La deformé porque era mía

Hablamos de una terrible manifestación de la violencia de género: los ataques con ácido, que no matan pero provocan terribles heridas y deformaciones. No buscan la muerte de la víctima sino la humillación. En Asia se han convertido en un triste hábito que está en la base de disputas económicas y sentimentales de todo tipo. Desgraciadamente también en España tenemos un caso reciente, el de Mari Ángeles Ruíz, que fue rociada con ácido por un sicario pagado por su marido.

Además hablamos de La zona segura, un libro de Maribel Maseda, que explica cómo regresar a ese lugar protegido después de haber sufrido malos tratos.

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