Lunes a viernes a las 17.20 horas
Ser rastrero.
¡Rata de alcantarilla!
"¡Si piensa que puede chancearse de mí
en mi propia cara, está usted muy equivocado!
¡Voy a recuperar todo lo que le he prestado!
¡De eso puede estar seguro!
Temple, don Ramón, temple.
No le vaya dar a dar una apoplejía.
Sí.
Te lo agradezco.
La verdad es que hoy no puedo con los dolores.
Qué haría yo sin ti, eres...
Mi todo.
Mi apoyo, mi bastón....
Mi todo.
¿De verdad lo crees?
¿Fue útil lo que hice?
¿Pero que tienes en contra de ella?
¿Por qué? ¿Qué ha hecho?
Me gustaría saberlo.
Mauro, me gustaría saber en qué he contribuido.
Pero tú le tenías mucho aprecio a Padilla.
Era como un padre para ti, un mentor.
Pero doña Cayetana... ¿De verdad estás seguro de eso?
No, la verdad es que no, pero esa mujer dirige un patronato.
Es una buena cristiana.
Me cuesta creer que sea una asesina.
Sí que soy capaz de comprender.
Hasta Judas traicionó a Cristo
y los ángeles caídos fueron expulsados del cielo.
No.
Puedes pedirme lo que sea.
Nada malo ha de pasar.
Está bien.
¿La Casilda?
No puede ser, ella es decente y formal.
Ella tiene hambruna, qué va a hacer la pobrecica.
Pues faenar,
como hacemos todas.
Sí, trabajo y jornal tenemos todas y un techo que nos cobija.
Ha tenido que pasar por calamidades. Por gusto no lo hace.
Que no he querido yo decir eso.
Que ya sé que la muchacha lo está pasando muy malamente.
Pues conociéndola...
Llorando y apenada.
Y yendo a misa a quitarse los pecados.
Se acabó.
Hasta aquí. ¿Dónde está Casilda?
Pues a por ella a traerla de vuelta a la morada.
Hazme sitio que voy contigo.
Hasta le doy parte de mi jornal,
pero Casilda no hará esas marranadas.
Como que me llamo Lolita.
¿Y qué hacemos, Pablo?
No podemos quedarnos de brazos cruzados
y ver cómo se echa a perder.
¿De verdad que harás algo por traerla de vuelta?
Hala, vámonos.
Esperemos que Pablo tenga razón.
Será mejor que te quites la toquilla
y que te vayas a casa de tu señora
que ya hace un buen rato que tocaron la campana.
Venga, hija.
¿Qué te ocurre, Pablo?
Eres un buen hombre, Pablo.
Sí, encontrarás la manera.
Ya lo verás.
Tú eres lo único que el mozo de la sastrería
y esa muchacha tienen.
Pues no sé hijo, no sé.
Eso...
Es algo que habrás de decidir tú.
Pues sí.
Ramón, querido.
Aquí estás.
A ti te quería yo ver.
¿Qué ocurre, Trini?
Nada, que no te vi de amanecida.
Cuando me desperté ya no estabas. ¿Dónde has ido?
No podía dormir, unos asuntos que me tienen preocupado.
Olvídalo.
Pues sí que han de ser graves que te levantan de mi lecho.
Salí a dar una vuelta.
Me gusta que me dé el aire por la mañana
para refrescarme las ideas cuando algo me da vueltas.
Bueno, ¿y por qué no nos acompañas a desayunar?
Así te distraes y te olvidas de los problemas.
No, no, no. Mejor me marcho a casa.
Anda, Ramón.
Acompáñanos. No sea sieso.
Haznos el favor, ¿dónde vas a estar mejor...?
No insistas. No me apetece.
Luego hablamos.
Celia.
Este Ramón cada día tiene peor carácter y él no es así.
¿A qué te refieres? -Pues a que algo le ocurre, Celia.
¿Y qué le ha de ocurrir? -Pues no lo sé.
Pero ayer me contestó tan malamente como ahora, o peor.
Y ahora esto.
No sé, pero Ramón no es así, Celia.
