Próximamente
235 pesetas.
-La hija del Matamulas casándose con Miguel, el de la Pura.
-Yo la he notado más gordita, ¿no?
-Tome, la vuelta.
No, espere.
Que me aprieta mucho la faja.
No puedo respirar, tía.
No me asuste, Herminia.
¿Se me nota?
Antonio, Maurín no va a elevar la oferta.
Estas tierras valdrán la mitad el año que viene.
Y así, hasta que no valgan nada.
¿Quieres que te diga qué pasará si no lo vendemos?
Que todo este pueblo desaparecerá.
Como han desaparecido otros tantos. ¿Y entonces qué?
No me salgas con lo de Mauro, que los tiempos cambian.
Es el pasado.
¡Que yo le tengo apego a esto, pero nos cuesta mucho mantenerlo!
Todo está cambiando, Sagrillas ha cambiado.
Nosotros hemos cambiado.
Ahora somos dos señores. Míranos.
Dos señores en el campo.
Hola, Encarna. -¡Cuánto bueno por aquí!
¿Qué tal está Paquita?
-Muy bien, muy ilusionada.
-¿Iréis pronto por el niño?
-Bueno, yo creo que ahora es un poco pronto.
-Vámonos. -Nos marchamos.
-Pues nada.
-Adiós.
-¡A pasarlo bien!
¡Adiós, guapas!
¡Qué jodía la Encarna!
Y dices que las cosas no cambian.
¿Cuándo se ha visto dos mujeres en moto y enseñando la cacha?
¿Quién, la Encarna?
Figuraciones tuyas.
¡Joder, Antonio, de verdad!
Esta sí que está buena.
-¡Y qué tetas tiene!
-Las del cine tienen más. -Mentira.
-¿Y por qué los actores no salen desnudos?
Me gustaría ver a Sandokán en cueros.
-Y a mí, a Junior.
-Y a mí.
-Para esto no hacía falta que muriera Franco.
-¡Qué dices!
-¡Qué tías más buenas!
-¡Madre mía!
Mi padre encontró tus cartas.
Como siempre dibujas corazones, se ha mosqueado.
No sé por qué registran mis cosas.
No le he dicho que fueran tuyas.
No me ha dado la gana de decírselo.
No, que todavía se acuerda de la yogurtera.
Ya se le pasará.
¿Sabes una cosa?
Que se van a Albacete.
Esta tarde.
Me quedo sola con la criada.
¿Qué te parece?
A dar una vuelta.
Bueno, una vuelta... Ya me entiendes.
Me voy a tener que ir.
Me esperan mis padres.
¿Nos vemos luego?
¿Cómo se van a tomar que durmamos juntos?
-Ya ves cómo es todo esto.
Imagínatelo, no muy bien. Pero se tendrán que acostumbrar.
-Pero juntar las camas... -¡Hola, Toni!
-¡Hombre, prima!
-¿Qué, para la boda? -Sí.
Te voy a presentar. Esta es mi prima Luisa.
-Ya me acuerdo de tu novia. Eres Marta, ¿no?
-No, no soy Marta, soy Juana. Marta debe de ser otra.
-Sí.
-Bueno, pues encantada igualmente.
Ya nos veremos.
Y perdone. -No pasa nada.
-Hasta luego. -Adiós.
Era mi prima Luisa.
Vamos a ir a la iglesia, que es del siglo XVI. Preciosa.
-¿Quién es Marta?
-Juana.
-Tu padre también me llamó así.
-No empieces. -¿Quién es?
¿Y entonces?
Pues ya está, dicho y hecho.
No te vas a arrepentir. Dame un abrazo.
¡Anda!
De los gastos de notaría y del Registro me encargo yo.
El que más necesita vender soy yo.
En todo lo demás, siempre a pachas.
¡Cuántos gastos!
Sí.
¿Me das otro abrazo?
¡Que me des otro abrazo, hombre!
Yo le aprieto.
Este es el precio que nos pagará Maurín o cualquier otro.
Tiene que faltar poco para llegar.
Que si falta poco para llegar.
-No sé.
-Y con este calor, se pega la ropa.
