2009-2016
-He localizado la puerta que la abre.
(SÁTUR TOSE)
-¡Rediós!
-Una sociedad secreta.
Sus miembros secuestraban y mataban a recién nacidos...
...para beberse su sangre.
Dicen que sacaban a los niños del hospicio de Santa Catalina.
-Venga, Alonsillo, lucha como tú sabes, ¿eh?
-Mi padre es un cobarde y puede que yo también lo sea.
-Nunca digas eso, no te mereces el progenitor que te ha tocado.
-Tu padre se casó con tu madre sin quererla,...
...él prefería a tu tía.
-¿Así que es verdad? ¿Querías a tía Margarita?
¡Tú no querías a mamá!
-Habéis descubierto el altar, así que no volverán.
Debes empezar por el hospicio.
-Y una leche... ¡Aaah!
-¡Hijo, hijo mío!
-¡Que se come el anillo, señor!
-Amo, ya sabe que os obedezco fielmente,...
...pero esto no me parece...
...ni católico, ni apostólico, ni romano.
¿No hay otra manera de conseguir el anillo de Alarcón?
-No es que pretenda insistir, pero insisto.
¿Y si lo dejamos que esto nos puede costar...
...el Infierno?
-Callo y cavo. ¡Cavo y callo!
Eso sí, vos no arriméis el hombro, no vaya a ser que os ensuciéis.
Que el Señor nos perdone.
-¿Qué quiere decir eso, amo?
¿Cómo ha salido ese hombre de su tumba?
(SÁTUR SUSURRA) ¿Quiénes?
-¿Y yo a dormir?
¿Cuándo duermo?
¿Dónde estará mi hijo ahora?
No me acostumbro a estos madrugones para ir al mercado.
...los chorizos a mitad de precio.
Los lechales a más del triple los vi yo ayer en los puestos.
-No, si hay mucho ladrón suelto, hija.
Y eso en los puestos de aquí, si te vas más para el centro.
-Eh, tú, dame unas monedas. -Qué monedas ni monedas, tira.
Qué fácil es pedir, a la mina os llevaba...
...a todos a picar. -Que me des unas monedas, coño.
-Joder, voy a ver si llevo algo. -Mira, mira.
-Espera...
Mira, sí. -Tú.
-Esto es lo que llevo. -¿Esto es todo lo que tienes?
¡Venga, hombre, a ver!
Mucho cuidado, ¿eh?
-Cuidado, Cipriano. -Joder.
-Coge esto, esto es bueno.
Esto lo vendes y te haces de oro. -Trae.
¡Uf, vaya tela! ¡Nada, adiós, majete!
-Bueno, por lo menos hemos podido salvar la bolsa.
Siempre llevo de pega alguna moneda para casos como este.
Hombre previsor vale por dos.
-¿Y mi camafeo? Era un recuerdo de mi bisabuela.
Ese camafeo había pasado de generación en generación.
-Buen día, amo.
¿Ha dormido bien?
...al jerez como si, en vez de haber pasado la noche...
...en la cama, la hubiera pasado cavando en el cementerio.
-Pues por como huele lo parece.
-No si tú pa perro bien por el olfato, pero como persona...
-Pues el Águila Roja tiene muy buen olfato...
...y una vista mágica, puede olerlo y verlo todo a la vez.
Yo quiero aprender a hacerlo,...
...a ver si algún día me deja ser su ayudante, ¿no?
-¿Eso digo yo? ¿Tú sabes lo que debe ser...
...para un vulgar mortal seguir a un héroe que va por los tejados?
¡Menudo palizón!
Que no merece la pena.
Estos son... elucubraciones mías.
-Pues la verdad es que a mí no me importaría.
Yo le seguiría hasta el fin del mundo.
-Pues... yo voy a buscar a Gabi.
-¿Tienes el anillo?
Si encontramos el anillo sus planes estarán en peligro.
Once, doce, trece, catorce,...
...quince,...
-¡Ah, puf!
-Seamos precavidos,...
...cada cosa a su tiempo.
Eres el Águila Roja, tienes que hacer prevalecer...
...la justicia.
¡Espera!
Pásate a las tres por la iglesia de San Fidel.
Si averiguo algo te dejaré una nota bajo los pies del Cristo.
(RECUERDA) Eres el Águila Roja,...
...pásate a las tres por la iglesia de San Fidel.
-Pues... creíamos que estaría aquí.