Ramón siempre fue un hombre muy cariñoso, bienhumorado
y simpático a rabiar.
Eso son fases normales y corrientes en los esposos,
Trini.
No, Celia, que mi Ramón está así
desde que está metido en el negocio de las basuras.
Le das demasiada importancia, pero si quieres quedarte tranquila,
¿por qué no haces algo para que se le pasen las cuitas?
¿Algo como qué?
Proponle un plan los dos juntos.
O mejor,
organízalo, pónselo en bandeja.
Algo que le guste.
¿Tú crees?
¿Por qué no?
Ah.
Ya lo tengo.
Sí, le voy a hacer uno de mis guisos.
Porque a él eso le encanta.
Unas gachas con panceta y guindilla
que a él ese mejunje le gusta que se relame.
(RÍEN)
Ahí lo tienes.
Y luego
podemos ir a pasear cerca del río.
Os va a hacer falta para bajar as gachas y la panceta.
Qué va, si mis guisos no se bajan ni yendo a segar en junio.
(RÍEN)
Pero sí, lo mismo tienes razón.
Ya verás como sí.
Ni para eso he servido.
Porque mi vida ya no vale nada.
No tiene sentido.
Supongo que me dice eso para hacerme reaccionar,
xPorque si no es usted una persona cruel y despiadada.
No quiero hacer nada.
Solo quiero que esto termine
¿Por qué insistes
en salvarme?
Le deseo toda la suerte del mundo en su nueva empresa.
¡Nunca le he pedido nada, déjeme morir!
No será capaz.
Sabe que es inocente.
Buenos días, don Leandro.
¿Y a qué se debe ese buen ánimo?
¿Qué pasa, que una no puede estar feliz y contenta?
No solo puede usted,
sino debe.
¿En qué puedo servirla?
El traje que encargué hace un par de semanas
Quería saber si ya lo tenía preparado, mañana tengo
un plan muy especial con mi esposo y me gustaría lucirlo.
Sé que mi madre andaba con ello, pero me temo que no.
Ay.
Qué lástima.
Trini, pierda cuidado.
Haré un poder y lo tendré yo esta misma tarde.
¿Sí? Me daré brío y agilizaré el trabajo.
¿De verdad? Es usted muy amable, Leandro.
Solo con las buenas amigas y las mejores clientas.
(RÍE)
(SUSURRA) ¿Entonces dice que su madre no está
por aquí?
No.
Perfecto, quería aprovechar para preguntarle por Víctor.
¿Cómo lo lleva?
No quiere ni tocar el tema, ¿verdad?
No, todo lo contrario.
Me alegra enormemente que me saque el tema.
Solo que...
Bueno, Trini, con usted puedo hablar libremente,
pero este secreto que tengo no lo sabe nadie,
pero tenerlo dentro hace
que tema volverse loco de pensar tanto en ello.
Víctor hace un par de días
que no aparece por el barrio.
No me diga.
Los enfrentamientos entre el zagal y su madre son tan frecuentes
y tan subidos de tono que me temo que Víctor ha optado por alejarse.
Lo lamento mucho.
Y ahora Juliana me responsabiliza
por haberla presionado para que le dijese la verdad a Víctor.
Me echa toda la culpa
Pero eso no es justo. -Lo sé.
Pero no quiero defenderme atacando más a Juliana.
Sé que ella actúa movida por el dolor
y ese chico es lo único que tiene en la vida.
Trini,
y si....
¿Y si?
¿Y si tiene razón y estoy actuando con cierto egoísmo?
¿Y si no tenía que presionarla para decir la verdad a Víctor
y decirle que yo soy su padre?
Don Leandro, no se machaque usted y no se haga sangre con algo
con algo que no se puede tirar para atrás.
No sé si algún día podré perdonar a Juliana por su mentira,
pero le juro que no quiero que sufran más.
Lo entiendo.
María Luisa tampoco lo está pasando bien.
He querido a Juliana todos estos años
por encima de todas las cosas, por encima de mí mismo
y ella no se merece eso
después de todo lo que ha pasado la pobre.
Usted tampoco se lo merece.
Si le soy sincera...
