2014
(VOZ EN OFF) "A su excelencia Pedro Casaldàliga,
obispo de Sao Félix.
Excelencia: me complace comunicarle que la visita "ad limina"
con su santidad el papa, Juan Pablo II,
será el martes, 21 de junio.
Os comunicamos que, antes de entrevistaros
con el Santo Padre, deberéis hablar con el prefecto
de la Congregación por la Doctrina de la Fe,
el cardenal Joseph Ratzinger.
Permitidme que os recordemos, finalmente,
la obligación de acudir a la entrevista con el hábito adecuado.
Que el Señor os bendiga.
Secretaría de Estado de El Vaticano, 1 de junio de 1988."
Sus excelencias el cardenal Ratzinger y
el cardenal Gantin.
-"Cum Petro et sub Petro".
Siéntese.
Su calzado parece resistente.
Un personaje peculiar.
Hable.
No es su fe la que queremos someter a examen;
sino su actitud, la disciplina.
-Pero los hombres, a menudo, nos equivocamos.
Ha vivido 20 años en Brasil.
-Vaya, tenemos visita. -¿Ah, sí?
-¡Mira quién viene!
¡Eh, Josué! ¿Quiénes son tus amigos?
Si traes nuevos clientes, ya sabes que vas a ganarte
un buen descuento, ¿eh!
-¡Fuera, borrachos, indios de mierda!
¡¡Fuera, fuera de aquí!!
¡Largarse y no volváis!
¡Fuera!
¡Fuera!
¡Fabio!, ¡Bebida!
Tú. ¿No te dije que no volvieras?
(SUSURRA) -Padre nuestro que estás en los cielos.
Santificado sea...
Venga a nosotros tu reino.
-Rosa, los clientes te están esperando.
-No, Zelda. Hoy me quedo con la niña.
Amor mío. Pasaremos esta noche...
Pasaremos la noche juntas.
(TARAREA)
(FORZADO) ¡Que me des un beso, te digo!
-No. -Y ¿por qué no?
-Porque no quiero, y ya está. -¿Por qué no?
-¡Porque no me gustas! -¿Crees que no voy a pagarte?
-¡No quiero tu dinero! ¡Me voy a la cama con quien quiero!
-¡Boca! La cachaza.
Padre. Este no es sitio para usted.
Venga.
Rosa. El cura quiere hablar contigo.
(EMOCIONADA) Yo también he rezado, padre.
He rezado día y noche para que Dios no se la llevara.
Pero no ha querido escucharme.
Eso son solo palabras.
¿Con Dios? ¿O con el demonio? ¡¿Qué me importa?!
¡¡Tendría que estar aquí!! ¡Mi hija tendría que estar conmigo!
¡¡Fuera, fuera, marchaos! ¡¡Fuera!!
Lavando ropa.
¿Volverá a decirme que mi hija está con Dios?
Siempre utilizan las mismas...
(SUSURRA) Nada. Ya está.
El señor no tendría que preocuparse tanto por mí.
Supongo que a mí me pasaría lo mismo.
Si fuera a vuestro país.
Seguro que hacéis cosas que yo no podría entender.
He tenido dos hijos.
Los he perdido a los dos.
Sí.
No es buen sitio para un hombre como tú.
(Suspira)
Gracias.
Adiós.
Padre Casaldàliga, ¿quiere acompañarme?
Que pase.
Veo que tenéis problemas.
¿Ha estado en otras misiones?
O sea que ¿Sao Félix do Araguaia es su primer destino como misionero?
¿Cuántos años tiene?
Y ¿a los 40 años deja una vida cómoda y prometedora dentro de la iglesia
para ir a vivir al Mato Grosso?
¿Y qué busca?
Un ideal muy noble.
Pero hay que ser prácticos.
Los ideales son una cosa y la realidad otra.
No, significa que las cosas no son fáciles.
En toda la Amazonia tenemos los mismos problemas
y no siempre encontramos soluciones.
Vivimos bajo una dictadura militar.
Usted viene de España, ya sabe cómo las gastan los militares.
No digo que nos quedemos de brazos cruzados.
Digo que Sao Félix no es el único pueblo con problemas.
Por desgracia los recursos son los que son
y el gobierno militar no colabora mucho.
Haré lo posible para ayudarlos, solo quiero que sea consciente
de las dificultades que tenemos.
Mejor. Porque el trabajo será duro.
Pues empecemos por ahí.
-Buenos días. -Hola.
-Buenos días.
Padre Casaldàliga.
Soy Armandao, dueño de la Fazenda Doña Isabel.
Le he dejado algunos materiales para las obras de la prelatura.
Es solo una pequeña aportación pero si necesita algo más, dígamelo.
