Toma uno   Marty Stuart , artista-residente 28/04/2019 58:59

Siguiendo los pasos de nombres tan brillantes de la música country como Kris KristoffersonVince GillAlan JacksonRosanne CashTom T. HallGuy Clark, o su propia mujer, Connie SmithMarty Stuart se convierte en el décimo sexto Artista-residente de la Country Music Hall of Fame and Museum. Marty realizará tres espectáculos temáticos en el Teatro CMA del museo los próximos 11, 18 y 25 de septiembre. Establecido en 2003, el título de Artista-residente de la institución rinde homenaje a un maestro musical que ha contribuido con un importante y significativo trabajo al canon de la música popular estadounidense.

John Marty Stuart nació en la ciudad de Philadelphia que pertenece al estado de Mississippi el último día de septiembre de 1958. Llegó a Nashville en 1972 buscándose un hueco en el mundillo de la country music. Tras casi veinte años de intentos, su firma con MCA le llevó a emerger con enorme fuerza gracias a Hillbilly Rock, el álbum editado en 1990 al que daba nombre una canción que se ajustaba perfectamente a sus intenciones. Marty Stuart pasó más de la mitad de su etapa juvenil junto a Lester Flatt y Johnny Cash, dos influencias individuales que han marcado una parte importante de su estilo. Compara sus años junto al primero de ellos con un periodo de educación en la high school. Respecto al segundo afirma que supuso su graduación definitiva. Pero su encuentro con Jerry Sullivan, de los Sullivan Family Gospel Singers, no puede pasar inadvertido. Allí entabló amistad con Carl Jackson y empezó a convertirse en músico. En realidad entró a formar parte de la banda de Flatt, los Nashville Grass, en el 72 contando con tan sólo 13 años. Su edad era la de un novato, pero su forma de interpretar la mandolina y la guitarra tenía una calidad estrictamente profesional. Cuando Lester Flatt murió en 1979, Stuart quedó musicalmente huérfano, pasando a tocar lo que él ha descrito como bluegrass‑fussion junto al violinista Vassar Clements y trabajando también al lado del mítico Doc Watson. Allí comienzan sus seis años de giras y grabaciones con Johnny Cash, una relación que se incrementaría al casarse con una de las hijas del "hombre de negro", Cindy. Además de Rosanne, en la docena de años en que Johnny Cash estuvo casado con Vivian Liberto, nacieron también Kathy, Cindy y Tara. Ninguna de ellas es conocida por sus inclinaciones musicales.

Marty Stuart pasó a formar parte de la banda de acompañamiento de Johnny Cash en 1980, dos años después de publicar su primer álbum, With A Little Help From My Friends,  para el sello Ridge Runner, conocido también como The Slim Richey Sessions. La relación se mantuvo entre ambos a lo largo de los años y podemos disfrutar de ella en esta versión conjunta de “Doin’ My Time” que puede escucharse en el álbum This One’s Gonna Hurt You, que Marty Stuart lanzó al mercado en 1992. En el 79 había aparecido su primer Lp en solitario en Ridge Runner que tituló With A Little Help From My Friends (reeditado en 1992 como The Slim Richey Sessions) y donde se incluyeron algunos acompañamientos estelares como el de Jesse McReynoldsBuddy SpicherRoy Huskey Jr.  o Lester Flatt. Allí estaba un medley de “Mistery Train”, la cara B del primer No.1 para Elvis Presley, y “Tiger Man” que cerró en 1969 el álbum Flaming Star del artista de Tupelo, convertido en otro de los referentes de Marty Stuart, aunque en este trabajo de debut el músico de Philadelphia derivó hacia el bluegrass. Los conceptos de individualidad de los mentores de Marty Stuart le formaron aún más que los musicales. Como ellos, suele basarse en un ritmo galopante, con toques ocasionales de bluegrass en los solos de mandolina que recuerdan a Lester Flatt y una palabra o dos enunciando a la manera de Johnny Cash.

En 1982 decidió correr el riesgo de autoproducirse con el álbum Busy Bee Cafe para Sugar Hill. Los músicos que intervienen en el mismo atestiguan la reputación de Stuart como instrumentista: los hermanos Doc y Merle Watson en las guitarras, Jerry Douglas al dobro, Carl Jackson en el banjo y la participación muy especial de Johnny Cash en tres canciones. Cuando se publicaron los discos de homenaje Dressed in Black y Kindred Spirits: A Tribute to the Songs of Johnny Cash en el año 2002, muy poco antes de la muerte del legendario artista, Marty Stuart revivió aquella canción.