Trini, yo doy igual.
Leandro,
es usted un buen hombre.
Siempre está pensando en los demás.
y tiene un corazón tan grande que no le cabe en el pecho.
Habría sido usted un buen padre.
Aunque quién sabe,
quizá todavía esté a tiempo.
¿Cree usted?
Usted, Juliana
y Víctor se entenderán.
Ojalá manejase los destinos de todos nosotros, mejor nos iría.
Si fuese yo el Santo Padre tendría todo el mundo resuelto.
Pero no le diga nada
a las señoras, que me llevan de las orejas
al confesionario por herejía
y blasfemia.
Con C de "casa".
"Ca", "co", "cu".
"Ca", "co", "cu".
¿Usted cree que una puede cambiar de trabajo así de un día para otro?
"Za", "zo",
"zu".
Aunque sea una faena que una nunca haya hecho, nunca, en la vida.
Pues no, profa, para qué engañarla.
Tengo yo la cabeza en la Conchinchina.
Que anda malamente y calamidades difíciles de aviar.
Ojalá fuera embuste.
Pues gracias, Señorita Teresa,
que hoy no tengo yo ni cuerpo ni ganas.
Acaba de llegar de Tano.
Divinamente.
Ya sabía yo que al final le daría contentura
pasar unos días con mi prima
y eso que al principio no quería saber del asunto.
Se adapta a todo, en todos los sitios está bien.
Seguro que no
me echa de menos tanto como yo a él.
Teresa, ¿qué le ocurre?
Tiene usted mala cara.
¿qué significa que la vendió?
¿Y se lo creyó?
¿Qué ocurre?
¿Un fragmento de un libro?
Pablo...
No es necesario, sé cómo sigue. Yo misma lo he escrito.
Es de mi novela: "Servir y callar".
Gracias a sus amigas.
¿Dónde quieres llegar?
¿A qué viene todo esto?
¿Casilda?
¿Quieres decir que ella...?
¿Por qué no cuentas todo esto?
No tienes que hacer nada, no es nuestro menester.
Mi amiga no pone una bomba para matar a mi padre.
Queriendo o no lo hizo.
¿Qué más da el camino si ese es el fin?
¿Así cómo?
¿Cabal?
¿Justa? ¿Equitativa?
Quien la hace, la paga.
Es lo que hay.
Aquí tiene.
¡María Luisa!
Doña Juliana. ¿Cómo está?
¿Has visto a Víctor?
¿Has hablado con él?
Está bien, no se apure.
Pero si lleva dos días sin aparecer. -Tan solo necesita algo de tiempo.
No se lo tome usted a mal.
Necesito saber dónde está, cómo pasa las noches,
si se alimenta bien.
Está bien, ya se lo he dicho
y no pida que se lo diga, me dijo que le guarde el secreto.
María Luisa, soy su madre.
Y yo su novia, así que no me pida que le traicione.
Seguro que hablan de Víctor.
¿Sabes que lleva dos días sin aparecer por casa
y que doña Juliana no tiene ni idea de dónde está?
Buenos días.
En cama.
Sí, con una gripe.
Malísima, sí, y muy contagiosa.
Te lo agradezco,
pero hoy no me apetece sentarme en la terraza de La Deliciosa.
Incómoda más bien.
Por todo un poco.
No ha sucedido nada, qué va a suceder.
Aguarden un momento, señoras.
No se vayan tan malamente.
Si usted
no se encuentra a gusto en la terraza,
quizá esté más cómoda en el interior.
Yo invito al chocolate.
De acuerdo.
Entremos y almorcemos.
Estas dos me revuelven las tripas
cada vez que abren la boca y le dan a la húmeda.
Qué mala baba tienen.
Bueno, en fin.
Todo sea por mi negocio y el pan que alimenta a mi hijo.
Que si te digo la verdad, es lo único que me importa,
¿Me lo contarás si necesita algo?
Se lo prometo.
Señores, tengan paciencia.
Doña Rosina debe estar al caer.
(SUSPIRA)
Lolita.
Saca canapés, más bebida.
