El bosque habitado   Érase la ceiba y su cronista Natalia Bolívar 09/04/2017 59:03

Bienvenid@s a un bosque habitado el único árbol que sobrevivió al diluvio, como dicen los habitantes de Cuba. Un árbol sagrado, habitáculo de orishas, egguns, antepasados negros y blancos. "Quien ose cortarle una sola rama a la Ceiba estará maldito". Y es que el respeto de l@s cubanos por su árbol nacional es ejemplo de defensa de la naturaleza, de la identidad, de los seres vivos con raíces y del mundo que nos toca habitar. Es la Cebia, Iroko. 

Nos sumergimos en la acogedora casa de Natalia Bolívar en La HabanaCuba. Escritora, etnóloga, antropóloga, pintora, experta en religiones afrocubanas, directora de varios museos y cronista de los árboles cubanos, especialmente de la Ceiba. Hasta allí llegamos en busca de nuestras raíces, empujad@s por la emoción y la sed de conocimiento de Ignacio Abella. Entre pájaros, perros, pinturas, imágenes de religiones afrocubanas, familia y mucho café colado, hablamos y aprendimos de esta extraordinaria mujer y nos empapamos de su belleza. Acompañados por su hija Natasha, comenzó a surgir este programa, cuyo sonido habita un potentísimo y antiguo ventilador ciclón que competía con el canto de algunas aves tropicales autóctonas. Rogamos perdonéis la banda sonora un tanto accidentada pero repleta de humanidad y autenticidad.

Entre aves exóticas autóctonas, pinturas, imágenes sincréticas y la atmósfera de una estudiosa de la naturaleza en mutualismo con lo humano, hablamos con Natalia Bolívar de todo lo que nos urgía conocer y de su maestra, Lidya Cabrera autora de “El monte”, cuya presencia sentimos durante toda nuestra aventura cubana. O la de Alejo Carpentier, para quien la ceiba va más allá, es una filosofía, es el extenso monólogo en el enfrentamiento entre hombre y Natura. O las vibraciones que aún podíamos sentir de todos los esclavos del Congo y Angola que un día llegaron a la isla, o de los autóctonos indios arauak, o de los españoles finiseculares mezclados con sangre en el ADN actual de nuestros hermanos.

Nos dice Natalia que la Ceiba es el árbol que no puede morir, al que no puedes matar, porque si lo haces, “una estrella se desprenderá del firmamento”, que podemos pedirle tres deseos si la rodeas en el sentido inverso a las agujas del reloj (según constatan los antiguos informantes), que además, la Ceiba eleva al cielo las solicitudes que le formulemos y que en ella habitan todas las aves mitológicas afrocubanas. Es un árbol tan sagrado que los cubanos piden permiso para pasar por su lado, para pisar su sombra, porque representa a la misma Madre Tierra.

Y respetamos aún más si cabe a Iroko, gracias a las enseñanzas y los textos de Ignacio Abella, María del Rosario Florido, Pura del Prado y la propia Natalia Bolívar. Todo ello envuelto en la música afrocubana de Lázaro Ros y el Grupo Olorum.

Así que respira profundo, observa lo que crece a tamaño gigantesco, atrapa las mil tonalidades verdes del vergel cubano y busca atávicamente dentro de ti. Puede que descubras que tú también eres cubano. Prepárate para vivir durante una hora como si estuvieras en El Caribe. Sin duda, territorio conmovido ¡Arriba las ramas!

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