¡Qué ilusión me hace!
A ver si llegamos pronto, que te tiene que dar el aire.
¡Ay!
¿Dónde vas?
¡Si vienen todos en procesión!
Que viene el peligro.
Que viene el peligro.
Bienvenidos todos.
Desi.
-¡Vaya carreterita!
-Se ha encontrado con el párroco y están hablando.
-Cosas de curas.
-¡Qué maravilla!
¡Cuánto campo!
Huele que alimenta.
-A mí me huele a vacas, ¿no?
-¡Parece mentira!
Hola.
-¿Qué tal el viaje?
-Un poco agobiada con tanto meneo.
-¡Estás verde, macho!
-Pobre.
-¿Quieres devolver?
-No.
-Te empeñas en ir en la roulotte.
-¿Dónde está la novia?
-En sus cosas. Está guapísima.
-Es lo que tienen las futuras madres.
Quiero decir que lo suyo es tener hijos y cuantos más, mejor.
Id entrando.
-Tendremos que hacer una buena despedida de soltero.
-¿Contigo? Estás bueno.
¿Por qué le has puesto un banderín del Madrid?
-Te lo voy a explicar.
Porque la mitad del coche es mío.
-¿Por qué no te lo pones en mitad de los cuernos?
-¿Has oído?
No me voy a Madrid porque es su boda.
Preñada.
-Poco, nadie lo va a notar.
-Preñada. Y lo sabe todo el pueblo.
Y tiene la desfachatez de decirme que quiere casarse de blanco.
-Sea usted indulgente.
Ha confesado su pecado y cumplido penitencia.
El hecho de querer casarse demuestra su arrepentimiento.
-¿Y por qué no se casa en su parroquia?
-Han nacido aquí y les hace ilusión casarse en el pueblo.
-Ya, pero no con su párroco. Tienen que buscarle a usted.
-Gustosamente le cedo el sitio. -Eso sí que no.
Yo no pienso casarles.
-Permítame que sea yo quien lo haga.
Indulgencia, padre.
-Indulgencia, perdón, caridad.
¿Y la castidad qué?
"Non concupiscendo sed intelligendo".
-San Agustín predicaba la castidad...
...hasta en el matrimonio.
-¿Y del novio qué me dice?
No ha pisado una iglesia en años.
Yo creo que es ateo.
Como me descuide, me quema el templo. -Me lo va a decir a mí.
-¿Lo sabe?
¡Dios mío, qué tiempos!
¡Qué tiempos!
-Adiós, don Benito.
-Adiós.
-Y compañía.
-Adiós. -Adiós, hijas.
¿Se ha fijado cómo van vestidas?
¿Dónde vamos a llegar?
-"O tempora o mores".
-Cáselos, si quiere. Allá usted con su conciencia.
-Gracias, don Benito.
Que Dios se lo pague.
-¿Sabe usted si el gobierno va a aprobarnos el aumento de sueldo?
-En Madrid, hablan de darnos 15 000 pesetas.
-¿Y para los de pueblo también?
-Claro, y 14 pagas más la extraordinaria.
-¡Bendito sea el gobierno!
Que tenga que venir la democracia para que nos aumenten el sueldo...
Te digo que está preñada. -¿Cómo lo sabes?
-Tiene cara de preñada.
-¿Se puede pasar?
-A la buena de Dios, Anselmo. -Dame un Bisonte.
-¿Cómo se encuentra tu hija?
-¿Por qué?
-Por nada, por preguntar.
-¡Ah, bueno!
-Igual te hace abuelo. -¿Y eso?
-Un nieto es una alegría.
-A mí el Suárez no me gusta.
-Traerá la democracia.
-¿Y para qué necesitas eso?
¿No vives bien? -No, si yo...
-¿Vendes guarrerías? -Todas vienen así.
La Conchita Velasco está esperando un niño.
Y no dice quién es el padre.
-¿La de "Las chicas de la Cruz Roja"? -¿Esa?
-Anda, vámonos.
-Si no te veo, felicidades por la boda y por lo que venga.
-No hay mayor ciego que el que no quiere ver.
