Música y significado   WAGNER: Tannhaüser 06/05/2016 59:36

Hoy hacemos el tráiler de la ópera "Tannhaüser y el torneo poético de Wartburg". Empezamos haciendo una acerba incriminación estética de esos montajes de la Venusberg con apariencia de club de carretera, que Wagner no necesita para llenar el teatro (tal vez otros "contemporáneos" sí, para conseguir que vayan 300 personas o así). Yo creo que se han hecho hasta despedidas de soltero en ciertos Tannhaüsers. En fin, qué escándalos, hombre... Y ya entramos en materia: la contraposición entre el amor puro y el amor sensual, entre Elisabeth y Venus. El mundo de Venus es poderosamente atractivo: sutiles cromatismos, sacudidas frenéticas y seducción rosácea. El mundo de Elisabeth es de nobles trompas caballerescas, la firmeza de las fanfarrias, el himno de los invitados en el Wartburg, cantos casi mendelssohnianos, la estrella de la mañana a la que canta el buen Wolfram, etc. (Son las mismas dos fuerzas espirituales que se opondrán -más estilizadas- en "Tristán e Isolda".) Y por la escena transcurre el gran canto de los peregrinos, con su himno de conversión y con el tema de la contrición, mensajeros de la regeneración espiritual. El canto de un niño-pastor en el bosque inicia el proceso. Tannhaüser tiene que escoger. En el torneo de trovadores casi se la juega. El landgrave le manda ir a Roma para redimirse. Pero el excesivo rigor del Pastor de Roma acaba con sus esperanzas. Wagner, protestante, critica así el absurdo monolito medieval de Roma (además cita por primera vez el "Amén" de Dresde). En Roma no estaba la redención. Es el amor de Elisabeth, desde la eternidad, lo que redimirá al transgresor, cuando el báculo pontificio florezca, en manos de los peregrinos. Feliz redención por amor, queridas amigas, queridos amigos.

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