Pan y toros

Francisco Asenjo Barbieri, uno de los compositores que mejor supo captar el alma musical madrileña, es el autor de Pan y Toros. La acción se sitúa en un merendero,  a orillas del Manzanares, junto a la casa y estudio de Francisco de Goya. En casa del pintor, Pepita, una intrigante aristócrata, posa para el artista. Aparece el corregidor y ambos, temerosos de la influencia en la Corte de la Princesa de Luzón, camarera mayor de la Reina, deciden desprestigiarla. Se prevén motines y para entretener al pueblo el corregidor prepara varias corridas de toros, habida cuenta de que es el espectáculo favorito del pueblo de Madrid. Al corregidor le llega la noticia de que, mientras la Princesa estaba de novicia en un convento de Sicilia, abandonó el claustro y, con falsa identidad, se dirigió a Francia para curar heridas de guerra a un apuesto capitán, y decide desvirtuarla. Llega el capitán Aranda, a quien la Princesa curó en Francia, y al salir de la casa un mendigo le pide limosna. No lleva dinero encime y le ofrece su capa. Al día siguiente aparece un muerto con el rostro irreconocible y, por la capa, todos piensan que es el capitán, pues es a él a quien querían asesinar. Cuando se están celebrando los funerales aparece el capitán, que por haber estado fuera no se ha enterado de nada, y se deshace el malentendido. Con la princesa y el capitán abrazados finaliza la zarzuela.