Baja a la chocolatería a por dulces, haz lo que sea menester,
pero entretenles de alguna manera, vamos.
Acape, Señor.
Señores, ¿otra copita?
¿Abro otra botella de coñac?
Señores, por favor, no se vayan.
Doña Rosina debe estar al llegar.
Ahí está.
Esa debe ser ella.
Buenas tardes a todos, señores.
Disculpen el retraso, no me lo tengan en cuenta.
Me presento: mi nombre es doña Rosina, viuda de Hidalgo.
Gracias por venir y por favor, disculpe
la demora, vengo del Ministerio.
De hablar con los compañeros de mi difunto esposo que en paz descanse.
Ya saben cómo son los políticos. Hablan y no se callan.
y la cosa empeora cuando se trata de masones.
Le dan jarabe de pico, qué verborrea y yo no me quedo corta.
Doña Rosilda, lo importante es que está aquí
y podemos hablar de negocios.
Lo importante es hablar y dejarnos de chanza,
porque eso me pareció la oferta que me dieron: chanza, broma
y un mal chiste.
¿Pero qué dice usted, doña Rosina?
Señores, está de broma. -No estoy de broma.
Hablo completamente en serio.
Necesito que exploten
mis tierras, pero quiero una buena oferta.
Por favor... -Por favor, nada.
Yo soy viuda,
pero no tonta
y tengo amigos en las altas esferas de poder
de este país.
Amigos que me aconsejan y me asesoran
Ahora debo ir a otra reunión
donde espero me den mejores ofertas que las que me dieron ustedes.
Más serias por lo menos,
pero si ustedes se lo quisieran pensar,
yo sigo abierta a escucharles.
Pero deben saber que yo tengo un suelo y por debajo de eso no bajo.
Desde ahí, quien haga la mejor oferta gestionará mis tierras.
Señores, con Dios.
¿Humildad?
¿Qué hace usted aquí?
Vine a ver a doña Cayetana
para resolver unos asuntos concernientes al patronato.
¿Por?
¿Pasa algo? -No, solo que no es buen momento.
Quizá debería venir otro día.
¿Por qué lo dice?
¿Qué tiene hoy de malo?
¿Cómo?
¿Intenciones?
"He decidido que escribiré"
una novela sobre vosotras.
Que vuestras historias dieran
mucha más enjundia
que cualquier pamplina que pueda explicar mi madre al editor.
Ay, virgen santa.
¡Que la pluma de Leonor Hidalgo va a hacernos famosas!
"Nadie, absolutamente nadie, debe saber que preparo"
una novela sobre vosotras.
Nada diré, se lo juro.
Si llega a oídos de mi madre o del editor, no podría seguir.
Señora, sé lo que nos estamos jugando.
Así que descuide, que mi boca estará
más sellada que la tumba de mi abuela, en gloria esté.
Gracias.
"Con cariño para Casilda,"
mi mejor amiga.
¿Ha puesto usted "mi mejor amiga"?
Claro.
Eres mi mejor amiga, Casilda.
Muchas gracias, señora.
Ya verá cuando se lo enseñe a las chicas.
El día más feliz de mi vida.
No exageres, ya vendrán
"días más dichosos".
Hija, esos empresarios de tres al cuarto
por fin van a saber con quién están tratando.
¿Qué ha hecho, madre?
Ponerle los puntos sobre las íes y déjales las cosas bien claritas.
¿Y siendo un poco más concreta?
Anotar en un papel el precio mínimo que estaba dispuesta a aceptar
por la explotación de las tierras que con tanto cariño nos quiso dejar
tu padre, que en paz descanse.
Un precio que les habrá dejado de piedra.
A la altura de la fortuna que se puede sacar
con ese yacimiento de oro, se creen que me chupo el dedo.
Si lo creían, ya han cambiado de parecer.
¿Qué quieres que haga
si soy una tiburona de los negocios?
En eso estamos de acuerdo.
Hija, las cosas por fin se van a poner en su lugar.
Esas tierras dando beneficios,
que es lo que habría querido tu padre
Y los culpables pagando por su muerte.
¿Qué sabe de ese asunto?
