Un grupo de hombres y mujeres de Equo, ecologistas y amantes del medioambiente, se ha reunido en un paseo de hormigón frente al río Guadalquivir para reivindicar que los espacios públicos sean lugares para vivirlos y disfrutarlos. Porque en una ciudad como Sevilla dónde desde el mes de junio se sobrepasan los 40 grados, acaban de inaugurar algo parecido a una pista de aterrizaje, como comentan los presentes. No hay árboles y los pocos que había los han quitado, no hay bancos, las farolas antiguas también han desaparecido y lo que queda es mucho hormigón junto al río. Son espacios que se pagan con el dinero de todos pero que no están hechos ni se han construido para todos, más bien para nadie como ocurre con algunos aeropuertos fantasma, estaciones de viajeros o infraestructuras millonarias que no tienen ningún sentido. Mientras, no hay dinero para acondicionar hospitales o colegios.
Para protestar los asistentes han venido con sombrillas de playa, gorros, crema solar y todo tipo de atuendo playero por construir este espacio hostil que no está pensado para las personas.