-¡Ay! -Camina.
-Cuando usted me pague las 60 libras de uva de primera...
...que me acaba de destrozar.
-Cuando estaba dentro del cesto casi le veo la cara a Águila Roja.
-¿De verdad? Si nadie se la ha visto nunca.
-Pues yo se la voy a ver esta tarde.
Cuando suenen tres campanas en la iglesia, el fraile que habló...
...con él le dijo que estuviera a esa hora.
Así que ya sé cómo encontrarle y pedirle ser su escudero.
-¿Y no quieres ser el mío?
Tengo una misión importante para ti: límpiame el culo.
-Pero ¿qué dices, tonto baba?
-¡El maestro, el maestro!
-No le contéis nada a mi padre de lo del Águila Roja,...
...es que no cree que exista.
(GABI Y MURILLO) Vale.
-Ya está tu mujer encizañando a la mía,...
...a saber lo que le está diciendo. -No sé, pero cuando pone esa cara.
-¿Qué dices que dijo Catalina del asunto del camafeo ese?
-A mí me hace Floro lo que me ha hecho a ti...
...y no me ve el pelo en su vida, que es lo que tendrías que hacer.
-Anda, calla que estás loca.
Si quiero más a mi marido que a mi camafeo.
¿Además dónde voy a ir yo?
-Que no se trata de ir, que se trata de amenazar.
-Tampoco es para tanto lo que le hecho, digo yo.
-¿Que no? Tú has decepcionado a tu mujer y eso no lo perdona.
-Que ya me he disculpado, ¿qué quieres que haga?
-Resarcirla, ¿qué va a ser?
¿Y sabes cuál es la única forma de resarcirla?
Recuperando el camafeo. -¿Qué?
¿Quieres que me meta en los bajos fondos a jugarme el pescuezo?
-Tú piénsatelo.
Que perder a una mujer como Inés...
Que yo no es por malmeter, pero está de toma pan y moja.
Que en menos que canta un gallo ha encontrado a otro.
-¡Se acabó!
A mí mi mujer me quiere y no me va a dejar por una tontería.
-Cipriano, que lo he estado pensando...
...y si no sabes entender lo que significa para mí...
...lo del camafeo, pues...
Pues que tengo que pensar si...
Si quiero seguir siendo tu mujer.
-Si es que...
-Lo siento, es que estaba jugando al escondite y no me di cuenta.
-Yo una vez me escondí en un barril de higos chumbos...
...y me pasé dos días quitándome las espinas.
-Hoy no que tengo cosas que hacer.
-A sus pies, señora marquesa. Es un honor que nos visite.
(RÍE) -¡Qué cosas tiene, señora!
Si en esta casa, para comer carne, hay que morderse la lengua.
(SUSURRA) -Sí, aquí estamos como en casa.
¡Como en una casa de putas!
-¿Quiénes son estos? ¡Fuera! (RÍE)
-A cualquier cosa llaman taberna.
Aquí entras a por un vino y sales con la peste.
-¡Cállate! Cállate, que esta gente es de pocas bromas.
Por menos de lo que tú has dicho, alguno ha acabado en el río.
-¡Vámonos, que aquí sólo vamos a sacar es una puñalada!
-Cipriano, tranquilízate. El Tirillas lo sabe todo.
Y el das cuatro maravedíes y te larga quién robó el camafeo,...
...dónde puedes encontrarlo y... ¡hasta dónde está el Sto. Grial!
Yo le pido un favor y, si se tiene que tirar de una ventana, se tira.
-¡Hijo de perra! ¿Cómo tienes redaños a presentarte en mi casa?
Dame una razón para que no te mate.
-¡Joder, Tirillas, que no sabía que era tu hermana!
-¿Mi hermana? ¿Quién habla de ella? ¡30 maravedíes que me debes!
-¡Cipriano! ¡Tranquilo, que tenemos un disgusto, hombre!
¡Vamos!
-¿Y quién es potentado?
-Pues un buen amigo que necesita a alguien.
-Mire, señor Tirillas... que he sido víctima de un hurto
¡No sé dónde vamos a llegar con esta inseguridad...!
-¿Qué dice el andoba este? -A su mujer le robaron un camafeo.
Y si no lo recupera, le veo durmiendo con las gallinas...
Tirillas, ¿tú sabes algo?
-Hombre, Sátur, yo... saber, saber, sabes que sé muchas cosas.
