WAGNER: El oro del Rhin

Todo empezó con un leeento arpegio de Mi bemol mayor, el leitmotiv de la Naturaleza, en las profundidades de la tierra, que engendró al río Rhin, fuente de toda vida, guardado por las Tres Ninfas con su leimotiv tan mañanero. Ese equilibrio lo rompió el gnomo/nibelungo Alberich (con un leitmotiv tan horrísono como él -o casi como Schoenberg-) que descubre un oro mágico en el fondo del Rhin y lo roba (el leimotiv del oro es un resto de aquel arpegio primordial). Arriba, la familia de dioses de Wotan y Fricka se preparan para entrar en el majestuoso Walhalla (su leitmotiv es un hermosísimo coral de metales), construido por los gigantes Fafner y Fasolt (leitmotiv pesante). Le exigen como pago a su hija Freia (que cultiva las manzanas de la juventud). Wotan se niega, y les promete el oro mágico del Rhin, pero ellos se llevan a Freia como prenda. Así que Wotan y Loge (semidiós del fuego, leitmotiv vibrante) descienden al Nibelheim (la morada de los gnomos/nibelungos, leitmotiv de la forja) donde el feo Alberich esclaviza a sus congéneres y donde ha creado un anillo de poder con ese oro, y un yelmo mágico (leitmotiv misterioso). Wotan le quita el anillo y se lo da a los gigantes. Aparece Erda, la diosa de la tierra (leitmotiv de la naturaleza en modo menor) y advierte a Wotan que ese anillo taerá la perdición de su estirpe... Y Alberich maldice a quien posea el anillo. Eso tiene su efecto: el gigante Fafner empieza matando a su hermano Fasolt. Finalmente, los dioses (Wotan, Fricka, Donner dios del trueno, Freia, Froh dios de la primavera...) entran sobre un arco iris al majestuoso Walhalla. Todo parece que acaba estupendamente... Peero... Nos quedan tres óperas más, queridos y queridas. Wagner: ¡la música de nuestras cavernas, nuestros rencores ocultos, nuestros gnomos acomplejados, pero también de nuestros amaneceres heroicos, nuestros Walhallas y nuestros puentes en forma de arco iris!...