10 de junio y aunque todos estamos esperando verano, se resiste. En España vuelven a triunfar las nubes en el cielo y en algunos puntos lluvias y tormentas. Pero el tiempo escampa cuando llegan Kilómetros de radio a sus receptores, al menos eso es lo que pretendemos y ustedes juzgan. Para los más clásicos comenzamos con Dean Martin, que hubiese cumplido en estos días 101 años, seguimos con Nancy Sinatra y después su progenitor Frank Sinatra.
Será también de su gusto el tiempo de zarzuela. Claro que este domingo Federico Sánchez Aguilar, nuesto académico, muy a su pesar nos habla de revista, ya que allá por los años cuarenta del siglo XIX se impuso ese género y la zarzuela quedó un tanto arrinconada. Nos viene con "La Blanca doble" que llegó a tener hasta 2000 representaciones y se estrenó en el teatro La Latina de Madrid en 1947. Entonces se paga a gente para que aplaudiese la representación, pero también estaban los pateadores, que en grupo de veinte eran suficientes para que quitaran de cartel alguna que otra representación. El castizo Federico añora no haber estado en aquel entonces para conseguir entradas muy bajas de precio, como las que se ofrecían a "la clá" los que aplaudían. El nombre de Blanca doble, es porque hay dos mujeres Blanca y Blanquita que protagonizan la obra de Enrique Paradas y Joaquin Jimenez, letristas, con música de Jacinto Guerrero. El chulo Perico Lozoya se casa con Blanca, propietaria de una tienda de lencería, por su dinero. Ella deja el negocio en manos de su sobrino Melitón para poder viajar con su esposo. Este se tropieza con Blanquita, una artista de "varieté" que aspira a ser estrella y que acepta ser galanteada por Perico Lozoya a cambio del dinero que este promete darle, posibles que dice gestionar aunque son de su esposa. La historia se enreda por engaños e intereses, pero en resumen las dos mujeres cooperan para dejar al descubierto los engaños del chulo Lozoya, que como siempre terminará siendo perdonado por Blanca, su mujer.
En tiempo de tauromaquía, José Luis Carabías invita a Diego Ventura rejoneador que triunfó en las Ventas llevándose un rabo de toro, el primero que lo consigue, en toreo a pie ya lo había hecho Palomo Linares en 1972. Un trofeo muy difícil de conseguir, que no todos consideran que ha sido justo, pero que al rejoneador le supuso una tarde de felicidad. Todo empezó con el primer toro que le permitió soltarse, inspirarse para redondear la tarde montado con Nazarí que hizo disfrutar al público y al mismo por lo redonde de la faena realizada. Eso normalmente se sueña, pero no se consigue. Ahora con ese trofeo otro de los grandes rejoneadores como Pablo Hermoso de Mendoza, que ha rehusado hasta ahora torear con Diego Ventura, porque le pone nervioso que se acerque tanto al toro, quizá ahora tendrá que retratarse y compartir cartel. Lo que si nos cuenta Diego Ventura es que el cache ahora se ha igualado con los maestros del toreo a pie, pero lo que no se iguala es el gasto que tienen estos con respecto a los rejoneadores, ya que los caballos son parte intrínseca a ellos y su manutención resulta bastante más gravosa.