Pero todo tiene un precio. -Hombre, claro.
Si tú te tomas la molestia pues...
Tendremos que compensarle, ¿verdad, Cipriano?
(LEE) El anillo está protegido por la Virgen de la Misericordia.
¡Águila Roja!
-Ah, ah... ¡Padre!
-Pues he venido a... A rezar por mamá.
¿Y tú qué estás haciendo aquí?
-Ah, pues podemos rezar juntos.
-¡Ven aquí!
¡No corras!
-Cariño, aquí tienes tu camafeo.
-Si ya sabía yo que no me ibas a fallar.
-¡Tú, aprende! -¡No sabes lo que nos ha costao!
-Y porque venías conmigo, si no, te cobra el doble.
-¿Habéis pagao por una cosa que era vuestra?
¡Anda que no os pesan!
-Señora, hemos arriesgao nuestra integridad para satisfacer...
...a la esposa del Cipriano.
¡Había que verle, qué habilidad tiene negociando!
¡Parece un mercader veneciano!
-¿Y cuánto habéis pagado?
-¿Qué tiene que ver, comparao con la felicidad del matrimonio?
-Lo digo porque la perla es falsa.
-Eso es imposible. -Hombre, que si no es posible.
Miga de pan pintá.
-¡Si es que, Cipriano, tú eres tonto!
-Toma. Esto es lo que estabas buscando, ¿verdad?
-Pues que... tú no cabes por estos barrotes,...
...son demasiado estrechos.
¿A que te he sido útil? ¿A que sí?
-¿Y por qué lo haces tú?
-También podría ser la mía, si me dejas ser tu escudero.
-Dices las mismas cosas que mi padre.
-Para encontrar a los asesinos de mi madre.
-¡Maestro!
¡Maestro, no vea el cabreo que tiene la Inés con el Cipri!
¿Amo?
¿Amo?
Pues na. Usted haga su vida...
...que yo le voy a dar una paliza a catre, que no vea las ganas...
(LEE) Ve inmediatamente al hos... picio.
Te espero allí.
¡Al hospicio!
¡Me cago en el trabajo temporal y en el pluriempleo!
¡Ah...!
(NERVIOSO) Al hospicio... al hospicio ahora.
Al hospicio.
Tengo que ir al hospicio.
-¿Tía Margarita? ¡Tía Margarita!
¿Tía?
¡Sátur!
Pues muy bien.
-¡Ah!
-¡Por favor, amo, no haga eso!
Entre el mal fario que me da este sitio y sus sustos...
-Buen trabajo.
Ahora hay que descubrir qué tiene este anillo...
...para que alguien arriesgue su vida.
-Déjeme, déjeme el anillo un segundo, señor.
-Puede ser una clave. Algo que sólo puedan reconocer ellos.
-¡Lo sabía! ¡Lo sabía, amo!
Miren ustedes el anillo y miren hacia aquí.
¿No les parece sospechosamente parecido?
-Tiene razón Sátur. Se adivina el símbolo de la logia.
-¿Lo ve usted? Pues él así todos los días.
De muro en muro y de tejado en tejado.
Y yo a buscarme la vida.
En fin, vamos a ver por dónde bajamos usted y yo, don Agustín.
-Uf...
Hola.
-¿Qué demonios haces aquí, chico?
-Nada. He... He venido a buscar caracoles para la cena...
Y... y me he perdido.
-Ya. Venga, para casa que es tarde.
¡Vamos! Para casa. -Gracias.
¡Espere! ¡Espere! ¡Espere un momento!
Una cosa más. -¿Qué?
-Perdone. Tengo miedo a volverme a perder.
¿Me podría acompañar, por favor?
-¿Será posible? Niño del demonio. Arreando para casa.
-Usted primero, padre. Usted primero.
-Le traigo lo mejor de lo mejor. Fragancias exclusivas.
Receta propia.
(RÍEN)
-Este es el más potente. Letal y sin antídoto.
Es tan eficaz que basta que roce los labios de la víctima...
...y la muerte parecerá natural.
Ajá.
No, por favor, señora marquesa. Mon petit Chouchou no.
Es mi única compañía.
-Gracias.
(EL PERFUMISTA SE AHOGA) Ah...
(EL PERRO GIME)
-Pues eso, amo,...
...igual quiere decir que los miembros de la logia...
Hola, buenas noches.
Van a ser ocho.
-Es posible.
-¡Rediós!
