Sinopsis
Se cumplen cien años del nacimiento de Martin Ritt, un cineasta semiolvidado, sobre el que apenas puede encontrarse literatura, responsable de una amplia filmografía en la que sobresalen un puñado de títulos memorables, que le acreditan, si no como un autor en toda regla, dos o tres escalones, al menos, por encima de la simplista categoría de artesano. Surgido de la llamada Generación de la televisión, junto a Rober Aldrich, Sidney Lumet, Arthur Penn o John Frankenheimer, se había formado en los inquietos círculos teatrales como actor y director, cercano a Elia Kazan y el Actor's Studio, Martin Ritt estuvo incluido en las Listas Negras de Hollywood durante el MaCarthismo sin llegar a estar encausado, lo que retraso su debut en el cine hasta finales de los 50. A este capítulo especialmente amargo de su vida dedicó años después una película, "La tapadera", "El testaferro" en Latinoamérica, que puede entenderse, al menos en parte, como autobiográfica, en la que describía con ironía, en tono de comedia, a ratos hilarante, con la ayuda de Woody Allen como actor, las artimañas para seguir trabajando de los que sufrieron persecución en tiempos de la Caza de brujas.
