Dedicamos El bosque habitado a uno de los más grandes conmovidos del reino mundial: Eduardo Galeano. Porque estamos en deuda con él, porque nos confesamos hereded@s de su legado, porque nos ha dado forma como programa y como seres de intención.
Y, como las tribus ancestrales que nos sirven de ejemplo, hoy vamos a cantar su canción. La canción y los cuentos de Galeano. Porque cantando su canción, asentamos nuestra identidad, el camino donde todo crece y florece… Como en La memoria del fuego. Así que contamos con otro conmovido, el Contador del Bosque, Gustavo Duch, autor de Mucha gente pequeña, para rendirle homenaje, a él, quien luchó para destacar en la primera plana a los sin voz, o como él decía, a Los Nadies.
No te imaginas de la historias de árboles que escribió Galeano, porque, como todos los grandes hombres y mujeres, defendió a los ramificados, sabía de la importancia vital de lo invisible, como las raíces que nadie ve, pero que nos nutren… Los árboles recuerdan...
Hoy Galeano se materializa en nutriente de esa red de raíces que habita por debajo del humus y que recorre todo el planeta dando la vida.
Seremos imperfect@s. Seremos los Nadies, los Ningunos, los Ninguneados... Porque la gente de pueblo somos hombres y mujeres de palabra, Hijos de la Tierra, l@s paisan@s planetari@s del creador de Patas arriba, La escuela del mundo al revés y Bocas del tiempo.
Como Fernando Fueyo, Raúl de Tapia, Ignacio Abella, Óscar de Prada Campaña y Antony Hegarty. Porque la Comunidad del Bosque también está hecha de historias y de canciones.
