un pueblecito muy pequeño que estaba y está
en la provincia de Salamanca, en el que hace no muchos años,
acampó un matrimonio de gitanos errantes acompañados de su prole.
¡Se comunica al pueblo que ha llegado Rafael Farina!
Don Celestino, cura de la localidad, de moro le hace cristiano
con muy buena voluntad.
Así Dios le ha protegido, le ha dado una gracia especial.
En vez de cambiar un burro, se ha dedicado a cantar.
Con un estilo gitano que nadie puede igualar.
Me parece a mí mentira que naciera en un pajar.
-¿Te quieren mucho en tu pueblo? -Pues sí me quieren, me adoran.
Cuando llego a ese pueblo tan modesto y esa gente,
tengo que ir por cada casa y saludar a esa gente humilde.
-Rafael Farina es una de las grandes figuras híbridas
entre la copla y el flamenco, fundamental.
(CANTA)
-Farina, Farina es un gusto, es una hondura,
es un pellizco varonil, un artista.
Una voz negra española, única, incomparable.
Farina es un referente que me recuerda a mi abuelo, directamente.
Con Farina yo me iría a cómo lo dice.
¿Qué hace falta, Rafael, para cantar bien?
-Tener duende y luego tener aquí instrumento.
-Rafael Farina es el artista más querido de mi casa.
El ídolo de mi abuela, porque Rafael Farina era un tío elegante,
un tío que sin tener una gestualidad exagerada
tiene unas cualidades impresionantes.
¿Eres Rafael un hombre triste?
-Sí, soy triste, porque todo lo que no es triste
y la persona que no es triste no siente.
-No siente. -No siente nada.
-Por eso tus momentos más tristes, ¿cuándo son?
-Cuando estoy, por ejemplo, cantando.
Todo aquel que no se pone triste cantando
es que no siente nada en absoluto.
Con gran sorpresa también veo aquí
al corresponsal del "Times" de Londres.
-Se decía no mucho lo que hizo Lauren.
Lo que hizo Lauren con Miguel de la Hoz en la realización
de aquel gran programa que fue "Cantares".
-Lauren Postigo es una figura con claroscuros,
pero sí es verdad que recuperó
todo un relato de la historia de la copla
que fue muy importante en un momento de puesta en valor de nuevo
del género.
-Tiene la suerte Lauren de que cuenta con los artistas en un gran momento.
-Y de pronto irrumpe en la canción española
una voz tremendamente varonil,
una voz acompañada de unos gestos y ademanes
que olían a hombre llenos de marchosería y de garbo.
¿Qué es, Pepe, para ti la canción española?
-Mi vida.
Creo que la canción española es del pueblo, es racial, es de raza.
Y te voy a decir una cosa.
Cuando yo he oído cantar en el extranjero,
he corrido el mundo, yo he corrido el mundo cantando.
He llorado viendo cantar a cualquier artista español.
Lo que no puede cantar en inglés un fandango, ni una jota,
ni un pasodoble, no puede cantarlo.
En cambio, yo cantaría, cantaría lo que canta
ese gran artista, Sinatra, lo cantaría yo, porque haría...
Lo cantaría, pero no puede cantar...
Lo que canta Farina, por ejemplo, Farina o Antonio Molina.
Yo soy feliz, voy por la calle y me conoce todo el mundo.
Soy popular de verdad, del pueblo de verdad.
Te lo he dicho antes, tan, tan,
no del pueblo del periódico.
Yo llevo cantando 36 años. Yo creo que tararí que te vi.
-Pues tararí que te vi.
El primer recuerdo que yo tengo asociado a la copla
es en la habitación de mis padres,
que era donde residía el tocadiscos.
Cuando mi madre a veces estaba en la cocina
yo trasteaba y miraba.
Me gustaba mucho mirar los vinilos, las portadas, las canciones.
Y luego además, aparte de los discos que teníamos,
que tampoco eran muchos, los que se podía en aquella época permitir,
sí que mi madre sintonizaba siempre las emisoras que radiaban
mucha copla.
-Es mi madre, utilizando casi como nana, alguna de esas coplas.
Son recuerdos infantiles.
Mi primer aprendizaje literario, musical y sentimental,
gracias a mi madre, fue la copla.
