El blues, el rhythm and blues, el soul y el jazz deben buena parte de su explosión comercial y de su vigor productivo a la perspicacia empresarial y la intuición artística de un puñado de hombres de negocios
blancos: emigrantes europeos más o menos ilustrados, buscavidas desarraigados sedientos de fortuna, pequeños inversores sureños enamorados de los sonidos con carne y con alma… Tipos como los hermanos Leonard y Phil Chess, dos judíos polacos afincados con su familia en Chicago en el turbulento período de entreguerras, máximos responsables de la legendaria compañía Chess Records (1947-1975), referencia imprescindible en la historia de la música popular negra y uno de los catálogos discográficos más ricos y originales de la escena musical norteamericana.
