Vangelis nos sirve de apertura para trasladarnos tras un viaje de cinco horas para embarcar en el oceanográfico Angeles Albariño a 30 millas de la costa Gadinata. Allí en el puente de mando tenemos a Ana Gil como una grumete más de una tripulación de 45 personas. Ana está allí para hablarnos de la segunda expedición arqueológica al pecio de Nuestra Señora de las Mercedes, que duerme los siglos hundido en esas aguas, pero cuyas bodegas fueron mancilladas, rompiendo ese descanso, por los depredadores de la empresa Odissey que arramplaron con sus tesoros que yacían entre los peces y algas, desde que cuatro barcos infleses le mandaron al fondo del mar en octubre de 1804. Cinco años de guerras en tribunales le costó al Estado Español que, con derecho internacional en mano, se reconociera que los depredadores debían devolver lo sustraído que tenía un solo objetivo el enriquecimiento de los propietarios de Odissey. Las 500.000 monedas de oro y plata, además de las más de doscientas vidas que quedaron sepultadas con el pecio, están compesadas con reconocimiento cultural e histórico por España, qu en estos momentos tiene cedida esa exposición de las riquezas de Nuestra Señora de las Mercedes en México y si nadie más solicita que se la cedamos por un tiempo, quedará expuesta en el museo arqueológico subacuático de Cartagena.
En esta segunda expedición el propósito es sacar un cañon del siglo XVI y una caja de plata, ambas documentadas en el Archivo de Indias, que sirvieron para poner vencer en los tribunales a Odissey y alertar a otros expoliadores que no pueden actuar de la misma forma y además Ana Gil nos cuenta como piensa hacerlo. Quieren además hacer un mapa de todo el pecio hundido para tener catalogado todo lo que yace en el fondo y saber si alguien se lleva algo que no le pertenece.
Con el repaso a la actualidad deportiva finalizamos esta segunda hora de Kilómetros de radio