-Yo notaba que se cogía, una mujer cogía
un trozo de tela, una aguja, un hilo, se ponía a coser
y se ponía a cantar.
Yo escuchaba esas coplas en mi casa o a la vecina.
Recuerdo en esa hora detenida ese tipo de música.
Cuando abrías la ventanas de los patios interiores de las casas
siempre había alguien que estaba cantando.
Las radios sonaban de fondo con muchas de esas canciones.
En casa siempre había alguien que canturreaba.
Yo he crecido en ello y no me ha producido rechazo,
a lo mejor en otro sí se ha producido el fenómeno del rechazo.
Comprendo y respeto.
-En casa de mi abuela sonaba,
sonaba música española básicamente.
Tenían una radio de esas que he vuelto a ver alguna vez,
una radio grande de esas, con los botones muy grandes.
O bien se escuchaba Noticiario, depende de la hora del día,
o bien se escuchaba copla, básicamente.
Esas canciones que se colaban en las casas
por los hilos musicales, por las radios.
Es lógico que eso también forme parte de la memoria,
de los artistas, de los creadores, de los intelectuales
como el propio Poveda, ¿no?
-Yo he crecido en un barrio y en una ciudad, Badalona,
donde el 80 % era gente andaluza,
y donde yo escuchaba cada vez que salía a la calle
por las ventanas música andaluza, música flamenca.
Soy muy catalán en muchos aspectos, pero soy muy andaluz en muchos otros.
Durante mucho tiempo, la copla tuvo que pagar un peaje,
tuvo que pasar por el purgatorio
de ser relacionada con el régimen franquista.
No tenía nada que ver.
La copla nace a principios del siglo XX,
en 1902 está codificada la primera copla canónica
que es "Suspiros de España", que es del maestro Álvarez,
y en realidad el éxito se debe al apoyo de ese género
que hacen los grandes intelectuales del 98 y del 27.
-Es una consecuencia de la Generación del 27, ¿no?
Entonces, claro, la actitud de tachar de franquista
a un arte que no tiene nada que ver con eso.
Me parece algo que tenía mala intención.
Como mínimo, una gran ignorancia.
-La copla que el régimen pone en valor
es una copla de los valores del nacionalcatolicismo,
de las mujeres sumisas, entregadas al marido,
o de las mujeres pecadoras pero que se arrepienten.
Al Generalísimo le caía en gracia el Pequeño Ruiseñor.
Entonces, llamaba para que le cantasen en El Pardo
"La campanera".
"La campanera" le hacía al Generalísimo
una gracia espantosa,
sin ser consciente ni el Generalísimo ni la censura
de lo que contaba "La campanera", que era la historia de un maqui.
"Dicen que si un perseguido anda escondido la viene a ver.
Dicen que amante espera la campanera con la ronda de las tres".
Todos aplaudían enfervorecidos y estaban aplaudiendo
a los perseguidos del Régimen.
Esa copla revolucionaria en el que las mujeres son tremendas
y reivindican sus libertades y sus derechos
y el poder ser madre soltera, aunque sea con historias trágicas,
en el que se habla de la prostitución o incluso de los amores prohibidos,
como los amores homosexuales, por primera vez se habla en la copla.
Esa copla de los años 30, cuando termina la guerra, desaparece.
"Ojos verdes" habla de una prostituta.
Es decir, no puede ser franquista una copla como "Ojos verdes".
Una de las canciones más hermosas que yo conozco se llama "Ojos verdes".
Es un monumento de canción.
Es un topicazo hablar de populares en lo de político, no político,
lo que dirige, lo menos es lo popular.
La canción para mí es como una flor pequeña
que no pretende ser nada más que ello,
una flor de romero, que huele a romero
y que la reconoce con una mirada.
Hoy día es como la bandera de la copla,
la canción estándar de este género y fíjate, nació en la República.
-Muchas de las coplas que hemos escuchado como tópicas,
hermosas coplas, ya estaban escritas antes,
estaban escritas en la II República y tampoco la copla era republicana.
Pertenecía al pueblo.
Allí Rafael lee por primera vez a Federico la letra de "Ojos verdes".
Entonces, están de broma y dice Federico:
"Eso está copiado de mi romance 'Sonámbulo'".
"Te crees que lo inventaste tú", le decía,
"porque tú marqués, tú poeta".
Dicen que fue un amor de Rafael de León, ¿no?
