Bienvenidos a un bosque habitado por los santuarios del bosque.
La etimología de la palabra druida no es clara muchos autores la han traducido como “sabiduría del roble”. Dice, además, Ignacio Abella, que sí sabemos que gran parte de sus cultos y conocimientos estaba inspirada en la naturaleza y en los árboles, hasta el punto de que podríamos decir que la universidad de los druidas era el bosque en el que tenían lugar sus encuentros, rituales y enseñanzas.
El imperio romano perseguiría a los druidas y más tarde la iglesia romana consumaría su disolución. Pese a la despiadada tala de los árboles sagrados para instaurar la nueva religión, son muchos los santuarios del árbol que han sobrevivido hasta nuestros días, por todo el Arco Atlántico europeo. Más o menos cristianizados mediante la edificación de iglesias y ermitas aledañas, podemos contemplar aún los árboles centenarios que ocupan los mismos lugares de culto de sus antecesores. San Bernardo de Clairvaux decía no haber tenido otros maestros que las encinas y las hayas y afirma asimismo en una carta que encontraba más inspiración y sabiduría en los bosques que en los libros.
Hoy te invitamos a adentrarte en aquella corriente espiritual relacionada con la naturaleza que recorrió toda la Europa medieval. El ciervo se convirtió en emblema de esa sabiduría que se encuentra en los senderos angostos que conducen a los desiertos anhelados por eremitas y sabios, los lugares boscosos y apartados.
Mientras el mundo civilizado tiende a cimentar sus doctrinas mediante escritos y templos de piedra, la tradición oral se conserva viva y mantiene las raíces que nos unen a la tribu y la propia tierra… Y lo hacemos con la Comunidad del Bosque: Ignacio Abella, Fernando Fueyo, José y Bernabé Moya, Rosa Villalba, Mar Verdejo Coto, Raúl de Tapia y Óscar Prada Campaña y la inspiración musical de Loreena McKennitt.
Así que cierra los ojos, déjate habitar por las creencias y la relación con los árboles de otros tiempos y tierras y respira profundo en un viaje trascendente en el tiempo, trascendente y legendarios peo territorio conmovido… ¡Arriba las ramas!
