La radio estuvo allí, para contarlo, para narrarlo para que el aire se impregne de lo que pasa. La radio está allí donde pasa lo que se cuenta, testigo presente que certifica, que compulsa, lo que es de interés, por singular, por ínfimo o por ser tan grande que se convierte en elemento de la historia.
La radio está allí, donde se la espera para contar lo que no se debe o no se puede contar, porque perjudica a unos y beneficia a otros. Allí donde hay que contar qué está pasando solo con el poder de la palabra alimentada por la verdad.
La radio estará allí, en el tiempo que está por venir, cargado de historias que necesitan ser contadas al aire, para quien quiera escuchar, para quien necesite escuchar.
La radio estuvo, está y estará, donde sucede lo que sucede y también en el salón de casa, en el coche, en el teléfono, en el ordenador, en la red y en la mesilla de noche para ayudar a soñar.
La radio estuvo allí… Al calor de la radio.