Esa canción ha ganado en la voz de Poveda
ha subido a la serie A otra vez.
Vuelve a estar o es o está donde no estuvo nunca.
Rafael de León, que tenía mucho cuidado
cuando reflejaba historias de mujeres de vida fácil,
lo hacía con un lirismo, con un buen gusto
donde no podía caer en lo sórdido.
Para mí, primero "Ojos verdes" y después "Antoja"
son las dos mejores coplas.
-Nuestra raíz, por lo menos, la canción moderna española,
nuestra raíz es la tonadilla.
Yo me siento muchísimo más identificada con "Ojos verdes",
el "Ojos verdes" de Miguel de Molina. -Es una maravilla.
Yo siempre he dicho que sería el Taj Mahal,
eso es un monumento.
-Miguel de Molina es, sin lugar a dudas,
la primera gran figura masculina de la copla.
Miguel de Molina es antes de su tiempo
eso que llamamos un artista global.
Él era adorado por la intelectualidad republicana
desde Federico García Lorca, que era íntimo amigo suyo.
Es la figura transgresora por antonomasia.
-Silencio, señores. Don Miguel de Molina.
-Buenas noches, señores. Me llamo Miguel de Molina.
Canto, bailo y he venido de Madrid dispuesto a triunfar en esta tierra.
Era un artista descomunal.
Sus interpretaciones hoy en día de algunas coplas
siguen siendo inigualables.
"La bien pagá" fue un poco el estandarte de Miguel de Molina,
porque que un hombre se atreviese a hablar en esa época
de los amores pagados, es decir, de los amores prostibularios,
que parece que era algo de lo que no se podía hablar,
pero estaba en la realidad cotidiana de la gente.
Fue muy transgresor y esa copla se convirtió en un estandarte.
-Yo siempre me he acordado del arreglo inicial de "La bien pagá".
Nunca me he atrevido a hacer una canción en su género puro.
Yo me considero más bien un ladrón,
un buen ladrón, en el mejor sentido de la palabra,
porque lo que hago es apropiarme de los géneros.
En lugar de tirar por el lado dramático, romántico,
lo tiramos por el lado canalla, pendenciero,
un poco callejero, nocturno.
Con ese sonido tan especial que tiene la gente de Olé Swing.
Consiguieron desvirgarme en el mundo de la copla.
La evolución de "La bien pagá" ha sido enorme.
Es evidente que se asocia a Miguel de Molina
hasta tal punto que cuando en el año 83
Almodóvar elige "La bien pagá" como canción emblemática.
Y al mismo tiempo también era una puesta en valor,
un reconocimiento de la copla como género progresista, transgresor,
género total, género híbrido, y fue con esa copla precisamente,
con "La bien pagá".
-Tengo particularmente la sensación de que España no conoce
la profundidad y la importancia de Miguel de Molina.
No solo fue el gran intérprete de "La bien pagá".
En el 35 y primeros del 36, Miguel de Molina
llega a los teatros, giras muy importantes por el norte,
dos y tres funciones, era realmente
el artista importante en esa época.
-Yo creo que hay que ser muy valiente para expresarse
como él se expresaba sin pudor, es decir,
sin ocultar nada su condición.
-Miguel tampoco nunca fue ni un abanderado del Orgullo Gay
ni muchísimo menos.
Era una persona que era sensible, que no escondía sus formas
y que las llevaba al escenario hasta límites que demostraban
tener una gran valentía para la época.
Tenía un gran poder de seducción.
Tanto para hombres como para mujeres.
Miguel fue un coetáneo de la Generación del 27.
Así lo representaban sus espectáculos.
Fue un gran vanguardista de la época.
Miguel fue un autodidacta en todo lo que hizo.
Gracias a Dios, él llega a hacer una entrevista,
una de las pocas entrevistas que hace en su vida
la realiza Carlos Herrera, que viaja a Buenos Aireas
para hacerle una entrevista.
-Estábamos sentados en el hotel donde habíamos quedado
mirando la puerta fijamente porque iba a entrar
un mito desconocido, impalpable, que no creíamos que existía.
Creíamos una entelequia Miguel de Molina,
si no fuera porque habíamos oído sus discos.
-Miguel de Molina cobra en el año 35 en un teatro de Zaragoza
5000 pesetas para él por función.