¿Cuántos somos?
-¿Me podéis ayudar con esto?
-De todo.
Ramón, que no para de zampar.
-Buenísimo el chorizo.
-Arias Navarro quería quedarse mandando toda la vida.
-No le basta con el apoyo de la señora de Meirás.
-¿Y Suárez de dónde ha salido?
-No sé, pero ha sido una sorpresa.
Tengo que decir una cosa.
Escuchadme. He hablado con el párroco.
Me ha dicho que sí.
Me deja la iglesia para hacer un ensayo a las seis.
¿De acuerdo?
-¡Qué gran noticia, toda la tarde ensayando!
¡Vamos, una bicoca!
-Bueno.
-El presidente debería ser Fraga.
-Debían dejar que volviera Carrillo y ofrecerle un cargo, Antoñito.
-Por favor, no me habléis de comunistas.
Te pagan fuego a los templos.
-¿Ya estamos con eso? No vamos a cambiar en la vida.
-¿Dónde está el baño, primo?
-¿El baño?
En cuanto llega junio, me la quito.
¡Qué ganas tengo de que acabe esto!
Hemos dormido juntos todo el viaje.
Bueno, ella dormía y yo miraba. ¡Menudos muslos!
Mientras dormía, se le subía la falda.
Durante 70 km, el canalillo.
-¡Josete, Carlos, a comer, que está la mesa puesta!
¡Dios mío, Desi!
Esto es una locura, está ahí mi prima.
Tú no sabes lo que es para mí verte todos los días y no poder abrazarte.
Y comerte a besos.
¡Qué sufrimiento!
-Desi, ¿dónde estás?
¡Desi!
-Escóndete. -¿Estás aquí?
-¡Desi! -Sí.
-Abre. -Voy, voy.
-Desiderio. -Voy.
-¿Estás bien?
¿Qué te pasa? -La tensión.
-¿Qué tensión? -Se me pone por las nubes.
-¿Desde cuándo padeces de la tensión? -De toda la vida.
-¿Y de la cabeza cómo estás?
¡Deja el tintorro, que le estás dando mucho al tintorro!
¡Qué calor hace aquí!
-Me ha entrado un sofoco.
Seguro que por la noche refresca.
-A ver si no nos da un patatús.
-Os traigo toallas limpias.
-Gracias.
-¿No os importa dormir juntas?
-No, aquí nos arreglamos bien.
-Sí, yo solo ronco un poco.
-Muy bien, entonces me voy a descansar.
-Las toallas, perdona.
-Si yo fuera Paquita,...
...me quedaba aquí a vivir.
Lo que más le gusta son los pueblos.
-Pues a mí no.
-Me gusta el aire puro.
El paisaje.
Los pájaros. -Las moscas.
-¡No!
Pero aquí hay algo que no encuentras en la ciudad.
-¿El qué?
-Los hombres huelen a hombre.
-No coge el metro.
-No es lo mismo.
Aquí huelen a tierra.
A trigo.
A músculos.
Bueno.
Si yo encontrara un viudo, me quedaba aquí para siempre.
-Aquí no hay nada que hacer. -Muchas cosas.
-Si un viudo se enamorara de mí, iríamos a segar juntos.
A coger patatas juntos.
A hacer la matanza juntos.
Mira, ¿te gusta?
La liga, qué bonita. -Preciosa.
-En las bodas, llevo una con un lacito azul.
-La liga la lleva la novia.
-Pero yo me la pongo porque nunca se sabe.
Me sienta muy bien. -Señoras.
Agua por si quieren refrescarse.
Refrescarse.
-Gracias. -Perdón.
-¡Ay!
Pili.
¿Has visto cómo me ha mirado? -¿Cómo?
-Con arrebato. Me parece que le gusto.
¿Te imaginas si sintiera algo por mí?
-¿De dónde se saca eso?
-Yo podría ser...
...la madrastra de Paquita.
¿Te pasa algo, hija?
-No, ¿qué me va a pasar? -No tienes buena cara.
Muy mala la tienes.
-Es el calor.
Los nervios y todo eso.
