Domingos a las 9:45 horas
Gracias a vosotros por invitarnos.
Sí.
Este premio representa casi más que un sueño,
es un gran reconocimiento a una labor desarrollada durante 60 años
por un montón de bibliotecarios, muy buenos profesionales que, además,
han tenido la suerte de apoyarse en los arabistas,
con lo cual, es un premio compartido por un montón de gente,
por un equipo que, yo creo, que ha sido el mejor equipo posible
para organizar unos fondos únicos, muy singulares,
prácticamente, en Europa.
Con una colección de un 30 % en árabe.
Entonces, el premio nos da visibilidad,
es un premio importante para la institución
y supongo que también será interesante para el futuro,
para hacer nuevos proyectos.
La biblioteca se creó en 1954,
en lo que era entonces el Instituto Hispanoárabe de Cultura,
que estaba en la Escuela Diplomática, en el paseo de Juan XXIII.
Fue idea de un grupo de arabistas visionarios,
fundamentalmente, de Emilio García Gómez,
que luego también fue embajador en países árabes
que ha dado ahora nombre
a una biblioteca del Instituto Cervantes en Amán.
Emilio García Gómez contaba con el secretario,
Francisco Utray,
y con un equipo de personas que decidieron montar la biblioteca
en manos del padre Félix María Pareja,
por eso tiene la biblioteca este nombre.
Un jesuita sabio, orientalista,
que ya había estado en otras bibliotecas importantes de Europa,
que sabía muy bien cuáles eran
los materiales fundacionales que teníamos que tener,
que había que tener en la biblioteca
y que, además, tenía contactos con otras instituciones
con las que enseguida establecieron canje interbibliotecario
y cuidaron muy bien cómo nutrir los fondos.
Era un gran conocedor, era un gran conocedor y, además,
estableció también un sistema de trabajo
con mucho respeto por la lengua árabe
y porque estuviera lo más importante para los investigadores.
La biblioteca, ahora mismo,
tiene en torno a 1300 documentos de fondo antiguo,
entre ellos, hay 16 manuscritos
y todo esto está en un depósito especial
y, sobre todo, lo más importante ya está digitalizado.
Entonces, se puede consultar en nuestra biblioteca digital,
están en línea completamente,
pero no es necesario tocarlos para poder leer los contenidos.
Prácticamente, solamente mostramos algunos materiales
cuando hay, a lo mejor, un curso
de estudio de especialistas en manuscritos en la universidad,
pero todo esto es conocimiento compartido
sin que se estropee, con mucho criterio de conservación.
Claro, ya no es necesario acudir a ellos,
más que cuando necesitas, a lo mejor,
ver qué tipo de papel es o conocer mejor la encuadernación,
pero si no, si lo que quieres es leer el contenido,
no es necesario consultar el fondo.
Realmente, ahora ya, en estos momentos,
como la colección está tan bien asentada,
los libreros nos envían las novedades,
estamos al tanto de lo que se publica en el mercado,
pero es que recibimos muchos materiales que no se compran,
que se editan en instituciones, que las editan los investigadores,
y que ellos nos las envían.
Tenemos muchas donaciones,
tenemos también este canje interbibliotecario
que asentó el padre Félix María Pareja,
y solamente una parte pequeña de la colección actual es por compra.
Fundamentalmente, investigadores,
desde los alumnos de Semíticas de las universidades,
a los que hacen las tesis doctorales.
Tenemos también la suerte de que vienen diplomáticos,
españoles y del mundo árabe,
que también tienen interés en conocer nuestros fondos.
Últimamente, nos han visitado muchos periodistas
y gente del mundo de los medios de comunicación.
Es el efecto del premio, pero, además, es que somos
proveedores de contenidos muy interesantes,
porque, realmente, tanto las fotos
y los gráficos que hay en los libros, los mapas y demás,
y todo el conocimiento acumulado,
puede servir para crear nuevo conocimiento,
que es lo que estamos haciendo ahora, en el siglo XXI, ¿no?
Sí. En España, por ejemplo,
por citarte algún proyecto que estemos llevando a cabo,
con la Complutense y con la Autónoma, tenemos programas de prácticas,
vienen los alumnos a conocer cómo trabajamos,
hacemos visitas guiadas,
también alguna clase con estos materiales más antiguos
que quieren manejar de primera mano.
