Viajamos con cara de póker (1)

Menuda cara debió quedársele al cónsul Perereira, el día que abrieron la tumba de Goya y vieron que estaba todo menos la cabeza del genial pintor. Francisco de Goya había fallecido enfermo y en el exilio en Francia 50 años antes, en 1828. En España nadie reclamó el cuerpo del artista, hasta que el cónsul español en Burdeos, Joaquín Pereyra encuentra por casualidad su tumba convertida en una ruina y decide trasladar los restos del genio a nuestro país. La historia de la cabeza de Goya es todo un thriller, que ha rescatado y contado en imágenes Samuel Alarcón. Pero si hay un personaje al que se le quedó cara de póker para siempre, ese fue Buster Keaton, el héroe de cara de palo de aquellas películas mudas en blanco y negro que es el protagonista de las recomendación literaria de nuestro librero de cabecera, Jesús Trueba. Lara López sin embargo nos recomienda un trío de ases y Julio Valverde la historia de una partida de póker jamás contada.