-¡Ay, ay, ay!
Tan cabezota como tu madre.
-¿Por qué me dice eso?
-Por casarte con ese. ¿Qué prisa te ha entrado?
-Padre, ya se lo he contado. Le quiero.
-Le quieres.
Si tiene casi mis años.
Y casado con otra.
Y en Francia.
-Padre, está divorciado.
-¡Peor! Divorciado y mayor que yo.
¿Tú le has visto bien? -Pues claro que le he visto.
-Cualquier día te quedas viuda. -No me diga eso.
-Si tu madre viviera, te habría buscado un mozo.
-Pero si no quedan.
No hay más que gallinas.
-¡Y decencia, Paqui!
¡No sé cómo no he cogido la escopeta!
-Me va a amargar la boda.
Bueno, me voy a echar un rato.
Y no beba usted tanto.
Ven aquí.
-Ahora no, Toni.
-¿Por qué? -Porque es la casa de tu abuela.
Porque se oye todo.
Y porque... -¿Qué?
¿Qué me ibas a decir?
-Una tontería.
-Algo estabas pensando.
-Por favor.
¿Quién es Marta?
-Lo sabía.
¡Qué más da!
-Yo quiero saber quién es.
-Pues es una chica.
-Eso me lo imagino.
¿Quién es?
-Una compañera de facultad.
Hace mucho que no la veo.
Solo sé que está casada y que vive en París.
-Pero ¿qué fuisteis?
¿Novios?
¿Amantes?
-Eso es agua pasada, ni me acuerdo.
-¿La quisiste?
-En su momento, creo que sí.
Fue la primera chica con la que estuve.
-¿Y qué más?
-No hay más que contar.
-¿Estuvo aquí contigo, en este pueblo?
-Vamos a ver.
Marta militaba en el PC, tenía que esconderse y vinimos aquí.
-Y dormisteis en estas camas.
-¡Juana! -Perdón.
-Estás muy tonta.
¿Estás celosa?
¿Eh?
Mira que me gusta esta iglesia para casarse.
-¿Qué te pasa, hija?
-Que hace un calor...
-Horrible.
-Juani.
-Se está poniendo mala.
-Tienes mala cara. -Tengo ganas de vomitar.
-No puede ser por el embarazo. Estás de cinco meses.
Eso es por los chorizos.
-¿Qué te pasa, sigues mal?
-Es un flato de calor, a mí ya me han dado siete.
-¡Qué calor!
-Apague el cigarro, por Dios.
Los asistentes en el templo estarán en silencio.
La novia y el padrino...
...se colocarán en el pasillo.
Detrás, el novio y la madrina.
Cuando suene el órgano, empezáis a caminar despacio hacia mí.
¿Entendido? -Eso me parece una gilipollez.
Y perdone que se lo diga.
-Si habláis al mismo tiempo, no terminaremos.
Cuando suene el órgano,...
Camináis.
-Padre. -¿Qué?
-Tengo que decirle una cosa a mi hermano.
-¿No se lo pue...? -Es urgente.
Hemos quedado con Maurín.
No, se vuelve para hablar.
-¿Podemos seguir ya?
Colocaos y hacemos el ensayo. En el orden que os he dicho.
Ramón.
¿Adónde vas? -Al pasillo.
-No, tú no. -¿Por qué?
-Por ahí van los novios y los padrinos.
-No sé por qué habéis venido todos.
-Ya ha empezado.
Perdón. -¡Vamos, vamos!
-No, dice que está malo.
-¿Seguimos el ensayo? ¡Gregorio!
¡Adelante!
Poco a poco.
"Estamos aquí nada más que por vosotros".
"Los niños españoles".
"Queremos veros siempre sonrientes".
"Necesitamos vuestra alegría".
"Queremos que los niños españoles abran la boca...
...y en sus ojos se refleje la alegría".
"Eso".
-"Esa es la única razón por la que estamos aquí".
-Josete, digo yo...
¿Por qué no te llevas a María a cazar gamusinos?
-¿Ahora? -Es la hora buena.
-O al ensayo de la boda. A María le tiene que encantar.