Eso es una fortuna para esa época.
Después de la guerra, es prácticamente obligado
firmar un contrato con un productor donde pasa a cobrar 500 pesetas
y con gran explotación.
Giras por el norte muy importante con dos y tres funciones diarias.
Él quiere romper el contrato.
Él llega al Teatro Pavón
y es cuando se presentan tres señores
donde dicen que el director general de seguridad quiere verlo.
Miguel era un gran seductor, dentro y fuera del escenario.
Pagó por ser un gran seductor en esa época.
-Miguel de Molina no era especialmente político
ni era especialmente republicano ni era especialmente franquista,
ni era especialmente nada.
Era un artista al que le gustaban los muchachos,
amanerado y genial.
-Entonces, se lo llevan.
Le dicen que va a ser algo rápido, ve que no doblan por Cibeles,
sino que siguen derechos por La Castellana.
Entonces, ahí es cuando él empieza a pensar:
"El famoso paseíto".
-Alguna venganza de alguno de sus amantes se pagaba cara.
Y la paliza que le pegan,
que efectivamente él me recrea en esa entrevista,
una paliza cierta, es la típica paliza de cuatro chulos al maricón.
-Me golpeaban con los puños de las pistolas tan fuerte
que a mí me daba una sensación que me pegaban tiros.
Cuando se cansaron, me hicieron beber resina a punta de pistola.
Dios me ayudó y lo volqué encima de todos ellos
y se fue oliendo a resina.
Se llevaron el pelo como un trofeo.
Me dejaron tirado como un perro.
-Él, después de esa paliza y sabiendo que tenía cuentas pendientes
con algún poderoso con el que...
cuyo entorno había tenido relaciones,
ve el momento de marcharse y se marcha.
-Creo que en cierta manera marcó su vida,
marcó el resto de su vida este acto.
Era cosas que él quería olvidar de alguna manera,
pero creo que nunca pudo.
-Es el momento que arranca a llorar al final
diciendo lo mucho que quiere a España.
-(LLORA) Hoy me siento en Málaga, me siento en Sevilla,
me siento en Sanlúcar.
Con estos muchachos tan entusiastas, tan españoles.
-El regalo que él me hizo a mí ahí Miguel de Molina
no podré honrar suficientemente su memoria todos los años que viva
para agradecérselo.
-Un respiro de España para los que estamos aquí llorando,
siempre llorando.
¿Qué puedo deciros?
Que me iría con ella volando, pero no puedo.
-La no vuelta era porque a Miguel le aterrorizaba
pensar que lo hubieran envejecido en España.
Él que había sido tan guapo, tan elegante.
Nadie ha vestido con ese valor que vestía Miguel de Molina.
Afortunadamente, hoy nos queda un testimonio como ese
y lo más importante que he hecho yo en mi vida televisiva.
Un testimonio como ese de un artista como ese
de una época como esa.
En la década de los 60 y 70 las canciones de Manolo Escobar,
que es el artista invitado de nuestro programa de esta noche,
fueron tarareadas hasta la saciedad por un público llano y sencillo,
público de masa que hace a los auténticos ídolos.
-Esta noche con nuestro Manolo Escobar.
Vamos a ofrecerles un estreno completamente nuevo.
Ojalá esta canción cuando pase el tiempo
sea tan popular como muchas otras.
Manolo Escobar representa esa figura de la copla yeyé,
muy cañí en algunos aspectos, pero por otro lado con mucho valor
por lo que aporta de apertura también a su manera,
de fusión de ese mundo de los extranjeros,
que está en las películas de Manolo Escobar y de Concha Velasco.
-Manolo Escobar ha sido un gran artista,
posiblemente el artista más querido por el público
que yo he conocido.
Manolo, independiente de que juntara 10 000 o 1000 personas,
te aseguro que eran 10 000 o 1000 personas fanáticas de Manolo.
Tenía una forma muy especial de accionar las cosas.
Mucha personalidad encima del escenario,
que cuenta mucho para transmitir.
Todos los que hemos crecido con la tele en blanco y negro
y los dos canales de televisión,
era como hacer popular los géneros que nos parecían difíciles.
Es un poco como la estación intermedia
para si te gusta, intentar llegar a estaciones más lejanas.
Mucho cantar, mucho cantar las canciones españolas,
si la belleza de la mujer morena, que si los ojos negros.