El suelo está como la patena.
Pa mí que estos usan amoniaco.
Es un dato.
Pues... ¿Qué iba a hacer?
Salí de la iglesia y me vine directamente a casa.
Te lo juro. -Ay...
Yo conocí a un hombre en Matalascañas...
...que por jurar en falso se le cayó todo el pelo.
Todito, hasta el de los...
-El de los huevos. Es que...
-Es lo que tiene el trabajo, que agota.
Unos más que otros. Yo hay noches que ni pillo la cama.
Esto... ¿Qué estaba diciendo yo?
Ah, sí. Sí. Que tengo que ir al mercado.
-¡Sátur! -¿Eh?
-Y... ¿Y cuándo se le cayó el pelo al de Matalascañas?
¿Al decir la mentira o al rato?
-¡Oh! -¿Qué?
(SÁTUR RÍE) -¡Qué!
-Es broma, hombre. -No, dime la verdad.
-No sé, a los 3 ó 4 días se le cayó.
-Como poder, puedo, lo que no sé es si debo.
-Qué me pides. Es tu primer día y ya me está buscando líos.
Por Dios, Margarita, que aquí no hay nada.
Eso de que la carta era para ti son suposiciones.
¿Has hablado con Gonzalo?
-Ya sabes cómo son los hombres, hoy cortejan a una, mañana a otra.
No merece la pena remover el pasado.
Vámonos que no hay nada, por Dios.
-He venido con estos amigos a buscar lo que falta del camafeo.
-No tengo de qué me hablas.
-Hemos notado el cambiazo.
Esa perla la tiras al mar y se la comen los peces.
(LOS TRES RÍEN)
-¿Me estáis llamando ladrón?
-No te ofendas, Tirillas.
No es la primera vez que a ti y a mí nos llaman eso.
Si nosotros hemos venido como amigos.
Lo de la perla como broma, ya está.
Que este hombre se está jugando su matrimonio.
-Toda la noche la ha pasado en el pajar.
-Pues mira que siento no poder ayudaros.
La perla no la tengo.
-¿Y no nos podría indicar dónde está?
-No. Se la vendí a una gorda, a muy buen precio, eso sí.
No le pedí la dirección, por el tema de la educación.
-Bueno, pues nada.
Muchas gracias y a seguir bien.
-Pídele lo de ayer.
Si no nos da la perla, que devuelva el dinero.
-Vámonos, Cipri, vámonos.
-No, le he pagado 40 maravedíes por una miga de pan.
-¿Tú has visto que guarde la pistola?
Vámonos, si no quieres irte con los pies por delante.
-A... la paz de Dios.
-Que no, Murillo, que el fraile que va con el Águila no es así.
Que es más alto.
-Jo, Alonso, es la cuarta vez que lo repito.
-¿El Águila Roja no te ha dicho ya no te va a hacer su escudero?
-Pero a lo mejor cambia de opinión.
Por ejemplo, ayer le di el anillo que necesitaba.
-¿Y dónde lo vas a encontrar? -Ayer le seguí...
...hasta la plaza del hospicio, parecía una misión importante.
Hoy haré lo mismo y no me moveré hasta que aparezca.
-¡Tu padre, tu padre! Esconde los dibujos.
Debajo, debajo.
(EL PERRO GIME LASTIMOSO)
-Por su aspecto, debe de llevar muerto desde esta anoche.
-Ya he dado la orden. ¿Quiere que investiguemos?
-¿Y por qué no le dices a tu mujer que, en vez de la perla,...
...la llevas de excursión a ver el alcázar?
Que eso hace mucha ilusión a las mujeres.
-Sí, claro. Y como Inés es tonta, me dice que sí.
-Si llevamos andados más de 100 leguas...
...y no he visto a ninguna gorda con o sin perlas.
-Con el hambre que se pasa ahora, no creo que veamos a nadie así.
-Yo, no es por no ayudaros, pero tengo mis quehaceres.
Mira, acompañadme a por el pan y luego seguimos.
A ver, niño, me vas a dar tres hogazas de pan.
Pero, escucha: dos de ayer y una de hoy.
-¡Abuela, trae el pan de hoy!
-Las duras las pongo a remojo en leche.
Y lo que me sobra, para media ración de oreja.
Si supiera Gonzalo lo bien que le llevo la casa...
-¿Y si decimos la pregonero que dé un bando?
