Esta semana nos adentramos en la Bienal de Flamenco de Sevilla, pero nos metemos en las entrañas porque el que es flamenco lo es los 365 días del año más allá de los eventos concretos. Por eso conocemos la 'papita' de ese arte. Petete, Antonio Amaya, de la familia de los Amaya es un niño del barrio de las 3.000 Viviendas que como muchos otros chavales ha aprendido que se puede ser un Amaya o haber dado tus primeras 'pataditas' en el vientre de tu madre pero sin disciplina, orden y constancia no se llega a buen puerto. Son muchos los que se perdieron por el camino o nunca llegaron a subirse a un escenario porque se encallaron en la vida de las plazas y las calles de un barrio dónde el tiempo se ha parado y 'las ratas se comen a los gatos' como dice José, El Torombo. En el barrio es una persona muy especial para los chavales que le conocen como El Tito, por el cariño y respeto que le tienen. En la etnia gitana es la manera de mostrar ese respeto a una persona que valoran y a la que escuchan por su sabiduría. Y no es en vano porque El Torombo se los ha ganado a pulso.
