Toma uno   El dorado palacio del pecado, 50 años después 09/02/2019 58:51

El country rock emergió en la década de los 60 y tuvo un desarrollo espectacular en su segunda mitad. Habitualmente, se trataba de jóvenes de la escena del rock que utilizaban instrumentos propios del country, con argumentos y estructuras habituales entre los compositores vaqueros. En aquella escena aparecieron de forma casi continuada dos discos que marcaron su trascendencia, aunque su repercusión popular por entonces fue escasa. Y en un corto espacio de tiempo, ambos álbumes han cumplido medio siglo de existencia. El nombre de los Flying Burrito Brothers fue una ocurrencia de Ian Dunlop, que no estuvo entre sus miembros pero que era un gran amigo de todos. La idea era fundir la country music con el rock, interesando a la audiencia de este último género por las tradiciones vaqueras partiendo de sus propias influencias personales. Y vaya si lo lograron, aunque a lo largo de la historia nunca han estado en una lista oficial de country.

En la mayor parte de las canciones de aquel trabajo, Gram Parsons y Chris Hillman cantaron al unísono, algo muy poco común en las bandas de rock de la época, pero habitual en las bandas de country y, sobre todo, de bluegrass. La pareja de músicos se había encontrado un año antes en los Byrds de cara a la publicación de un disco pionero del country rock: Sweetheart Of The Rodeo. Hace medio siglo resultaba especialmente contradictorio que una banda de la Costa Oeste abrazara el country y el bluegrass. Los Flying Burrito Brothers surgieron de las cenizas de los Byrds, que acababan de editar Sweetheart Of The Rodeo y donde habían militado Hillman y Parsons. Sin embargo, aquel álbum seminal, sin embargo, había sentado las bases del country rock country con una colección de temas originales y versiones de de canciones de Cindy WalkerMerle Haggard y los Louvin Brothers, artistas favoritos de Gram Parsons y la antítesis de lo que por entonces se entendía como el espíritu del rock. Por supuesto no eran influencias que estuvieran de moda.

Cuando los Byrds regresaron a Londres para tocar en el Royal Albert Hall a primeros de Julio del 68, con Sweetheart Of The Rodeo recién terminado,  Gram Parsons hizo público que no pensaba acompañar al grupo para una gira que debía comenzar de forma inminente por Sudáfrica alegando su disconformidad con las políticas de apartheid. Se quedó en Inglaterra flirteando con los Rolling Stones y siendo compañero de juergas de Keith RichardsPhil Kaufman, que trabajaba con ellos, había encontrado a Parsons en aquel año 68 cuando volaba con Keith a Estados Unidos desde el sur de Francia. Los Stones estaban trabajando en "Beggars Banquet" y quedaron para escuchar discos de country. De aquella sesión nació un tema como "Country Honk" que pasaría a convertirse en “Honky Tonk Women” y que con contó con Byron Berline al fiddle.

Aquel primitivo trabajo contaba con dos versiones que esta vez no incidían directamente en la country music, aunque se quedaban en las influencias del estado de Tennessee, yendo de Nashville a Memphis. Ambas estaban compuestas por la dupla formada por Dan Penn y Chips Moman. La primera, “Do Right Woman”, que exigía a los afroamericanos respetar a las mujeres como iguales y olvidar la creencia común de que este es "un mundo de hombres", había sido publicada en single por Aretha Franklin en febrero del 67. Por su parte, "Dark End of the Street" trata sobre el noveno mandamiento y el deseo de la mujer de otros, en una lucha continua entre ángeles y demonios. Son dos de los más perfectos ejemplos de la fusión del soul y el country a la que Gram Parsons se referiría a menudo como "Cosmic American Music”.

The Gilded Palace Of Sin analiza y diferencia la tentación de la salvación, la maldad de la justicia, pintando una imagen de una América en la que se podría confundir fácilmente una con la otra. Y de forma sorprendente para muchos la country music se convierte en el vehículo ideal para explorar ideas sobre la violencia, el consumismo, el amor libre y, de forma mucho más amplia, la noción de pecado. Las contradicciones de la sociedad estadounidense, que se han repetido con frecuencia, habían llevado a una mayoría silenciosa a poner en la Casa Blanca a Richard Nixon en 1968. Musicalmente hablando, la llamada contracultura encontraba puntos de unión con el country, de evidentes tintes conservadores, para protestar contra la guerra y las diferencias sociales. Ninguno de los discos de los Burrito volvería a tener una connotaciones tan políticas ni sus canciones tendrían tanta motivación por el descalabro moral. Su continuación, Burrito Deluxe, editado en 1970, es un disco magnífico, aunque no alcanzó el nivel de este Gilded Palace Of Sin, que destilaba olor a azufre. Gram Parsons abandonó el grupo poco después de la publicación del segundo disco de la banda y se centró en su carrera en solitario que nos llevó por los caminos de una América oscura y mitológica.

Los Flying Burrito Brothers son vitales para el desarrollo de una faceta fundamental del country y hay que remitirse al grupo original para comprender muchas de las razones de los llamados nuevos tradicionalistas dentro del género. La banda había nacido tras una gira desastrosa de los Byrds por Sudáfrica, en la que el roadie Carlos Bernal tuvo que sustituir a Gram Parsons, que se negó a trasladarse alegando su oposición a las leyes del apartheid. Chris Hillman estaba totalmente frustrado y optó por dejarlos también para formar los Burrito con el propio Parsons. The Gilded Palace of Sin fue el primero y más brillante de los trabajos editados por un cuarteto que rezumaba vitalidad con las personalidades de Parsons y Hillman, que recuperó la guitarra tras su paso por los Byrds como bajista, un instrumento que ahora corría a cargo de Chris Ethridge. Completando la formación estaba la mesura del pedal steel de "Sneaky" Pete Kleinow.

La mayor parte de las canciones que completaron The Gilded Palace Of Sin fueron escritas por Gram Parsons y Chris Hillman en una casa en el valle de San Fernando apodada "Burrito Manor". Aquellos hippies vestidos por el diseñador Nudie Cohn fundieron como nadie los sonidos más enraizados, como el country, el folk y el góspel, con el rock y el soul. Su líder lo llamaba Cosmic American Music. Hoy, medio siglo después, nos hemos adentrado de nuevo en "el dorado palacio del pecado" para recuperar aquellas esencias que, por suerte, aún permanecen con la intensidad suficiente.

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