Hemos ido a Marruecos y a otros países
a mostrar materiales,
porque tenemos también una larga tradición de publicaciones,
hacemos los cuadernos, hacemos catálogos,
se ha hecho un catálogo del Fondo Antiguo en tipografía árabe
que es una maravilla.
Todos estos materiales, al final, también interesa intercambiarlos,
interesa que se conozcan mejor.
Con todo esto, lógicamente,
la Biblioteca Nacional de Marruecos o la Biblioteca Nacional de Catar,
nos invitan a participar en actividades, en congresos,
donde podamos avanzar juntos en compartir nuestros conocimientos.
La biblioteca tiene ahora una zona de exposiciones.
Hace poco tuvimos una exposición muy bonita
sobre los tesoros de la Biblioteca Islámica.
La exposición mostraba algunos de estos manuscritos,
pero también alguna obra de León el Africano,
libros que contienen mapas antiguos coloreados
de Marruecos, de Argelia, de Orán, de diferentes momentos.
Había un mapa muy bonito también de Kuwait,
del primer mapa donde aparece Kuwait, escrito por primera vez.
Todo esto, al final, cuando nosotros lo encontramos,
lo mejor es que lo podamos compartir mostrándolo,
para que la gente también pueda contemplarlo.
Entonces, para cualquiera que no sea investigador
y que quiera también conocer, en general, algo más,
se puede hacer una visita.
Por hablar de otras cosas que se han hecho,
hace muy poco, hemos estado en ExpoHalal
y hemos llevado una selección
de los libros que hay en la biblioteca
dedicados a la alimentación
y a conocer más sobre los alimentos halal,
con lo cual, siempre hay un motivo para mostrar más.
En realidad, cualquier tema,
desde la onomástica o el obituario de un autor
o la necesidad de conocer más, por ejemplo, no sé,
el origen de Madrid, el Madrid árabe, nos lleva a buscar
los libros que hay en la biblioteca sobre el tema,
entonces, podemos montar exposiciones con relativa facilidad.
Ahora se está haciendo la propuesta
de reconocer mejor nuestro origen.
Todo esto lo documentamos en la biblioteca.
Bueno, yo diría que trabajar en el ámbito intercultural
requiere conocer mejor al otro, establecer un diálogo permanente
y, desde luego, para eso qué mejor que la cultura,
una cultura que nos une en el arte, en la literatura, en la filosofía,
en una tradición común,
en una tradición que se sigue alimentando y redescubriendo.
Nosotros, por ejemplo,
tenemos una sección de narrativa árabe traducida al español
y nos interesa poner de relieve cuáles son los principales autores,
de manera que la gente no tenga miedo a acercarse, en castellano,
a lo que ya está cerca,
y que también se rompan un poco los estereotipos de lo que se supone
y se conozca directamente lo que es,
que es todo fuente de disfrute,
de aprendizaje, de entendimiento.
Yo me encuentro fascinada,
no solamente cuando entro en el depósito de la biblioteca,
sino cuando conozco a gente
que viene a compartir sus conocimientos con nosotros.
Animo a todo el mundo a que nos visite
y conozca más y mejor,
porque, realmente, la cultura une
y ayuda a establecer otros lazos diferentes.
En metro puede ser Moncloa, de la línea amarilla,
o el de Islas Filipinas, en la línea naranja.
Está muy cerquita, está debajo del Faro de Moncloa.
Además, estamos en la web, www.aecid.es.
Ahí tenemos el catálogo, la biblioteca digital,
tenemos todos los servicios bibliotecarios que se ofrecen
y siempre hay un correo al que se puede escribir
para preguntar más cosas.
La visita es gratuita,
el carné se le da a los investigadores,
pero se puede consultar en sala,
y se puede solicitar una visita guiada
o podemos intentar ver cuáles son las necesidades del usuario
para que se quede supersatisfecho.
Os invito a visitarnos realmente allí
para que podáis conocer nuestros tesoros.
Muchas gracias a vosotros.
La Biblioteca Islámica de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, con sede en Madrid pasa por ser una de las más importantes en su género en Europa, gracias a sus excelentes fondos bibliográficos, entre los que se encuentran libros rescatados de guerras o de las primeras imprentas en el mundo árabe y musulmán. Luisa Mora nos acompaña hoy en el estudio.