El equipo dirigido por Ramón Larramendi, inventor a su vez del trineo de viento, el único en el mundo, ha vuelto con importantísimas muestras de calidad del aire, del funcionamiento de los satélites que gobiernan nuestros móviles o de muestra del suelo para saber cómo el cambio climático lo está modificando.
Además, traen novedosas imágenes de dos tormentas solares en el Polo Sur y han podido observar fenómenos tan maravillosos como los parthelios, a falta de auroras boreales. Han visitado una base científica que los norteamericanos abandonaron en 1969, Plateau Station, y han sufrido en sus carnes temperaturas de 42 grados bajo cero... saben que la falta de viento exaspera a cualquiera, pero demasiado pone en peligro la integridad del equipo.
El caso es que ya están aquí, sanos y salvos y preparando ya la próxima expedición también al Polo Sur... Así nos lo cuenta el propio Ramón Larramendi.
