Bienvenid@s a un bosque habitado por la evolución de la comunidad humana en su vinculación con la naturaleza y con su propia naturaleza.
En un corto periodo geológico, nuestra civilización ha desarrollado una complejidad social y comunicativa que parece haberse adueñado del planeta, en una relación amor-odio… ¡Amar, a la vez que maltratar, a la Naturaleza!
Y es que en este extraño y misterioso fenómeno humano, las reflexiones y el ejemplo de ideólogos y científicos como Emilio Blanco, maestro de Etnobotánica, nos colocan, como dice Yayo Herrero, en el centro de la vida. Porque, además de humus, de savia, de tierra… somos materia pensante y podemos decidir y redecidir y cambiar y transformar también lo que no está bien en algo bueno. Mira, como humanidad debemos dejar de ser una plaga y mirar y aprender más del mundo vegetal, y del animal, como Homo sapiens debemos dejar de azotar al planeta que nos cobija…
Fijarnos en Emilio Blanco, escucharle, leer sus libros, aprender con él durante sus paseos etnobotánicos nos devuelve la pasión y la sensatez, la admiración por la sabiduría y el reconocimiento de lo que verdaderamente importa. Somos una especie más, seamos dignos de serlo.
Sí, vuelve la Etnobotánica… Vuelve porque la necesitamos más que nunca y no es difícil regresar a ella, porque… en el fondo… todas y todos somos más indígenas y estamos más ligados a la tierra y de lo que ella crece, de lo que creemos.
Y crecemos con la sabiduría verde y bondadosa de las reflexiones del maestro Emilio Blanco, de Mar Verdejo Coto, de Gustavo Duch, de Raúl de Tapia que es Raúl Alcanduerca, de Ignacio Abella y de la Representante de la Comunidad Alada del Bosque, la bióloga de SEO/BirdLife, Arantza Leal Nebot en “Volando vengo”. Vuelos todos estos mecidos por los compases de Anni B Sweet…
Y ahora hunde tus raíces, tus ideas y tus esperanzas en el humus conmovido de tu paisaje natural más cercano, recupera la memoria de tus ancestros y el sentido común de tu conciencia y déjate seducir por el maravilloso mundo de las plantas, territorio indígena y territorio, sin duda, conmovido…¡Arriba Las Ramas!
