Con los escasos resultados de la cumbre europea Angela Merkel se ha visto obligada a cambiar su política de inmigración y ceder en parte a las exigencias de la CSU y su ministro del Interior, Horst Seehofer. Se crearán centros de tránsito en la frontera sur con Alemania desde donde serán devueltos los extranjeros que sean rechazados si previamente se han registrado en otro país europeo. Quedan muchas dudas sobre este acuerdo, como la respuesta de los socialistas del SPD también en el ejecutivo o la actitud de Austria, país fronterizo con Alemania y que hasta enero ostenta la presidencia de turno de la UE. Las intenta responder Mario Kölling, experto en Política Alemana, investigador de la Fundación Manuel Giménez Abad de las Cortes de Aragón y profesor de ciencias políticas de la UNED.