Quiero contribuir a que las cosas mejoren.
Tengo mucho trabajo.
Quiero hacer que esta tierra prospere.
Pero, padre, le he traído algo.
Era de mi mujer. Murió hace seis meses.
Hágame ese favor.
Usted le sacará más provecho que yo.
Venga a verme uno de esos días. ¿Mmm?
Le espero.
Padre Jentel, viene gente.
Tranquilos. Tened cuidado.
-¿Qué queréis?
-Edmilson, no.
-Primero mataré a tu caballo y después te reventaré la cabeza.
(RÍE)-¿Así es como predica la palabra de Dios, padre Jentel?
-Dios está de nuestro lado, de eso no te quepa la menor duda.
La próxima bala será para ti.
-Calma, chico. Solo queremos hablar.
Escuchad, esta tierra pertenece a la Fazenda Doña Isabel.
Si queréis trabajo, el señor Armandao os lo va a dar.
Pero solo a quien entre en razón.
Los demás que se vayan o que se atengan a las consecuencias.
Ya lo sabéis:
hay trabajo para todo el mundo.
Es el último aviso.
(GRITA) ¡De aquí no se irá nadie!
¡Hace más de tres años que trabajamos esta tierra!
¡La ley dice que es nuestra!
Es que solo comemos una vez al día.
¿Le doy las dos a la vez?
El patrón no nos ha dejado traerlo antes.
Hola.
Soy la hermana Genoveva, de las Hermanitas de Jesús.
Hemos oído que tienes quinina.
El río habla.
No, hay que atender a los enfermos.
(SORPRENDIDA) ¡Ah! ¿Ya lo conocéis?
Lleva un año en la Floresta.
Está construyendo un pueblo y no lo tiene fácil.
Gracias.
15 años.
Haremos un buen centro de salud.
-A mí no me gusta nada. -Yo ya te lo dije, ¿te acuerdas?
-Buenos días. -Hola.
Venga, chico, espabila. Tenemos que acabarlo hoy.
-Pasamos por la Floresta cada tres o cuatro días.
Y ni un solo movimiento.
Continúan trabajando la tierra como si no hubiera pasado nada.
-¿Les dijiste que les daríamos trabajo a todos?
-Sí, señor Armandao.
-¿Qué esperan esos desgraciados?
-No lo sé. Dicen que no se marcharán.
Dicen que la tierra es de ellos. Hablan de leyes.
Creo que no los echaremos si no es por la fuerza.
-¿Y dices que están armados?
-Sí. Al menos su líder lo está.
-¿El Padre Jentel?
No. Un "posseiro". Un tal Edmilson.
Trabajó aquí, en la "fazenda".
-Tráemelo.
Hablaré con él.
-Sí, señor.
-¡Boca!
No me lo traigas.
Háblale tú.
-Sí, señor.
(TODOS) Amén.
(TODOS) Demos gracias a Dios.
Padre Casaldàliga, gracias.
Me ha gustado mucho escuchar sus palabras.
No. Vivo en la Floresta con el padre Jentel.
Él me ha pedido que viniera.
No sé si podrá ayudarnos. Necesitamos un poco de quinina.
Muy bien.
Hace días que no tengo fiebre.
¿Por qué no vas vestido de cura?
Ah.
Adiós.
¿Y qué quiere que haga, eh?
Ha habido un muerto, pero no sabemos quién ha disparado.
Pero no puede asegurarlo porque no lo ha visto.
Yo le entiendo, Padre.
Pero aquí estas cosas ocurren todos los días.
¡Vete a la mierda, Josué! Vete a la mierda.
Ya sabes qué y qué no podemos hacer.
Sabemos que habéis sufrido pero lo que cuestionamos aquí
es cómo habéis afrontado ese sufrimiento.
Usted ha escrito ampliamente sobre "el pecado social".
Pero...
¿y el pecado personal?
Bajad las armas.
Perdona, no te esperábamos.
Tenía ganas de conocerte.
Y Edmilson, ¿no ha venido con vosotros?
Desgraciados.
Ven.
A partir de aquí empieza la fase una, más de 300 000 hectáreas.
Quieren echarnos.
De vez en cuando, Armandao envía a sus pistoleros.
-Edmilson se enfrentaba a todos, era el más valiente.
Hace más de tres años que las trabajamos.
Tenemos todo el derecho a vivir aquí. -Eso dice la ley y se cumplía
pero el Gobierno ha vendido tierras a los "fazendeiros"
como si no fueran de nadie,
como si los "posseiros" no existieran.
-Esta noche seremos algunos más, mi hijo se casa.
-Hoy ha muerto Edmilson, mañana tal vez me toque a mí.
-Convivimos a diario con la muerte y el dolor.