Mucho cantar a la mujer española
y va y resulta que te casas con una extranjera.
-Me he casado con una extranjera, porque me enamoré de ella
como un... iba a decir como un imbécil, pero no,
yo creo que como una persona inteligente.
Me enamoré de mi mujer porque me gustaba,
me gusta y me sigue gustando todavía a los 20 años de casados
y nada más, se ha acabado.
Me es igual que naciera en Alemania como si hubiese nacido en Sebastopol.
Es una copla muy sui generis,
muy fruto de una época determinada de transición, de pretransición,
que está evidenciando el imparable avance hacia la democracia.
¿Sabe usted quién es Manolo Escobar?
-Sí, lo conozco.
-Un hombre maravilloso, porque era muy familiar,
muy amigo de todo el mundo.
Manolo Escobar era un hombre con mucho carisma,
era un hombre que estuvo muy cerca, muy cerca del pueblo.
Un artista que se movía poco, pero que encantaba.
Más que por las condiciones vocales, por su presencia,
por su forma de estar en un escenario.
Por esa voz tan personal y tan particular y bonita que tenía.
Hay artistas que con escucharlos es suficiente.
Hay artistas que hay que escucharlos y verlos,
porque es el paquete de todo.
Hay que santiguarse para hablar de Bambino.
Bambino ensuciaba las canciones.
Las hacía tan atractivas con esa garganta suya llena de arena.
Pellizcos continuados.
Bambino hace esa transgresión desde el flamenco a la copla,
porque además se mueve en el registro de la bulería
y se mueve en el registro de la rumba.
-Bambino era un flamenco con un compás digno de alabanza.
Cualquier copla que cogiera Bambino lo hacía suya
y ya es prácticamente imposible que la cantara nadie más.
-Bambino era la genialidad absoluta del artista,
el artista en esencia, ¿no?
-¿Me permiten que les presente hoy a nuestro invitado especial?
Se le conoce por El Fary, pero se llama José Luis Cantero
y es de Madrid.
Buenas tardes, ¿cómo estás? Bienvenido.
Bienvenido al programa. Este es El Fary, señoras y señores.
Hoy puedo y tengo ese momento para poderles ofrecer
esa actuación y estos 10-11 años que llevo de lucha
me compensan mucho para podérselo dedicar
mi actuación y mi éxito, que espero que así sea,
para esa viejita que tanto adoro, para ella, mamá,
para ti todo mi sacrificio.
El Fary ha sido entrañable,
quizá no ha sido como se entiende el género de la copla,
sino que ha cantado más canción andaluza,
una canción andaluza, melódica, ha hecho más rumba también.
Es el reflejo de una sociedad como la española,
que con los elementos más disparatados,
está tratando de reinventarse, de reconstruirse.
-El Fary es otro fenómeno social y una gran persona,
una gran persona que transmitía, además,
esa bondad a la que la gente le quería.
La gente no suele querer gratuitamente.
-¡No te mueras nunca, Fary!
-Te quieren porque notan que antes tú la quieres a ella.
El Fary quería a la gente.
-El Fary es la copla kitsch, es decir,
El Fary llega a finales de los 70, principios de los 80,
y El Fary es a la copla lo que Almodóvar al cine.
Una locura en la que parece que nada tiene sentido
y, sin embargo, sí lo tiene.
Y un hombre que era el rey del carisma,
porque un hombre sin ser guapo cómo atraía.
-¿Conoces a El Fary? -¿Al cantante?
-Sí. -Sí.
-¿Y qué te parece? -Un señor muy simpático, ¿no?
-¿Lo ves atractivo? La verdad, ¿eh? -Pues no.
Es un artista post que seguramente hubiera cantado muy bien
las canciones de Miguel de Molina.
Tenía una personalidad arrolladora.
El Fary tenía, además de una gran bondad,
la personalidad descomunal, única,
incomparable que también lo transmitía
a través de los medios y de las canciones.
Hijo, te deseo mucha suerte.
Un saludo de tu madre que te quiere mucho.
Voy a ver a mi madre con una alegría inmensa,
inmensa porque precisamente le llevo un regalo,
un regalo que tiene un valor incalculable,
un regalo que yo le había prometido de niño,
que es un simple sombrero, un simple sombrero,
pero como bien os digo, tiene un valor enorme.
