Hoy nos vamos de compras al súper con Javier que es celiaco y Arturo, padre de un niño con intolerancia al gluten. Comprobamos lo difícil y lo caro que resulta hacer la cesta de la compra. Las personas que sufren esta enfermedad reivindican poder tener más calidad de vida, comer a precios asequibles y poder elegir los productos adecuados sin necesidad de hacer un máster sobre qué producto está libre de gluten.
Cada día son más las personas afectadas y muchas no saben que son intolerantes al gluten porque los síntomas se pueden confundir con una mala racha o un intestino delicado. Por eso, desde asociaciones como Asprocese se aconseja hacer un diagnóstico adecuado a tiempo para evitar males peores.
Otra cuestión es dónde se atreven a comer con la garantía de que los alimentos no han sufrido una contaminación cruzada porque, por ejemplo, una tapa que en principio no lleva gluten si encima le echan unos biscotes de pan con gluten ya está contaminada.
Comer es una necesidad y no un lujo, como ellos mismos comentan, y para ellos hoy por hoy, su única medican es una dieta limpia de gluten