Nada todavía,
pero no ceso en el empeño de que la policía
mande al infierno a esos anarquistas
y eso es lo que haré hasta que la memoria de tu padre
sea vengada.
Me alegro de verla a usted con tanta energía.
Y ahora si me disculpa me marcho
que aún tengo algunos recados por hacer.
¿No vas a reconocer lo mucho que estoy haciendo
por sacar a esta familia adelante?
¿¡Hija!? ¡Hija, dímelo, por favor!
¡Hija, que te esto hablando!
No sé de qué habla, doña Cayetana.
Y lo son.
¿Como yo? -Cayetana.
(GRITA)
Vaya con Cayetana, vaya. ¡Por el amor de Dios!
Pachasco que asista mejor.
¡Mírate!
Si pareces una diosa.
Y ríete tú de las del lejano Egipto.
No te digo lo que parezco por no ofenderte.
Tontadas.
Pero mírame, Fátima.
Si parezco un juguete roto y abandonado.
Pareces una mujer hermosa y preparada para la faena.
Y ahora escúchame polluela,
que te voy a dar unos consejos que no tienes que olvidar nunca.
A ver.
Primero:
Sonríe siempre, pase lo que pase.
Estés triste o estés contenta.
Te haga gracia la chanza o te entren ganas de llorar.
¿Estamos? -Sí.
Segundo: menéate con gracia y soltura,
no como si vinieras de recoger tomates en el campo.
Que es como te sueles mover tú.
Eres una hembra y no una vaca lechera.
¿Estamos?
Aunque ellos no lo crean.
eres tú quien decide cuándo empezar y cuándo terminar la faena.
Si ves que hay que darle brío al asunto, pues se le da.
que así si la noche está movidita, puedes coger más clientes
para ganar más perras, ¿estamos?
Estamos aviadas.
Estamos para ganar dineros y a labrarnos un porvenir.
Y una reputación de paso.
Guarda la húmeda y atiende al último consejo.
Si aparte de ganar unos reales para llevarte algo al buche
quieres realmente triunfar en este negocio,
tendrás que hacer algo más.
¿El qué?
Dejarte los melindres y las manías en casa
y dejar volar el magín hacia lugares insospechados.
Te juro por lo más sagrado
que he entendido ni un solo palabro, Fátima.
Pues hija,
que si te piden cosas raras de hacer, las hagas y te calles.
Con voluntad, contentura y sin remilgos.
Con placer a toda costa.
¿Y ahora qué te pasa?
Que me ha entrado mal cuerpo, Fátima.
Pues hija, ya se te puede ir pasando pronto
que los clientes están al llegar.
Ahora vuelvo.
(VOMITA)
No se solivie ante usted.
Del padre Fructuoso venía,
¿si no de qué se iba fiar?
¿Quién pensaría que una mujer tan bondadosa y cristiana
soltaría tantos embustes?
¿Cree usted que el Padre podrá regañar con usted
por haberse enfrentado con Humildad?
Chalauza del todo.
Y temple los nervios y no hable tanto, que no le conviene.
Bien lo sé.
Que serle fiel es lo que me ha permitido
estar a su vera de usted.
¿De Úrsula habla usted?
¿Cree usted que será verdad
eso que cuentan que ha soltado por su boca en comisaría
lo que no está escrito?
"¿Cómo que no van a pagar?".
Como lo oye. -¿Pero por qué?
Antes los deudores pagaban religiosamente
y en los plazos acordados.
Usted lo ha dicho: antes. En este negocio se sabe todo.
Los rumores corren como la pólvora. -¿Qué rumores?
Todo el mundo se ha enterado de que el Marqués
no le pagó la importante deuda que le debe.
Y lo que es peor... -¿Pero hay algo peor?
Sí, que usted no hizo nada por obligarle a que le pague.
Todos creen que si no le pagan a usted se irán de rositas
como don Norberto hizo.
Pero eso es terrible, no me lo puedo permitir.
Yo entré para dejar en una buena posición a mi familia
y me voy a arruinar.
Se están riendo de usted, don Ramón.