-Yo quiero ver los payasos.
-"Es un circo que presentaremos nosotros".
-¿Y Carlos dónde está?
-Por ahí.
-Id a cazar gamusinos, a pescar o a coger castañas.
¡No podéis ver tanta tele!
-Cinco minutos más y a la calle a jugar.
-Ya nos vamos.
-"Una cosa muy importante".
"Fofó no está aquí con nosotros...
...porque en el cielo hay muchos niños que lo esperaban".
"Y él se ha ido al cielo...
...a cantar canciones a los niños".
-¿Se ha muerto Fofó?
¿Se ha ido al cielo?
-Pues sí. ¡Qué cosas!
-No te preocupes, porque hace ¡chan!...
...y alegra a los niños.
-¡Qué hombre más bueno eres!
Tu padre es un pedazo de pan.
¿Y tú qué le dijiste?
Se piensan que somos tontos.
La camisa.
Se creen que solo pensamos en eso.
No.
Vale, pero echa las cortinas.
O las echas o nada.
Os leeré lo siguiente.
Queridos amigos, estamos aquí para acompañar...
-Tengo que decirte una cosa.
¿Recuerdas aquella vez cuando nos enfadamos?
-¿Cuál de todas? -Por lo del piso.
-Por lo del piso, sí, pero eso fue hace mucho tiempo.
-No puedo quitármelo de la cabeza.
Debo contártelo.
Me estuviste buscando durante un día y no me encontrabas.
-Fue hace mucho tiempo. No tiene importancia.
-¿Sabes dónde estuve?
En casa de Raúl.
-¿En casa de Raúl?
-Es que nos acostamos.
-¿Por qué me cuentas esto ahora?
-No lo sé.
Bueno, sí lo sé.
Porque...
Porque no puedo tenerlo dentro ni un minuto más.
Tenemos que ser sinceros.
Lo siento.
-¿Qué le pasa a la novia de Toni?
-La emoción de la boda.
-Y pidamos juntos al Señor que derrame...
...su bendición sobre ellos y sobre los frutos...
...del amor que van a guardarse.
Vas listo.
No, creo que ya hemos visto suficiente, ¿no?
¿Has oído eso?
Un ruido.
-¡Julia!
¿Estás en casa? -Mi padre.
Corre, escóndete.
Cariño, hemos traído helado.
¿Estás aquí?
¿Qué haces a oscuras? -Estaba durmiendo.
-¿No te habrás enfriado?
-No, estoy bien. -Estás ardiendo.
-¿Cómo llegáis tan pronto?
-Voy a cerrar un trato con los Alcántara.
Se han decidido a venderme sus tierras.
¡Cómo tienes la habitación!
¿Y ese zapato?
-¿Eh?
Si ha quedado claro y no tenéis ninguna duda,...
...nos vemos mañana. -¡Un momento!
Olvida algo.
Si alguien tiene algún impedimento,...
...que hable o calle para siempre.
-Eso es en las películas.
En la parroquia,...
...están colgadas las amonestaciones.
-Pues vaya sosería de boda.
-¿Llego tarde? Es que me estaba vistiendo.
¿Se ha acabado el ensayo?
-¡Valentina!
¡Que esto era un ensayo! -Pues por eso.
El ensayo se hace con el vestuario.
-Sí, está guapísima.
-Tú sí estás guapa. No se te nota nada.
Como si llevaras faja.
¡Me habéis mentido!
-Padre, ¿qué quería que hiciera? -Calla y no me llames padre.
-Tu padre no está hablando en serio.
-Me habéis deshonrado.
-Saca tus cosas de mi casa.
Sí, me marcho o haré un disparate.
-Paquita.
-Creí que su padre lo sabía.
Perdona, se me ha escapado.
-Cuando le he visto, he dicho: aquí se va a liar.
-No llores más.
Tú y yo mañana nos casamos.
-Tenemos la maleta en su casa.
¿Qué le he hecho?
-Si quieren, me acerco a hablar con él y lo tranquilizo.
-Sí, mucho pueblo.
-Entonces, ¿os caso o no?
Si no hay boda, me voy.