¿Me ayudas? No sé escribir.
Gracias.
Puedes volver al pueblo si quieres, yo me quedaré un rato más.
Dios te salve María, llena eres de gracia
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
-Toma, coge este dinero y cómprate algo.
Anda, ve y cuidado.
-Tu hermana se está haciendo mayor.
¿Cuándo la traerás para que trabaje contigo?
(RÍE) Puede traerla, ¿no, Fábio? Aquí tienes sitio para ella, ¿verdad?
(RÍE)
Ven aquí. -Déjame, me haces daño.
-No me estás tratando bien, Yalda.
No me tratas bien y un día te arrepentirás.
(RÍE)
(RÍEN)
-Venga, bebamos. -Sí.
-Una cachaza.
-No puedo cambiar mi vida.
¿Por qué me hablas así?
Diciéndome esas cosas tan bonitas, ¿por qué?
¿Es que quieres follar?
No quería ofenderte.
Eres un buen hombre, tienes un buen corazón.
Creía que tú también...
Has dicho que todos podemos cambiar.
Esto es el futuro, padre.
Necesitamos grandes pastos porque queremos exportar carne
a todo el mundo.
Tenemos 50 000 cabezas de ganado
pero en Estados Unidos hay "fazendas" con 100 000 cabezas, 200 000.
Si queremos competir,
debemos tener "fazendas" más grandes y más modernas.
Son necesarios algunos sacrificios
pero intentaremos que sean los menos posibles.
Hay gente que cree que porque no tiene nada
puede coger lo de los demás.
(RÍE) Ya sabe cómo son los franceses, se creen los dueños del mundo.
Este es el título de propiedad de la Doña Isabel,
era de mi bisabuelo.
Puede ver que los límites de la Fazenda llegan hasta el río.
la puso mi padre, pero eso no significa nada.
Llegará un día en que la Fazenda se expandirá y la valla deberá caer
pero, ¿sabe? Quiero que me entienda,
si dejo que alguien se instale en mis tierras
después no sabré cómo echarlo.
(RÍE) No soy líder de nada ni de nadie, padre.
Eso son cosas de los comunistas, usted no será comunista, ¿verdad?
(RÍE) Me encanta su sentido del humor.
El próximo sábado celebraremos un churrasco en casa, está invitado.
Sí, esta "fazenda" es muy grande,
aquí habrá trabajo para todos y bien pagado.
La culpa es del padre Jentel, es un agitador.
Hable con él, convénzale de que deben irse.
A cambio, el sábado le presentaré a mis amigos, son gente influyente.
Quizá podrían construirle una escuela o un hospital.
(RÍE) No me malinterprete,
le he invitado como cura para que diga una misa, si no quiere,
no hace falta que después se quede en la fiesta.
-El Gobierno militar los protege y hacen lo que quieren.
Escriben su nombre en un pergamino, lo ponen en una jaula con grillos
y, gracias a los excrementos, el papel parece muy antiguo.
Te han enseñado un documento falso, créeme.
No lo sé.
Quiere tenerte de su parte.
Quiere que hagas lo que hace siempre la Iglesia, callar y consentir.
Ha escrito que debemos entender
la opción por los pobres clasistamente.
¿Por qué no habla solo de amor preferencial por los pobres?
¿Por qué la referencia a la lucha de clases?
Pero esto nos puede llevar a considerar
que un hombre, por el hecho de pertenecer al mundo de los ricos,
ya es un enemigo de clase al que hay que combatir.
El país no puede permitírselo.
-Padre Casaldàliga, venga.
Le presentaré a unos amigos.
El señor Barreto.
Encantado. -Y el señor Miranda.
-Gracias por una ceremonia tan particular.
Estamos contentos de tener cura en Sao Félix, ya nos convenía.
Espero que nos ayude a calmar los ánimos de la gente.
Veo que han vuelto a mandarnos un cura comunista.
Padre Casaldàlia, el señor Marcos, diputado por el Mato Grosso.
Diputado, nuestro sacerdote local.
pero todos quieren hablar conmigo.
¿De qué quiere hablar?
El padre Casaldàliga se preocupa mucho por nuestra gente.
-Ya entiendo.
Me gustará oír lo que quiere decirme pero hoy no es un buen día.
Escríbame y pida una reunión.
-¿Se divierte?
¿A qué ha venido? ¿Solo a decir misa?
¿Es usted español?
¿Qué hace tan lejos de su casa?
Pronto se irá,
aquí no hay nada que valga la pena.
¿Qué gente? ¿Las personas que están aquí?
Yo me cansé de sufrir.
Sí.
Y se acabaron las lágrimas, ahora solo río y canto.
-No me diga que está cortejando a mi mujer.