Maldita sea, pero es que esa gente no tiene vergüenza.
Ninguna. Esa gente lo único que tiene es miedo.
Es el miedo el único lenguaje que entienden.
¿Qué quiere decir?
O sufren importantes represalias o no le van a pagar nunca.
Impagos en este negocio es perder poder,
es ser un pusilánime, un mequetrefe, un don nadie.
No sé si me explico bien, don Ramón.
Se explica usted de maravilla.
Me está diciendo que me han perdido el respeto.
Sin ánimo de ofender, le toman a usted por el pito del sereno.
Tenemos que hacer algo para parar
la debacle.
¿Y qué podemos hacer?
Se me ocurre una cosa,
pero
no sé si usted estará muy de acuerdo.
Dígamelo.
Tenemos que darle un susto a Norberto que sirva a los demás de advertencia.
¿Un susto?
Dejar claro quién manda, no sé si me entiende.
Me está usted sugiriendo que hay que darle...
-Un escarmiento, sí.
Yo me ocuparé de todo,
pero necesito su consentimiento.
Es
el bienestar de su familia lo que está en juego.
Víctor, aguarda un momento.
Disculpa, te he visto desde la sastrería.
Por fin apareces.
Víctor, es preciso que hablemos.
Ahora mismo es imposible.
He quedado con María Luisa y lleva un rato esperándome.
Comprendo.
Víctor, qué pronto has llegado.
Por poco no me encuentras en casa.
¿Qué pasa?
Madre, ¿qué hace usted ahí?
Observarte. ¿Se puede saber
de qué hablabas
con Víctor?
No se puede saber. No son cuitas de su incumbencia.
Lo es, marchas corriendo al verle
dejándome como tonta sujetando tu patrón.
Ya te he dicho
que pido una explicación.
Madre, y ya le he dicho yo que no puedo dársela.
"¿Ha visto usted a Pablo?".
Nones, niña.
Hágame el favor de en cuantico le vea
entrar en casa, dígale que le ando buscando.
Descuida y no me digas más.
Quieres preguntarle por Casilda, ¿no?
Aún andas preocupada por ella.
Cuando sepa dónde está
la pensión donde la vio Pablo, me la traigo como sea.
¿Dónde está, Pablo?
Sabes perfectamente quién.
La persona en la que los dos estamos pensando.
Casilda.
Te equivocas,
sí que me importa y mucho.
Aunque haya intentado negármelo.
No puedo quitármela de la cabeza.
Debo mirarla a los ojos
y ver qué tiene que decirme.
No pasará lo que ayer. Una puede ser buena, pero no tonta.
Harta de atender a tus clientes.
Y no me mires
con esa cara de cordero degollado que una tuvo ya suficiente paciencia.
O te estrenas esta noche, o de patitas en la calle.
Fuera tengo un buen cliente, un caballero de Pocillas.
¿Le hago pasar o no?
"¿Dónde vas?".
A ver una persona.
¿A quién?
Negocios. Intentaré llegar a comer.
¿Cómo que "intentaré llegar"?
¿Para quién llevo todo el día cocinando? ¿Para el Rey?
Ya basta de reproches, Trini.
No tengo tiempo
para reclamos de una esposa malcriada.
Felipe, por favor,
no guarde más silencio.
¿Respondieron los empresarios? -Por eso vine.
Pues dígamela ya, que estoy al borde del síncope.
Primero déjeme que le diga cuatro cosas
de lo ocurrido ayer, no se procede así y menos sin avisar.
Primero:
se retrasa sin motivo.
No fue así, quería hacerme valer y ponerles nerviosos.
Más lo estaba yo que ellos.
Segundo: se comporta como una avezada mujer de negocios.
Le sorprendí. -Peor que eso, me aterrorizó.
Y tercero: trata de imponer un precio desorbitado
sin consultármelo.
Doña Rosina, creo que no midió las consecuencias de sus actos.
¿Pudo hablar con el Marqués?
Al medio día y no me recibió.
Ingrato.
Ni siquiera tuvo la dignidad de dar la cara.
Unos esbirros lo hicieron.