-¿Sabes lo que te digo?
Me alegro de que haya pasado esto.
Es una mala bestia.
-Cuidado con lo que dices.
-Paquita, está para que lo encierren. -A ti hay que encerrarte.
No habría pasado si no hubieras insistido tanto.
-¿Se puede?
Buenas tardes.
Alcántara, aquí te traigo a este elemento.
¿Crees que mañana habrá boda? -Vete a saber.
-No me cabe en la cabeza que pretendiera que no se dieran cuenta.
Ni con faja ni sin faja.
Tu tío tendría que haber hablado con el padre de Paquita. ¿No crees?
-¿De verdad estuviste con Raúl?
-No empieces con eso. -Perdona.
No me lo quito de la cabeza. ¿Tenía que ser con Raúl?
-Lo siento, de verdad, pero me alegro de habértelo dicho.
Era como una losa. -¡Mira qué bien!
¿Y a mí quien me la quita?
-Verdad por verdad.
-Yo no quería que me contaras nada y menos delante de todos.
Estoy harto de la verdad.
-Debemos ser sinceros. -¡Me cago en la sinceridad!
-¡Toni, fue solo una vez! -Déjame tranquilo.
Necesito tiempo para digerir tanta franqueza.
Una escopeta así de grande. Para cazar elefantes.
-¡Como para preguntar!
-Su hermana dijo que al monte. -A cazar.
-Y Desiderio y los niños sin aparecer.
¿No pasará nada?
-Propongo una cosa.
Tenemos cura, invitados.
¿Por qué no nos casamos en Madrid?
-¿Y mi padre qué?
-¡Paquita!
-A mí me parece que lo mejor sería marcharnos ya.
-Me gustaría quedarme más.
¿Cómo están ustedes?
¿Cómo ha ido el ensayo? -¿No estabas tan malo?
¿Qué haces aquí?
¿Estás loco?
Me llevan a Madrid.
No me quiere ver cerca de ti.
Espérame, ahora bajo.
¿Qué haces, estás loco?
Anda, vamos.
-¿Ha pasado algo?
Estáis de broma.
Cojo una cazadora y voy.
Es mi suegro.
Todo por culpa mía.
Vámonos, que aquí no pintamos nada. -¿Y nosotras?
-Venid a casa de mi madre.
-¡Voy!
-Tened mucho cuidado.
-Yo.
¡Tío!
Vaya nochecita.
Tú provócale.
¡Anselmo!
"No representa opciones de partido".
"Se constituirá en gestor para establecer el juego político".
-¡Pues vaya cambio!
Aunque solo sea por lo joven que es.
-A mí me recuerda a Kennedy.
-"...que he asumido...
...radica en el propósito..."
-Paqui.
Mira qué bien cortado tiene el pelo.
-Como un artista de cine.
-Esta tila te sentará bien.
Venga.
"Suárez posee dotes de juventud, inteligencia...
...y energía necesarias para su difícil compromiso".
-Se da un aire a Desi. -¿Sí?
-Bueno, pero tú eres más guapo. -¡Ah!
-Le hacía ilusión.
Yo quería casarme en mi pueblo.
No hace una hora todavía.
Tranquila, que no va a pasar nada.
Sois familia.
-Yo no aguanto más. Voy a buscarles.
Desi sí que se lo conoce.
-¡Venga ya!
Es contraproducente que vayamos tanta gente.
-¿Y tú te llamas amigo de Antonio? Vivir para ver.
-Desiderio.
-Está bien, lo hago por mi amigo. Pero aguanto fatal las leches.
Correcto.
Vamos por la caravana.
-Con lo valiente que es.
-Sí.
Ya le ha hecho efecto el valium.
-Bueno, yo voy a salir un momento.
Decidle que he ido a casa de mi hermano.
-El Matamulas a quien más ganas tiene es a ti.
-Perro ladrador, poco mordedor.
-Basta con que muerda una vez.
-Yo me voy. Chitón.
-Miguel.
-¡Anselmo!
¡Anselmo!
Papá, no empieces.
Papá, las cosas tienen que cambiar algún día.
Esto no hay quien lo pare.
