Las cuñas de RNE   Eduardo Arroyo, afrancesado y apasionado de España 02/10/2019 00:37

Eduardo Arroyo es una de las figuras más internacionales del arte español contemporáneo. Su primera vocación fue la escritura pero se decantó claramente por la pintura en París, donde llega en 1958 huyendo de la España gris de esos años. También practicó otras expresiones artísticas como la escultura, la cerámica o la escenografía, y, además, la literatura donde mostró su carácter polemista y apasionado. Contrariamente a la corriente mayoritaria hacia la abstracción, Arroyo desarrolla su obra pictórica dentro de la denominada figuración narrativa; en sus cuadros se ocupa, en calve irónica, de la gran historia pero, también, de la anécdota, de la pequeña historia. Arroyo desarrolló en París su faceta política contra el franquismo y paticipó en la revolución de mayo del 68. también vivió en Italia y mantuvo contactos con dirigentes del PCI. Entre sus pasiones se encontraban el boxeo y los toros, en los que, a pesar de su violencia, reconocía un código de nobleza y de lucha del ser humano. Arroyo vuelve a España a comienzos de los ochenta con el fin de buscar un sitio en su país, esa España que fue su gran pasión forjada en sus años de exilio.

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