Dijeron que no estaba en casa,
pero es obvio que estaban mintiendo.
Y no pudo entrar para comprobarlo.
Con muy malos molos me lo impidieron.
Cuídese de esa gente.
Están acostumbrados a cumplir las órdenes de su patrón
sin ningún tipo de reparo.
Madre, no tengo ánimos para sonreír. -Eso ya lo veo.
Lo que no entiendo es por qué.
Y por lo que veo, me voy a quedar sin saberlo.
Vente conmigo a casa a cenar, mañana tenemos mucha faena
y es tarde.
Vaya usted yendo, madre.
Yo necesito estar un rato a solas.
¿A solas?
¿O con la botella?
Tanta rabia solo puede tener una responsable,
esa maldita Cayetana.
A todo cerdo le llega su San Martín.
Tienes que destruirla, Mauro.
Hacerla pagar por todos sus pecados sin piedad.
¡No intentes, hazlo!
"El proceder de Cayetana no tiene perdón de Dios"
y tampoco el mío.
No es merecedora de mi estima.
¿Entonces no te importa que vaya tras ella?
¿Que trate de desenmascararla?
Al contrario.
Puedes contar con mi ayuda si es menester.
Ya no merece mi respeto,
tan solo mi rechazo.
He podido ver su verdadero rostro.
Poca cosa.
Aguardar mi libertad.
Lamento que sea el último en enterarse.
Se ultiman los papeles para poder marchar.
Ya se lo dije.
No iba a pasar mucho tiempo bajo su hospitalidad.
"¿Aún está faenando?".
No.
Tan solo necesitaba un poco de aire.
Lo precisaba.
¿Quieres algo?
Decirle que ya estoy preparado
para tener esa conversación que buscaba.
¿Lo está usted?
Usted no le arrebataba el bastón ni la insultaba por ser desdichada.
Usted no tenía otro remedio que actuar como hizo.
Fue Cayetana la que mostró su mal corazón.
Teresa, no desfallezca ahora.
No ha de cejar en su empeño.
Ha de lograr que Cayetana
pague por su maldad.
Cayetana le hace una encerrona a Teresa para echarle en cara su traición con Mauro, pero Teresa logra darle la vuelta a la situación y le cuenta que Humildad es la pareja de Mauro. Cayetana humilla a Humildad y le exige que deje de fingir: sabe quién es. Trini está preocupada porque Ramón está muy arisco últimamente; Celia le anima a preparar un plan especial para él. Ginés le cuenta a Ramón que los impagos de Norberto están llevando al resto de deudores a no pagar y le propone darle un escarmiento.
Añadir comentario ↓
Hoola amigos somos fieles seguidores de Tv Española desde la ciudad de México y nos encanta Acacias 38 pero nos topamos con la novedad de q no podemos ver algún episodio atrasado porque ustedes nos tienen bloqueados el acceso vía internet. Q pena, en verdad lo lamentamos. Saludos cordiales desde el otro continente
la madre de Cayetana no es Casilda , es FABIANA. Que llorona Teresa, yo sigo preferiendo la pareja de German y Manuela tenian mejor rollo y mas sympaticos.
Hay mire la mitad de la novela y ahora no me dejan verla por internet .que malos.
jajja ay cayetana con humildad que parecia un gato jugando con un raton ,que risa, menuda es cayetana y la mosqita muerta de humildad menuda bicha yo creo que casilda no tubo reparos en poner a su hija en el puesto de la verdadera cayetana porque deben ser hermanastras
Humildad es una bruja,muy modosita pero se muere de. celos por Teresa . Mauro no la conoce y ella dándole pena se cree que le tiene dominado. Ya se dará cuenta y verá su error.
cuidado, Mauro! Humildad non es como crees!
Ya se acabò el amor de Mauro por Teresa? Es muy frio con ella y es Teresa la que le pide de abrazarla. Mauro ahora quiere Humildad? Habla de ella como la mejor mujer de el mundo!
Teresa y Cayetana hermanas en la maldad, buscan víctimas inocentes para salir con la suya, mis mismos método, de verdad no serán hermanas malvadas.