La gente está harta.
Pues sí, papá.
Todos quieren cambios.
Hasta Matamulas.
Pero aún no lo sabe.
¡Anselmo!
¿Qué me va a parecer?
Hasta hace dos días estaba en la sombra.
Cambio... Era vicesecretario de la Falange.
¡Anselmo!
-¡Anselmo!
-¡Matamulas!
-¿Quieres que nos vuele la cabeza?
-Yo creía que era cariñoso. -Me cago en tus riles.
-¡Don Anselmo!
¡Anselmo!
-¡Anselmo!
¡Anselmo!
-Esto me pasa por enamorarme de la hija de un fascista.
-Me gustaría Carmen.
Si fuese chico, Carlos.
Como el padre.
-¡Anselmo!
-¡Matamulas!
-¡Qué suerte hemos tenido!
Te voy a echar mucho de menos.
¡Qué bonita!
No me voy a olvidar nunca de ti.
Te quiero mucho, Carlos.
¡Anselmo!
¡Anselmo!
Anselmo.
Ha sido un accidente.
Yo la quiero.
-Somos nosotros. -¡Coño, Miguel!
-¡Casi me matas de un infarto!
-Y tú a mí. -¡Tira!
-Alumbra, que no veo.
¡Ay!
¡Asomaos que os vea!
¡Que os asoméis os digo!
Si quisiera, ya os habría matado.
¿Qué queréis?
¿Hablar de qué?
-Hablando se arreglan las cosas. -¡Y una leche se arreglan!
Estoy harto de tanto hablar.
¿Qué sois, políticos?
Te acompaño, Mercedes.
No se entretenga.
-Tened cuidado.
¡Dios mío, que no les pase nada!
-Por lo que más quieras.
¿Y Miguel?
¿Dónde está Miguel?
-Ha salido.
A casa del hermano, ha dicho.
Ha dicho a casa del hermano, ¿no? -Sí. No sé. Sí.
-¡Ay, mi padre!
Es eso, ¿verdad?
Mi padre se lo ha cargado.
Me lo deja huérfano.
-Qué desgracia, un hijo póstumo.
-¡Que todavía no lo ha matado! -¿Cómo que todavía?
-No le debimos dejar ir.
-¿Dónde se ha ido Miguel?
Ahí está Toni.
-¿Estás tonto?
Te dijo que te quedaras.
-Todo esto es por mi culpa.
-Ahí. -¿Y tu padre?
-Ahí. -¿No le pasó nada?
-No, están hablando.
-Voy con ellos. -¿Quieres que te mate?
-¡Quieto, que es como John Wayne! Dispara y luego pregunta.
¡España se rompe, Antonio!
Tanto esfuerzo.
La hicimos una, grande y libre.
¿Y qué nos queda, me lo quieres decir?
¿Que no se rompe, estás ciego?
Mira a tu alrededor.
Unos quieren independencia.
Divorcio, mujeres despelotadas.
Y los curas ya no quieren ser curas.
Y mi hija.
Mi hija, soltera y más preñada que una vaca.
Y de tu hermano, un rojo.
¡Cómo me ha engañado!
Primero se peca y se piensa después.
Acércate.
Apaga eso.
¿Tú...?
En Madrid, hay boites donde hay hombres que se visten de mujeres.
Hasta pechos tienen. Te hablo de tetas.
Incluso creo que más grandes.
¿Sabes de qué estoy hablando?
¿Y te parece bien?
¿También eres demócrata?
Como no te queda otra salida, el verano que viene divorciado.
¡Pues eso es lo que nos espera con la democracia!
Hombres que no son hombres y mujeres que se acuestan con cualquiera.
Y comunistas, Antonio, comunistas.
¿Te parece bien?
¡Pues entonces, coño,...!
Un español, Antonio.
Habrá que echarse a la calle como en el 36.
-¡Padre!
-¿Adónde vas? -Padre.
-Ahí está esa.
¿No decías que venías solo?
-¿Qué?
-Sale usted o voy yo.
¡Y que no se acerque nadie!
Vete, Paqui.
Vete al pueblo. -No me voy.