-El pregonero no está pa cosas particulares sino pa lo importante:
los ahorcamientos, las decapitaciones... pa eso está.
-¡La perla!
-¿Bonita, eh? Un buen negocio que hice ayer.
Monada, que si quieres la hogaza, también tenemos.
-Déjese. ¿Cuánto pide por la perla?
-¿La perla? La perla, ¡no la vendo yo ni muerta!
¡Con lo que me alegra el escote! -Si alegrarle, le alegra...
...la balconada, pero es recuerdo de la bisabuela de su mujer.
¡y está la pobrecita destrozada! -¡Huy, sí, sí!
Y yo me lo creo.
-¡Sátur...!
-Venderla, no te la venda.
Antes te vende al chiquillo que la perla.
-Gonzalo.
Tienes que ver esto.
...de la sala de la sociedad secreta. Indica cuándo se reúnen.
Cuando el principio y el fin se encuentren en los cambios de luna.
La hora cera. Y hoy tenemos: luna nueva.
-Es muy peligroso. ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?
-No pongas tanto, con más de una tajada de tocino perdemos dinero.
¿Sigues enfadada?
-No estoy enfadada, estoy triste.
-Mujer, que la perla, más tarde o más temprano la vas a recuperar.
-A mí la perla me da igual.
-¿Entonces, qué es lo que te pasa?
-¡Nos han sacado un cuchillo y no has hecho nada!
-¿Qué iba a hacer? El tipo tenía una pinta de asesino...
-Por eso casi la metes debajo de mis faldas.
-Bueno... mejor perder la perla que perder la vida, ¿no?
-Mira, Cipriano...
La perla es lo de menos.
Cuando quieres a una persona, haces todo para defenderla.
Yo, por lo menos, lo haría contigo.
Me pondría delante de quien hiciera falta para protegerte.
-Es que yo...
Yo no...
No soy valiente.
-Ya, ya lo sé.
¿Y si tuviéramos un hijo?
¿Qué harías si tuviéramos un hijo y estuviera en peligro?
Eh, di.
Contesta, Cipriano.
¿No me vas a decir nada?
Ya.
Porque ni tú sabes lo que harías.
-Amo.
-Sí, ahí está, echando la siesta como buen castellano. Él que puede.
No sé por qué, pero el pobrecito esta tarde venía baldado.
-¿Cómo?
-Perdón... perdón, perdón.
¿Nos ha descubierto?
-¡Joder, Alonsillo...!
¡Nos ha salido valiente el muchacho, eh!
Sangre de su sangre, amo.
Y a usted, claro, se le cae la baba con él.
-Ah, pues yo no he notado nada raro en mi cama.
-Pues sí, sí que hay, sí.
Sí, hay unas chinches...
De un tamaño considerable. Unas chinches que...
Que son negras, que provienen del África...
...esta chinches. Y son una chinches muy, muy agresivas.
¡Están locas además! ¡Empiezas a rascarte y...!
-Eso es mucho trabajo.
¿Me voy a tirar toda la tarde aquí?
-¡Jo, esto parece un castigo!
-Muy bien.
(LEE) -Salve, yo sol, y mata a la luna envidiosa...
...que está enferma y pálida de pena...
...porque, tú que la cubre, eres más hermoso.
¡Qué cursiladas leéis los plebeyos!, ¿no?
-Pero, madre...
-¿Y por qué tengo que ser yo? La perla es de tu mujer, Cipri.
-Sí, pero tú estás más delgado y eres más ágil. ¡Tira p'alante!
-¡Por Dios, Sátur, no te rajes ahora!
-Ay...
-Porque yo tengo antecedentes penales,...
...que si me pillan me ahorcan.
-Chiquillo, ¿dónde vas tú?
-Tira pa arriba.
¡Socorro! -Chis, calla.
Calla, tonta.
Que no soy ningún ladrón. (LA MUJER INTENTA HABLAR)
O, bueno, sí,...
...pero un ladrón de tu belleza.
Desde el primer momento en que te vi...
...no me he podido quitar...
...estos pechos de la cabeza. -¿No?
-¿Tú eres el de esta mañana, no? -Sí, bueno.
Es sólo una excusa para...
Para estar más cerca de ti.
Y desde que te vi... -¿Qué?
-Vamos dentro y te lo explico.
¡Mi amor!
-Hay que reconocer que Sátur es un amigo.
-Y un hombre con agallas. ¡Anda, vámonos!