Mira a ver lo que es, a ver si sabes lo que es.
O te recuerda algo.
-Qué bonito.
Ustedes ven aquí conmigo a un granadino universal,
sereno, elegante, irónico, y, sobre todo, revitalizador.
Un granadino que le ha hecho el boca a boca a la copla.
Carlos Cano le da un empuje a la gente joven
que hace que la copla renazca.
-Para mí, visualmente venía más del mundo del cantautor,
el señor que se sienta con la guitarra.
Luego, Carlos Cano con el tiempo sabe enriquecer mucho su repertorio.
-Parece mentira que en un país como el nuestro,
orgulloso de sus tradiciones, sea tal difícil
encontrar a un hombre que cante coplas hoy en día.
-Como él dice, lo que hace no es canción.
Se llama copla y cabe dentro la vida.
Cuando Carlos Cano da ese grito de no es canción, se llama copla,
él está haciendo una contraposición
de lo que era la copla en sus orígenes
frente a la apropiación que hace el régimen franquista.
-Forma parte de una operación de distracción
de la conciencia pública, que se entretuviera con aquellas canciones.
En todas las épocas hacen falta canciones para distraer,
pero mucho más en una época en la que todo lo que no está,
estaba prácticamente prohibido.
-Hay mucho progre años 60 que ha juntado la tonadilla
con el franquismo.
-Es una ignorancia grande. -Habría que reivindicarla.
-Yo creo que la reivindicación debe venir por parte de los teóricos.
Nosotros lo que tenemos que hacer es cantarla.
-Yo creo que una forma de reivindicarla
es subir al escenario y cantarla.
Yo empiezo a descubrir esa capacidad de Carlos Cano
de enriquecer todo nuestro mundo musical.
"María, la portuguesa" ahora ha llegado a todos.
Yo soy consciente de una cosa, de que mi trabajo es provocar emoción.
Yo en eso soy plenamente alevosía.
Si hay que juzgarme, me considero culpable.
Provoco las emociones y provoco los sentimientos,
porque creo que es uno de los placeres más grandes
que tenemos los seres humanos
y una de las cosas que probablemente puedan ayudar
a que seamos mejores personas.
Son coplas que forman parte de la memoria sentimental de España,
son las coplas que calman las penas y alivian la tristeza,
que viajan por el corazón a la velocidad de la luz
y que tienen la vigencia de la vida.
Lo que supone Carlos Cano a la copla
es no solo una puesta en valor
del género literario y musical de la copla,
sino también una reivindicación política.
-Demuestra que la copla no pertenece a una ideología,
sino que pertenece a un tiempo
y pertenece al pueblo que vivió en un tiempo concreto
y la hace suya.
Ese fue un paso trascendental para el género.
Se ha divisado de nuevo, después de que acabase la niebla,
la gente se está empezando a recuperarse a sí mismo.
Este país no existe de 1979 y mucho menos desde 1982.
Este país es mucho más viejo felizmente
y tiene una tradición y tiene una riqueza cultural propia
que es lo que espera la gente.
La copla ha pespunteado en la propia historia española,
es decir, en la época de la República es una cosa,
en la época de guerra es otra,
en la posguerra es otra completamente distinta
y en la transición es otra,
de la misma manera que ya con la democracia también es otra.
Serrat dice que la copla es buena. Si lo dice Serrat es que sí.
Ha ayudado muchísimo para eliminar todas esas connotaciones
que adquirió el género.
Serrat es un tipo con una sensibilidad extraordinaria.
Él no solo reconoce que la copla
es un primer maestro musical y sentimental,
sino que él detecta toda esta reivindicación que hay
desde Juanito Valderrama de una manera fundamental.
Entonces, es absolutamente normal y natural
que en ese reconocimiento Serrat invitase a Juanito Valderrama.
Ha hecho que la gente más de izquierdas,
que de repente, empezó a tener rechazo hacia la copla,
porque era algo como muy de derechas, muy franquista,
tomara conciencia que eso era un valor artístico
más allá de otras cuestiones.
En realidad, la copla es apolítica.
-Si miramos, por ejemplo, el "Romance de Curro el Palmo",
de Joan Manuel Serrat, si eso no es una copla,
que venga Dios y lo vea.