-No te quiero volver a ver.
-Lo siento, pero me va a tener que ver.
A mí, a su nieto y a su yerno. Miguel, ven.
-Paquita. -Miguel.
-Todos a la vez no, que va a ser demasiado.
¡Don Anselmo!
¿Qué tal por ahí dentro?
¿Todo bien?
-Está bien.
-¡Cuidado!
-¡Paqui! -¡Y ahora, marchaos!
-¿Cómo dices?
-¡Se acabó el ordeno y mando!
¡Quiero que le quede claro que me voy a casar! Le guste o no.
Si no le gusta que esté embarazada, ajos y agua.
¡Son muchos años haciendo lo que le da la gana!
¿Me oye?
¡No!
Escúcheme una cosa.
Igual es la última vez.
Yo a usted le quiero. Le quiero tal como es.
Con sus himnos, sus brazos en alto y su cruzada de liberación.
¿Se va enterando?
Solo le pido una cosa.
Que me quiera como soy.
A mí, a mi marido y a mi hijo.
-¡Qué bien habla la jodía!
Parece Calvo Sotelo.
¡Me cago en la mar!
¿Y ahora qué hago?
¡Vivan los novios!
-¡Viva!
-Tome, padre, páselo hasta el final.
-¡Qué guapa está!
-Gorda. -Se acabó.
-Hasta San Pablo vio la luz.
-¿No se ha casado con la insignia del Atleti?
-Colchonero, como tiene que ser. -Otra.
-¿Qué?
-Me gustaría que fuéramos nosotros esos novios.
-Calla, que me comprometes.
-Toma. -Sí.
-Juana.
-Pasé mucho miedo anoche.
-Y yo, pero no por lo que te imaginas.
-¿Por qué? -Porque tenía miedo a perderte.
-¡Qué bonitas son las bodas!
-Tengo unas ganas de casarme... -Y yo.
-Ahí está.
¡Vivan los novios!
(TODOS) ¡Que se besen!
-¡Socio!
-¡Guapa!
¡Guapa!
Verano de 1976. Todo está listo en Sagrillas para la boda del año entre Miguel y Paquita. Después de meses de espera -porque la ex mujer de Miguel se negaba a concederle el divorcio- la pareja está a punto de hacer realidad el sueño de convertirse en marido y mujer. Sagrillas será el escenario elegido para celebración del enlace, que contará con la presencia de los Alcántara y muchos vecinos de San Genaro.
El encuentro de Antonio y Miguel en Sagrillas será determinante para que los dos hermanos tomen la decisión de vender las tierras de su madre. Ambos necesitan el dinero de la venta -Antonio para comprar la parte de sus socios de la imprenta y Miguel para la reforma del bar de Tinín- por lo que deciden ir a medias y arreglar la venta cuanto antes.
Testamentos a parte, Paquita tiene un secreto que no todos conocen: se casa embarazada. Durante todo este tiempo, la sobrina de los Alcántara ha ocultado su estado a su padre -"El matamulas"- porque le conoce muy bien y porque sabe que nunca aceptaría que su hija se casase "preñada". A pesar del intento de todos por mantenerlo en secreto, "El matamulas" se acaba enterando para disgusto de Paquita. Antonio tendrá que salir en su busca y convencerle de que los tiempos han cambiado y que ya va siendo hora de que acepte a su hija tal y como es.
Carlos, por su parte, está más centrado en Julia que en otra cosa. Aprovechando que el padre de la chica está fuera decide quedar con ella en su casa, pero Maurín se presenta por sorpresa y descubre a Carlos debajo de la cama. Como castigo Julia es enviada de vuelta a Madrid, y ni Carlos ni nadie pueden hacer nada para evitarlo.
La pareja que tampoco pasa sus mejores momentos en Sagrillas es la formada por Toni y Juana. Durante un paseo por el pueblo, una vecina confunde a Juana con Marta, por lo que a Toni no le queda más remedio que explicarle quien es ella. Tras la confesión de su novio, Juana decide sincerarse también con él y le cuenta algo que Toni hasta el momento desconocía.
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación