En barrios como Malasaña, en Madrid, nos encontramos hasta 36.000 balcones, la mayoría llenos de macetas vacías. Para cambiar el color de estas fachadas y teñirlas de verde, Laura Pinto y Nuria Sáenz, ingenieras agrónomas que dirigen Rojomenta, una empresa de jardinería ecológica, acaban de lanzar el concurso Rebrota Malasaña. Esta iniciativa de educación medioambiental contempla un concurso para decorar balcones, ventanas y terrazas individuales; también un premio a la maceta más original y otro dirigido a los negocios de la zona que decoren tanto su interior como su exterior con plantas vivas. Incluye, por otro lado, talleres de huerta ecológica y paseos por determinados puntos verdes de la ciudad. Pretenden, así, devolvernos la conexión con los productos que comemos y animarnos a cultivar en pequeños espacios, una tendencia en alza en la que profundizamos esta semana.