"Romance de Curro el Palmo" es una de las coplas más bellas
que se han escrito en la historia de la música
y lo ha hecho Joan Manuel Serrat.
Ese debería estar dentro de los estándares obligatorios
de la copla.
"A ciegas" yo no la conocía.
Yo, que soy tan amante de la copla, esta no la conocía.
También Almodóvar que ha sido un defensor de las músicas populares
ha incluido la copla en su cine, en su cine, que además es universal.
La ha enseñado al mundo.
Que la gente ame el género.
Entonces, yo desde aquí le doy las gracias.
Todos hemos experimentado, muchas personas,
hemos experimentado que aún sabiendo que tu pareja te está engañando,
estás tan enganchada o enganchado a esa persona
que eres capaz de apartar la mirada
y seguir queriendo a ciegas con tal de perder a esa persona.
Justo además me llega en una circunstancia de mi vida
en la que yo había pasado por algo así, parecido.
Me tocó tanto y parecía
que era un regalo que me había mandado la vida.
Ya puedo cantar al dolor con conocimiento de causa.
Soy un artista muy mezclado en formas.
Con lo cual, a la hora de afrontar la copla,
todas esas mezclas e influencias las he reflejado
con un sonido más mediterráneos, jazzísticos en alguna ocasión,
pero manteniendo lo que es la esencia de la copla.
-Dentro cine.
Hemos intentado desempolvar un poco
el baúl de nuestros recuerdos cancioneros.
Despertar a la canción española que estaba dormida.
Decirle: "Despiértate y anda".
Yo creo que las letras se siguen reinterpretando,
porque son valiosísimas,
y son tanto poética como musicalmente auténticas joyas.
Creo que debe haber cierto compromiso por parte de los autores,
por parte de los intérpretes para que este género siga vivo,
pero no con los clásicos, sino que haya una continuidad.
Pienso que realmente debe resurgir de nuevo
y tienen que salir compositores y cantantes que la actualicen
y le den el carácter que tiene.
La copla no es el folk, el pop o el rock.
-La copla corresponde a unos creadores y a una época.
Han muerto los creadores y pasó la época.
-La copla sí es cosa de hoy, el amor no pertenece al ayer,
el amor lo seguimos sintiendo hoy.
Os vamos a decir hasta siempre,
porque los cantares de la patria nuestra
nunca morirán. Buenas noches, España.
La libertad de expresión fue una conquista muy lenta, muy dura.
-Yo creo que era todo una olla a presión.
Todas las voces silenciadas que querían hablar,
todo inaugural, todo de estreno, todo emocionante,
todo caótico y todo maravilloso e intenso.
-Y fue un primavera de información real maravillosa
que creo que propició el cambio que vendría después.
-Cuando venía el censor, subías mucho la pista de la música
para que casi no oyera la pista del off.
-La radio recibía cada mes una lista de canciones radiables.
Cuando murió Franco, salió una lista espectacular y divertida,
en la cual se incluían canciones como "Adiós, mariquita linda",
"Se va el caimán".
Ochéntame revisita la copla, ya tratada en el capítulo "Vidas de copla" de su segunda temporada. Pero esta vez el programa documental de la noche de los jueves centra la atención en los intérpretes masculinos. Como dice el cantaor catalán Miguel Poveda, "el papel del hombre en el mundo de la copla es fundamental": Manuel Quiroga, Rafael de León, Ochaíta, Valerio, Solano, Valverde son los pilares fundamentales, en lo literario y en lo musical, para que luego el intérprete, mujer u hombre, le de vida.
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Casi que creí que se había terminado el programa, pues al siguiente de éste, al menos por TVE Internacional, ví uno de antes. Pero me alegro que siga. Ví el que hicieron en 2016 con la mujeres. Menciono que Miguel de Molina vivió en Argentina, de donde soy y fui a una muestra sobre su vida, con la exhibición de pertenencias suyas. También sé quién fue Manolo Escobar, que pese al gran éxito que tuvo en su país, aquí no vendió tantos discos e incluso un conductor de programa a principios de los 70, contó que perdió dinero trayendolo y a fines de esa década volvió aquí para filmar una película que "Cine de barrio" ya dió varias veces: "Alejandra mon amour". Los otros los conozco de nombre y el informe me sirvió mucho para conocer más sobre la música de toda España. Hasta la próxima.