Estudiar sí vale la pena. Esta es la conclusión a la que han llegado estos jóvenes que estos días asisten a clase con regularidad para acceder al grado superior y seguir formándose. Ya han cumplido los 18 años y durante la adolescencia decidieron dejar de ir al instituto para quedarse en casa o salir a la calle a trabajar de lo que fuera. Muchos vienen de familias con pocos recursos y estos chicos pensaron que podían ayudar con algo de dinero. Pero siempre eran trabajos poco cualificados que, al final, se acaban.
Y ahora se han dado cuenta, algunas ya son mamis con obligaciones que estudiar es el futuro y la única forma para acceder a un puesto de trabajo estable o, por lo menos, con más garantías. Por eso, esta vez sí que se lo están tomando en serio. Sus testimonios pueden servir para que los absentistas de hoy se den cuenta de los años tan valiosos que están perdiendo si no van a clase y se forman.
Porque ahora los jóvenes que tienen la posibilidad de recuperar esos años en el centro de educación permanente del Polígono Sur de Sevilla, son conscientes de lo difícil que es compaginar maternidad y estudios o la búsqueda de empleo con los exámenes.