Soy el coronel Ramalho, responsable de la seguridad de la región.
Exacto, de todo el Mato Grosso.
(SUSPIRA) Son tiempos difíciles,
hacemos lo que podemos.
¿Ya se va?
¿Ah, no? ¿Y por qué?
Pues tendrá que irse acostumbrando porque este debe ser su lugar.
Venga conmigo, le serviré algo de comer.
Como prefiera.
Flavia. -Ya voy.
(VEZ LEJANA) Todos para dentro. ¡Para dentro!
Entrad, muertos de hambre.
Entrad, entrad. Rápido. -Larguémonos.
(RÍEN) Sí, vamos.
y al patrón le molesta que nos vean.
No, el patrón se enfadará.
Hoy comemos y no tenemos que trabajar.
Es mejor que se vaya, padre.
Usted no debería estar aquí.
No sé qué le ha exaltado...
Le invité a mi casa para que conociera a mis amigos.
Puede quedarse o puede irse, usted decide.
Amigos, aquí estamos de fiesta, hemos venido a divertirnos.
Mis amigos ya conocen las costumbres locales,
aquí las cosas se hacen así, lo entenderá.
La Iglesia no debe meterse.
A usted le toca decir misa, confesar, bautizar y enterrar a los muertos,
del resto de cosas ya nos ocupamos nosotros.
¡Ah! Si se va ahora, tenga cuidado con la tormenta,
no me gustaría que le pasara nada. -Sé que tiene buenas intenciones
pero no podrá cambiar las cosas.
No se vaya ahora.
Espere que deje de llover. Díselo tú.
Habla con él.
Hola.
¿Aún estás enfadado conmigo?
Pero yo quiero que lo seas.
¿Por qué habéis salido con este el tiempo?
Toma.
(SUSPIRA)
Pedro.
¿Estás bien?
No quieres hablar.
Es una lástima que a las mujeres no nos permitan dar la confesión.
¿Eso es lo que crees?
Ya... ¿pero?
Ven.
Mira esos niños.
Mira a sus padres.
¿Ves como sonríen?
Esta gente lleva mucho tiempo huyendo.
Cuando llegamos estaban a punto de extinguirse.
Entre ellos tenían la conciencia de que su vida no tenía sentido.
Que su cultura, su lengua, no tenían ningún valor.
Que sus creencias estaban equivocadas.
Nada, aprender a vivir a ellos, trabajar con ellos, comer lo mismo,
respetar y valorar para que también lo hicieran ellos, para sobrevivir.
¿Convertirles? No, diría que nos hemos convertido nosotras.
Evangelizar... No, no funciona así.
Eso es una imposición que no sirve de nada.
No podemos darles respuestas
pero podemos ayudarles a mantener viva la esperanza.
Y la van recuperando.
Hay más de cien niños en el poblado.
Pedro, Jesús era un hombre humilde,
un campesino que llevaba una vida sencilla, anónima.
Nuestra voluntad es vivir como él, hacer lo mismo que él.
Daniel, me voy.
Me voy de Sao Félix.
El padre Pedro y tú vinisteis a Sao Félix
para cambiar las cosas.
Cámbialas.
Haz lo que sea necesario pero cámbialas
como me has cambiado a mí.
Adiós.
-Adiós.
Pensaba que no volvería a verle por mi casa.
¿Por qué? A mí no me sirve de nada, ya se lo dije.
Es de mala educación devolver un regalo.
Padre Casaldàgila,
lo que es mío es mío, no voy a abrir la mano.
Si hay derramamiento de sangre será responsabilidad suya.
Este hombre se cree un profeta
y los profetas siempre han sido peligrosos.
Hacen creer a la gente cosas que no son verdad,
¿entiendes lo que digo?
No, tú no sabes ni qué es un profeta, ¿verdad?
-No, solo sé que si un mosquito me pica... lo aplasto.
Lo aprendí de usted.
-Bien aprendido.
Si quiere guerra, la tendrá.
Hemos preparado este documento para usted,
queremos que lo firme.
Claro que si lo hace sin haberlo leído,
el papa lo interpretará como un acto de buena voluntad.
Después de firmar el documento,
no queremos que su encuentro sea malinterpretado
ni utilizado por nadie.
Léalo y procure tomar la decisión correcta.
Julio de 1968. Pedro Casaldàliga, un misionero de cuarenta años, llega a Brasil acompañado de Daniel, su ayudante, aun no ordenado sacerdote. La misión está en São Félix do Araguaia en una región habitada por pueblos indios y pobres campesinos que trabajan la tierra con sus manos.
Contenido disponible hasta el 30 de noviembre de 2063.
Histórico de emisiones:
09/09/2014