Pero su debut en una multinacional no llegaría hasta el verano de 1986, cuando Columbia editó un álbum con su nombre en el título, anticipado por el single "Arlene" que alcanzó el Top 20. Con este sello grabó un segundo trabajo, Let There Be Country, en el que intervienen Emmylou HarrisMark O'ConnorVassar Clements y J.D. Sumner; pero el disco no llega a ser editado, provocando un sentimiento de estancamiento en Marty que culmina, incluso, con su divorcio. Curiosamente, fué en 1992, con Marty Stuart convertido en una personalidad de la country music, cuando aquel disco vio por fin la luz.

Cuando en 1990 publicó su primer disco en MCA, Hillbilly Rock, Marty Stuart estaba capturando el empuje de Johnny Cash, la melancolía de Merle Haggard y el dramatismo de Joe Ely, convirtiéndolos en una mezcla explosiva. Por aquella época ya era un músico muy cotizado. Una gran variedad de artistas reclamaban sus servicios en los estudios y los conciertos: Willie NelsonEmmylou HarrisNeil YoungRoger MillerWaylon JenningsBob DylanBilly Joel y los Highwaymen, entre otros. Ahí estaba “Western Girl”, una colaboración a nivel de composición con Paul Kennerly, un músico y productor británico del Merseyside que siempre estuvo interesado por la country music, sacando a la luz dos proyectos conceptuales sobre la historia de Estados como White Mansions y The Legend Of Jesse James y convirtiéndose en un compositor muy popular. En aquella época estaba casado con Emmylou.

En el 91 Marty Stuart lanzó Tempted, una reafirmación en sus convicciones musicales y que le reporta éxitos en single del estilo de "Little Things""Till I Found You" o "Burn Me Down", además del tema central. Su vestimenta ‑modelos diseñados por Manuel y Nudie‑ y, sobre todo, sus textos y su forma de tocar definen perfectamente a un peculiar Marty Stuart, que alcanzó el segundo puesto de las listas vaqueras y el premio Grammy junto a Travis Tritt con "The Whiskey Ain't Workin'" y juntos realizaron una gira inolvidable titulada No Hats Tour. Aquella canción se convirtió en el tercer single del álbum del artista de Georgia, It's All About to Change, y no apareció en ningún álbum oficial de Marty Stuart, excepto sus recopilatorios.

Marty tiene probablemente una de las mejores colecciones de recuerdos sobre la country music, que ha ido reuniendo en el autobús con que se desplaza en las giras y que perteneció a Ernest Tubb. A veces utiliza durante sus conciertos una guitarra Fender Telecaster de 1954 con un doble mástil en el que incluye un steel guitar del mítico Clarence White, una Martin D-45 que fue propiedad de Hank Williams o una D-28 de Lester Flatt. En el otoño de 1996 realizó una exposición en colaboración precisamente con la Country Music Hall Of Fame And Museum titulada "Marty Stuart Presents: The Treasures Of Hank Williams" donde podían admirarse algunos de los objetos más preciados del mítico artista.

Marty Stuart ha contado con Mike Campbell, guitarrista y pieza fundamental de los Heartbreakers, para llevar la producción de Way Out West, ese viaje iniciático por la California más cósmica del veterano artista del estado de Mississippi junto a sus Fabulous Superlatives que, por el momento, es su última entrega discográfica. El artista nacido en Philadelphia, estado de Mississippi, se ha recreado en Way Out West, un último álbum lleno de cowboys, camioneros, surfistas y toda esa imaginería del salvaje oeste que tiene en California su punto de encuentro, inspirado en sus experiencias en el Mojave Desert. “Please Don't Say Goodbye”,  es una magnífica balada que se ha bañado en las arenas del desierto y en paisajes sonoros que le fueron propios a un mago de la producción como Lee HazlewoodEs la mejor manera de cerrar un programa como este.

Marty Stuart no venderá millones de discos, pero tiene la capacidad de hacerlos intemporales. Los nuevos artistas bien pueden seguir su ejemplo para que la historia de la country music no se pierda y, por el contrario, permanezca viva en el espíritu de sus continuadores.

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