-Marquesa, la cena está servida.
-¿A Roncero, señora?
-Agua... ¡Necesito agua!
La tengo. -¡¿Sí?!
-¡La tengo!
La tengo... En carne viva la tengo.
Mirad, mirad lo que me ha hecho esa mala bestia.
-¡Ay, Dios mío, ya se veía guerrera!
¿Se resistió o qué?
(SÁTUR IRÓNICO) Se resistió, se resistió...
Hasta cuatro veces se resistió....
...a dejar que me levantara de la cama.
Llevaba 25 años sin catar varón, con eso lo digo todo.
-Ya. Pero ¿has recuperado la perla sí o no?
(SÁTUR SUSPIRA) Oh... la perla...
Aquí tienes la perla.
-Alabado sea el Señor, oh, Sátur, gracias.
¿Cómo puedo agradecértelo?
-Pues mira, ahora que lo dices, con una botellita...
...de esas de vino bueno que tienes.
-¡Eso está hecho!
¡Tres botellas del mejor vino de la casa!
-Trae pa acá. -Gracias, Sátur, eres un amigo.
-¿Qué se celebra?
Porque, que yo sepa, no está la cosa para muchas celebraciones.
-Corazón mío, la he recuperado.
Mira, Inés, la perla de tu bisabuela.
¿Bueno, qué? ¿Qué le dices ahora a tu maridito?
-¿Has sido tú?
-¿No va a ser él? ¡Menudo marido que tienes!
No sabes la que ha liado.
Ha llegado allí, se ha plantado, se ha liado a dar guantazos...
...a diestra y siniestra...
Dientes rotos, ojos colgando, la sangre que salía a "gorgotones".
¡Un macho, un animal!
-No has sido tú. -Que sí, que...
-¡Es que es injusto que me castigues!
-Lo que usted diga, señor.
-Sátur, déjame salir, por favor, es que tengo...
...una cosa muy importante que hacer.
-No, ni harto de vino.
-Hablando de vino.
-¿Está bueno? -¿Bueno?
Está de muerte.
Qué coño, además me lo merezco que llevo un día.
-¿Qué te pasó?
¡A ti te lo voy a contar!
No tienes tú edad para esas cosas.
-Que haya tenido que ser Sátur el que lo arregle.
Es que lo de mi marido es una tomadura de pelo.
-Mujer, igual es momento de que aflojes un poco.
Lo mismo Cipriano tiene algo bueno.
-No te me vengas abajo.
Las mujeres nunca están contentas, si tienen porque tienen...
...y si no tienen porque no tienen y eso es lo que hay.
-Aquí tiene, de la casa.
-Gracias.
-¡¿Eres tú?!
¡Tú eres el ladrón!
¡Hijo de mala madre, fuera de mi taberna!
-Pero si es mi amiguito el cagón, qué miedo.
(SÁTUR EBRIO) La tía era más fea que un dolor de tripas,...
...pero Sátur no se amedrentó...
...y se fue a por el quinto de la tarde.
-A ver, a ver, no lo entiendo,...
...¿qué tiene que ver la fea con las corridas?
-Mucho, mucho, Alonsillo, tiene que ver mucho.
Y no me tires más de la lengua.
-A mí no... no me gusta la violencia.
Sal de mi taberna y santas pascuas.
-Pero antes...
Me voy a llevar alguna cosilla más.
¡Ven aquí!
¿No tienes otro recuerdo familiar?
-Quítale la mano de encima.
-¿Por qué? -Hasta aquí hemos llegado.
(INÉS GRITA) Para, Cipriano, que lo vas a matar.
-¡Venga, arriba! -Dale fuerte.
-Vamos, Floro, ayúdame, vamos a llevar a este a la guardia.
-El quinto fue el más jodido.
La tía ya... Claro... Le había cogido el gusto.
Y aquellas florituras.
¿Florituras? ¿Tú me entiendes?
-Sí, sí, sí.
Bebe un poco más y cuenta, cuenta que es que esto se está poniendo...
...muy interesante.
(SÁTUR ERUCTA) Aquella floritura.
Voy a la cuadra a ver si hago... mis necesidades.
(SÁRTUR RONCA) -Sátur.
Chis, ¡Sátur!
(SÁTUR RONCA)
-Si no me va a necesitar más esta noche la señora marquesa.
-Pues anda que no hace tiempo que tú no echas el cierre...
...a la posada y sales a divertirte un poco.
