Ana y Joan se complementan muy bien. Ella es muy extrovertida y dicharachera, él es más bien serio y organizado pero los dos son de talla y eso también les une porque se pueden mirar a los ojos, pueden hablarse sin levantar la cabeza ni subirse a un taburete. Los problemas o dificultades de uno también son los del otro. Los dos buscan soluciones prácticas que les facilite el día a día en un 'mundo de grandes' como dice Ana. Nacieron con acondroplasia y desde pequeños han tenido que ir superando etapas, la de la adolescencia es de las más duras porque el físico en ese tiempo importa y mucho. Pero no es sólo un reto emocional convivir con esta discapacidad también requiere cuidarse especialmente porque la salud se resiente y la atención o los controles médicos son constantes.
