Esta semana la asociación contra la exclusión social Alambique nos pone de manifiesto las dificultades que tienen las familias asturianas para que se les conceda y se haga efectivo el salario social. Es una de las últimas, ultimísimas, prestaciones que queda cuando ya se han agotado las restantes.
Son situaciones de urgencia, cuándo ya no hay para pagar ni el agua y difícilmente se puede comprar para comer. Y en este pequeño local pero muy apañado y lleno de libros y panfletos informativos, se atiende a todo aquel que necesite asesoramiento porque los vericuetos legales no siempre son fáciles de entender. De hecho, la ley ofrece y garantiza, teóricamente, esta ayuda pero en la práctica las demoras son enormes y las trabas administrativas hacen que sean muchas las personas que se quedan atascadas durante el proceso. Por eso desde Alambique se informa de los derechos que tienen los ciudadanos y les acompañan en su denuncia pública.
Combatir la falta de información que existe y crear nuevos modelos sociales y económicos, más comunitarios, son algunos de los retos de esta asociación.
