Planeta vivo   Nuestra huella en el mar 22/08/2016 02:37

Nuestra huella en el mar

Tirar una botella o una bolsa de plástico al mar es tan fácil como imaginar que el océano es un gran contenedor de basura y al segundo olvidarnos. El climátólogo y oceanógrafo del Imperial College de Londres, Erik van Sebille ha tenido la genial idea de crearnos un pepito grillo en la conciencia que es el seguimiento de nuestra basura plástica a través del espacio y tiempo. Y es que desgraciadamente ni las bolsas ni las botellas ni nada plástico que tiremos al mar desaparece y contamina durante décadas. Un equipo científico liderado por Sebille nos permitirá saber dónde estará dentro de cinco o diez años el residuo plástico que acabamos de tirar.

El equipo científico ha puesto en funcionamiento a través de Internet un mapa interactivo para visualizar el movimiento y alcance geográfico de nuestros vertidos plástico en los mares y océanos que provocan serios problemas en diversas especies marinas, sobre todo en tortugas y aves.

A partir de los datos acumulados durante años sobre las corrientes marinas y la presencia de residuos plásticos en todo el mundo, la página web Plasticadrift.org permite calcular donde puede haber ido a parar un residuo de plástico lanzado o abandonado en cualquier zona costera del mundo. Así, por ejemplo, un plástico que llega ahora a las playas de Huelva puede estar en unos años en el extremo oriental del Mediterráneo o el Caribe, mientras que una bolsa lanzada desde las aguas del norte de Londres puede alcanzar el Círculo Polar Ártico en sólo tres años.

Los responsables de este sistema indican que como ejemplo didáctico, el programa presenta el dibujo de un simpático pato de goma para que el usuario sitúe el origen del vertido pero recuerdan que el problema de los residuos en el mar no tiene nada de simpático. Casi todos los residuos plásticos que llegan al mar se mantienen flotando durante muchos años y, como se puede ver en el mapa interactivo, los resultados de la contaminación son profundamente tristes y lamentables.

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