Hablamos de las pensiones en femenino, y toca salir a la calle porque son miles las mujeres jubiladas que reclaman unas pensiones dignas. Yo me uno a estas luchadoras incansables, abuelas la mayoría, para conocer su situación porque ellas han trabajado durante toda su vida dentro y fuera de casa y muchas sin cotizar durante muchos años. Sin ellas, muchos de los hombres no hubieran podido disfrutar de una familia ni de unos hijos. Sin ellas, no se aguanta esta sociedad. Sin ellas no habría residencias suficientes para albergar ni cuidar a sus mayores ni guarderías para tantos nietos sin recursos. Sin ellas muchas fábricas no hubieran podido existir ni funcionar. Sin ellas el tejido social se hubiera roto mucho más. Y ahora ven cómo no se valora todo ese esfuerzo, una vida dedicada a trabajar y a cuidar. Ahora les toca vivir pero dignamente. Ellas ya lo dieron todo. Y quien lo dude que mire hacia, atrás porque también tiene o tuvo una madre y una abuela. Las mujeres pensionistas ya pagaron su pensión por adelantado. Ahora es cuando deben recibir lo que abonaron de vuelta. No piden limosna. Piden lo que es suyo.