-Demasiado, Floro. -Ay, mi héroe.
Que has estado más valiente que el Águila Roja.
-Qué guapa eres y cuánto te quiero.
-Venga, vamos, que vamos a llegar tarde al teatro.
Y para una vez que estos dicen de invitarnos.
-Es que no todos los días recupera uno a su mujer, Catalina.
-Pero ¿tú creías de verdad que yo te iba a abandonar?
-Ah, ¿qué ibas de farol? -Cipriano, yo te quiero.
No te dejaría nunca.
-Oye, vámonos.
Y tú, Inés, hija, no seas tonta, ¿no ves que si le dices...
...esas cosas se duermen en los laureles?
-No encizañes. -Qué encizañe ni encizañe.
Y tú, a ver si aprendes un poquito de estos...
...y te haces más romántico que eres más soso...
-¿Soso yo? Pero ¿qué quieres que haga?
-Lo que hacen ellos, cogerse del brazo...
-Oh...
-Entra.
-Uf...
(TODOS MURMURAN A CORO)
Somos los elegidos del nuevo orden.
Que así sea.
-El barco transporta 65 000 onzas de oro.
Suficiente para montar un ejército.
-Eso está muy bien, pero no cantemos victoria aún.
Ese Águila Roja sigue suelto y es una seria amenaza...
...para nuestros planes y todos lo sabemos.
-Han matado a uno de los nuestros. -¡No!
-¿Hay un impostor entre nosotros?
Aquí está mi marca.
-Y la mía. -Y la mía.
-Muestra tu marca.
-¡Ah...!
-¡¡¡Arre!!!
-¡Iah!
(EL CABALLO RELINCHA)
-¡Iah!
-¡Ah!
-Fin del trayecto. Puede bajar la señora.
¡Eh, que bajes!
De rodillas.
-¡Suelta la espada! -Ah...
-Ponte de rodillas.
De rodillas.
-Ah... -Un paso más y lo mato.
-Suelta la espada y quítate la máscara.
-Por favor...
¡Ah!
-Oh...
Por favor, déjame ser tu escudero.
Por favor.
-Mira, por ejemplo, ayer te di el anillo.
-No. Yo sé que a tu lado siempre estaré seguro.
-Sí. Mi padre me enseñó, él fue soldado.
-Oh...
-¿Qué?
-¡Iah...!
-No, no, por favor, me estás haciendo daño.
¡Para, para...!
-Ah.
-Te lo juro.
(ALONSO LLORA)
-¡Alonso...!
Amo, el niño. No está el niño.
Ay, Dios mío. Ay, Dios mío, gracias a Dios...
...que ha llegado entero... porque si no me cago en to.
Que soy un desgraciado.
Que no he sabido estar a la altura.
Perdóname, amo.
Y no lo digo precisamente porque sea paticorto...
Si es que pa una cosa que me manda y...
La culpa es de... O sea, que yo tengo la culpa.
Dejarme emborrachar por un niño. ¿A quién se le ocurre?
Que si le llega a pasar algo al muchacho...
Por estas que... Que me la corto.
La mano, hombre, me la corto.
Con lo que quiero yo a ese crío.
Que es como sangre de mi sangre. Ah...
Es prácticamente lo único que tenemos, amo.
-Si es que no llega.
Si es que esto no es vida.
Que si p'arriba que si p'abajo.
Que si padre que si maestro.
Que si Águila...
Así no hay quien se centre.
-Señora marquesa, el comisario la espera en el jardín.
Dice que hay algo que usted debe ver.
-¿Me estás pidiendo que me case contigo?
-Ya que lo dices, sí.
-2, 3, 4... -¿De dónde has sacado este dinero?
-¡Ah...!
-Yo pensaba que era un hombre, con esa voz ronca.
-Saturno García, mañana va a filas para la campaña de Portugal.
-Ah...
-De gente muy importante de la corte.
-No es por no luchar, si hay que luchar, se lucha.
-Se condena a la horca por injurias a Gonzalo de Montalvo...
...alias Águila Roja.
-Disculpe, amo. Yo es que todo esto no lo entiendo muy bien.
Águila Roja y Sátur siguen la pista del Señor de Alarcón. Ayudados por Agustín, descubren la entrada al escondite de la Logia. Gonzalo sabe que Alonso, fascinado por el héroe, se ha empeñado en ser su escudero y le sigue en sus misiones.