Regresamos a un oxímoron de los viajes: atravesar África de norte a sur en SEAT 600. Y en 1971; es decir, sin GPS, sin teléfono móvil vía satélite, sin aire acondicionado, haciendo 24.000 kilómetros reales, de desierto, sabana y selva.
Luis Martín Artajo nos brindó hace un tiempo su recuerdo de la aventura. Ahora reunimos a todos los demás viajeros de aquel grupo de seis personas, excepto Juan Espinosa de los Monteros, ya fallecido. Son ellos, Álvaro Campos, coronel del Ejército de Tierra, que tenía 32 años en 1971, Antonio Izquierdo, arquitecto, decorador y pintor que tenía 28 años entonces, y Víctor Prim y Julio Alonso, que tienen en común ser economistas y empresarios, y que tenían ambos 21 años en 1971.
Con precisión militar Álvaro Campos, hizo un balance final de la travesía: 24.000 kilómetros recorridos, un 25 % por carretera asfaltada o casi asfaltada, un 45 % de arena y tierra, 1.500 kilómetros por pistas borrosas o de arena sin señalizar, un 30 % por pista ecuatorial, y 5.000 kilómetros de ellos por pistas de barro de selva lluviosa. Además, 12.000 kilómetros rodados de noche para esquivar las altas temperaturas.
Pero, pasados 43 años de aquellas jornadas, emerge, en palabras de Wordsworth, el motivo, quizá principal, por el cual los humanos contamos o escribimos sobre nuestro pasado: "Aunque nada pueda hacer devolver la hora/ del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores/ no debemos afligirnos, pues encontraremos/ fuerza en el recuerdo".
